Capítulo 26

—Arruinas el momento Fred —se quejó el castaño sacando al más alto de sus pensamientos —Vamos a cenar —el castaño tomó su mano dedicándole una bonita e inocente sonrisa que logró que el azabache sintiera un calorcito en su estómago y recorrer su cuerpo entero, acumulándose en sus pálidas mejillas.

Ambos llegaron a la cocina al mismo tiempo que la madre de Freddy había terminado de poner la mesa; la cena pasó con tranquilidad, entre una conversación trivial acerca de la jornada que habían tenido, aunque claramente no mencionaron todos los sucesos tan raros que habían vivido, se limitaron a inventar una pobre escusa de que uno de los maestros que debía ser juez se enfermó y tuvieron que posponer, pero que habían decidido ocupar el tiempo en ensayar para el evento.

—Me alegra mucho que estén tan entusiasmados, ¿Son de la misma banda? —preguntó la señora una vez los menores terminaron de explicar todo lo que supuestamente habían hecho durante la tarde.

—Sí, Fred canta muy bien —dijo Freddy sonriendo a su madre y causando que el pelinegro casi se atragante con el bocado que tenía en su boca pero se recuperó de inmediato, no quería hacer el ridículo frente a la mamá de Freddy.

—Oh, ¿De verdad? Mi hijo también canta, aunque dice que prefiere ser la guitarra, por lo que me ha contado —dijo la señora sonriendo al de pálida piel.

—Lo sé, canta muy bien a decir verdad, él también canta en los ensayos —dijo Fred mas calmado, causando vergüenza en el castaño al oír un cumplido de parte del mas alto.

—¿Verdad que sí? A mi Freddy le da pena cantar en público desde hace tiempo, pero lo hace muy bien —dijo la mujer orgullosa de su hijo y el talento que tenía —Me gustaría escucharte cantar alguna vez, Fred —la señora sonrió, lo que provocó en Fred cierta vergüenza.

—¡Te sorprenderá! Es increíble —dijo Freddy sonriendo y mirando a Fred, quién no tardó en sonreír de vuelta, contento de escuchar cumplidos de Freddy dirigidos exclusivamente a él.

—¿Para cuando reprogramaron el evento? —preguntó la mujer repentinamente —Me encantaría ir a verlos.

—¡Es la próxima semana! —dijo el castaño emocionado ante la idea de que su mamá quisiera ir a verlo.

—Bien, lo tomaré en cuenta, ¿Tu amigo Springtrap estará allí también? —Fred borró su sonrisa al escuchar ese nombre, ¿La madre de Freddy preferiría al pulgoso ese antes que a él?

—Sip, él tambien canta muy bien —dijo Freddy sonriendo —Pero él está en otra banda, son muy buenos.

—Me imagino, mucha suerte a ustedes —les dió una linda sonrisa que Freddy correspondió enormemente, mientras que Fred hizo el esfuerzo por corresponder con una sonrisa, tratando de ignorar el malestar que sentía.

—¡Gracias mamá! —dijo Freddy entusiasmado, sin ser consciente de los debates internos de Fred.

—Bien, me tengo que ir cariño, volveré en unas horas, llámame por cualquier cosa ¿De acuerdo? —dejó los platos sucios en el fregadero y se dirigió de regreso con los chicos.

—Sí, nos vemos —la señora se acercó a ellos, dejó un beso en la cabeza de Freddy y con una sonrisa se despidió de Fred, pronto se escuchó como cerraban la puerta.

—¿A tu mamá le agrada el vagabundo aquel?

—¿Eh? Ah, Spring, sí, bueno, cualquiera de mis amigos le caería bien —dijo el castaño restándole importancia.

—Si supiera lo que soy seguramente me odiaría —dijo el azabache pensando en que ese buen trato sería diferente si la mujer realmente supiera quién o qué es.

—No pienses en eso, lo importante es que te dejó quedarte; tenemos que buscarte un lugar donde puedas quedarte —al pensar en eso el de ojos azules sintió como se encogía su estómago, era raro pensar en que extrañaría a ese idiota.

—... Supongo que tienes razón —admitió el azabache mientras se levantaba para poner sus platos en el lavadero.

—Le preguntaré a Fox, quizá quiera darte posada —dijo el menor pensativo.

—Hm...

—Oye... ¿Quieres ir a la escuela? —preguntó el castaño indeciso.

—... ¿Puedo ir?

—Claro que sí, solo tenemos que sacar tus papeles e inscribirte y estará listo —dijo el castaño.

—Me gustaría...

—Genial, mañana nos haremos cargo de eso.

—Sí, perfecto, entonces... ¿Cuándo le dirás al poste andante sobre si me puedo quedar con ellos?

—Le mandaré mensaje ahora —dijo tomando su celular y buscando el número del pelirrojo.

.
.
.

—¿Hm?

—¿Qué sucede Fox? —hacía unos diez minutos que habían vuelto a casa, la albina salió a dar una vuelta y ellos decidieron ver la tele un rato, los que trabajaban en la construcción de su hogar se habían ido hace rato, así que podían tener un poco de privacidad.

Se habían recostado en el sillón, el rubio echado encima del pelirrojo, los dos emanando pereza por cada poro de su piel; Fox había recibido un mensaje minutos después de haber empezado una película cualquiera en la TV.

—Freddy me envió mensaje —explicó el pelirrojo con simpleza.

—¿Qué dice? —preguntó el rubio con curiosidad infantil.

—No seas chismoso Golden —dijo el pelirrojo con una sonrisa burlona haciendo que el menor hiciera un adorable puchero.

—Anda, dime —exigió el menor estirándose un poco, tratando de ver el celular de su pareja.

—¿Para qué quieres saber? —dijo estirando el brazo para alejar su teléfono del menor.

—Curiosidad —contestó deteniendo sus intentos por alcanzar el aparato, haciendo un puchero.

—Ah... Solo dice "hola", enano, mira —dijo cediendo a la adorable vista del menor y enseñándole la pantalla de su viejo celular, a lo que el menor sonrió, Foxy quitó el celular de la vista de su pareja y contestó con un simple saludo.

La pasiva
Activo

Hola Fox!

Hey

Oye... Crees que Fred pueda quedarse en tu casa un tiempo?


—¿Qué? Oh no, no, no, no —exclamó con el ceño fruncido al leer ese último mensaje —¿Qué a acaso piensan que mi casa es su hotel o qué?

—¿De qué hablas? —el rubio volvió a dirigir su atención al mayor al ver su extraña reacción.

—Mira —el mayor enseñó los mensajes al rubio quien no tardó en leerlos —¿Qué le digo?

—No lo sé, es tu casa después de todo —el menor le sonrió y casi derrite de ternura a su novio.

—Quiero tu opinión, ahora es tu casa también —dijo el pelirrojo devolviendo una suave sonrisa al rubio, acariciando sus cabellos suavemente.

—Por mi no habría ningún problema —dijo encogiéndose de hombros, contento con las caricias que le daba el mayor.

—Ah... Le diré que está bien entonces.

La pasiva
Activo

De acuerdo, pero si hace algún desastre lo echaré de mi casa >:v

Gracias!! Se comportará, y lo veré a diario

Sí sí, de nada pasiva, cuando se viene para acá?

Se puede ir mañana?

Seh, no hay problema

Bien, mañana lo llevaré, cuando consiga algún otro lugar para que se quede se irá de inmediato

Suena bien para mí, hasta mañana entonces osito

Adiós poste andante

El mayor sonrió con ese último mensaje, a lo que Golden se asomó a leer la conversación frunciendo levemente el ceño, algo que no pasó desapercibido para el pelirrojo.

—¿Qué tienes enano?

—Nada —desvío su mirada a lo que el mayor rodó los ojos, su novio no podía ser más obvio.

—No mientas brillitos, ¿Qué sucede? —apagó el teléfono y lo dejó de lado para mirar el rostro del rubio, este solo hizo un puchero y se acurrucó sobre el cuerpo del más alto —¿Es por los mensajes?

—... No.

—Sí que lo es —a veces el mayor no podía creer lo fácil que resultaba leer las expresiones del rubio —¿Estás celoso? —el rubio no dijo nada y apretó la playera del mayor, a lo que este sonrió ampliamente y con un sentimiento de cariño infinito hacia el rubio.

—No lo estoy —susurró el menor luego de un buen rato en silencio.

—Eres un mentiroso —Foxy lo apretó entre sus brazos y el rubio también lo abrazó con fuerza, se quedaron en silencio un buen rato —¿Qué quieres comer enano?

—Lo que sea está bien supongo —respondió el menor aún abrazando a su pareja, disfrutando del aroma tan agradable que tenía y del sonido de sus latidos.

—¿Qué tal unos tacos? —propuso el mayor sonriendo, el rubio le miró emocionado a lo que Foxy rió —Pediremos unos tacos —tomó el viejo teléfono y marcó el número de la taquería más barata que conocía.

Tiempo después estaban sentados comiendo y aún viendo la TV, su película había acabado hace poco y ahora estaban dando caricaturas y les dio cierta pereza cambiarle, además de que no estaba tan mal.

—Freddy dice que Fred llega mañana —mencionó el mayor una vez que estaban terminando de comer.

—Hm... ¿Dónde dormirá? —preguntó el rubio mientras lavaba los trastes, el pelirrojo se levantó y lo abrazó de la cintura poniéndolo nervioso.

—Deja eso, yo lo hago luego —dijo el pelirrojo inclinándose para apoyar su barbilla en el hombro de Golden.

—Puedo hacerlo —se quejó inflando sus mejillas.

—No digo que no —el pelirrojo le besó con dulzura un cachete y pronto el rostro del rubio se encendió en color rojo —Pero lo quiero hacer por ti.

—Déjame hacerlo esta vez —dijo agachando su mirada avergonzado, el otro suspiró y sonrió.

—Bien, la próxima es mi turno —dicho esto le dejó otro beso en la mejilla.

—No respondiste mi pregunta —le recordó el rubio una vez que se le pasó la vergüenza por lo mimoso que estaba su pareja.

—Ah cierto, supongo que puede dormir en el sofá —dijo el mayor sin pensarlo mucho, el menor rió —¿Qué?

—Nada, nada —dijo con unas suaves risas bailando en su voz y secando sus manos después de terminar de lavar para ver de frente a su pareja —Quizá debas dejarle la cama.

—No te haré dormir en el sofá —dijo el pelirrojo de brazos cruzados.

—No será tan malo Fox —dijo el menor rodando los ojos.

—Será incómodo para ti.

—No soy tan delicado —dijo con el ceño fruncido —Además, estaríamos más juntos, ¿Sabes? —dijo con una sonrisa sugerente y coqueta, el mayor tragó pesado.

—No me tientes enano.

—Anda, no se quedará para siempre y pronto tendrán un piso nuevo con más habitaciones —el rubio se acercó aún con la misma sonrisa al pelirrojo.

—Tendremos... —corrigió viendo a su novio que solo sonrió —Ah... Te estoy cumpliendo todos los caprichos enano —dijo en un suspiro para luego sonreír a su pareja —Bien, se quedará en la habitación si así lo prefieres —el rubio sonrió entusiasmado ante la idea de dormir tan juntos con el mayor.

No es como si él no se haya aferrado al más alto durante la noche, siempre terminaban durmiendo cómodamente abrazados, pero sentía que esto era aún más cerca y eso le encantaba, abrazó al pelirrojo con algo más de fuerza, el pelirrojo sonrió y devolvió el abrazo.

—¡Sí!

—Cuanto entusiasmo enano —dijo Foxy con una sonrisa enternecida, el menor rió avergonzado.

—Me gusta dormir contigo, eres una almohada muy cómoda —se burló el menor con una sonrisa de lado.

—¡Ja! Sé que te encanta dormir conmigo —dijo elevando las cejas en un gesto "seductor" pero terminó siendo más divertido que sexy por lo que el rubio se echó a reír.

—Por supuesto que sí, zorro tonto —dijo Golden con la risa bailando en su voz.

—Hm, tú también eres muy cómodo enano —dijo el más alto sonriendo.

—Lo sé, lo sé —dijo el menor presumido a lo que el más alto rió con fuerza.

—Presumida —dijo después de reír.

—Así me quieres —el rubio guiñó un ojo al mayor coquetamente, Foxy se sonrojo pero de igual manera sonrió.

—Por supuesto que sí doradito —le revolvió el cabello con cariño y el rubio solo rió.

Siguieron jugueteando un rato más, Mangle llamó más tarde diciendo que se quedaría a dormir en casa de Joy, y al día siguiente no tendrían clases, así que se la pasaron viendo películas al azar en la televisión.

Estaban mirando una película de terror muy mala pero que a ambos les divertía, se habían acomodado en el sillón quedando el rubio sentado con sus pies en el sofá y con el pelirrojo acostado sobre sus piernas completamente desparramado sobre el sofá, quejándose de lo mala que era la película.

Al llegar la hora de dormir ambos fueron a la habitación que ahora compartían y se cambiaron entre pequeñas bromas y comentarios sugerentes, el menor se metió entre las sábanas y el pelirrojo le imitó.

—Ah, aprovechemos la cama, a partir de mañana no la tendremos para nosotros —dijo el pelirrojo cuchareando al menor entre sus brazos.

—No será tan malo, además no durará para siempre  —dijo Golden mirando a su pareja y con una de sus manos empezó a dar caricias a la cabeza del mayor.

—Solo porque dormiremos muy juntitos en el sofá estoy accediendo —dijo el pelirrojo disfrutando de las atenciones en su cabello.

—Me alegra que hayas aceptado —susurró el menor sonriendo.

—Solo por ti —Foxy depositó un beso en la rubia cabellera de su novio disfrutando de su agradable aroma, a lo que el menor sonrió apenado.

Entre mimos y sonrisas ambos se quedaron dormidos, acurrucados el uno con el otro, en medio de un tierno y cálido abrazo lleno de cariño mutuo.

[Editado: 17/02/2021]

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