Capítulo 11
—Tranquilo doradito, dejaré que te bañes solito. Sí puedes, ¿No? —dijo con una sonrisa burlona a lo que Golden hizo un puchero sonrojado.
—Claro que puedo, zorro tonto —dijo el menor molesto y avergonzado.
—Oh vamos, no te enojes enano —dijo despeinando el cabello del menor —Ya, andando que lo que menos necesitas ahora es un resfriado, brillitos —dijo el mayor empujando con delicadeza la cabeza del menor en un gesto cariñoso.
—Sí, sí, ya voy —dijo, tomó valor de quién sabe dónde y se empezó a quitar la ropa, ni siquiera sabía porque le daba tanta vergüenza, ¡Ambos eran hombres! ¡Tenían exactamente lo mismo! Por dios, Golden que patético, se decía a sí mismo tomando valor para terminar de desvestirse con un pequeño sonrojo en las mejillas, aunque una pequeña vocecita dentro de él le hizo quedarse con sus boxers por mera dignidad.
El pelirrojo silbó, viendo el cuerpo del menor de arriba abajo.
—Vaya, todas esas revistas no mienten al decir que estás de infarto, doradito —dijo Foxy a modo de burla, comiéndose con la mirada, de manera inconsciente, el cuerpo semi-desnudo de su amigo.
—¡C-cállate idiota! —dijo el rubio con un prominente sonrojo que llegaba hasta sus orejas, Foxy rió con fuerza.
—Y al que le dicen rojo es a mí —dijo Foxy burlándose del sonrojo de su amigo —Ya, ya, ya, enano, deja de perder el tiempo y ve a ducharte o ambos vamos a pescar un resfriado —dijo mientras lo empujaba fuera de la habitación y lo metía al baño.
—¡El que pierde el tiempo eres tú! —dijo el menor en su defensa tratando inútilmente de esconder su sonrojo.
—Ajá —dijo empujando al rubio hacia el baño —Ya, apúrate enano —dijo metiéndolo en la habitación y dándole una toalla —Mira, ésta para la fría y... A olvidé que ya te habías bañado antes, bueno, si necesitas algo avísame, enano —dijo saliendo y cerrando la puerta del baño.
—Tsk, zorro idiota —dijo molesto y avergonzado el menor mientras se quitaba sus boxers y empezaba a ducharse con calma, y como normalmente hacia empezó a tararear y cantar mientras el agua caía sobre él, era relajante la sensación, hace unas horas se había duchado con un ardor recorriendo el cuerpo y con el cansancio a tope, pero ahora podía disfrutarlo un poco más.
No se demoró mucho, después de todo, sabía que su amigo también necesitaba bañarse, y a pesar de ser millonario y disponer de todo cuánto quisiera, derrochar agua no estaba en sus planes, salió envuelto con una toalla en la cintura y regresó al cuarto del pelirrojo.
—Vaya, pensé que te habías vuelto una sirena y que no ibas a salir nunca, doradito —dijo el mayor exagerado, con una sonrisa divertida y un tono burlón.
—No me tardé tanto —se defendió Golden haciendo un puchero y sacándole la lengua al mayor —Ahora tú métete a bañar, kilómetro parado, o te vas a enfermar —dijo mientras tomaba la ropa que estaba sobre la cama y empezaba a vestirse lo más rápido posible para evitar un poco la vergüenza de que su amigo lo viera desnudo.
—Bien, bien, ahora vuelvo —dijo el más alto saliendo de la habitación, tomando una toalla y segundos después el rubio escuchó la puerta cerrarse y el agua caer. Se terminó de vestir, colgó su toalla para que se secara y se recostó en la cama, no habían pasado más de diez minutos cuando el pelirrojo volvió a entrar al cuarto envuelto en la toalla y chorreando agua por doquier.
—Eso fue rápido —dijo el rubio sorprendido, sin moverse mucho de su lugar.
—Sí, bueno, yo no pierdo el tiempo cantando como si estuviera en pleno concierto mientras lavo mi cabello L'Oréal Paris —dijo en burla el más alto.
—¡¿M-me escuchaste cantar?! —dijo alterado y avergonzado el rubio —Y ya deja mi cabello en paz —dijo haciendo un puchero —Además, seguro ni te bañas bien, por eso terminas tan rápido —dijo sacándole la lengua en un infantil intento de hacer enojar al mayor.
—¡Ja!, solo no pierdo el tiempo y ya enano —con la carcajada del mayor, Golden supo que su intento por molestarlo había fracasado enormemente.
—Tsk, cállate, de todos modos canto hermoso —dijo volteando el rostro con toda la dignidad que tenía.
—Bueno, eso no puedo negarlo, tienes una voz muy linda enano —admitió el mayor mientras se secaba el pelo distraído y sin ver la reacción que causó en el menor con su sencillo comentario.
—G-gracias —dijo el rubio sonrojado y mirando el suelo.
—No agradezcas, es la verdad niño bonito —dijo con una sonrisa el mayor que ya se había puesto su ropa para dormir —Ahora hazte a un lado niño bonito, yo también quiero dormir —dijo Foxy acostándose al lado del menor en la pequeña cama individual.
—Estás muy gordo, no cabes —dijo el menor casi cayéndose de la cama por culpa de la falta de espacio.
—¡¿What?! Yo no estoy gordo vago, es puro músculo —dijo el pelirrojo arrogante mientras volteaba a ver el rostro del rubio.
—Pff, sí claro —dijo el menor rodando los ojos, no es que pensará que el pelirrojo era débil, por favor, no era idiota, solo le gustaba molestarlo y discutir con él.
—¡Eres un exagerado! Bien que cabemos los dos aquí, eres bien especial —se quejó exageradamente el pelirrojo.
—Claro que soy especial —dijo el rubio con suficiencia y una sonrisa arrogante.
—Eres toda una diva, Golden —dijo el más alto con burla al ver la actitud arrogante del rubio.
—¡Cállate! No soy ninguna diva —se quejó infantilmente el rubio, lo extraño era que sólo con Foxy se comportaba así, nadie más conocía esa extraña y adorable faceta del cantante, para todos era el calmado y relajado Golden Junior.
—Eres una pequeña y mimada diva, rubiecito —dijo el mayor sonriendo con burla.
—¡Hmp! —Golden se volteó con un puchero y le dio la espalda al pelirrojo en un gesto infantil para demostrar su "enojo".
—Ouh~, ¿ya te enojaste brillitos? —preguntó el mayor y el de ojos plateados lo ignoró —Anda, pero qué sentido eres —dijo el mayor pero el rubio siguió en su rabieta —Hey~ no te enojes Goldencito —dijo el mayor como si le estuviera hablando a algo muy tierno, rodeó con sus brazos la cintura del rubio para avergonzarlo y luego apoyó su barbilla en el hombro del menor para mirar su expresión.
—Q-quítate de encima —dijo el rubio mirando impasible al pelirrojo, quería parecer enojado pero su sonrojo y lo nervioso que se había puesto no ayudaba en nada.
—¿Por qué?, No hasta que se te quite lo enojado —dijo el pelirrojo mirando atentamente al rubio con una pequeña sonrisa por lo gracioso y tierno que se veía el cantante.
—N-no estoy enojado, zorro tonto —dijo el menor desviando la mirada del más alto para que no viera su sonrojo.
—Mírame entonces —dijo el pelirrojo en un susurro.
El rubio apretó los ojos fuertemente al escuchar la voz del pelirrojo chocar con su oído y un escalofrío recorrer su espalda, lentamente abrió sus ojos; giró para quedar de frente al pecho del de ojos ámbar, rehuyendo la intensa mirada del pelirrojo, el pelirrojo le miró con detenimiento, casi con fascinación y eso ponía de los nervios al rubio.
—¿Qu-Qué tanto miras rascacielos? —murmuró el menor desviando la vista a cualquier lado para evitar la mirada insistente del pelirrojo.
—Nada —el pelirrojo, en una especie de trance; tomó el rostro del rubio con una mano, apreciando la suavidad de la blanca piel, y claro, él siempre dice lo que piensa casi sin pensar —Tu piel es muy suave, Golden —susurró ensimismado el mayor, acariciando con sus pulgares la mejilla izquierda del menor.
—C-cállate —dijo el rubio avergonzado, cerró sus ojos disfrutando inconscientemente de las caricias que el pelirrojo daba en su mejilla. El rubio abrió sus ojos brevemente para ver al mayor y tratar de que lo deje de tocar con una mirada asesina, pero se quedó completamente atrapado en esos brillantes e intensos ojos que lo miraban con un sentimiento que el rubio no quiso interpretar.
El pelirrojo movió también su otra mano para acariciar la otra mejilla acunando el rostro del rubio que cerró los ojos ante la tranquilidad que le transmitían las caricias del menor.
De repente el mayor puso atención a los finos labios del rubio, pasó su pulgar sobre ellos; ante el gesto el menor se sobresaltó y miró con sorpresa al pelirrojo, que salió repentinamente de su ensoñación y apartó sus manos rápidamente con un sonrojo prominente en sus mejillas.
—Ah... Ahm... —el pelirrojo desviaba la mirada al igual que el avergonzado rubio —¡B-buenas noches Golden! —le dijo volteando el cuerpo para que el menor no viera su rostro.
—Bue-Buenas noches —dijo también dándole la espalda al pelirrojo con vergüenza y tratando de espantar ese extraño sentimiento de decepción que se instaló en su pecho; ambos chicos intentaron acallar los frenéticos latidos de sus corazones, luego de calmarse un poco ambos se entregaron al cansancio que los recorría.
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El pelirrojo abrió lentamente sus ojos al escuchar los alaridos del despertador, se despertó y fijó su vista en donde debían estar sus brazos, pero solo vio que sus brazos estaban enroscados alrededor de su rubio amigo, entró en unos segundos de pánico y con esfuerzo sacó uno de sus brazos, cuidando de no despertar al menor, para apagar el endemoniado despertador, miró el reloj, eran las seis con cincuenta de la mañana, demasiado temprano, es que comúnmente perdía mucho tiempo en las mañanas mirando al infinito y más allá, pensando en el universo y sus misterios por lo que siempre terminaba llegando tarde.
Colocó su brazo sobre sus ojos y el rubio que estaba en su otro abrazo se removió balbuceando algo intelegible, le miró con cariño y sonrió, no quería ir a la escuela ese día, quería quedarse ahí, junto al rubio y el calor que su cuerpo le brindaba, admirando la calma de su rostro mientras dormía, se había bañado la noche anterior así que tenía una preocupación menos.
Se dedicó a mirar con ensoñación el rostro de su amigo, recordó que el rubio quería ir a la escuela ese día así que, con todo la flojera del mundo, se dispuso a despertar al cantante.
—Hey, brillitos mágicos, ya levántate —le susurró acercándose a su rostro, es cierto que siempre que peleaban se acercaban inconscientemente el uno al otro, pero jamás había puesto verdadera atención a los detalles de su rostro y verlo ahí, tan tranquilo, le daba una extraña paz y despartaba un inxeplicable sentimiento de cariño —Ya despierta flojo —le dijo acariciando suavemente la frente del rubio, quitando los dorados mechones de la frente del menor, ante las caricias el rubio se movió un poco, disfrutando aún en su sueño el tacto del pelirrojo, Foxy se acercó a su oreja —Despierta~ niñito mimado —dijo, haciendo que Golden se estremeciera ante la sensación que recorrió su cuerpo, con pesadez comenzó a abrir sus ojos encontrándose con el color ambarino de los ojos del pelirrojo —Buenos días~ —susurró el mayor con una corta sonrisa en el rostro.
El menor parpadeo como si pensara que aún estaba durmiendo, después de enfocar su vista abrió grandemente sus ojos y el color rojo se apoderó de su rostro.
—Bu-Buenos días —dijo desviando su mirada, aunque al mirar hacia abajo notó la comprometedora posición en la que estaban; el pelirrojo tenía un brazo debajo de su torso, abrazando su cintura, además de que tenían las piernas enredadas con las del otro, y por si fuera poco sus manos estaban sobre el pecho del mayor.
Rápidamente apartó sus manos y el rojo de su rostro subió hasta sus orejas, causando fuertes risas en el mayor.
—Pareces un semáforo enano —le dijo Foxy con ganas de molestar al más bajo.
—¡C-cállate! —dijo Golden avergonzado —Y deja de abrazarme poste de luz, yo no soy tu osito de felpa —dijo tratando de zafarse del abrazo para poder calmar sus nervios, pero el pelirrojo no iba a cooperar con sus intenciones.
—Ouh pero si eres tan suave —dijo rodeándolo con ambos brazos en un asfixiante abrazo de oso, restregando su mejilla contra el sedoso cabello del cantante y haciendo avergonzar aún más al rubio.
—¡No soy un peluche! —se quejó todo avergonzado tratando de apartar al pelirrojo.
—¡Pero eres tan suave! —dijo Foxy apretándolo aún más contra su pecho —Eres aún mejor que un peluche doradito, además hueles rico —dijo olfateando la cabellera del menor, erizando completamente la piel de Golden y poniéndolo muy nervioso.
—Y-ya déjame, se nos hará tarde para la escuela Foxy —dijo el menor sonrojado apretando los párpados con fuerza.
—Mh... No quiero ir a la escuela —dijo el pelirrojo infantilmente —Quedemonos aquí los dos, ¿Sí?
—... —el rubio pareció pensárselo un poco, la idea de quedarse era tentadora pero... —N-no, los chicos se van a preocupar, ya vamos —dijo Golden nervioso por la cercanía y la fija mirada del otro hacia su persona.
—Pff, no se van a preocupar tanto —dijo Foxy restándole importancia, aún sin soltar la cintura del rubio y apegando un poco más al rubio hacia su pecho de manera inconsciente.
—P-pero... —el menor balbuceaba nervioso y tratando de soltarse de los fuertes brazos que lo tenían prisionero.
—Además, tus heridas aún no sanan del todo, mejor me quedo a cuidarte —dijo el pelirrojo mirando las vendas en el cuerpo del menor.
—Ya estoy mejor —dijo con un puchero el menor —No necesito que me cuides, además, yo quiero ir a la escuela —dijo el rubio alzando la vista para ver los ojos del pelirrojo.
—Ah... —suspiró el mayor viendo la determinación en los ojos plateados del cantante —Bueno, andando entonces —lo soltó del abrazo y ambos sintieron un extraño frío recorrer sus cuerpos —Pero igual te cuidaré de cualquier idiota, de eso no te salvas —dijo el pelirrojo sonriendo al cantante.
—Me parece justo —dijo el menor con una sonrisa cómplice.
[Editado: 09/02/2021]
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