22.- Pareja
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1062.
22.- Pareja
Rose volvió a casa cansada. Lo último que esperaba era tener aquella reunión tan lúgubre. Si Iván decidía dejarlos ¿qué sería de Kitty Section? Seguir adelante sin Juleka era complicado, pensar en hacerlo también sin Iván... Desde que Juleka se había ido parecía que todo se estaba desmoronando a su alrededor.
Juleka. No la había llamado. La última vez le había dicho que iban a estar encerradas ensayando. La echaba de menos. No podía llamarla por si estaba ocupada, pero sí mandarle mensajes:
Hola, hola.
No sé si está liada o no, así que si puedes llámame y hablamos.
Por aquí todos te echamos de menos, aunque Marco se ha adaptado muy rápido y nos hace reír todo el rato. Pero no es de eso de lo que quiero que hablemos.
Es sobre Iván.
Llámame cuando puedas. Te quiero.
Esperó conectada para ver si los mensajes se marcaban como leídos, pero no ocurrió. Suspiró. El grupo debía de estar ensayando, no era extraño, ellos lo hacían cada vez que quedaban.
Sabía que no debía hacerlo, pero tecleó el nombre de Juleka en el buscador. Juntas, en París, lo hacían a menudo, sólo para ver qué decían sobre ellas, casi siempre era divertido, aunque a veces las hacía enfadar la manera en que la prensa se metía en todos los aspectos de su vida privada o la gente se atrevía a juzgarlas por quererse.
Los artículos con rumores sobre su ruptura como motivación para dejar Kitty Section la abrumaron. Habían ignorado de manera deliberada el comunicado que habían colgado en su blog, no debería sorprenderla porque siempre hacían lo mismo. Siguió curioseando las últimas noticias hasta que dio con una de la noche anterior, el artículo estaba escrito en alemán, no entendía ni una palabra de lo que ponía en el titular, pero lo abrió. El encabezado contenía una foto borrosa reconoció a Juleka por su lenguaje corporal y su silueta, intuyó quién era la persona que la acompañaba. Copió el texto del artículo y lo pegó en un traductor automático online.
Odiaba a la prensa amarilla. La odiaba con todas sus fuerzas. Su manera dañina de interpretar las cosas y reinventar la realidad. Según la noticia habían pillado a Juleka y Lena besándose en la puerta del hotel en el que seguía alojada Juls, la foto borrosa se podía interpretar de cien maneras diferentes por el ángulo y lo mal que se veía. Rose lo sabía, pero eso no evitó que se agobiara pensando de más.
Lena era tan guapa y tenía aquel cuerpo delgado y espectacular, sus estilos encajaban tan bien, harían una pareja increíble, de aquellas que te roban el aliento.
Se sintió sola y miserable. Ojalá ser espectacular y preciosa como ellas.
º º º
No estaba tocando bien y lo sabía, pero no le importaba. Estaba enfadada. En París nunca había tenido que soportar que la prensa se inmiscuyese hasta aquel punto en su vida, era consciente de que estar apadrinados por Jagged los había mantenido resguardados, sin embargo, en Alemania no les importaba.
Si, al menos, lo que habían publicado fuera cierto se mordería la lengua y aguantaría el chaparrón, pero era todo mentira.
—No, no, no —protestó Lena—. Juleka, por favor, ¿puedes concentrarte?
—No, ya te había avisado de que no estaba de humor para tocar hoy.
—Olvídate de la prensa, que hablen es bueno para nosotras.
Juleka frunció el ceño, ella no estaba acostumbrada a ese tipo de publicidad, prefería que hablasen de ella por su trabajo, no por chismes infundados.
—Para mí no.
Dio una orden en alemán y el resto de las chicas bajaron del escenario, dejándolas a solas.
—Ya no estás en París, aquí a la prensa rosa y amarilla le da absolutamente igual que tu padre sea Jagged Stone —soltó con tono tranquilo, pero firme—. No esperes que te respeten como lo hacían allí. ¿Qué problema hay? Tú sabes que no es cierto, yo sé que no es cierto, las demás saben que no es cierto. Deja que hablen.
—Rose —susurró Juleka—. ¿Crees que a ella le da igual? Pues no.
—¿Es que no confía en ti?
Juleka se irguió con orgullo, poniendo en evidencia que era más alta y le sacaba media cabeza.
—No tiene que ver con eso. Le va a hacer daño —declaró cruzando los brazos sobre el pecho, clavándose sutilmente los pulgares en la cara interna de los brazos para no volver a encorvarse—. Es insegura, tiene miedo, se siente por debajo de gente como tú —finalizó en un susurro.
No siempre había sido así, unos cuantos imbéciles escondidos tras nombres falsos en una red social se habían dedicado a acosarla y a llamarla gorda, comparándola con otras chicas más delgadas, como si su cuerpo tuviese algo de malo. Aquellos imbéciles habían minado su confianza en sí misma, ni Chloé había llegado a ser nunca tan cruel con ella.
—Pues llámala, acláraselo y tranquilízala, pero no dejes que los chismes marquen el ritmo de tu vida ni tu ánimo.
»Sal de aquí, tómate diez minutos, cuando vuelvas a cruzar esa puerta espero que estés concentrada.
Dejó el bajo bien apoyado contra la pared y se sacó el móvil del bolsillo de la cazadora vaquera que llevaba puesta. Tenía varios mensajes de Rose, los leyó mientras cruzaba la puerta y avanzaba por el pasillo hasta llegar a la calle. Ignoró a las otras que fumaban en la calle apoyadas contra la pared y se sentó en el escalón del portal. Marcó el número de Rose y aguardó respuesta.
—¡Juls!
—Hola. Estamos ensayando y no tengo mucho tiempo.
—Lo siento, puedo esperar hasta que acabéis.
Juleka suspiró, se echó el flequillo hacia adelante nerviosa.
—Escucha, Rose... —bajó el tono para que no la oyeran las demás—. Tengo que explicarte una cosa.
»Nos han hecho unas fotos a Lena y a mí en la puerta de mi hotel. Quiero que sepas que lo que dicen no es verdad, no hay nada entre nosotras.
—Las he visto —confesó con voz serena—. Ya lo sé, Juleka. Es el ángulo en que están hechas.
—No importa, quiero que lo tengas claro, ¿vale? Tú eres mi pareja y no quiero a otra mujer.
Rose soltó una breve risita que no sonaba alegre ni despreocupada, pero Juleka no le dijo nada.
—¿Tienes tiempo para que te resuma lo de Iván?
—Sí, cuéntamelo.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! No hay mucho que decir sobre el capítulo de hoy, a parte de que meterse con el físico de los demás ni te hace guay ni trae nada bueno.
Mañana más.
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1062.
22.- Pareja
Rose volvió a casa cansada. Lo último que esperaba era tener aquella reunión tan lúgubre. Si Iván decidía dejarlos ¿qué sería de Kitty Section? Seguir adelante sin Juleka era complicado, pensar en hacerlo también sin Iván... Desde que Juleka se había ido parecía que todo se estaba desmoronando a su alrededor.
Juleka. No la había llamado. La última vez le había dicho que iban a estar encerradas ensayando. La echaba de menos. No podía llamarla por si estaba ocupada, pero sí mandarle mensajes:
Hola, hola.
No sé si está liada o no, así que si puedes llámame y hablamos.
Por aquí todos te echamos de menos, aunque Marco se ha adaptado muy rápido y nos hace reír todo el rato. Pero no es de eso de lo que quiero que hablemos.
Es sobre Iván.
Llámame cuando puedas. Te quiero.
Esperó conectada para ver si los mensajes se marcaban como leídos, pero no ocurrió. Suspiró. El grupo debía de estar ensayando, no era extraño, ellos lo hacían cada vez que quedaban.
Sabía que no debía hacerlo, pero tecleó el nombre de Juleka en el buscador. Juntas, en París, lo hacían a menudo, sólo para ver qué decían sobre ellas, casi siempre era divertido, aunque a veces las hacía enfadar la manera en que la prensa se metía en todos los aspectos de su vida privada o la gente se atrevía a juzgarlas por quererse.
Los artículos con rumores sobre su ruptura como motivación para dejar Kitty Section la abrumaron. Habían ignorado de manera deliberada el comunicado que habían colgado en su blog, no debería sorprenderla porque siempre hacían lo mismo. Siguió curioseando las últimas noticias hasta que dio con una de la noche anterior, el artículo estaba escrito en alemán, no entendía ni una palabra de lo que ponía en el titular, pero lo abrió. El encabezado contenía una foto borrosa reconoció a Juleka por su lenguaje corporal y su silueta, intuyó quién era la persona que la acompañaba. Copió el texto del artículo y lo pegó en un traductor automático online.
Odiaba a la prensa amarilla. La odiaba con todas sus fuerzas. Su manera dañina de interpretar las cosas y reinventar la realidad. Según la noticia habían pillado a Juleka y Lena besándose en la puerta del hotel en el que seguía alojada Juls, la foto borrosa se podía interpretar de cien maneras diferentes por el ángulo y lo mal que se veía. Rose lo sabía, pero eso no evitó que se agobiara pensando de más.
Lena era tan guapa y tenía aquel cuerpo delgado y espectacular, sus estilos encajaban tan bien, harían una pareja increíble, de aquellas que te roban el aliento.
Se sintió sola y miserable. Ojalá ser espectacular y preciosa como ellas.
º º º
No estaba tocando bien y lo sabía, pero no le importaba. Estaba enfadada. En París nunca había tenido que soportar que la prensa se inmiscuyese hasta aquel punto en su vida, era consciente de que estar apadrinados por Jagged los había mantenido resguardados, sin embargo, en Alemania no les importaba.
Si, al menos, lo que habían publicado fuera cierto se mordería la lengua y aguantaría el chaparrón, pero era todo mentira.
—No, no, no —protestó Lena—. Juleka, por favor, ¿puedes concentrarte?
—No, ya te había avisado de que no estaba de humor para tocar hoy.
—Olvídate de la prensa, que hablen es bueno para nosotras.
Juleka frunció el ceño, ella no estaba acostumbrada a ese tipo de publicidad, prefería que hablasen de ella por su trabajo, no por chismes infundados.
—Para mí no.
Dio una orden en alemán y el resto de las chicas bajaron del escenario, dejándolas a solas.
—Ya no estás en París, aquí a la prensa rosa y amarilla le da absolutamente igual que tu padre sea Jagged Stone —soltó con tono tranquilo, pero firme—. No esperes que te respeten como lo hacían allí. ¿Qué problema hay? Tú sabes que no es cierto, yo sé que no es cierto, las demás saben que no es cierto. Deja que hablen.
—Rose —susurró Juleka—. ¿Crees que a ella le da igual? Pues no.
—¿Es que no confía en ti?
Juleka se irguió con orgullo, poniendo en evidencia que era más alta y le sacaba media cabeza.
—No tiene que ver con eso. Le va a hacer daño —declaró cruzando los brazos sobre el pecho, clavándose sutilmente los pulgares en la cara interna de los brazos para no volver a encorvarse—. Es insegura, tiene miedo, se siente por debajo de gente como tú —finalizó en un susurro.
No siempre había sido así, unos cuantos imbéciles escondidos tras nombres falsos en una red social se habían dedicado a acosarla y a llamarla gorda, comparándola con otras chicas más delgadas, como si su cuerpo tuviese algo de malo. Aquellos imbéciles habían minado su confianza en sí misma, ni Chloé había llegado a ser nunca tan cruel con ella.
—Pues llámala, acláraselo y tranquilízala, pero no dejes que los chismes marquen el ritmo de tu vida ni tu ánimo.
»Sal de aquí, tómate diez minutos, cuando vuelvas a cruzar esa puerta espero que estés concentrada.
Dejó el bajo bien apoyado contra la pared y se sacó el móvil del bolsillo de la cazadora vaquera que llevaba puesta. Tenía varios mensajes de Rose, los leyó mientras cruzaba la puerta y avanzaba por el pasillo hasta llegar a la calle. Ignoró a las otras que fumaban en la calle apoyadas contra la pared y se sentó en el escalón del portal. Marcó el número de Rose y aguardó respuesta.
—¡Juls!
—Hola. Estamos ensayando y no tengo mucho tiempo.
—Lo siento, puedo esperar hasta que acabéis.
Juleka suspiró, se echó el flequillo hacia adelante nerviosa.
—Escucha, Rose... —bajó el tono para que no la oyeran las demás—. Tengo que explicarte una cosa.
»Nos han hecho unas fotos a Lena y a mí en la puerta de mi hotel. Quiero que sepas que lo que dicen no es verdad, no hay nada entre nosotras.
—Las he visto —confesó con voz serena—. Ya lo sé, Juleka. Es el ángulo en que están hechas.
—No importa, quiero que lo tengas claro, ¿vale? Tú eres mi pareja y no quiero a otra mujer.
Rose soltó una breve risita que no sonaba alegre ni despreocupada, pero Juleka no le dijo nada.
—¿Tienes tiempo para que te resuma lo de Iván?
—Sí, cuéntamelo.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! No hay mucho que decir sobre el capítulo de hoy, a parte de que meterse con el físico de los demás ni te hace guay ni trae nada bueno.
Mañana más.
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