04.- Talismán
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1000.
04.- Talismán
Cuando Juleka llegó al apartamento que compartía con Rose casi se había recompuesto de su encuentro con Lena. Metió la llave en la cerradura y la vieja puerta de madera protestó al ser empujada.
—Estoy en casa, ¿Rose?
—¡En la cocina!
Juleka dejó las llaves en el cuenco de bambú que tenían en el mueble del recibidor y se preguntó si llevaría puesto el camisón de la tienda. Quería explicarle la oferta de Lena, pero si lo llevaba se acabaría distrayendo. Cruzó el arco de la cocina sintiendo alivio al verla con unos tejanos blancos, una camiseta fucsia y el pelo rubio bien peinado, la Rose de siempre.
—Me lo he comprado —declaró girando para mirarla a la cara, apoyó los riñones en el mármol de la cocina—. Era un poco caro, pero es tan bonito.
—Rose, tengo que explicarte una cosa.
—¿Qué pasa? No me asustes.
Juleka cerró la distancia que las separaba y la refugió en un abrazo estrecho.
—En realidad son dos cosas.
—Juls, ¿qué pasa?
—Le han dado mi plaza de la uni a otra —murmuró resignada.
—¡No pueden hacer eso!
Al parecer sí que podían, ya encontraría otra manera de seguir estudiando.
—No importa... Te he dicho que me habían llamado cuando hablábamos. —Rose asintió mirándola a los ojos abriendo una breve distancia con ella—. ¿Te acuerdas de La Révolution? Aquel grupo de chicas que ha tocado en alguno de los eventos benéficos de Jagged.
—¿Las de la cantante fantasma?
Rose había apodado así a Lena, tras el primer encuentro, porque decía que parecía sacada de una película de terror con una fantasma adolescente buscando venganza de sus acosadoras y suponía que, un poco sí, lo parecía.
—Si esas. Me ha llamado Lena, la cantante.
—Oh.
—No sé de dónde ha sacado mi número. —Ni se le había ocurrido preguntar—. Quiere que toque con ellas.
—¿Nos dejas?
No quería sonar triste, ni dolida, pero Juleka la conocía lo suficientemente bien como para saber que la idea le dolía.
—No. No creo.
—Pero te gustaría tocar con ellas.
—Sí, creo que encajo mejor ahí —admitió, porque mentir sería absurdo—. Aunque le he dicho que no.
—Juleka cuando empezamos a salir juntas nos prometimos no ponernos trabas y que no dejaríamos de perseguir nuestros sueños por la otra —pronunció, quería sonar firme, pero notaba como su voz temblaba—. No quiero ser la excusa para que no aceptes su oferta.
—Es complicado. También es mi grupo, al principio Kitty Section sólo éramos tú y yo en mi cuarto; fuimos creciendo. Dejarlo me dolería y no sé si quiero hacerlo.
»No es sólo por ti, también es por mí y por Luka. No sé si estoy preparada para esto.
Esperaba que se quedara, que el peso de ella y Luka fuese suficiente, aunque fuese egoísta. Si Juleka les dejaba sería casi peor que el que lo hiciera Luka, al menos para ella.
—Deberías hablar con Luka —murmuró sujetando su rostro entre las manos—, él siempre da buenos consejos.
—Él ya tiene suficiente con sus cosas, sé a quién pedirle consejo.
Y esperaba que eso la ayudase de verdad.
º º º
Adrien dio una vuelta en la cama, aburrido y agobiado, con el talismán que le había regalado Marinette en la mano. Siempre había agradecido aquello de no parar, entre giras propias y acompañar a Jagged, porque evitaba que pensase en su propio desastre, en su padre y en su madre. Pero allí estaba en la cama dándole vueltas a sus desgracias.
De acuerdo, una parte de él agradecía el descanso, pero la otra lo odiaba con todas sus fuerzas.
—¿Por qué no aprovechas y compones algo?
—No me apetece, Plagg.
—Adrien, chico, tienes que seguir adelante —declaró el kwami—. No puedes seguir torturándote por lo de tu padre.
—No es eso. —Adrien suspiró y se incorporó—. Es sólo que ¿qué va a ser de mí?
Plagg se tragó el comentario sobre lo melodramática que sonaba esa pregunta, pero le comprendía, sabía a lo que se refería.
—Si Kitty Section se separase en algún momento, todos tienen un plan B, algo que saben hacer y hacen bien.
»Rose planifica eventos, Iván y Mylène tienen el vivero, Juleka será bióloga dentro de un año, a Luka no le faltan ofertas en otros grupos o con Jagged, sabe hacer instrumentos, incluso podría enseñar música y Marinette... Ella será la gran diseñadora que todos sabíamos que sería.
»Yo lo único que sé hacer es tocar el piano y desfilar y, para lo segundo, se me han cerrado todas las puertas.
—Marinette te contratará.
—No lo hará —murmuró con desánimo apretando el talismán entre las manos—, dañaría su carrera, no sería justo.
—No digas eso, chico.
Marinette había tenido que irse fuera para encontrar una oportunidad, no podría pedirle que le ayudase. No le había quitado el prodigio, no le había separado de Plagg, a pesar de que vivía bajo el mismo techo que Hawk Moth y jamás había sospechado de él.
«El hijo del monstruo de París» aquella frase resonó de nuevo en su cabeza, se la habían gritado tantas veces, habían llenado los comentarios de la web de Kitty Section con ella. Todo había parado, pero aún sentía aquel odio a punto de estallar contra él en cuanto bajase la guardia.
No, Marinette no era una opción. Tenía que encontrar algo que pudiera hacer y se le diese bien y con lo que ganar dinero si lo llegaba a necesitar.
—¿De qué podría trabajar?
—Catador de quesos —soltó el kwami—, de dulces o de pizzas.
—No me parece una buena solución, pero gracias, Plagg.
Al menos Plagg seguía a su lado y trataba de ayudarle sin juzgarle.
—También puedes vender tus autógrafos en vez de regalarlos cuando seas Chat Noir.
—Deja de ayudarme, Plagg, gracias.
Tal vez podría encontrar algún trabajo simple, como cajero en un supermercado o de teleoperador, incluso limpiando calles, no le importaba, pero necesitaba un plan B.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Ahora es el turno de Adrien de mostrarnos qué le ocurre. Bueno, creo que es el que más complicado lo tendría si Kitty Section se separase, al fin y al cabo, la mala prensa pesa demasiado.
Espero que os guste. Mañana más.
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