¡¿Busan?!

El suave murmullo de las cortinas al moverse con la brisa no era suficiente para despertar a Jungkook. Después de un vuelo agotador a las tres de la madrugada y llegar a casa apenas a las ocho, había caído rendido en su cama sin siquiera quitarse la ropa

Sin embargo, su descanso fue interrumpido bruscamente

—Jungkook, despierta. —La voz de su madre, firme pero cariñosa, lo sacó de su profundo sueño. Sintió un suave zarandeo en el hombro y gruñó, enterrando la cara en la almohada

—Mamá, acabo de acostarme... —murmuró con voz pastosa, sin abrir los ojos

—Son las 11:40, no es hora de dormir. Además, necesito que llames a Yugyeom- Eso lo hizo abrir los ojos de golpe, parpadeando confundido.

—¿A Yugyeom? ¿Por qué?

—Quiero saber a qué hora va a comer para mandarle algo. Trabaja mucho, pobre chico. —Su madre le sonrió, como si estuviera diciendo la cosa más normal del mundo

—Mamá, él seguramente tiene todo bajo control. No creo que necesite que lo llamemos solo para preguntarle eso. —Intentó razonar, deseando volver a cerrar los ojos

—No seas terco, Jungkook. Llámalo. Además, seguro que le gustará oír tu voz.

El rubor que subió a sus mejillas fue imposible de disimular. Tras varios intentos de disuadir a su madre, terminó rindiéndose. Medio sentado en la cama, tomó su teléfono con un suspiro y bajo la mirada de su madre, marcó el número de Yugyeom.

Al otro lado de la línea, Yugyeom estaba en una reunión, rodeado por su equipo de trabajo. Justo estaba explicando los objetivos del próximo trimestre cuando su teléfono vibró en la mesa. Al ver el nombre Fresita en la pantalla, su concentración se rompió, y con una pequeña sonrisa, levantó la mano para pedir silencio

—Un momento. Esto es importante- Yugyeom no era del tipo que por una simple llamada detuviera una reunión, prefirió ignorar la mirada interrogante de Mingyu y contesto mientras caminaba al gran ventanal con una ligera sonrisa

Los murmullos de asombro no se hicieron esperar ¿Quién era tan importante para que el Ceo detuviera la reunión?

—Hola, amor. —La voz de Jungkook resonó clara y nítida en la sala de reuniones, arrancando miradas incrédulas de los presentes, Mingyu incluso se atraganto con el agua y Yugyeom parpadeó, sorprendido por el saludo, pero no tardó en recomponerse.

—Hola, fresita ¿Qué ocurre? —preguntó, manteniendo un tono profesional pero con una leve sonrisa juguetona. En ese momento el castaño quería desaparecer del mundo, de no ser por la mirada atenta de su madre que lo puso nervioso, jamás lo hubiera llamado así, tartamudeando y tragase la poca dignidad que le quedaba hablo

-Espero no haberte interrumpido en tu trabajo

-Descuida, una llamada tuya no es cosa de todos los días- el tono tan sugerente que usaba le resultaba algo molesto a Jungkook y mordiéndose la lengua para no contestarle como el quería, siguió hablando

-Quería saber a que hora vas a comer, mi madre al parecer quiere saber- un pequeño quejido confundió a Yugyeom- Omma!- "Así que era por que su madre.." soltó una risa y todos los presentes en la sala se asombraron, no todos los días escuchaban a su jefe tan feliz, en realidad para muchos era la primera vez- No te rías!- Yugyeom podía jurar sin siquiera verlo que Jungkook en esos momentos estaba muy sonrojado y eso solo o hacia sonreír mas. La mujer mayor le quito el celular

-Yugy cariño, estaba apunto de cocinar y me preguntaba si seria bueno que Jungkookie te llevar un poco, debes de estar cansado por el trabajo- al escuchar la voz de su suegra, se enderezó y aclaro su garganta

-Es muy amable de su parte suegra, me encantaría- sin duda los rostros sorprendidos de sus empleados eran una joya y claro que como toda necesidad de los humanos chismosos, comenzaron a esparcir el rumor "El jefe tiene pareja!"

-Perfecto! Jungkookie te lo llevara, que tengas un lindo día y no te sobre exijas- después de despedirse de su yerno, colgó la llamada y mientras escuchaba los berrinches de su hijo, se dirigió a la cocina para comenzar

Mientras que Yugyeom aun con una sonrisa guardaba su celular y al voltearse se apeno por la mirada atenta de los demás, aclarándose la garganta se volvió a sentar -Prosigamos-

Al terminar la reunión solo quedaron Mingyu y Yugyeom en la oficina

-¿Fresita? ¿Suegra? ¿De que me perdí? En la ultima actualización de tu drama romántico, tu lo habías ayudado fingiendo ser su novio en su reunión ¿Ahora se convirtió en tu novio de verdad y te presento con sus padres?-

-Nada de eso...casi- Mingyu no entendía el actuar de su amigo y por mucho que quisiera bombardearlo con preguntas, no quería presionarlo- Aun finjo ser su novio, sus padres se enteraron y tuve que ayudarlo-

-Aja, entonces tu sentido que ayudar al prójimo fue la razón por la que por primera vez interrumpiste una reunión para contestarle a tu novio falso- Ignorando los comentarios, camino hasta su escritorio y marco a recepción

-Si señor Kim?- se escucho la voz femenina del otro lado de la línea

-En un rato mas vendrá una persona a traerme algo a mi oficina para que lo dejen pasar sin problemas

-Claro ¿Qué nombre pido?- lo pensó por un momento y son su característica sonrisa arrogante hablo

-Fresita -

Jungkook llegó a la recepción del imponente edificio, sintiéndose pequeño ante la magnitud de la empresa. Llevaba una bolsa con los recipientes cuidadosamente preparados por su madre, y aunque había intentado calmarse durante el trayecto, el nerviosismo seguía en su garganta

Al acercarse al mostrador, la recepcionista lo recibió con una sonrisa educada

—Buen día, ¿en qué puedo ayudarlo?

—Hola... vengo a ver a Kim Yugyeom. —Su voz sonó más temblorosa de lo que había planeado

La recepcionista arqueó una ceja mientras revisaba su lista en la computadora

—¿Su nombre?

—Jeon Jungkook

La mujer tecleó por unos segundos, pero luego negó con la cabeza

—Lo siento, señor Jeon. No hay registro de una cita con el señor Kim - Jungkook sintió cómo el calor subía a sus mejillas

—Eh... pero él sabe que vengo...

—¿Tiene alguna forma de confirmarlo? —preguntó la recepcionista con profesionalidad, aunque Jungkook podía notar un ligero destello de desconfianza en sus ojos. El castaño respiró profundo. "¿Por qué tiene que ser tan complicado?", pensó. De pronto recordó lo que Yugyeom había dicho al teléfono esa mañana. "Maldito jugador"

—Uh... soy Fresita- La recepcionista lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión reprimida. Tras un instante, su rostro se iluminó

—¡Ah, Fresita! Espere un momento. —Tomó el teléfono y marcó un número. Después de una breve conversación, le indicó— Ya puede pasar. Tome el elevador, piso veinte

Jungkook bajó la cabeza, sintiéndose más humillado de lo que había imaginado. ¿Por qué Yugyeom lo hacía pasar por esto? "¡Lo voy a ahorcar!"

Cuando las puertas del elevador se cerraron, sintió que su corazón latía como loco. Cada piso que ascendía lo hacía sentir más inseguro. Finalmente, llegó al piso veinte, y al abrirse las puertas, se encontró con una espaciosa oficina llena de ventanas de cristal y empleados que caminaban con prisa.

Los murmullos comenzaron apenas puso un pie en la recepción del piso

—¿Es él?
—¿Fresita?
—¡Es el chico del teléfono!

Jungkook apretó los labios, sintiéndose el centro de atención mientras intentaba avanzar hacia la oficina principal. Finalmente, vio a Yugyeom, que salía a recibirlo con esa sonrisa traviesa que tanto lo desconcertaba

—¡Ah, mi Fresita favorita! —dijo Yugyeom en voz alta, lo suficientemente fuerte como para que todos alrededor escucharan. Jungkook entrecerró los ojos y, con una mezcla de vergüenza y enojo, se acercó rápidamente

—¡Cállate! —susurró entre dientes mientras le entregaba la bolsa— Aquí está tu comida

—Estoy seguro de que me encantará. —Yugyeom le guiñó un ojo, haciendo que Jungkook quisiera hundirse en el suelo

Intentando escapar de las miradas curiosas, Jungkook murmuró una excusa y se dirigió hacia el baño más cercano. Necesitaba un momento para calmarse. Al salir, pasó por un pasillo donde dos empleados hablaban en voz baja.

—¿Ya escuchaste que la señorita Eunha volverá para el cumpleaños del presidente? —decía uno de ellos.

—Claro, ¿Cómo no iba a venir? Es la consentida de la familia-

Jungkook se detuvo en seco " Eunha ¿la novia de Yugyeom?" El corazón le dio un vuelco, y sintió una punzada en el pecho que no esperaba. Así que eso era. "Por supuesto que tendría novia", pensó con amargura mientras intentaba apartar esa idea de su mente.

Pero no podía ignorar la pequeña voz en su cabeza que le decía que, después de todo, quizá sus sentimientos por Yugyeom no eran tan sencillos como él creía. Cuando intento irse choco con Mingyu y los papeles que traía cayeron - Lo siento tanto- rápido lo ayudo

-Descuida- al darse cuenta de quien era no quiso desaprovechar la oportunidad- Eres el vecino de Yugyeom verdad? ¿Fresita?-

- Por favor no me llames así, ya me es vergonzoso todo esto-

-Se lo molesto que puede llegar a ser el tonto de Yugyeom. Soy Kim Mingyu, mejor amigo y asistente de tu jugador -

Jungkook al escuchar eso abrió mucho los ojos "Acaso el sabe?"- Tu..?-

-Lo se, el mismo me lo dijo. Descuida, no diré nada-

-Gracias- sin duda este día fue un subir y bajar de emociones- Todo se me salió de las manos y para mi gusto Yugyeom lo esta disfrutando mas de lo que debería- ambos soltaron una risa, no sabia si podía confiar en él. Mingyu se despidió para seguir con su trabajo y Jungkook regreso a la oficina de Yugyeom quien estaba apunto de terminar la comida que le trajo

-Si que tenias hambre-

- Es que estaba deliciosa la comida- guardo los recipientes en la bolsa y miro al castaño- ¿Quieres que te de un paseo por la empresa?-

-No, gracias. Aunque me encantaría recorrer el lugar mientras todo el mundo me mira pensando "El es fresita", solo quiero llegar a dormir- tomo la bolsa y salió de esa oficina aun con un pequeño nudo en la garganta

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Si le preguntaran a Minho si era feliz en la escuela, la respuesta era clara, el amaba estar ahí y no exactamente porque fuera alguien que le gusta estudiar, sino porque le encantaba el ambiente del lugar, sus compañeros y obvio pasar el tiempo con sus amigos durante las horas muertas. Ahora se encontraban en la cancha de básquet viendo a los del equipo practicar y por petición de Minho fueron a ver un rato. Dentro del equipo se encontraba Hyunjin, no sabia exactamente en que momento le comenzó a gustar, de dio cuenta cuando lo buscaba a cada rato para simplemente verlo, no se perdía ningún partido y muchas veces miraba la practica como el día de hoy. Pero claro que el pensaba que no tenia oportunidad "¿Por que se fijaría en un don nadie?". Aun con eso en mente, el seguía mirándolo cada que podía.

Ah pobre ingenuo Minho, si tan solo prestara atención a su alrededor, se daría cuenta que de la misma forma en que el busca a Hyunjin, el también lo mira como si fue lo mas bonito en este mundo

Una semana después, una semana de acompañar  a Minho a todos los entrenamientos de equipo, a todos los almuerzos e incluso a los ensayos del club de teatro en el que participaba Hyunjin. Todos sus amigos aunque ya estabas acostumbrados, no podían negar que era algo estresante ver como su amigo decía una y otra vez comentarios sobre "como nunca se fijaría en el"; no se necesita ser un genio, es mas, solo se necesita tener dos ojos y mirar a tu alrededor para notar como el rubio alto del equipo de básquet siempre lo buscaba en las gradas, en las mesas de la cafetería y en los asientos del pequeño teatro.

Seoho tomo la decisión de ayudar a su mejor amigo a por fin tener novio, pero ahora la pregunta era ¿Como?, bueno en realidad no necesito pensarlo demasiado porque el mismo Hyunjin se acerco a el pidiéndole ayuda

- Espera ¿Me estas diciendo que te gusta Minho y quieres ayuda para acercarte a el?- su mirada incrédula por poco y hace reír a Hyunjin

-Básicamente- en ese momento se le ocurrió algo

-¿Por qué debería?

-Porque si me ayudas yo te ayudare con Youngjo- quizás acepto muy fácilmente pero hey! no lo juzguen, cualquiera lo haría

Sin perder tiempo les avisos a su amigos y entre los tres planearon todo

- No- esta era la 9na vez en la semana que sus amigos insistían en la semana en ir de fiesta con el

- Minho, por favor no nos obligues a hacerlo- La mirada seria de sus tres amigos lo confundió - Si no aceptas, le mostraremos a Hyunjin tus fotos de secundaria - sus ojos se abrieron lo mas que pudieron donde se notaba su nerviosismo y traición

-No se atreverían-

- Rétanos- y sin mas con todo en su contra termino por aceptar

Minho nunca fue alguien de fiestas y no porque se lo prohibieran solo no era su ambiente y tampoco era alguien que tomara con regularidad. No recuerda exactamente cuantos vasos fueron o si acaso mezclo las bebidas, los recuerdos fueron borrados de su memoria y solo recordaba pequeños fragmentos confusos, he ahí la razón de su gran confusión al momento de abrir los ojos y no mirar las cuatro paredes de su habitación

El sonido de las olas era lo primero que Minho escuchó al abrir los ojos. Su cabeza palpitaba con intensidad, y la luz del sol que se colaba entre las nubes no ayudaba. Con un gruñido, se incorporó lentamente, sintiendo la arena fría contra sus brazos.

Miró a su alrededor con confusión. Frente a él, el océano se extendía en un azul infinito, pero lo que realmente lo alarmó fue ver a Seoho y Hyunjin profundamente dormidos a su lado, aún vestidos con la ropa de la noche anterior. Hyunjin tenía la cara cubierta de arena, mientras que Seoho roncaba con una lata vacía de cerveza en la mano.

—No... puede... ser —murmuró Minho, llevándose las manos a la cabeza. Su mente intentaba desesperadamente recordar cómo habían terminado en la playa de Busan.

Se revisó los bolsillos con prisa. Su celular estaba ahí, milagrosamente entero, pero cuando lo encendió, el ícono de la batería le dio una bofetada de realidad: 10%, reviso el de los otros y ambos estaban muertos. Entró en pánico.

—¡Despierten! —gritó, sacudiendo a sus amigos. Seoho soltó un quejido, mientras que Hyunjin se cubría la cara con un brazo, ignorándolo.

—Cinco minutos más... —murmuró Hyunjin.

—¡No hay tiempo para eso! ¿Cómo demonios vamos a volver a casa? ¡No tengo dinero, sus celulares están muertos, y el mío está a punto de morir también! —Minho estaba al borde de un colapso.

Seoho se levantó con los ojos entrecerrados, intentando procesar las palabras de Minho. —¿No puedes llamar a alguien? ¿No tienes a quién pedirle ayuda?

Minho resopló. La única persona en quien podía pensar era Yugyeom, pero eso significaba exponer todo el desastre. Y si Jungkook se enteraba, estaba muerto.

Apretó los dientes y marcó el número de Yugyeom. Después de dos tonos, la voz ronca recién despertada resonó al otro lado de la línea.

—¿Minho? ¿Por qué me llamas tan temprano? —preguntó Yugyeom, eran las 8 de la mañana del sábado

—¡Hyung! Ayúdame, por favor —suplicó Minho, su voz temblando —Estoy en la playa de Busan con Seoho y Hyunjin. No tenemos dinero, sus celulares están muertos, y el mío no tarda en apagarse. Necesito que vengas por nosotros. Por favor

Hubo un silencio incómodo antes de que Yugyeom respondiera. —¿La playa de Busan? Minho, ¿Qué haces allí?

—Es una larga historia, pero por favor, ven. No puedo explicarte ahora

Yugyeom suspiró, aunque su preocupación era evidente. —Está bien, voy en camino. No te preocupes

Minho dejó escapar un suspiro de alivio antes de que su celular finalmente se apagara. —Lo logré... —murmuró, desplomándose de nuevo en la arena

Yugyeom rápido se cambio y tomó sus llaves, listo para salir. Pero justo cuando abrió la puerta de su departamento, se encontró de frente con Jungkook, quien cargaba una maleta y lucía agotado por su vuelo

—Wow ¿Por qué tanta prisa? —preguntó Jungkook, arqueando una ceja

El corazón de Yugyeom se aceleró. Intentó sonar casual —Ah... sí, un asunto urgente

Jungkook entrecerró los ojos, sospechando de inmediato —¿Qué clase de asunto?

—Es solo... algo que debo resolver. No es nada importante —respondió Yugyeom, intentando evadirlo mientras daba un paso hacia el elevador.

Pero Jungkook no se movió, bloqueando su camino. — ¿De verdad estas bien?

El nerviosismo de Yugyeom lo delató. Finalmente, suspiró, rindiéndose. —Minho.... esta en Busan. Al parecer, se metió en un lío con sus amigos, y me pidió que lo ayude...

—¡¿Busan?! —repitió Jungkook, su voz subiendo de tono. —¿Y pensabas ir solo sin decirme? ¿Qué pasa si le pasa algo más? ¡Voy contigo!- sin perder el tiempo se fueron

Durante el trayecto Jungkook iba muy preocupado e inquieto y Yugyeom aunque también lo estaba, sabia que lo mejor era tratar de tranquilizar al castaño

- Minho es muy inteligente estará bien, después de todo es Busan donde el creció -

-Por eso me preocupa, si mis padres o mi hermana se enteran de esto, ambos estamos muertos-

- Bueno pero de nada sirve que te preocupes de mas, el lo resolverá y no esta solo-

Por otro lado, el sol abrasaba sus pieles, mientras la brisa salada jugaba con sus cabellos. Las huellas de sus pasos tambaleantes se mezclaban con las marcas de las olas que lamían la orilla.

- Necesitamos buscar un lugar para cargar los celulares, caminare un poco quizás cerca este una tienda donde nos ayuden- Seoho comenzó a caminar y Minho en su nerviosismo se mordía la uña, Hyunjin al notarlo le alejo la mano

-No creo que sea de gran ayudar maltratar tus uñas, todo estará bien-

-Eso espero-

-Lo siento- esa disculpa lo confundió mucho y la mirada de culpable del mas alto no era de mucha ayuda- Yo le pedí a Seoho que me ayudara acercarme mas a ti, por eso te insistió en ir la fiesta pero de saber que terminarían las cosas así..-

-Le pediste ayuda para acercarte a mi? ¿Por qué?- ni siquiera el sonido de las olas del mar eran tan fuertes como sus latidos del corazón

- Minho, yo siempre te he visto y he querido acercarme antes pero tu siempre huías- la confesión lo aturdido y no pudo decir nada, por suerte antes de que el momento se hiciera incomodo, Seoho llego corriendo diciendo que encontró una tienda cerca y que estaban salvados

Al llegar  a la tienda grande fue la sorpresa para Minho

-¿¿Yuna??- la chica lo miraba con algo de vergüenza

- Hola oppa-

- ¿Por qué..?- antes de terminar la chica camino hasta el o lo tomo de las manos juntándolas

- Por favor no le digas nada a mis padres, ellos no saben que tengo este trabajo- La sorpresa lo dejó sin palabras por unos segundos. Nunca habría imaginado encontrar a Yuna en un lugar como este, y menos con esa expresión entre culpable y suplicante

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