Día 25

—Oye, Midoriya. —Todoroki detuvo al peliverde, quien se encontraba caminando hacia el taller de apoyo.

—Oh, Todoroki-San, ¿qué pasó? —Le parecía extraño ver a su amigo bicolor en el mismo camino.

—¿Te traes algo con Hatsume-San? —Tan directo como siempre.

—Ah, somos buenos amigos. —Respondió sin titubear.

—¿En serio? —Alzó una ceja, no creía que su relación sea solo la de amigos, pero la seguridad con la que Izuku confesó, hacían que dude.

—Sí, ¿por qué la pregunta, Todoroki-San?

—Pasas mucho tiempo con ella después de clases, además, sales apurado como si llegar allí fuera tu mayor prioridad.

Izuku no esperó dar esa impresión, por lo que, se sonrojaba con el paso de los segundos. Sabía lo que Todoroki se refería, así que tenía que negar ese malentendido formado en la cabeza del bicolor.

—N-no-no, no es lo que pien-sas. —Alzó las palmas de la mano—. Perdí una apuesta con Mei y ahora tengo que-.

—¿Mei? —Si antes habían dudas, ahora ya no—. ¿La llamas por su nombre?

El típico balbuceo de Izuku por explicar la situación hizo acto de presencia. Estaba nervioso a más poder, tratando de hacer entender a su amigo que Mei y él no tenían ese tipo de relación.

—Midoriya, detente. —El pelirrojo casi le da un par de cachetadas—. ¿Qué apuesta perdiste?

Izuku se quedó petrificado, ¿en serio había perdido o, por lo menos, apostado algo? No lo recordaba.

—Bu-e-eno, no recu-erdo con exactitud la.- —Fue interrumpido por Todoroki.

—¿Estás seguro de que no te gusta Hatsume? —Izuku se iba a desmayar—. Es que, por lo que veo, parecen tenerse mucha confianza, además, ya no te pones nervioso con ella y has mejorado tu forma de socializar, lo cual es muy raro. —Sonrió un poco—. El caso es que parece que ella te hace bien.

—Bu-bueno, yo-o-.

—No te preocupes, ve por Hatsume, se te hace tarde. —Se despidió tal como vino.

Izuku se quedó parado, en el mismo lugar, por varios minutos. Aún pensando las palabras de Todoroki.

Él y Mei solo tenían una bonita amistad, se tenían confianza y eso estaba bien, pero llegar al punto de gustar o enamorarse de ella, no puede ser posible. No habían tales sentimientos entre ellos.

—Qui-zás lo estoy pensando demasiado. —Trató de restarle importancia caminando con dirección a su encuentro con su amiga pelirrosa.

Cuando abrió la puerta del taller, nada explotó. Izuku estaba extrañado, ¿qué había pasado con Mei?

Entró sin más, la buscó con la mirada y no se creía lo que veía.

—¿M-Mei?

La mencionada estaba sentada en la silla, con todo su pecho y cabeza recostada en la mesa. Había quedado dormida.

Esto sacó una sonrisa al peliverde, ella había mejorado a grandes rasgos su salud y el cuidado de su cuerpo. Ahora se daba el lujo de comprar un almuerzo o quitarle el bentō a Izuku. Incluso, ahora está tomando breves descansos para dormir.

Sé sacó la chaqueta del uniforme que llevaba puesta, para cubrir la espalda de su amiga. Pasó a sentarse a su lado y como no tenía nada que hacer, se colocó en la misma posición de Mei, tratando de verla y admirarla sin perderse algún detalle.

Acarició su extravagante cabellera rosada, era muy reconfortante, por lo que no podía parar. Entonces, pasó a ver cada facción de su rostro: la nariz, ojos, pestañas y labios, todo le parecía hermoso de ella. Con una de sus manos, empezó a acariciar la mejilla izquierda de Mei, su piel era suave y él quería seguir así.

Fijó su atención en la mano de ella, que estaba estirada en la mesa. Izuku, con un poco de nervios, llevó la suya a donde la de ella. Quería tomarla y acariciarla como hizo antes. Suspiró, no había vuelta atrás, cuando llegó a ella, entrelazó los dedos con los de la mano de Mei. Sintió pequeñas cicatrices y pequeños callos, producto de los miles inventos que creaba y las miles de herramientas que manejaba todos los días.

Pensando en aquello, sintió más admiración por ella y la dedicación que tenía. Volvió a ver su rostro cansado y se movió sin analizarlo antes. Acercó tanto su rostro al de ella que sus narices quedaron pegadas. Ambas respiraciones se mezclaron y solo Izuku era testigo de esto.

Entonces, empezó a pensar que tal vez, solo tal vez, si existía una pequeña esperanza, él sí tenga algunos sentimientos que salgan del significado de solo amistad y claro, que el detective Shoto tenga razón.

Sé quedó en la misma posición. Pasaron minutos y el sueño también lo venció, aunque no le importaba si ella estaba a su lado.

Cuando despertó, se encontró a Mei con los ojos abiertos, mirándolo con mucha atención. Aunque trató de disimular cuando conectó sus ojos con los de Izuku. Este se sorprendió que siguieran con las manos juntas, con la diferencia que ahora había pequeños masajes de por medio.

—Hola. —Saludó ella.

—Ho-ola, Mei.

La distancia tampoco se había modificado, seguían muy pegados y a ambos le gustaba. Sin embargo, no se atrevían a dar el siguiente paso.

Maldición, Izuku tenía que admitirlo: el detective SospeShoto lo hizo de nuevo.

Ambos no se dieron cuenta que Power Loader los estaba viendo desde antes de que Izuku llegara, pero no sé atrevió a interrumpir. Le parecía curioso la relación entre su estudiante y el chico peliverde.

Cuando se fue, dejó una nota que ordenaba a Mei cerrar el taller cuando terminara de coquetear.

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