Robado

"La magia siempre reflejara el corazón del mago"

Un indescriptible alivio llena su corazón cuando toda la gente alrededor de su hermano menor piensa que su magia personal es el reflejo de su corazón, un pensamiento que no parece fuera de lugar cuando uno recuerda su comportamiento a inicios de año, uno del que no se queja en lo más mínimo porque en el fondo le hubiera gustado que se quedara así, que permaneciera alejado del peligro y escondido en un lugar seguro.

En ese sentido ¿A quién beneficiaba más "Changeas"? ¿A Finn o a él?

Sus pensamientos regresan a la realidad cuando sus ojos se encuentran con los de su hermano menor a la distancia e, instantáneamente, más de diez mariposas Sanitatem aparecen en un estallido, el reflejo más puro del corazón de Finn, la felicidad por encontrarse y acercarse como cuando eran niños, deshaciéndose de esa distancia que tanto se esforzó en crear para intentar mantenerlo seguro.
El día en que se dio cuenta de esta situación pudo sentir el amargo sentimiento de los celos cuando una única mariposa revoloteo alrededor de Finn cuando se encontró con sus amigos después de una clase que tuvo que tomar separado de ellos, la misma que permaneció solo unos minutos antes de desvanecerse en la nada cuando la felicidad regreso a un nivel normal. Lo peor fue cuando su magia, Partisan, reaccionó negativamente ante la intensidad de sus celos e ira, de no ser porque Max ya estaba acostumbrado a sus exageradas reacciones con cualquier cosa relacionada con Finn es que sobrevivió a los Partisan que aparecieron de la nada en un segundo.

Todos sus nervios se terminan de calmar cuando tiene su tiempo a solas con Finn y los conejos, casi rodeado de una insana cantidad de mariposas Sanitatem que ni siquiera están cumpliendo con su función de sanar, simplemente vuelan a su alrededor en una danza llena de felicidad, incapaces de quedarse quietas por un segundo, mostrando más directamente la inquietud en los sentimientos del más joven, como si su temblorosa y feliz sonrisa no fuera suficiente.

—Finn. —llama a su hermano menor, finalmente listo para tener la plática con su hermano menor e intentar hacer que las mariposas disminuyan.

Pero Finn esta tan distraído con uno de los conejos, se nota en la forma en que su rostro se mantiene casi totalmente sonrojado disociado de la realidad mientras piensa en cualquier otra cosa menos en Usazo que está siendo cepillado. El mayor en la habitación está a punto de abrir la boca nuevamente, con la intención de despertar a su hermanito de cualquier sueño que estuviera teniendo despierto... Hasta que una de las mariposas lo silencio parándose sobre sus labios por un instante antes de explotar en un montón de brillitos dorados, literalmente robándose un beso antes de escapar y desaparecer por completo, el reflejo más puro de los deseos de corazón de Finn: revolotear constantemente a su alrededor, robarle un beso y entonces desaparecer para esconderse en algún lugar fuera de su vista, totalmente avergonzado por la acción cometida.
Pasa su lengua por sus labios antes de considerar que lo último es un invento creado por su fantasiosa mente que simplemente llena los huecos vacíos, pero entonces una nueva mariposa sale de entre la bata de Finn y regresa a revolotear por la habitación, intenta esconderse confundiéndose entre otras mientras lentamente se vuelve a acercar a su lado, la reconoce fácilmente porque está revoloteando mucho más que las demás y de vez en cuando da la vuelta como si quisiera regresar a esconderse nuevamente bajo la oscura tela.

Un sonrojo cubre por completo la mitad de su rostro aunque su expresión se mantiene sin cambiar, su mirada se intercambia constantemente entre su hermano menor y la mariposa que se las arregla para regresar a su lado, un esfuerzo que recompensa levantando su mano zurda y permitiéndole descansar sobre su dedo, un descanso engañoso pues apenas y se detuvo un segundo la acerco lentamente hacia sus propios labios y la beso de la forma tan delicada en la que siempre ha soñado en besar a Finn, haciendo que no solo ella sino todas sus demás hermanas exploten en pequeñas burbujas doradas mientras su hermano menor brinca en su lugar asustando a un, casi dormido, Usazo.

Respiro profundo, armándose con la fuerza suficiente para tener la necesitada conversación sobre el control de las emociones, ya luego se cobraría el beso que le habían robado.

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