4
El Bar Garibaldi estaba cerrando ya. Emz ya debía irse y ya estaba empezando a despedir de Poco.
— Ojalá le vaya mejor que este día —le dijo Emz.
— Sí... Es lo que yo también espero —se limitó a decir. Hubo silencio, aunque después él lo rompió— y usted... de casualidad, ¿no conocerá un lugar para quedarme que sea algo económico? El hotel en el que estaba era muy costoso y sin mucho dinero, no creo que me dejen ni poner un pie. Disculpe que la moleste tanto.
— Oh, no, no... No hay ningún problema. De hecho, en el barrio en donde vivo hay una posada que no es tan cara. Venga conmigo a mi casa y se la muestro.
— Eso... sería molestarla mucho.
— No diga eso, Poco, es un placer ayudarle —ella miró la calle y paró un taxi con la mano—. Cojamos este taxi y nos vamos.
— ¿Que lo qué...? —Poco se sintió un algo incómodo al escuchar: "cojamos". En Colombia la palabra 'coger' tenía un significado muy distinto a el de México.
— Que cojamos al taxi. Suba —ella se montó en el taxi y él también lo hizo— ¿que acaso ustedes no cogen taxis?
— Eh... No... —el taxista encendió el motor y comenzó el recorrido.
— ¿Ni tampoco cogen buses?
— Mucho menos...
— Lo noto raro, ¿dije algo mal?
— No, no, no, nada... Pasa que en México decimos tomar un taxi o tomar un camión.
— ¿Camión? Un camión es algo muy distinto que un bus aquí. ¡Cómo cambian las palabras en los países!
— Cambian bastante...
El resto del camino no se dijo mucho, solamente se hablaron de algunas palabras que se cambiaban en México y Colombia. En México se decía "lana" al dinero, mientras que en Colombia "plata". La "cruda" era "guayabo". Los "frijoles" eran "fríjoles", etc.
Cuando llegaron a la casa de Emz, ella entró para cambiarse de ropa, sin embargo, se dio cuenta de que Poco tenía un enorme golpe en la parte de atrás de su cráneo. Ella se espantó y lo dejó pasar de inmediato. Él insistió en que era demasiado ya y que sería mejor dejarlo así, pero como en toda la noche, él fue convencido. Entraron y se encontraron con un sujeto pálido, conocido para Emz, aunque obviamente no para Poco.
— ¿Emz? ¿Quién es tu invitado? —preguntó confundido el hombre pálido.
— Él es Poco, tío Mortis —respondió ella— lo atracaron y tiene una enorme herida en el cráneo.
— Buenas noches, señor... —dijo Poco y Mortis le trajo una silla para que se sentara.
— Deje que mi sobrina lo atienda, es buena médica —dijo Mortis con una sonrisa torcida. Poco lo hizo y Emz lo atendió. La verdad era que el agujero no era tan grande, pero Emz era así de exagerada cuando se trataba de primeros auxilios.
— Gracias por su atención, usted a hecho mucho por mí hoy, Emz —dijo Poco y Mortis le miró con cierta duda.
— Su acento... su acento me parece extraño, ¿no es de Bogotá?
— No, tío. Poco es mexicano, no es de aquí.
— ¿Y qué hace un mexicano por estos lugares? —volvió a preguntar.
— Vine por un trabajo, tenía un contrato en Argentina que supongo ya está perdido. Más ahora que ya me quitaron el pasaporte cuando me robaron.
— ¿Y ya no va a volver a México entonces?
— Sí, volveré en unas semanas. Mañana mi familia en México me enviará lo que necesito. Solo estoy de paso en Colombia.
— Ah... Ya veo. Qué bueno que se encontró con mi sobrina, ojalá no se lleve muy mala imagen de Colombia después de esto.
— Conocí a Emz, entonces lo dudo —él le sonrió y ella regresó la mirada con pena.
Terminaron de curarlo, Mortis fue a preparar café y Poco prestó más atención a la casa de Emz. Fue a pararse frente a una vitrina con un traje de mariachi. Habían fotos a su alrededor, de una niña y un hombre con el traje.
— Es mi papá —le dijo Emz parándose a su lado— él era mariachi, como yo.
— ¿Cantaba tan bien como usted?
— Él cantaba mejor que yo y que cualquiera —ella suspiró— espero que en el cielo esté muy orgulloso de mí.
— No lo dudo. ¿Y esa niña de ahí...? ¿Es usted de pequeña y, ya sabe...?
— Sí, esa soy yo viva —Emz acarició la foto— a veces pienso, que quizá hubiera sido mejor que mi alma se quedara ahí, con mi papá y mamá.
— Yo siempre he pensado que esto de resucitar hay que verle lo positivo. De no haber sido porque nos resucitaron, usted y yo nunca nos hubiéramos conocido.
— Eso es cierto. Yo morí en un accidente, ¿y usted?
— Morí ahogado en una playa. Mi familia encontró mi cuerpo en la orilla —Emz se asustó mucho al escucharlo.
— Mi muerte fue instantánea, pero la de usted... Debió ser horrible.
— Ni tanto, al rato ya se me había olvidado. Fue como una mala pesadilla.
— Sí... —Emz volvió a acariciar la foto, pero ahora solo el rostro de su padre—. Solamente, la mano de Dios, podrá separarnos... —empezó a cantar Emz— nuestro amor es tan grande que todas las cosas del mundo... —las lágrimas de Emz se asomaban despacio.
— Yo sé bien, que nacimos los dos para siempre adorarnos... —cantó Poco dejando boquiabierta a Emz porque lo hacía increíblemente bien— nuestro amor es lo mismo que el mar, cristalino y profundo...
— Solamente la mano de Dios, podrá castigarnos —cantaron ambos— las demás opiniones, mi cielo, me salen sobrando...
A sus espaldas escucharon aplausos, al voltear se encontraron con Mortis sonriente.
— Cantan muy bien a dueto —les dijo.
— Usted canta casi en la misma nota que mi papá —dijo Emz a Poco— ¿por qué no me dijo que cantaba? ¡Lo hace hermoso!
— Porque yo solo canto con un montón de cuates y un agua ardiente en la mano —soltó una carcajada Poco.
— Pero usted ahora no estaba borracho, y lo hizo excelente.
— Por más que me duela recordar al infeliz del esposo de mi hermana, Emz tiene razón, usted canta como su papá.
— Tío Mortis, no hables así de mi papá.
— Sé que lo adoras, mi niña, pero recuerda cómo era él. Siempre aparecía con una mujer nueva, y le gustaba mucho beber sin parar. Era un alcohólico descontrolado, más después de la muerte de tu mamá.
— Sí, pero es mi papá. Estamos frente a su retrato y tú todavía no tienes respeto por él —la conversación se estaba volviendo tensa, así que Poco prefirió ya irse.
— Se está haciendo tarde, Emz, creo que mejor me voy a buscar esa posada que me mencionó.
— ¡Cierto! Espéreme, que lo acompaño. Tío, iré con Poco a la posada de Stu, vuelvo pronto.
— No tardes demasiado, no me gusta que sigas hasta estas horas sola...
— Bueno, bueno... —Emz estaba a punto de tomar su chaqueta cuando se dio cuenta que aún tenía puesto su traje de mariachi— eh... Ya nos vamos, solo deme 5 minutos en lo que busco algo más cómodo para ponerme.
Y salió de ahí corriendo a su habitación. Mortis suspiró y le dio una taza con café a Poco, la recibió con pena por tanto molestar a esa familia.
— Mi sobrina siempre es así con todos —dijo el vampiro sentándose— ella es muy buena persona, espero que no se sienta incomodado por su actitud.
— No, no, no... Me parece alguien muy amable, de hecho.
— Me alegro. La posada que Emz mencionó está aquí en la esquina, si necesita algo, solo venga a visitarnos y con gusto le atenderemos.
— Gracias, muchas gracias, los dos son muy amables.
— No quiero que se lleve la imagen de que Colombia es un país de ladrones y borrachos muertos, no, en Colombia hay buenas personas.
— De eso estoy seguro, gracias.
Entonces, Emz llegó y los dos salieron. Fueron a la posada de un robot que contaba los pesos que le habían entregado.
— ...ocho mil, nueve mil, diez mil... —decía, aunque se detuvo al verlos—, ¿se les ofrece algo?
— Sí, don Stu —dijo Emz— necesitamos un cuarto.
— Cobro por hora y no por persona, ¿cuánto tiempo van a querer? —Emz y Poco se miraron el uno al otro y se sonrojaron.
— Eh... N-no, no voy a entrar con él... El cuarto es solo para el caballero —dijo apenada.
— Ah, muy bien. La noche son 13,000 pesos —Poco hizo la cuenta en su cabeza.
— Casi los 3 dólares, ¿verdad? —preguntó Poco.
— Más o menos... —dijo Stu y Poco le dio el dinero— ¿y en dólares de verdad? Bueno, voy a tener que hacer el cambio de moneda. ¿Qué más da? Venga, le mostraré su cuarto.
Stu los guió dentro de la casa y en el segundo piso, abrió una puerta. La habitación solamente tenía una cama y un foco que colgaba peligrosamente sobre la cama.
— La mejor habitación que tengo —dijo— espero la disfrute. Tiene la vista del barrio, solo abra la ventana grande de por ahí.
— Oiga, papito —escucharon a sus espaldas la voz de una mujer. Los tres voltearon y era una mujer con ropa corta— bienvenido, ¿me oyó? Espero se la pase bien —dijo con tono coqueto.
— Janet, no molestes al nuevo huésped —regañó Stu.
— Perdón, yo solo saludaba —dijo y se retiró.
— No le haga caso a Janet, es buena chica, como si fuera mi hija... pero no lo es, me lo ha dejado en claro —susurró lo último— ya sabe, estamos a la orden —el robot salió. Sin embargo, una niña se atravesó en su camino.
— Papi... —decía con ganas de llorar— Janet trajo a un amigo y me dijo que fuera a dormir en tu cuarto. ¿Me das permiso?
— Bueno, bueno... Vamos a dormir, Bonnie —Stu cargó a la niña y se marcharon.
— Mañana lo vendré a ver, Poco —le dijo Emz— lamento haberle dado un lugar tan... distinto, por la cara que tiene me imagino que nunca se había quedado a dormir en un lugar así.
— No, está bien, no se preocupe. Me ayudó bastante, gracias. Es económico y creo que una noche no estará mal.
— ¿Seguro?
— Sí, vaya a dormir. Descanse. No se desvele por mi culpa.
— Bueno, pase feliz noche.
— Gracias, igualmente —la despidió y cerró la puerta. Se acostó en la cama y suspiró—. Odio este hotel... —se rió bajo— nunca había estado en un lugar así, es un asco. Pero si mi angelito me dejó aquí, estaré bien. Existen los ángeles de la guarda, parece que mamá rezó mucho por mí en México.
Luego, se quedó dormido.
🕯️♥️💀💜🕯️
Hayyy las palabras diferentes 😝😝😝 hasta yo sentí rarito escribir "coger" porque en Guatemala significa lo mismo que en México Jajajajajaja
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