Duodécima Cicatriz
—Que suerte tienes. —Setsuna sonrió, algo típico de ella—. Podrás pasar la noche, bueno, parte de ella, con tu sexy amiguito.
—Cierra la boca.
Si existiese un ente supremo que controla las probabilidades del destino, eligiendo que y como pasará, Itsuka tenía la certeza que era odiada por él.
¿Se lo merecía? Claro que sí, pero, para ella, Izuku no tenía que verse implicado.
Las cosas entre los dos pasaron a ser casi incómodas. Desde el festival deportivo de la UA, Itsuka se dignó a continuar su plan: alejarse lo más que pueda de él, incluso, ya no aparecía en las afueras de la enfermería para echar un vistazo sobre su estado de salud. Era agotador mentalmente, ya que, por más que no quisiera verlo, siempre había una fuerza extraña que hacía que ambos caminos se combinen.
—Itsuka. —Llamó el peliverde.
Estuvo tan sumergida en sus pensamientos que perdió la razón del tiempo, cosa que no se dio cuenta que todos ya estaban con sus respectivas parejas, incluso, Setsuna, quien estaba burlándose de su situación apenas hace segundos, claro, según Itsuka.
—¿Hace cuánto tiempo no hablamos? —Izuku preguntó, queriendo romper la gruesa pared de hielo que se creó entre desde hace un buen tiempo.
—¿A qué te refieres? Siempre hablamos. —Respondió Itsuka, queriendo restarle importancia.
—Saludarse en la escuela no cuenta. —El camino se agrandaba por cada paso que daban—. Ya sabes, tener una conversación normal, como en los viejos tiempos.
—Sí, claro... Viejos tiempos. —Cómo decir que ella también quería lo mismo sin la parte de que solo él saliera herido—. Es que ambos estamos ocupados en esto de ser héroes.
—Sí. —Izuku miró las manos de sus cicatrices—. Creo que voy por buen camino.
—Hasta hace algunos meses te rompías los huesos por usar tu Quirk, incluso, en esa pelea que tuviste contra Bakugo, aquello te jugó en contra. —Itsuka suspiró—. Pero, ¿quién diría que después de las pasantías te convertirías en uno de los más fuertes del primer año?
—Ni yo me lo creo.
—Yo menos. —Mantuvo su sonrisa, mientras decía pequeñas verdades que no eran un secreto para ambos.
Si bien Itsuka prometió cambiar y no ser un obstáculo para Izuku, no podía seguir fingiendo como que nada pasó, cayendo en la hipocresía en la que tanto se había hundido. Necesitaba decir todo lo que cayó, todo su pensar antes que Izuku obtuviera tal poder, solo así, el se daría cuenta que tan mala persona ella es.
—La vida trae muchas sorpresas.—Dijo Izuku, ignorando las anteriores palabras—. Hoy estamos aquí, en un gran bosque, esperando a ser asustados.
—Solo espero que mañana no termines en la enfermería con Recovery Girl. —Se rió de su propio chiste, generando que Izuku arrugara el ceño—. Aún no entiendo como no destruyes su bastón, después de todos los golpes que te dio con él. —Hizo una pausa. Puso sus manos en su boca, tapando la sonrisa cómplice que tenía—. Deberías quejarte y no aceptar los golpes como si te lo merecieras.
Aun si Izuku había elegido un camino lleno de piedras, Itsuka deseaba que él se diera cuenta que no debía recibir cualquier impacto con la excusa de que le serviría para el futuro. Debía cuidarse y evitar esas pequeñeces, aunque solo fuera un deseo egoísta de ella.
—¿Cómo lo sabes?
—¿Saber qué?
—Sobre aceptar los golpes porque pienso que me lo merezco. —La pregunta estaba de más. Izuku sabía la respuesta, solo quería escucharlo por su misma boca para corroborar su conjetura—. ¿Cómo sabes eso?
—Oh, bueno... —Metió la pata donde no debía—. Ah... Ya sabes, Recovery Girl es ¿así?
Él pecoso se sintió un idiota. Olvidó que ella ocultaba eso por algo y por más que insistiera, el orgullo que guardaba no lo dejaría declararlo.
—¿También pega a otros chicos con su bastón hasta el punto de causar un trauma encéfalo craneal?
—Bueno... Creo que esos golpes sirvieron de algo. —Miró hacia el frente, pensante por lo que pasó para dominar el One For All—. Ahora soy fuerte.
—Lo eres. —Dijo estirando los brazos arriba de su cabeza—. Pero deja de hacerte esas cicatrices, se ven mal en ti.
—Lo dice la persona que gasta mucho dinero en cremas porque le da vergüenza sus manos ásperas.
Que Izuku le devolviera la broma era solo un impulso más para seguir hablando, que todo fluyera como años anteriores donde solo su sentir importase, generando que Kendo desviara su concentración del objetivo principal planteado.
—También te volviste un buen comediante.
—Pe-Perdón. —Itsuka rodó los ojos. Ahí volvía a saltar el Izuku que ella conocía.
—No te disculpes, en serio. —Sonrió—. Estoy disfrutándolo.
—Y-Yo también.
Itsuka se relamía los labios. Su corazón acelerado ocasionaba que casi perdiera los estribos y se lanzara hacia los brazos del peliverde. Pero no, tenía que mantener cierta distancia, a pesar de que poco a poco se vaya cerrando esa brecha. Aunque, culparla por el desborde de sus sentimientos era un sin sentido hasta cierto punto.
—¿Me sigues amando?
Por seguir pensando en él, la pregunta salió de su subconsciente sin poder evitarlo.
—¿Qué?
—D-Deberías dejar de hacerlo. —Continuó, nerviosa de sí misma.
—Gracias por el consejo. —Hizo una mueca deprimente que terminó en una sonrisa—. Pero no te lo pedí.
—No es gracioso, yo solo te retengo en el punto de inicio. —No le quedó de otra que seguir con la conversación.
—Sigues subestimándome, Itsuka. —Sonrió, aunque ella podía decir con certeza que esa sonrisa era todo menos de felicidad—. Te dije que nadie, nunca más, me haría sentir menos. Si yo te sigo amando, es porque quiero, no por que me estén obligando o me sienta en deuda. —Paró su andar, solo para mirar fijamente a la pelinaranja—. Obvio, ciertas personas pueden influir en mi pensar, pero, la decisión final será siempre mía.
—¿No son tus sentimientos los que aún te mantienen cerca de mí a pesar de todo el daño que te hice? —Que Izuku admitiera abiertamente que la seguía amando generaba dos reacciones: felicidad y desagrado.
Felicidad por el simple hecho de que Izuku seguía enamorado, eso la hacía feliz. Y desagrado porque aquellos sentimientos eran dirigidos para ella, una persona que fue un asco con él desde que se conocieron. En sí, lo que Itsuka estaba experimentado era una contradicción en todos los sentidos.
—Es más que eso, te conozco casi una vida. —Respondió Izuku con total seguridad.
—Y llevas amándome el mismo tiempo, ¿no? —Preguntó Itsuka, no pudiendo ocultar lo preocupada que estaba.
—Sí.
—Es como te dije. Tus sentimientos hacia mí fueron los que te detuvieron de emprender vuelo. —Cruzó los brazos, queriendo darse tranquilidad—. Si no nos hubiéramos conocido, tal vez, hubieras conseguido desarrollar más rápido tu Quirk. No haber sufrido tanto maltrato, ni mucho menos, que no creyeran en ti ni en tu sueño. —Suspiró con muchos nervios—. Yo fui parte de ello y contribuí en hacerte daño.
A pesar de querer mostrarse seria e inamovible en sus palabras, lo cierto era que Itsuka pronto iba a desmayarse. Las ganas de vomitar y que el mundo aumentase sus revoluciones por minuto, o eso sentía, no ayudaban en lo absoluto. Miedo, preocupación y tristeza invadían cada parte de su cuerpo, reclamando por la austeridad de aquellas mismas emociones y sensaciones.
—Sigues sin entender nada, Itsuka.
La belleza podría brillar en la noche más oscura e inentendible, pero, podría ser opacada por las sombras de un pasado remoto. Izuku lo entendía bien al tener un ejemplo cercano llamado Itsuka. Sin embargo, esto era de menos, ya que, seguir la conversación en ese rumbo llevaría a otra pelea sin sentido y eso Izuku no quería, no ahora que estaba expresando sus sentimientos con total libertad.
—Pensé que te conocía muy bien. —Apretó el puño, excediendo un poco de fuerza—. Parece que yo solo-.
—¡Bu!
A cualquiera lugar que uno vaya, encontrará a alguien con quien sea compatible en personalidad, apariencia o habilidades, quizás en los cuatro. Este era el caso de Reiko y Hagakure, cuyos Quirks eran lo más adecuados en una noche oscura junto a un bosque inhóspito, además de que el ímpetu de sus acciones al asustar eran de un profesional.
—¿Estás bien, Izuku? —Kendo se recuperó primero del susto.
—A-Ah, sí...
Ver cómo una cabeza separarse del cuerpo no era cosa de todos los días, más si había efectos de sangre salpicando por los lados. En sí, el toque esencial fue que esa cabeza se acercase a ellos y gritara. Los dos adolescentes tenían que admitir que el trabajo de esas dos era digno de aplaudir: Toru siendo la cabeza y Reiko, con su apariencia pálida, el resto del cuerpo.
—Sí dio miedo. —Fue Izuku quien habló en susurros, un poco aliviado del pasado susto.
—G-Gracias por sacarme de ahí. —Si no fuera por el chico, Kendo se hubiera quedado estática, a punto de desmayarse de miedo—. Si no fuera por ti, mi reputación de hermana mayor hubiera caído.
—¿Aún sigues preocupándote por eso? —Recordó aquella vez, donde su corazón fue destrozado.
—Sí... —Sonrió—. Debo cuidarlos de Monoma. —Cerró los ojos, pensante. Ya no mentiría más—. Soy una tonta, ¿no?
—Por lo menos, no mientes. —Respondió Izuku.
—Ya no quiero mentirte... Nunca más. —Se apegó a él, hasta casi estar sobre su pecho.
—¿Saldré lastimado de nuevo?
—Tú sabes la respuesta. —Agachó la mirada, temerosa del sentir del pecoso.
—Entonces, no me importa. —Itsuka volvió a mirarlo de frente—. Me gusta estar a tu lado, Itsuka. —Apretó el agarre que tenían y que no se dieron cuenta: las manos agarrados junto a los dedos entrelazados. Una conexión que significaba mucho para ella, generando que sintiese algo que nunca imaginó sentir en este tipo de situaciones.
Electricidad.
Cientos, no, miles de voltios que se transformaron en cosquilleos, que hacían volar a Itsuka fuera de la estratosfera, alucinando un mundo hecho del tamaño para solo los dos. Si alguien no sabría acerca de los sentimientos que ella guardaba por el peliverde, esto sería suficiente como para que hasta un ciego se diera cuenta.
—Debiste dejarme. —Dijo Itsuka, acariciando las cicatrices de la mano de Izuku, mientras que el viento balanciaba su cabellera naranja.
Esto último volvió loco a Izuku.
—Perdón, n-no me di cuenta. —Él fijó su atención en el agarre—. E-Es me-mejor soltarnos. —A pesar de haberlo dicho, no lo hacían. Les gustaba estar así.
—¿En serio me perdonas por todo el daño que te hice?
—Sí.
—¿Eres muy amable o muy estúpido? —Preguntó. Itsuka estaba segura que era lo primero.
—Solo estoy enamorado d-de ti. —Pasó saliva por su garganta seca—. Te amo, Itsuka.
Y el mundo de estar dando miles revoluciones por segundo, se detuvo en un instante. Estar cara a cara con él, ver sus enormes ojos verdes brillar y sus pecas saltarinas que la volvían loca generaban que su corazón diera acrobacias en su caja torácica, amenazando con salir de ahí y entrar a donde estaba el corazón de su amado. Sin embargo, había un mal sabor de boca, y ella no sabía que era.
Puede que sea el pequeño temblor de su cuerpo al estar en contacto o lo temblorosa que fue su voz a la hora de volver a declararse. Pero, existía algo que dejó de lado. Fue ahí que volvió a mirarlo a los ojos, encontrando la respuesta a su miedo.
—No me gusta que tengas que mentir para que no salga herida. —Los ojos podían volverse la entrada de la verdad, como el escape de la mentira—. Ya no más...
Sí, ella descubrió la falsedad como si de un juego se tratase.
—Estás mintiendo, ¿no?
Antes que Izuku pudiera responder, la voz de una heroína resonó en sus cabezas, a la vez que se dieron cuenta del fuego que decoraba el bosque.
Una noche que ellos nunca podrán olvidar.
Me costó mucho escribir esto...
Sinceramente, no creí traer este cap a tiempo y eso que tuve más de un mes para escribir.
Pero eso que importa, hora de algunos memes xd
Lo difícil de ser DekuSama07 😞
Este me hizo reír xdxdxd
Memes hechos por Brou... Creo (que wea etiquetar)
Y bueno, ya saben, 561 votos y cap la siguiente semana.
Ah, cierto, calculo unos 6 caps más para, por fin, acabar esto.
Sin nada más que decir...
Soy DekuSama y muchas gracias por leer.
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