Tyler

Le dije a Shaya que no se alejara de mí.

— ¡Shaya! — lo comencé a llamar.

Comencé a ponerme de nervios cuando lo perdí de vista, y más aún cuando no respondió a mi llamado.

Pensé en un sinfín de cosas mientras Shaya estaba lejos de mi vista. Entre ellas, me vi a mi mismo yendo río abajo.

— ¡Sura! — apareció Shaya corriendo hacia mí. Parecía algo asustado.

— ¿Qué fue lo que te dije? — lo regañe — este es un lugar peligroso para alguien tan pequeño como tú...

— ¡Hay un lobo allá...! — ignoró lo que le estaba diciendo. Suspiré un poco serio, pero al menos no le pasó nada malo. Solo quedé con el recuerdo desagradable.

— ¿Un lobo dices? — pregunté haciéndome el desentendido.

— ¡Está por allá del otro lado de la línea de agua gigante!

— Río... — le dije un poco divertido — bueno... hay en este bosque hay muchos lobos. Irás conociendo más a medida que crezcas y...

— ¡Ven a verlo, rápido! — dijo volviendo a correr lejos de mí.

— ¡Espera! – comencé a seguirlo. — ¡Shaya!

— ¡Allá! — dije señalando con su cabeza — ¡mira! — me sorprendí al ver de quien se trataba.

— ¡Sura! — era Liv quien estaba del otro lado del río.

— ¡Liv! — respondí — ¡tiempo sin verte! — continué con agrado.

— ¡Fue hace muchas lunas! ¿Quién es el pequeño?

— ¡Oh, sí! Él es Shaya... mi hermano, nació hace poco más de una luna.

— Es muy lindo — dijo mirándolo con curiosidad.

Me causaba gracia el ver a Shaya tan nervioso en frente de Liv.

— ¿Qué sucede? — susurré.

— Nada... — su voz sonaba algo tímida.

— Vamos hermanito — le di un suave empujón — tú eras el que quería venir a este lugar... — frunció el ceño.

— ¿Pasa algo? — preguntó Liv.

— Descuida, no es nada. Es solo que nunca antes se había alejado de la guarida. — Noté un cierto cambio en la feliz forma de ser de Liv — ¿estás bien? — pregunté mirándola un poco preocupado.

— Si... todo está bien — pareció desanimarse un poco más — es solo que... me preocupa un poco la cacería de mañana.

— Comprendo... pero estoy seguro de que estarán bien todos ustedes.

— Eso espero...

— ¿Qué es lo que te asusta? — pregunté con seguridad.

— Perder a alguien más... me asusta que alguien haga algo en contra de nosotros durante la cacería... en especial... Unan.

— ¿Unan? — no lo conocía.

— Ah, es uno de los hijos de Ciro, él... — se interrumpió.

— ¿Él...? – insistí.

— Olvídalo, no es importante — miró a Shaya que estaba recostado — tu hermanito parece aburrido. Debería irme.

— No es necesario — le dije antes de cualquier cosa — nosotros seguiremos recorriendo — levanté a Shaya con el morro — anda vamos. Aún hay mucho día, y mucho por conocer — me sonrió con una expresión de cansancio — ¿lo ves? Te dije que esperaras una o dos lunas para hacer esto — reí.

— ¡No estoy cansado! — exclamó intentando mentir — ¡eres tú el que no se mueve!

— Está bien, está bien. Lo siento — miré a Liv — bueno, debo irme. Nos vemos Liv. — Shaya comenzó a caminar delante de mí.

— Si... adiós. Fue un gusto conocerte Shaya... — dijo, pero este la ignoró. — adiós Sura...

— No te preocupes — le dije antes de correr a la siga de Shaya — todo saldrá bien. Créeme.

— Lo haré — dijo con mejor ánimo — sé que tú nunca engañarías a nadie.

<<sí... seguro que no...>>