Liv

Papá había salido muy temprano después de que se oyera ese aullido. Estábamos jugando como cada mañana, Tyler se había sentado en su puesto de vigilancia pero mamá lo convenció de ser un cachorro inocente y acabó por entrar al juego con nosotros, aunque siempre me atrapaba. Coddy y Set se recostaron a un lado; al parecer no les llamaba mucho la atención jugar con nosotros, en especial a Set.

— Vamos Coddy... juega con nosotros... —le dije mientras me abalanzaba sobre él y le mordía una oreja.

— No quiero

— Vamos...

— No...

— ¿No te gusta jugar?

— Prefiero estar aquí — le lancé un gruñido de frustración y caminé hacia la entrada para ver hacia afuera.

A pesar de que solo estaba sentada observando como jugaban mis hermanos, mamá parecía inquieta y muy nerviosa, y solo podía pensar que estaba así porque papá aún no volvía, ya que había pasado mucho tiempo desde que se había ido. El sol ya había alcanzado su punto mayor hacía ya mucho tiempo. De pronto, un peculiar aroma entró en mi nariz. Se parecía al aroma de papá, pero no era él, definitiva mente no era él; lo uno que se me pasó por la mente al sentir aquel olor, fue miedo.

— Mamá... — dije con la voz temblorosa — hay alguien allá afuera, y no es papá...

Mamá no había olfateado nada desde dentro de la guarida, pero cuando se asomó a la entrada, su expresión de terror se hizo tan evidente que mi miedo se triplicó. Mamá empezó a gemir de ansiedad, no sabia que hacer.

— Vienen... ¿vienen por nosotros? — le pregunté inocentemente sabiendo muy bien la respuesta. Mamá se volteó para hablarnos

— Escuchen... quiero que caben en ese rincón de la guarida, y se revuelquen lo más que puedan en la tierra. No sé qué es lo que pasará, pero solo espero que su padre pueda llegar a tiempo... — nos mostró a todos y a cada uno de nosotros su más cálida sonrisa — los amo mis pequeños, ustedes son todo para mí...

— ¿Quién está afuera...? — preguntó Tyler preocupado

— El peor lobo que pudiera aparecerse por aquí...Breogan...

Breogan, estoy completamente segura de que ese es un nombre que nunca olvidaremos ni mis hermanos ni yo, y claramente, tampoco papá.

Mamá salió de la guarida con toda naturalidad, y por razones que en ese momento no comprendía, comenzó a cavar en la entrada. Había cavado tanto que la tierra que sacaba había comenzado a enangostar la entrada, tanto, que mamá no cabría por ahí. <<Nos está encerrando...>>

— Mamá...

— Tranquila pequeña estrella...anda ve con tus hermanos... — algo se abalanzó sobre ella

La escena fue tan rápida, que lo único que puedo recordar es la sonrisa de mi madre, y un segundo después, oí por primera vez, el chillido de dolor más aterrador de mi vida.

Debido a toda la tierra que mamá lanzó sobre la entrada, me era imposible poder ver lo que había pasado; solo podía oir.

— ¡Liv, ven rapido! — gritó Tyler

— ¡Pero mamá está...!

— No podemos hacer nada por ella — dijo cambiando su tono de voz autoritario a uno totalmente herido — solo podemos hacer lo que nos dijo, esperar a que ese lobo no pueda entrar aquí, rogar porque papá llegue a tiempo.

— Él no llegará...

— Triell... — dije

— Tiene razón... si le importara la situación en la que nos encontrábamos, no habría salido en un principio — dijo Set.

La presión y el miedo que comenzábamos a sentir era tanta, que comenzamos a chillar de miedo, incluso Tyler, quien siempre se había mostrado valiente ante toda situación.

— Se acabó... — dijeron Hanna y Henno en unísono.

— No se rindan... — les dijo Coddy — demostremos que somos fuertes...

— A quién quieres engañar... Coddy — dijo Set con toda frialdad — si nos va a matar, no lo hagamos esperar...

— ¡¡Set espera!!

Set comenzó a caminar hacia la entrada, con dificultad logró llegar a la cima de la montaña de tierra. Ya se sabía cuál era su intención

— ¡Set, espera! — grito Kara mientras corría hacia él

Kara dio un salto impresionantemente alto, tan impulsado que llegó a la cima de una sola vez cayendo sobre set, y haciendo que ambos cayeran fuera. Nos quedamos paralizados al no oír la voz de nuestros hermanos. Me sentía impotente, ser la mas pequeña de la camada te hacia totalmente inútil en situaciones como estas.

Tyler, que era más grande, no tuvo dificultad en llegar a la cima para ir por nuestros hermanos, pero se quedó petrificado con la mirada perdida hacia afuera.

— ¿Tyler... qué sucede...? — le pregunté nerviosa.