Liv

Ya era de noche, y continuábamos siguiendo el rastro de Hanna y Henno.

— ¿Liv? ¿Coddy?

— Henno – dijo Coddy – en dónde demonios estabas. Te hemos buscado toda la tarde.

— ¿De verdad? ¿Para qué?

— Solo quería saber que estaban bien. ¿y Hanna?

— Encontramos una guarida de zorro abandonada oculta entre unos arbustos, debe de estar allí aún.

Seguimos a Henno hasta la guarida que había dicho. Y evidentemente allí estaba.

— Henno ¿en dónde estabas? Ah Liv, Coddy ¿qué hacen aquí?

— Coddy quería saber en dónde estaban para quedar tranquilo.

— ¿Podemos volver a la guarida entonces?

— No – respondió tajantemente – a partir de ahora viviremos separados y demostraremos que somos fuertes y útiles en la manada.

A Hanna no pareció agradarle la idea, pero no tenía más opción que aceptar los términos de la situación.

— Ya no hay que tener miedo. Nadie puede lastimarnos – nos sorprendió que Henno dijera algo como eso, pero en algo tenía razón: no podemos seguir viviendo con miedo.

— Es cierto – respondí

— Bien dicho hermanito – dijo Hanna intentando no sonar burlona.

— Entonces bien. Ya es momento de ser fuertes...