Saga 

La observé detenidamente por un momento.

— Sabes... cuando se trata de tus hijos... — me senté exhalando un ligero quejido — ... todo es muy importante... no importa lo que sea. Además, el débil de la familia soy yo ¿No lo crees?

— Eso no es...

— Claro que si lo es. Y de no ser por ustedes cuatro... me habría dado por vencido hace mucho.

— ¿Extrañas a mamá? – noté que quería cambiar el tema, y también que habían más cosas de las que quería hablar.

— Cada día que pasa... — el recuerdo de Jera vino a mi mente.

— ¿Y a... nuestros hermanos?

— ¿Cómo no iba a extrañarlos...? hemos tenido una vida difícil, pero también hemos sabido caminar hacia adelante a pesar de nuestra perdida... — de repente, sentí un poco de tristeza. – y también... espero que ustedes sepan hacerlo sin mí...

— De qué hablas... — me miró confundida, y yo sentí que había metido la pata.

— Pues... verás... — <<no puedo hacerlo...>>, pensé — n-no... olvídalo. Ya me voy a la guarida ¿vendrás conmigo?

— Creo que... me quedaré un rato más...

— Comprendo...

Al levantarme sentí un malestar. La respiración se me cortó de golpe, todo se vivió borroso, y me desplomé.

— ¡Papá! – oí a Liv al momento de caer.