Capítulo 21

Tyler

Durante noches tuve pesadillas con aquel día, y siempre era lo mismo; mamá peleando con Breogan fuera de la guarida, luego estaban mis tres hermanos amontonados sobre una laguna de sangre mientras que desde el interior de la guarida observábamos horrorizados con mis hermanos.

— <<Papá... ¿en dónde estás...? ¿por qué te fuiste...?>>

Luego de unos minutos, todo quedó en silencio. No era capaz de moverme, y solo podía observar como moría mi familia, y como Breogan se lamía el hocico mientras se acercaba a mi.

— <<¿Por qué no puedo moverme...?>>

Pero justo cuando Breogan estaba a un par de pasos de mí, despertaba.

— ¿Otra vez esa pesadilla? – preguntó Aska

— Si... pero, no te preocupes... después de todo, ya estoy acostumbrado...

Habían pasado ya seis lunas llenas desde que mi familia había muerto, seis lunas desde que fui acogido por otra manada, y seis lunas desde que tenia pesadillas recurrentes sobre el día en el que lo perdí todo. Aunque ya luego de tanto tiempo, las pesadillas habían empezado a ser cada vez menos recurrentes.

Habían pasado seis lunas llenas, y tanto yo, como los demás cachorros, habíamos crecido bastante, así mismo como habíamos cambiado en nuestra postura, tono de voz, forma de ser, e intereses.

— ¿Seguro que estas bien para el día de hoy? — preguntó Aska

— Claro que sí, he esperado este día desde hace mucho... no me lo perdería por nada. ¿no deberías irte ya con el otro grupo?

— Me iré en cuanto ustedes lo hagan... — dijo sonriente.

Hoy era el día en el que Torel nos llevaría a Lala y a mí a una cacería. Si bien, ya desde hacía mucho habíamos empezado a comer carne desde el cadáver de la presa, y lo único que podíamos cazar eran ratones y uno que otro conejo pequeño; según Torel, ya estábamos listos para ver cómo funcionaba la organización de la manda en una cacería de verdad.

— ¡Ahí viene papá! — exclamó Lala.

En seis lunas llenas, Lala había cambiado mucho desde el día en que nos conocimos; ya no era una bola peluda, ahora era más delgada, y su pelaje se había vuelto un poco más largo y más brillante, pero seguía siendo igual de enérgica que siempre, aunque ya no me parecía tan molesto el que siempre estuviera conmigo. También, se había vuelto más agraciada al caminar, así como su voz se tornaba y suave melodiosa, como la de Aska.

Yo... no parezco haber cambiado mucho en estas seis lunas, pero fuera del hecho de haber crecido más que los demás, mi pelaje se había vuelto un poco más corto que el de Lala, brillante y suave, y mi cicatriz parecía haber crecido junto conmigo, por lo que ésta abarcaba la mitad del largo de mi antebrazo, pero a diferencia de la que Torel tenía en el pecho, la mía quedaba a la vista de todos; en el fondo la odiaba, aunque la mayoría de los lobos no le daban importancia.

— ¡Lala, Sura! — nos llamó Torel

— ¡Papá!

Aska se quedó en la guarida; antes de salir de nos lamió la frente a cada uno, nos sonrió, y nos dejó ir después de desearnos suerte y decirnos que fuéramos cuidadosos y prudentes en todo momento.

— Claro, ya no vamos... nos vemos mamá. — le dijo mientras nos íbamos.

Torel nos esperaba pacíficamente en la entrada del bosque junto con otros siete lobos adultos, y otros 5 jóvenes; entre ellos, Inu, Mia y Gia. Aska se ocuparía de instruir al otro grupo con los demás.

— Jóvenes lobos... — dijo Torel antes de partir — hoy es un día importante en sus vidas... ¡hoy! Darán su primera vista a cómo debe cazar un lobo con su manada.... Ya les explicaré como funciona todo cuando lleguemos al lugar de caza. Está será la ultima caza ya que estamos a unos días de comenzar el invierno; generalmente le enseñamos a los jóvenes a cazar en primavera, pero creo que sería una buena idea que aprendan en esta época, así aprenderán también el por qué es tan importante almacenar presas... andando — nos dirigimos hacia el Norte.

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