Capítulo 114

Tyler

El mensaje de Liv me llegó como un mordisco en la cola, y no pude evitar sentirme mal por ello. Pero tenía que dejarlo pasar, y preocuparme por lo que venía ahora.

— Sur — dijo el anciano — es su turno...

Me separé de Kaila y fui junto a Torel. Como éramos varios, le pedí que ne dejara para el final, ya que necesitaba hacerle unas preguntas.

— La vas a aceptar ¿verdad? — le pregunté mientras observábamos a Lala pasar.

— Esto es muy complicado, Sura. Los otros alfas se negaron a aceptarla. No están dispuestos a exiliar a uno de los suyos para que una sangre sucia ocupe su lugar.

— ¿Lo harías? — él me miró confundido — ¿expulsarías a alguien por salvarle la vida?

— No es tan sencillo. Siendo una loba de otra manada, carece de importancia sobre los míos. Además, sea en cual sea la manada en la que esté, tendrá un rango bastante bajo.

— He decidido no pertenecer a ninguna manada...

— ¿Qué dices?

— No puedo pertenecer a una manada sabiendo que provengo de otra, y queriendo a una loba de otra distinta.

— Aún así hicieras eso no es lo mismo. Aceptar a una sangre sucia en tu manada es algo así como cargar con un pecado mientras cometes otro. Y ese es tener que exiliar a un inocente.

— Entonces expúlsame... — le dije decidido.

— ¿Estás loco?

— Por favor... Hazlo por ella — le rogué — no quiero que muera si hay forma de evitarlo.

— Si te exilio no podrás hacer nada con ella. Y no podrás cuidar de Shaya.

— Lo sé, pero estoy seguro de que estará bien. Él es muy inteligente, deberías dejar que te lo muestre. Ya pronto será mi turno. — dije comenzando a caminar hacia el frente — cuento contigo...

Inu fue el penúltimo lobo en presentarse. Ahora era mi turno.

— Mi nombre es Sura... Hijo de... — Jera y Saga — Torel y Aska de la manada del Sur. Y escojo quedarme en mi manada natal...

— Ahora todos los jóvenes pertenecen a una manada formalmente. — dijo el anciano — es grato ver que han decidido su camino con madurez, para aquellos que escogieron otra manada como su nuevo hogar. Felicidades. — miró a Kaila, quien estaba a la espera de una decisión. — ya se ha dictado la decisión. Y si ninguno de los alfas está dispuesto a cargar con el pecado, pues no hay nada más que hacer...

— Qué estas esperando... — le dije a Torel impaciente.

— Lo siento Sura. Pero no exiliaré a un inocente...

— Entonces no te dejaré opción...

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