Tyler

Fui al lugar en donde siempre estaba con Kaila, esperando encontrarla. Pero al que encontré fue a otro.

— No comprendo por qué te molestas. — dije a sus espaldas — se supone que es mi decisión.

— Algo raro está pasando en el bosque... — ignoró lo que le dije.

— Estoy seguro de lo que haré — continué diciendo — aunque no sé si me arrepentiré más tarde.

— Me voy a ir por un tiempo. — dijo sin dejar de mirar una pavada de aves que pasaba sobre nosotros. — iré a las montañas a ver que ocurre. Y no sé cuando volveré.

— ¿Y aún así seguirás evitando a Kaila?

— Sabes que es por su bien.

— ¿No estarás en la reunión de las manadas?

— Partiré al atardecer...

— Nunca te había visto tan preocupado ¿es muy malo?

— Nunca antes había tenido este presentimiento. Pero hay un aroma que nunca había sentido. Y quiero ver que es.

— ¿No estás ya viejo para aventuras?

— Lo  mejor que puede hacer un lobo solitario, es morir en una — me miró con una sonrisa decidida, pero a la vez, con un aire de tristeza.

No podía decirle nada al respecto. Después de todo, era libre de hacer lo que quisiera. Pero no podía hacerme la idea de que Tommen pudiese morir de una forma tan solitaria.

— Me voy a descansar. Caminaré toda la noche para que los demás animales no me vean pasar.

— Está bien...

Lo que dijo Tommen me causó incertidumbre ¿qué podía haber de raro en un bosque regido por lobos? me pregunté. Y luego de un momento, me invadió una pregunta un poco más curiosa ¿qué hay del otro lado de las montañas?

No vi a Kaila ese día tampoco. Y al caer la tarde, quise ir a despedir a Tommen, pero ya se había marchado.