Capítulo 37º
Al día siguiente, Thomas sentía que se ahogaba delante del gran espejo donde su reflejo vestido con un elegante y hermoso esmoquin blanco le devolvía la mirada. Los nervios que había estado acumulando durante los últimos meses decidieron levantar una base militar en su estómago y atacar a su cabeza. Estaba a nada y menos de tener un ataque de pánico.
Dio un brinco cuando la puerta se abrió y por ella aparecieron Will y Tenant.
- ¿Thomas? - el rubio se acercó corriendo a su mejor amigo, alarmado por la extrema palidez de su cara y la repentina ausencia en su mirada.- ¿Estás bien?
Tenant llegó hasta los más jóvenes con la mirada clavada en Thomas que se mordía el labio y tenía los ojos clavados en el techo, intentando retener las lágrimas que luchaban por salir.
- ¿Estás asustado? - preguntó, una vez que estuvo lo suficientemente cerca como para alargar la mano y tocarlo, pero no lo hizo.
Se había pasado la vida tratándolo como un niño, pero Thomas hacía mucho tiempo que había crecido, se había convertido en un hombre increíble y estaba a punto de dar uno de los pasos más importantes de su vida. Era normal que estuviera terrorizado. La noche anterior el rubio había estado completamente seguro de lo que quería hacer con su vida, pero Tenant lo conoce y conoce el miedo. Aparece cuando menos te lo esperas.
El aludido asintió lentamente, creyendo que si habría la boca se despediría del almuerzo y muy probablemente del desayuno. Aunque había comido muy poco.
Will lo miró alarmado.
- ¿No quieres casarte? – si las miraras mataran, Will ya estaría enterrado.- Vale, vale, perdona. Entonces, ¿qué pasa?
Thomas jugó con sus manos sudadas, nervioso. Resistió la tentación de alborotarse el cabello rubio que tanto trabajo le ha costado a la esteticista. Le daba miedo expresar en voz alta sus dudas.
- Yo... - se dejó caer sobre el diván y movió los ojos desde uno a otro, deteniéndose en Tenant.- De verdad quiero que esto salga bien.
- ¿Y por qué iba a suceder lo contrario? – inquirió con la calma que tanto lo caracterizaba y aquella media sonrisa que hacía perder la cordura a mujeres y hombres por igual.
- Dylan ha preparado todo minuciosamente, no habrá ningún imprevisto - asegura Will.
- No, no. No me refiero a la boda, me refiero a todo lo que implica decir que sí – secó las lágrimas que seguían saliendo sin control de sus ojos.- No quiero que mi relación con Dylan termine nunca, yo... y-yo tengo miedo de que... de que se aburra de mí, de que yo no sea suficiente. Él es tan... y el matrimonio es algo tan serio, tan determinante... tan limitado. A veces... a veces me pregunto si realmente ha pensado en todo lo que esto supone, todo lo que significa...
Tenant puso sus manos en las mejillas húmedas de Thomas deteniendo de esta manera su charla sin sentido. El rubio dio un salto ante el frío tacto y sus ojos se clavaron en los contrarios.
- Confía en Dylan – Thomas abrió la boca para replicar, pero lo calló.- Confía en que Dylan ha pensado en eso mucho más que tú, después de todo fue él quien puso la rodilla; confía en que ha sopesado los pros y los contras y quiere enfrentarlos a tu lado; confía en que sus palabras fueron totalmente sinceras; confía en que sabe lo que hace, lo que quiere; confía en su amor por ti - soltó al rubio cuando notó que ya se había tranquilizado.- Y piensa que, muy posiblemente, él también esté teniendo las mismas dudas que tú.
- O más - aportó William.
No muy lejos de la suit de Thomas...
- ¡Por dios, que es un nudo de corbata! - exclama Kaya, escandalizada y con las manos en la cabeza, desesperada ante la insólita situación que lleva un rato desarrollándose en la habitación.
- Dylan, te juro que como no te estés quieto te voy a ahorcar - amenaza Lee, el encargado de hacer que el nudo de la corbata del moreno llegue a ser medianamente decente en ese día tan especial.
- ¿Sin querer o queriendo? - pregunta con una sonrisa traviesa bailando en sus labios.
- ¿Quieres averiguarlo? - masculla, taladrándolo con la mirada.- Me parece increíble que ni siquiera puedas hacer algo tan sencillo como atar un fuco nudo de...
- ¿Y si no soy capaz?
- ¿De hacer un nudo de corbata? - Lee lo mira interrogante.- Hoy te lo estoy haciendo yo, pero en un futuro...
- No, no me refiero a eso.
- ¿Entonces? - Kaya llega hasta ellos y se sienta cerca, tratando de no arrugar su vestido.
- ¿Y si no soy capaz de hacer feliz a Thomas?
Tanto Lee como Kaya lo miraron estupefactos, ¿de verdad? ¿A estas alturas del partido? ¿Es que la mente de Dylan no había estado presente todos aquellos meses o qué? Si estaban allí era por algo.
- Dyl, mira a tu alrededor - Lee por fin terminó el nudo de la corbata.- Mira todo lo que has organizado para que sea uno de los días más felices de su vida.
- Pero... esto son solo cosas materiales. Thomas habría sido feliz incluso con una ceremonia en Las Vegas.
- También habría sido buena idea.
- Por encima de mi cadáver - masculla Kaya, fulminándolos con la mirada.- Dylan, no nos referimos al hecho de estar en uno de los mejores hoteles de Londres.
- ¿Seguro?
- Seguro.
- Es un hotel espectacular.
- Me he dado perfecta cuenta de ello, gracias.
- Y he traído a David Tenant.
- Oh, dios,lo sé... ¡QUE NO ES ESO! - Dylan ríe sin poder evitarlo, adoraba sacar a Kaya de sus casillas.- Le has pedido matrimonio, le has pedido que se case contigo. Que se una a ti mediante uno de los ritos más antiguos del mundo. Solo con eso te aseguro que lo has convertido en una de las personas más felices del mundo.
- ¿Pero podré seguir haciéndolo? ¿Convertir cada uno de sus días en una aventura?
- Lo averiguaréis juntos, Dylan, de eso se trata. No le des demasiadas vueltas ahora - le ayuda a ponerse la chaqueta gris perla del elegante traje.
- ¿Sabes algo de cómo irá vestido Thomas?
- ¡Claro que no lo sabe! No lo sabes, ¿verdad?
- No, Will y él lo han mantenido en secreto de todo el mundo para evitar que me enterara por alguna parte...
- Chicos listos.
Poco después estuvieron preparados los tres.
- Muy bien, allá vamos.
Dylan salió de la habitación seguido de sus dos mejores amigos, decidido a empezar la mayor aventura de su vida junto a la persona que más amaba en el mundo.
Continuará...
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