Capítulo 2º
Era la hora de abandonar el lugar de rodaje y Wes se encontraba reclutando a los actores para enviarlos sanos y salvos al hotel. Dylan caminaba con la cabeza gacha estrujando el libreto entre sus manos y sin dejar de darle vueltas al asunto. Escuchó el tono de llamada de un teléfono móvil y no le hizo falta levantar la cabeza para confirmar quién había recibido la llamada y quién había llamado.
"Joder, lo mío es enfermizo. Este grado de observación raya el acoso".
Sin embargo, se vio obligado a levantar la cabeza cuando notó el extraño y para nada usual tono molesto de Thomas Brodie-Sangster.
- Te digo que no... - interrupción, frunce el ceño con fuerza.- Eso no es... - bufido molesto.- Maldita sea - masculló, enfadado y cerrando el teléfono.
"¿Ella le ha colgado?".
Vale, eso era muy raro.
- Hey - lo llamó suavemente tratando de captar su atención a pesar de que aún estaban bastante lejos el uno del otro.
- Hey - repitió el otro como respuesta empezando a caminar hasta el coche que los llevaría al hotel.
Y eso era más raro todavía.
- ¡Thomas! – lo llamó, no pretendía sonar desesperado, aunque quizás sí lo hizo ya que el rubio detuvo su avance con un sobresalto y se giró para mirarlo.
Dylan rió entonces levemente.
- ¿Qué te hace tanta gracia? Me has asustado.
Se mordió el interior de la mejilla, quería preguntarle sobre la llamada, saber si había sucedido algo malo, pero... no se atrevía a borrar aquella pequeña sonrisa que había conseguido abrirse paso.
- Normalmente eres tú quien me llama así – susurró por lo bajo.
No quería que se fuera, nunca, quería que se quedara con él. Y sabía que eso estaba mal.
- No, no exactamente - la sonrisa en el rostro del de ojos oscuros hizo que se le parara el corazón.- Tommy – para volver a latir al instante con el doble de fuerza.
El Thomas real observó a su amigo con atención. Desde su vuelta lo había notado un poco extraño, pero no era capaz de saber por qué así que supuso que, de ser realmente importante, Dylan se lo terminaría contando tarde o temprano. Pero en vista de cómo se estaban desarrollando los acontecimientos quizás tendría que empezar a indagar.
Se fijó entonces en el libreto con el que Dylan jugueteaba nervioso. La portada era diferente al de la película que estaban rodando, ¿sería un nuevo trabajo? ¿O tal vez se trataba de...? No, ¡imposible! ¿Cómo lo había conseguido?
- Oye, Thomas...
- ¿Hmm? – le costó un poco salir del estupor, pero fue demasiado cálido y placentero volver a establecer contacto visual.
- No has leído los libros, ¿verdad?
- Sabes que me gustan las sorpresas.
A pesar de ser consciente que nada de aquello era real, el corazón se le encogía dolorosamente cada vez que pensaba en el destino de sus personajes.
- Cuando lleguemos al hotel lo primero que haré será ir en busca de la cena... Tengo ganas de pizza - dijo Thomas, aunque Dylan se fijó que más bien parecía un pensamiento.
"Yo tengo ganas de ti".
Continuará...
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