⸙ Besos y amores.

Las nubes se veían tan preciosas vistas desde aquella terraza, se iban con lentitud, con elegancia pero sin tapar al sol, que alumbraba más que nunca la enorme ciudad dando un poco de calor y alegría a las personas que estaban disfrutando de su día haciendo numerosas cosas a la vez. Incluso aquella terraza que tenía a una Samantha pensativa, ida, con una sonrisa boba que amaneció en su rostro, encontrada sentada sobre una hamaca de tela y con un vaso grande de licuado de frutas, dejando que el sol golpease su rostro con delicadeza. De su mente no se iba unos ciertos labios color carmesí, tan suaves como aquellas nubes que pasaban por encima de su cabeza con elegancia. Esos labios la tenían dando vueltas desde que se tomó el atrevimiento y el labor de besarlos, de probarlos y hasta acariciarlo con sus finos dedos. Hasta ahora no sabía de dónde sacó aquella fuerza que le creció cuando pensó en hacerle aquel reto a la pelinegra, de que si hacía el reto de los hielos y ganaba la apuesta, la besaría. Sin saber en qué problemon se estaban metiendo, por que le daban más vida a sus sentimientos que estaban a flor de piel, esperando que alguien diera el si para salir corriendo y contarle al mundo todo lo que sentían.

Un simple beso que pareció durar tan poco con el gran gusto que le dio besarlos. Un beso que provocó en ambas algo entre ellas, una extraña conexión que jamás pensaron que la tendrían. Una sonrisa picaresca creció en su rostro al imaginar que la estaba besando devuelta, que estaba probando nuevamente sus labios y que la más baja estaba entre sus brazos, bailando al compás de una música que sonaba desde el fondo y con su respiración acariciando su hombro. Pero al abrir sus ojos se dió cuenta que era todo una imaginación de ella, que aún estaba en su terraza con su licuado en mano y con, ahora si, unas nubes tapando su caluroso sol. Suspiro con pesadez con ganas de estar con la pelinegra, de verla nuevamente, de abrazarla, respirar su aroma a jazmines. Quería estar con ella.

Pensó y pensó tantas veces que le era posible. Pensó la idea de ir a verla a su casa, de agarrarla por la cintura y plantarle un beso en los labios, como en las películas ¿Muy romántico, no? Demasiado. Se levantó de su hamaca y comenzó a caminar de un lado a otro, pensando si era buena idea o no ¿Que le diría? ¿Le diría que tenía la necesidad de verla? ¿O mentiría solo por su conveniencia? Cualquiera de las dos opciones le parecía bien para tener un pretexto para verla y no perderse la oportunidad de observar aquellos ojos que poseía esta. Pasó sus manos por su cabello tantas veces que se canso. Pero ya estaba decidida, ella la iba a ver. Daba todo por tan solo ir a verla, incluso si fuera unos segundos nada más.

15:32

El suelo se iba a gastar de tantas vueltas en círculos que estaba dando Samantha enfrente de la casa de Ronnie, pensando en sí tocar o no la puerta. Hace por lo menos dos o tres minutos que había llegado y un sin fin de preguntas, que no estarían teniendo respuestas, invadieron su mente de forma inesperada poniéndola aún más nerviosa de lo que ya estaba ¿Y si no estaba en casa o estaba con visitas? ¿Si no la quería ver? ¿Y si ahora la odia por la apuesta? Bueno la última fue un poco exagerada, admitamoslo. Suspiro cerrando por unos segundos sus ojos y uno de sus dedos fue hasta el timbre de la casa, con decisión lo presionó provocando que este resonara por dentro de esta, haciendo que extraños hormigueros sucedieran por su estómago y que su corazón golpetee fuerte contra su pecho. Se estaba medio arrepintiendo de haber venido cuando volvió a tocar el timbre por segunda vez sin recibir respuesta de parte de la contraria, pero todo pensamiento negativo se fue al escuchar desde adentro un "Ya va". Cruzó sus brazos por delante de su pecho y golpeteo un el suelo con la punta de su zapato, repitiéndose una y otra vez lo que iba a decir cuando la viera.

──Samantha...

──Hola Ronnie ¿como estás?── sonrió amable y nerviosa a la vez, dejando de golpetear su zapato contra el suelo.

──Hola, estoy muy bien. No te esperaba por aquí── dijo pasando sus manos por su pantalones para después acercarse a la chica y plantar un beso en su mejilla, beso que dejó descolocada a la contraria dejando escapar un suspiro de sus labios.

──Si es que quería verte── confesó sin titubear. ──¿Vengo en un mal momento?── miró disimuladamente las manos de la contraria, observando cómo estas estaban llenas de diferentes tipos de pinturas. Iban desde un violeta fuerte a un violeta más claro, más nítido.

──No, no tranquila. Solo estaba pintando para distraerme── dijo limpiandose un poco la pintura de sus manos── ven pasa ¿Quieres un café?

──¿Distraerte?── preguntó pasando hacia la casa, observando con deleite cada rincón elegante que la casa poseía. Tiene decoraciones muy sutiles y extravagantes, estaba fascinada de lo que veía, era típica casa de Ronnie.
──Claro, si tienes.

──Si tengo── asintió llevando sus manos al fregadero de la cocina, siendo seguida por una pelirroja que venía detrás de ella. ──Pará distraerme si, es que estuve pensando en cosas y quería concentrarme más en la pintura que en esos pensamientos── evitó el gran detalle de sus sentimientos, para suerte de ella.

──Ya lo creó, al parecer ambas estuvimos pensando mucho en este día── Soltó así sin más, sin tapujos ni nervios.

Aún impresionada por tener a la pelirroja en su casa después de haberla pensado casi toda la tarde, asintió cabizbaja y se dispuso a lavar sus manos, mientras que por el rabillo del ojo observaba como Samantha se sentaba en uno de los taburetes de la encimera de la cocina. Se sentía algo nerviosa por tener la mirada fija de la chica ¿Que estará pensando? ¿En sus pantalones con algunas pinceladas de pintura? Pero sin saberlo y sin darse cuenta, Samantha pensaba que se veía sumamente preciosa con esos simples pantalones y esas pinceladas que intencionalmente decoraban la ropa, incluso esa camisa que le quedaba hasta por debajo de la cintura. Todo en ella, hasta lo más simple, hasta lo más caro, o lo más clásico, incluso lo pasado de moda le quedaba precioso. Ronnie para Samantha era alguien intocable, era elegante, simple e inefable, alguien inigualable, podía estar toda la tarde nombrando cosas a su favor.

──¿Puedo saber que estabas pintando?──la curiosidad enmanaba por el ser de Samantha como si fuera una niña pequeña, apoyando sus brazos en la encimera y prestando atención a como Ronnie hacia los cafés.

──Nada interesante, era algo sin forma── rió mientras que tomaba el agua caliente y ponía aquel líquido en ambas tazas── Era algo abstracto podría decirse.

──¿Me dejas verlas?──Aquella pregunta llenó de nervios a la más baja. Si decía que si le daba el pase libre a la pelirroja para que se diera cuenta que el cuadro que ella pinto era nada más ni nada menos sus ojos retratados en el, que se diera cuenta de la existencia de eso la ponía de pelos de punta a Ronnie, eso no podía suceder. ── Desde que nos conocemos que no me has mostrado ningún cuadro── fingió hacer un puchero con sus labios y tomando entre sus manos la taza de ce que le tendía la ojimarron. ¿Como le iba a decir que no a esos ojitos y ese puchero tan tierno? Alguna repuesta negativa se tenía que inventar.

──Eh, eh no lo sé. Hay mucha pintura y olor, no creo que te guste, hasta te puede hacer mal para los pulmones── se excusó absorbiendo su café caliente desimuladamente.── No queremos que eso suceda ¿No?

──¡Con eso no pasa nada! Me encanta el olor a pintura.

"¡Diablos!"── pensó la ojimarron ¿ahora que iba a hacer? Samantha se iba a enterar del cuadro y ya no había marcha atrás.

──¡Dale! Porfa, dejame ver tus pinturas──junto sus manos y volvió a hacer esa carita de perro mojada, provocando que la contraria se derritiera de ternura.

──¡Esta bien! ¡Esta bien! Te dejaré que las veas── suspiro negando levemente con su cabeza de manera divertida, ahora si era mujer muerta o mejor dicho muerta de la vergüenza de lo que iba a pasar.

──¡Vamos!── dejó la taza de café y fue hasta Ronnie para tomar su mano y jalar de ella para que la guiara hasta el cuarto de sus pinturas.

──¡Pero tu café!

──Lo tomó después, ahora vamos.

Ahora si estaba arrepentida. Pero no por haber pintado el cuadro, o de haber conocido a Samantha o de dejar que esta le insistiera tanto para ver sus pinturas. Estaba arrepentida de haber abierto la puerta y dejar que pasara. No era de mala onda, era por la vergüenza infinita que sentiría si esta se entera de eso y también un poco de miedo por ver la reacción de esta. Por qué también podría gritarle que era una rara psicópata o que no la quería volver a ver y hasta le pondría una perímetral. Bueno quizás Ronnie ya estaba pensando exageradamente acerca de la reacción de la contraria. Pero lo último que está quería era que Samantha se enojara o no le gustara el cuadro para nada, o sospeche de que era su amada. La pelirroja seguía expectante esperando por la respuesta de la ojimarron que aún seguía parada en la cocina en modo avión ya que no se movía ni decía nada, aún teniendo su mano presa de la mano de Samantha. Respiro hondo y la miró a los ojos para después susurrar un "Vamos" y escuchar como la ojimiel pegaba un gritito de emoción. Ahora si Ronnie le pedía ayuda alguien que la estuviese escuchando y sobre todo pedía que no reaccionara tan mal la contraria. Cada paso hacia la habitación era un paso a su perdición, poniéndola cada vez más nerviosa. Parecía esas películas de terror que te ponen música de suspenso cuando va a pasar algo malo y los segundos se vuelven eternos con el paso de estos. Al llegar a la puerta, que estaba entre abierta, se detuvo por unos segundos y si escuchabas bien podías oír el sonido del corazón de Ronnie golpetear contra su pecho. Cuando la puerta estaba completamente abierta, ella pasó primero para después darle paso a Samantha que estaba detrás esperando emocionada para ver las dichosas pinturas. Y todo se quedó en silencio cuando ambas ya estaban adentro. Su cabeza se giro por unos segundos hacia donde estaba la chica y observó como esta se encontraba admirando y analizando cada uno de los cuadros. Rezaba por quién más quiera que no se diera cuenta, capaz está era algo despistada y no lo vería.

──¿Todo esto es tuyo?── Haciendo referencia a la decoración del cuarto y las pinturas. Le asombraba todo el arte que se encontraba en esta habitación, los cuadros colgados la hacían lucir aún mejor de lo que se veía.

──Sí, es todo hecho por mi── asintió dejando que una sonrisa brotara de sus labios.

──¡Es hermoso! Digo, todo esto es precioso. No puedo creer la mano que tenes para esto y yo apenas se dibujar un conejo ¿Puedes creerlo?── ambas rieron por las ocurrencias de la más grande── Yo jamás hubiese podido dibujar eso. ──dijo señalando con su dedo una de las pinturas más grande que se encontraba en la habitación. Era un cuadro que Ronnie pintó en una noche de lluvia, mostraba la ciudad de New York debajo de la luz de la luna ──Es enorme── susurró asombrada.

──Es grande sí, demore cinco días en hacerlo. Por suerte la imagen de lo que quería me había quedado guardada en la memoria.

──Pintas muy hermoso ¿no te gustaría hacer como una galería de arte y exponer tus pinturas?

──Me encantaría, sería como un sueño para mi.

──Debes de intentarlo. Yo tengo un conocido que pronto va a exponer cuadros, puedo hablar con él y decirle que te exponga a ti también── le dijo amable caminando hasta ella.

──¿De verdad? No lo creo, no quiero causarte molestias.

──¡Pará nada! Estos cuadros tienen que hacerse famosos── rio divertida ──Voy a estar conociendo a una famosa, ¿sabes lo increíble que suena eso?

──Si, suena bastante bien── asintió sonriendole.

──Claro que si, anímate dale.

──¡De acuerdo! Pero no quiero causar problemas.

──No harías ningún problema, te lo aseguro. Yo hablo con el y te aviso.

──Muchas gracias── sonrió amable y la contraria asintió para después estirar sus brazos y envolver el cuerpo de Ronnie contra su pecho en un abrazo. El abrazo que quería desde que empezó el día. Volver a sentir su aroma en sus narices, su cuerpo contra el de ella. Sin duda los abrazos de la ojimarron eran los mejores y más cuando su cabeza cabía perfectamente en el hueco que había entre su cuello y hombro.

Los ojos de la pelirroja se fueron hacia una parte de la habitación. Más precisamente a la parte donde estaba el ventanal de la habitación, que casualmente se encontraba el cuadro donde estaba retratado sus propios ojos, que obviamente, ella no se estaba dando cuenta de aquello. Lentamente abandonó los brazos de la contraria y está la miró confundida, pero sin hacer caso comenzó su camino hasta el tal curioso, para ella, cuadro. Ronnie no sabía dónde meterse al darse cuenta que Samantha se estaba dirigiendo al cuadro de sus ojos. Si la suerte jugaba a su favor, esta no se daría cuenta y no le prestaría mucha atención a los detalles. Al estar frente a frente al cuadro, su ceño se frunció al notar ciertos puntos de este llamativos. De algún lado le llamaba la atencion. Miraba una y otra vez las pecas que brotaban de esos ojos, el extraño color miel dibujado en el lienzo y hasta las pestañas le parecía conocida ¿Esos ojos eran los de ella? ¿O se estaba equivocando? Pensó la más grande.

──¿Esos son mis ojos o me estoy volviendo loca?── pregunto así sin más y en ese momento la más baja quería ver si notaba algún tipo de enojo en ella, pero no lograba descifrar las emociones de la contraria.

──N-no, bueno tal vez── rasco su nuca con algo de nerviosismo y miedo de que esta se enojara por haberla retratado, pero lo que Ronnie no sabía, es que Samantha creía que era lo más lindo que le hayan hecho, le causaba mucha ternura aquel acto de retratarla. Jamás nadie en lo que lleva de su vida le hizo un regalo de estas alturas, se sentía halagada por aquel regalo, y más si era de la pelinegra, pensando en que si tenía una oportunidad con ella y que podría decirle todo lo que sentía sin sentirse rechazada. Camino nuevamente hasta la más baja que tenía sus mejillas sonrosadas y con sus brazos la envolvió entre ellos, posando su mejilla en lo alto de su cabeza. ──¿No te enoja?

──Es el regalo más precioso que me hayan hecho. Y además con lo bien que dibujaste mis ojos me siento halagada y hasta podría decir que me siento linda── carcajeo la contraria negando ante la pregunta de Ronnie. ──Me encanta este retrato, pero me enoja un poco que no me lo hayas mostrado, si se ve muy bonito.

──Me daba algo de vergüenza── susurró posando su mentón sobre el pecho de la pelirroja y sonrió desde ahí abajo, a la vez que lo hacía Samantha pensando en que esa imagen era la más tierna que vio. La ojimiel subió sus manos hasta las mejillas de la ojimarron y con sus pulgares comenzó a acariciarlos en forma de círculos, con lentitud, rozandolos con ternura con miedo de romperla. Ya no podía guardar ningún otro sentimiento por esta, ya no quería esconder nada, quería que todos supieran que Samantha Volkova estaba enamorada de la hermosa Ronnie Mcguire. Una sonrisa de lado nació en su rostro, mientras que los labios de ambas inconscientemente se iban acercando para querer unirse. Ambas querían esto, ambas se querían besar y está vez nada las pararía.

──Que jamás nada te de vergüenza, quiero ese cuadro tanto como te quiero yo a ti.

Esas palabras resonaron con fuerza por la mente de Ronnie haciendo que su corazón palpitara rápidamente y que un hormiguero de emociones explotara allá en su estómago, no podía creer lo que estaba escuchando, todo parecía ser un sueño ¿Era verdad lo que estaba escuchando? ¿De verdad le dijo eso? Aunque intento responder ante esas palabras, Samantha no lo permitió por que después de segundos pegó sus labios contra los suyos en un beso que acabó con toda inseguridad en ambas. Todo a sus alrededores parecía ser lejano, un mundo que sólo existían ellas nació y el sonido de sus corazones sincronizandose sonaba como una dulce melodia para toda la habitación. Era inexplicable lo que estaban sintiendo, no se podía expresar con palabras ¿era amor lo que estaban sintiendo en estos momentos? El amor se puede sentir de varias formas a decir verdad, se puede demostrar de diferentes maneras; con un abrazo, con palabras, con poemas, historias o frases, con el lenguaje de señas, con cartas y hasta con susurros en el oído del otro. Amor, cuatro letras que para muchos tienen diferentes significados. Si, en wikipedia existe una definición concreta, la puedes buscar si quieres. Pero si te pones a pensar no hay una sola definición, por que todos tenemos diferentes opiniones de lo que es el amor, todos pensamos distinto sobre eso. Otros piensan que el amor significa lo más bonito que alguna vez sintieron. Otros, aunque no lo creas, significa el dolor más grande. Por qué no todas las personas vivieron las mismas experiencias con el amor.

Pará ti, ¿que es el amor?

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