Capítulo 1.

La sirena de la patrulla resonaba al lado de la casa de los Warren.
El cuerpo sin vida de Laura se hallaba ahora en una camilla.

La mirada de Heather estaba perdida, mirando solo la mancha de sangre que estaba en el piso de arriba. Desde que habían encontrado a Laura muerta en el pasillo que dividía las habitaciones de las dos chicas y la de sus padres, no había derramado una sola lágrima, su mente se había quedado en blanco y le impedía llorar.

Nada tenía sentido, no encontraba una explicación lógica a lo sucedido, su hermana nunca fue mala con nadie, no le debía nada a nadie. Laura no era una chica rebelde como las chicas de su barrio. Simplemente no había explicación a su muerte.

Heather se asomó a la venta que daba al jardín, pudo ver al oficial William, estaba charlando con sus padres quienes estaban abrazados, su madre tenía los ojos hinchados a causa del llanto y su padre intentaba mantenerse fuerte para ella, aunque Heather sabía que por dentro estaba igual de destrozado que su madre, acababan de perder a una de sus hijas, vieron su cuerpo tendido en el suelo lleno de sangre y la expresión de terror de la chica había quedado grabada en su rostro.

¿Quién lo había hecho?

¿Quién había sido el maldito que en un minuto acabó con la vida de una de las personas que más amaba?

Aquella persona a la que contaba todos sus problemas, su hermana, aquella con la que había hecho miles de travesuras cuando eran niñas, se encontraba ahora en camino a la morgue para ser examinada, sin vida.

Se dio vuelta y bajó las escaleras, llegó a la sala, encontró a sus padres sentados en el sillón. Se acercó a ellos en silencio.
Su madre al verla se levantó y le dio un abrazo. Heather lo correspondió sin decir palabra alguna.

— Hija, creo que debes descansar — susurró su madre con las lágrimas en los ojos.

— Estoy bien mamá, no tengo sueño— respondió.

“No, no estás bien"

— Mi niña...

— Encontrarán al culpable de esto— Heather trató de mantenerse fuerte — no puede esconderse para siempre.

— El oficial dijo que no había huellas dactilares en ninguna parte que pudieran ayudar a encontrar al que lo hizo— intervino el señor Warren.

— Papá...— intentó decir.

— Ves a tu habitación Heather, intenta descansar un poco.

¿Como podría descansar?

Hace menos de 24 horas que habían asesinado a su hermana, y el asesino había desaparecido sin dejar rastro.
Jamás podría descansar.

Decidió ir a darse una ducha— la cuál necesitaba con urgencia — y después ya vería que hacer.
Ya en el baño, cerró sus ojos y el recuerdo de Laura tirada en el suelo rodeada de un gran charco de sangre volvió a atormentar su mente y no evitar que las lágrimas se salieran de sus ojos. Lloró, mientras el agua de la ducha recorría su cuerpo y limpiaba las lágrimas que Heather derramaba.
Lloró y maldijo al culpable de que ahora su hermana no estuviera con ella.
Lloró y juró que cobraría venganza.

“No te preocupes Lau, yo me encargaré de que ese maldito pague por lo que te hizo"

Pero Heather no intuía lo que estaría por llegar.

***

Heather estaba junto al enorme ventanal que estaba en la planta alta de su casa, su ropa llena de sangre y en su mano sostenía una foto, sí, una foto, pero no logró distinguir a las personas que allí aparecían. Más allá, entre la oscuridad del pasillo logró distinguir una silueta, parecía la de un hombre, se estaba acercando, lo veía moverse en su dirección, aquella sombra se aproximaba lentamente y...se detuvo.

Justo donde la oscuridad del pasillo terminaba para dar paso a la luz de la luna que entraba por el ventanal con las cortinas descorridas, la sombra se detuvo. Le pareció obvio, no quería que lo viera a la cara.
Heather se quedó quieta junto a la ventana, estaba temblando. Justo cuando creyó que la sombra desaparecería la vió avanzar de nuevo, esta vez logró distinguir el cuchillo que aquella “sombra" llevaba en la mano. Estaba claro, iba a matarla, así como mato a su hermana, iba a matarla sin piedad alguna. Heather cayó al suelo gritando que parara, pero no la escuchaba, con una mano presionó el cuello de Heather contra el suelo, alzó la mano en la cuál sostenía el cuchillo y...

Heather despertó exaltada y asustada.
Miró a todos lados buscando aquella sombra. Nada, no había nada

“Solo fue una pesadilla" pensó.

Una pesadilla tan real. Y la sombra.

¿La sombra del hombre que asesinó a su hermana?
¿Aquel sueño le habría mostrado lo que ocurriría con ella también?

En todo caso, fuera quién fuera esa persona, estaba claro que lo que quería era a Heather también.
La pregunta era: ¿por qué?

¿Venganza por haber rechazado algún pretendiente?

No, era imposible, nadie llega a esos extremos cuando es rechazado por la persona que le gusta. Nadie.

¿O sí?

***

Eran las siete de la mañana. Heather apenas había logrado pegar un ojo después de esa pesadilla, creía que en cualquier momento aquella sombra iría por ella y acabaría con su vida.
De todos modos se arregló para ir a la escuela.

— Hija, deberías pedir permiso en la escuela para faltar, estoy segura de que la directora entenderá.— su madre había notado sus ojeras y su cansancio.

— Estaré bien, tengo exámenes la próxima semana y no quiero perder una sola clase.

Se cargó la mochila al hombro y se despidió de su madre con un abrazo que le resultó bastante reconfortante, salió de la su casa y se puso en marcha.
La escuela a la que asistía no era muy grande ni reconocida, más bien tenía un número de ciento cincuenta estudiantes y nada más. Pero para Heather era más que suficiente para lograr obtener todos los conocimientos necesarios. Magical Town era un pueblo pequeño y tranquilo.

“Al menos lo era"

Llegó a la entrada de la escuela y dudó unos segundos antes de entrar, pero al final avanzó, caminó por los pasillos hasta llegar a su salón.
Había pocos alumnos allí y el escritorio del profesor estaba vacío, había llegado antes y eso era bueno.
Se sentó a esperar a que su clase comenzara.
No era la chica más introvertida de la clase pero tampoco le gustaba resaltar mucho entre la gente, así que se limitaba a hablar de lo que realmente consideraba importante. Ahora más que nunca se mantendría callada.

A los pocos minutos el aula ya estaba habitado por más jóvenes y el profesor dio inicio a la clase.
Heather intentó con todas sus fuerzas no distraerse, pero le fue imposible. Sentía que en algún momento aquella sombra de su sueño aparecería y la mataría. Muy dramático pero ella no descartaba cualquier posibilidad, y rodeada de todos esos compañeros se sentía en peligro.

Cuando hubo sonado la campana salió disparada hacia la cafetería, donde se encontró con Liss, la cuál no era precisamente la mejor amiga pero era la única que no salía huyendo cuando Heather se acercaba.

— Hola Heather.

— Hola.— Se limitó a decir.

— Oye, siento lo de tu hermana, de verdad — Las palabras de Liss sonaban sinceras, pero a Heather no le apetecía en absoluto hablar de eso.

Se limitó a murmurar un “gracias" y se alejó de allí.
Llegó a la mesa que siempre ocupaba, como de costumbre, algo gastada y vieja que nadie quería usar, pero que a ella no le molestaba.

Observó con atención a todos los chicos y chicas del lugar, por alguna extraña razón sentía la necesidad de examinar a todos. Miró a un grupo de chicas que charlaba animadamente. Ninguna de ellas le parecía una asesina.

Observó a otro grupo, unos chicos que parecían muy populares, sobre todo el de pelo rojizo que estaba de frente a ella, Scott, así se llamaba. Era un chico engreído al que todas las chicas admiraban, excepto ella, a Heather no le importaba en absoluto, incluso se preguntaba porque un chico tan problemático y peligroso como él, es admirado por tantas chicas.

De todos modos, no era lo que le interesaba en ese momento. Solo podía pensar en una cosa, Laura, en que todos los días en la hora del almuerzo era ella quien la acompañaba, le contaba casi todo, hablaba sin parar aún sabiendo que Heather no le interesaba en lo más mínimo, pensó en que ya nunca la obligaría a beber ese jugo de toronja que ella odiaba, en que ya no volvería a escuchar sus anécdotas de su vida diaria.
Ella era el ruido en medio de todo ese silencio que siempre estaba presente en su vida, y ahora ya no estaba, se había ido, se la habían arrebatado.

Todo volvía a ser silencio.

Cuando Heather salió de la cafetería ya no sentía ganas de volver al salón de clases, solo quería estar sola. Se puso los auriculares, caminó hasta llegar a la cancha de fútbol, no había nadie allí, todo estaba tranquilo.
Justo como quería.

Se sentó en una de las bancas y miró al frente, sumida en sus pensamientos, ajena a todo a la realidad.

Pero, cuando todo había desparecido para ella y solo quedaba el murmullo del viento, Heather escuchó un grito desgarrador, que la hizo ponerse alerta.
Fue un grito agudo y tan lleno de dolor que de inmediato le trajo los recuerdos de la muerte de Laura, y como ella, había gritado de la misma forma antes de ser asesinada.

Eso hizo reaccionar a Heather, ese grito, el de su hermana.

¿Había otra chica asesinada?

De inmediato empezó a correr a toda velocidad hacia la entrada, pero antes de que pudiera entrar vió a Liss, allí parada, con lágrimas en los ojos. Estaba llorando.

— Liss...¿que...que ha pasado?— Heather estaba asustada y su corazón latía con fuerza.

— Es...Brittany...la han...asesinado.

Al oír esto, Heather empezó a negar como si no pudiera creerlo.

El asesino estaba allí, en la escuela.

Una parte de ella, la más sensata, le gritó que se alejara de allí y fuera directo a su casa. Sin embargo, el saber que el asesino de su hermana estaba allí la indujo a entrar. Tal vez podría verle la cara, tal vez tenía la oportunidad de conocer al culpable.

Sus pies empezaron a andar.

— Heather, ¿¡a dónde vas!?— Liss le gritó al verla correr hacia la entrada.

Pero ella ya no la escuchaba, solo podía pensar en el asesino y que necesitaba encontrarlo, si a Britany la habían asesinado allí, el estaría dentro.

Corrió por el pasillo en dirección contraria a todos los estudiantes.
Sabía dónde había escuchado aquel grito.

Llegó a aquel salón tan rápido como pudo. No veía nada, estaba oscuro ahí adentro.

¿Cómo podía estar tan oscuro?

Quizá el asesino apagó las luces.

Caminó hacia el interior, muy alerta, pero se detuvo de golpe cuando sus pues chocaron con algo que estaba en el suelo.
Miro lentamente hacia abajo, temiendo lo que pudiera haber, y se quedó petrificada cuando sus ojos vieron el cuerpo de Brittany.

La imagen le resultó tan perturbadora, el cuello de la chica estaba cortado y su pelo rubio ahora estaba manchado de sangre, tenía una estaca clavada en el pecho. Y la expresión de horror que se había quedado grabada en el rostro de la chica solo lo hacía ver aún más perturbador.

No sé movió. Su cuerpo se quedó helado.

No por ver el cuerpo de la estudiante en el suelo y en una condición tan horrible.
Sino porque, logró percibir que algo o mejor dicho alguien, estaba detrás de ella. Podía oír su respiración tan pesada.

Se le erizó la piel, y un escalofrío recorrió su espalda.

Él estaba ahí.

— Heather.

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