42: Están locos

Luego de un par de semanas llega el cumpleaños de Tracy, y como ella quiere celebrarlo por todo lo alto, nos arrastra a todos a un club que han abierto recientemente en el centro de la ciudad. Es casi medianoche cuando Baxter y yo vamos en camino allí, mis ojos empiezan a cerrarse mientras Bax maneja. Luego de aquellos días su pierna se ha recuperado por completo de la picadura de medusa y el único vistazo son unas marcas débiles que aún tiene en su pierna, por suerte no ha pasado a mayores.

Es sábado por la noche, pero nuestro cuerpo no lo sabe. Ya nos hemos acostumbrado a dormir a una hora establecida debido a los días que pasamos en la playa y hemos llevado esa rutina de marcar nuestro tiempo hasta aquí. A esta hora deberíamos estar profundamente dormidos, pero no, estamos en camino al cumpleaños de Tracy.

Cuando entramos al local sin haber hecho fila, damos nuestros nombres a la chica que nos recibe y ella nos lleva a la segunda planta, al reservado que Tracy ha hecho para esta noche.

La música alta hace que quiera taparme los oídos. Apenas puedo ver por delante de mí debido a las luces estroboscópicas que marean mi visión. Baxter camina detrás sujetando mi cintura mientras subimos las escaleras. El vestido que llevo es corto y negro, sin mangas y con un escote decente en forma de corazón. Los tacones son del mismo color, pero las suelas rojas, son stilettos y me encantan, son altos, pero a estas alturas ya estoy acostumbrada a usarlos.

Empujo mi cabello tras mi hombro cuando veo el box que ha reservado Tracy. La chica que nos guía se retira volviendo a su puesto mientras yo corro a abrazar a la cumpleañera.

—¡Feliz cumpleaños! —Esta vez soy yo quien grita en su oído, pero porque la música no permite que se oigan nuestras voces. Tracy, con un vestido rojo y el cabello alborotado, me devuelve el abrazo con fuerza.

—¡Gracias, Madie!

Dejo que Baxter la abrace mientras me giro para saludar a nuestros amigos que ya han llegado. Sip, se podría decir que somos una pareja tardona.

Abrazo a mi hermana y luego a Johann, quien está sentado a su lado sosteniendo su mano. Ignoro la tensión que hay para saludar a Susie, y luego a Trevor. Ambos me devuelven las sonrisas. Tracy nos presenta a otros amigos que ha invitado y nos sentamos en los dos asientos juntos disponibles.

Debido a la música alta tengo que acercarme a Susie y Trevor para hablar con ellos. Baxter aprieta mi mano mientras conversa con Johann; a su izquierda. Sé que no debería, pero miro constantemente a mi hermana y a Susie, notando inmediatamente la tensión en el ambiente desde que las saludé. Megan parece feliz, tocando a Johann y riendo; pero por la cara que tiene Susie sé que lo hace para olvidarse de ella. O eso creo.

Lo difícil de ese par es que tienen los mismos amigos en común y será difícil para ambas ignorarse cuando tienen que verse todos los días en el trabajo.

—¿Quieren tomar algo? —pregunta Tracy viniendo hacia mí. Voltea a su hermano—. Hemos pedido champán para celebrar y también botellas de whisky, vodka y cervezas. ¿Cuál prefieren? ¿O quieren pedir algún combinado?

Le sonrío graciosamente, es su cumpleaños, pero actúa como si fuera su obligación servirnos.

—Yo tomaré una cerveza —murmuro.

—Yo también —dice Baxter, pero se levanta—. Deja que yo te lo traiga.

Tracy se sienta en la silla que ha desocupado Baxter y me mira, Johann a su lado, empuja su brazo.

—¿No vamos a bailar? —pregunta.

Megan salta en su asiento.

—¡Sí, hay que bailar! —Arrastra a Tracy hasta levantarla de la silla—. Ven tú también, Mads.

Señalo a Baxter que está devuelta con dos botellas de cerveza.

—Deja que tome mi cerveza y luego bailaré con ustedes. —Tomo un buen trago mientras veo a Tracy coger a Susie de la muñeca para levantarla. En un minutos todos se han puesto de pie para ir a la pista de baile. Solo quedamos algunos de los amigos de Tracy, Baxter y yo.

La pista de baile es en el primer piso, y como nosotros estamos en el segundo, tenemos una vista panorámica de lo que sucede abajo.

Busco con la mirada a mis amigos, y cuando los encuentro luego de un buen rato, no puedo hacer otra cosa que reír. Johann baila con Megan, mientras que Tracy, Susie y Trevor hacen un círculo para bailar entre ellos, no muy lejos de la parejita que empieza a besarse mientras se mueven.

—¿No quieres bailar? —me pregunta Baxter cuando empiezo a mover mis pies al ritmo de la canción.

—En cuanto termine esta cerveza. —Sonrío al levantar mi botella.

Pero cuando la primera se termina, me levanto del asiento para coger otra de las que Tracy ha pedido. En mi tercera botella estoy riendo junto a Baxter mientras conversamos. Pongo mi mano en su muslo sin dejar de tomar un sorbo de mi cerveza, disfrutando de lo helada que está. Yo siento calor en todo el cuerpo debido a la masa de personas que hay en el lugar. El club está tan repleto debido a su reciente apertura que cuando miro a la pista de baile ya he perdido de vista a mis amigos.

Baxter se levanta para traernos más cervezas y yo aprovecho para inclinarme sobre mi cuerpo para mirar el primer piso.

Busco entre tantas cabezas las de mis amigos, sonriendo cuando veo a Tracy y Trevor bailando. Susie no está por ningún lado. Mis ojos escanean la multitud, cuando aterrizan en un punto no me caigo porque estoy sentada.

En la pared del fondo, muy alejados de Tracy y Trev, donde las luces giran y se puede ver con mayor claridad, veo a Megan y a Susie, bailando. Pero no de cualquier manera; ambas están bailando provocativamente una frente a la otra.

Tengo que apretar mis ojos para no creer que es un sueño, porque detrás de Megan, está Johann bailando. Haciendo un sandwich con mi hermana.

Mierda.

Y cuando ellas se besan, él parece acariciar a Megan.

—¿Madie? —La voz de Baxter me llega al oído. Cuando me yergo lo siento a centímetros de mi cabeza. Mierda. Baxter parece preocupada al verme—. ¿Estás bien?

—Eh, sí —Sonrío tratando de aparentar normalidad—. Creo que necesito ir al baño, he tomado mucha cerveza.

—Claro, te acompaño.

—No, iré con Megan, voy a buscarla.

Baxter asiente sin quitarme el ojo de encima mientras bajo las escaleras. Me estremezco al ver que hay tanta gente en la pista de baile que para llegar al baño tengo que abrirme paso. Empujo a las personas borrachas que se interponen en mi camino, tratando de buscar el lugar en el que vi a Megan. Desde aquí es más difícil distinguirla porque tengo la vista de frente y no panorámica como arriba, así que hago un esfuerzo por empinarme en mis propios tacones y buscarla.

En cuando llego al lugar que creí verla, noto que está bailando con Johann, Susie está un poco apartada, pero no deja de mirarlos mientras se mueve.

Llego a ellos un poco agitada y con el corazón latiéndome de prisa.

Megan grita sonriendo al verme, sus mejillas están muy sonrojadas, al ver mi rostro frunce el ceño. Me acerco a su oído.

—Ven conmigo. —No dejo que me responda, cojo su mano y la arrastro detrás de mí dejando a Johann y a Susie para llevarla lejos de la multitud. Encuentro un lugar vacío a las afueras del baño, en el pasadizo poco iluminado.

—¿Qué pasa, Madie? —pregunta confundida.

—¿Que qué pasa? —Me cruzo de brazos mirando sus ojos verdes confusos—. Pues te vi, Meg, te vi besando a Susie frente a Johann. ¿Qué mierda está pasando?

Aprieta sus labios al oírme. Cierra los ojos, cuando los abre, parece resignada.

—Porque estoy con ella.

—¿Qué dices? —grito exaltada—. Pero Johann...

Levanta una mano.

—También estoy con él.

Mi mente tarda un segundo en reaccionar, mi boca; dos.

—¡¿Qué mierda?!

—Pues eso —dice ella jugando con sus manos, de repente nerviosa, pero decidida a hablar—. Los tres estamos en una relación.

Cuando empiezo a reírme, no puedo parar. Tal vez sea la cerveza o el cansancio, pero me toma un buen rato parar. Megan me mira mal.

De repente me pongo seria al ver que no es una puta broma.

—Dios mío, Megan, no puedo creerlo. —Me sujeto la cabeza, sintiendo que estoy volviéndome loca.

—Pues créelo. Ha estado sucediendo desde hace meses.

Esa confesión me deja sin aliento.

—¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?

—¿Qué? ¿Disfrutar de una relación de tres? —Sonreí irónicamente—. Oh sí, lo sé muy bien.

—Estás loca si crees que es algo bueno.

—¿Y quién dice que no? ¿Tú? —resopla.

—¡Pues todo el mundo! ¿Acaso es normal...?

—No me vengas con discursitos morales, hermana. Lo que yo hago o deje de hacer no debería de importarle a nadie. Ni siquiera a ti.

La señalo.

—Me importa porque te involucra a ti y a dos personas más. ¿No te das cuenta de que estás jugando con ellos?

Frunce el ceño.

—Esto fue un acuerdo mutuo entre los tres. Los tres lo queríamos, los tres decidimos meternos en esto.

Levanto las manos.

—Si de verdad te importaran como dices que lo hacen jamás te hubieras metido en esto. Porque seamos claras; has aceptado una relación con ellos porque no estabas segura a quién elegir. Y no se trata de eso, sino de darte cuenta de a quién amas en realidad y dar un paso al costado con la otra persona. Haciendo esto a la larga vas a dañar a alguien, porque no creas que esto durará para siempre. Todos tienen un límite, y el de ellos va a llegar en algún momento. —Al ver su rostro me río—. ¿Qué? ¿De verdad creíste que esto duraría para siempre? ¡Abre los ojos, Megan! No es normal una relación de tres...

—Oh, cállate. Me importa cinco pepinos lo que es normal o no en esta sociedad de mierda. Me importa muy poco lo que piensen de mí.

—¡Ves! —La señalo—. Estás siendo egoísta, pensando solo en ti y no en ellos. ¿Crees que aceptarán este acuerdo para toda la vida? Eventualmente te van a hacer elegir, y tú, Megan, tendrás que hacerlo. Y en ese momento, cuando elijas, alguien va a sufrir. Incluyéndote, porque tendrás que hacerle daño a alguien y eso te pesará en la consciencia. ¿Y todo por qué, por querer estar con ambos y no soltarlos?

—¡No soy egoísta! —grita exaltada. Sus ojos brillan bajo la tenue luz haciéndolos ver más verdes—. ¡Tú eres la egoísta! Por lo menos yo tomé mi decisión de estar con ellos. ¿Y tú? Dándole migajas a Baxter y luego retirando la mano. ¿Por qué juegas así con él? Baxter quiere una esposa, familia, hijos, y quiere todo eso contigo. Tú solo piensas en él como novio, no quieres casarte. Sé que lo haces porque estás esperando que suceda algo para que te vayas de su vida. ¡Como sucedió con Devan! Estás esperando que algo se arruine en tu relación para largarte de su vida y dejarlo, ¡como haces siempre! Eres una egoísta que solo piensas en ti y no en los sentimientos de Baxter.

—Yo lo amo —digo con los dientes apretados por la rabia que siento—. Lo amo y que no me quiera casar no significa lo contrario. ¿Me puedes tú responder lo mismo? ¿Amas a Johann, amas a Susie? ¡Decídete de una vez a quién quieres de verdad porque te vas a quedar sin los dos!

—¡Y tú cásate con Baxter antes que se de cuenta de que eres una perra egoísta que no lo ama lo suficiente y te deje! Porque eso va a hacer si sigues jugando a ser novios toda la vida.

Sus palabras escuecen, pero me mantengo impasible con mi rostro imperturbable.

—Piensa lo que quieras, a mí solo me importa que Baxter sepa que lo amo. —Me cruzo de brazos para contenerme de no estampar la cara de mi hermana contra la pared—. No tienes que esconderte detrás de tu bisexualidad y ponerla de excusa ante Johann y Susie. Está bien, no te pido que elijas, pero sí que pienses en ellos. ¿Tú crees que lo hacen porque lo quieren? No, Megan, lo hacen por ti.

—Ellos quieren.

—¿Ah sí? ¿Están feliz de compartirte? —pregunto acercando mi rostro para darle énfasis a mis palabras—. Sé que Johann es heterosexual y Susie no. Me importa una mierda lo que pase entre ustedes de manera sexual, pero deja de pensar en eso y míralo de manera distinta. A ambos les gustas, están locos por ti. Te quieren, y tú estás jugando y aprovechándote de eso para mantenerlos a tu lado. Puedes decir lo que quieras; que sí que se divierten mucho, pero el corazón ¿qué? ¿No cuenta para nada? ¿No estás enamorada? Ellos te quieren a ti. No me digas que Johann ama a Susie o viceversa...

—Claro que no —dice como si fuera la idea más absurda.

—¿Entonces a qué esperas para cambiar este desastre antes que estalle en tu cara?

Ella respira hondo.

—Madison, yo sé lo que hago. Deja de meterte en mi vida, que está tan bien y perfecta, y fíjate en la tuya, en tu relación con Baxter, que lo mío con ellos lo manejo yo.

Ni al caso con ella.

—¡Haz lo que quieras! —suelto exasperada—. Siempre lo has hecho. Pero yo ya te lo he advertido.

Megan me frunce el ceño, pero yo me alejo oyendo el retumbar de la música en las paredes del club mientras me abro paso entre la multitud hasta llegar al box del segundo piso. Aquí está menos abarrotado así que puedo distinguir más fácilmente a las personas. Mi corazón está latiendo con fuerza por la reciente pelea con mi hermana.

Sigo sin poder creer lo que he visto, así que trato de no pensar en ello. Mi mente está turbada por la cerveza y la confesión de Megan.

Veo que en barra, Baxter está sentado en una silla esperando ser servido, a su lado está un amigo de Tracy, ambos conversando. Hay una mujer a la derecha de la barra que lo roza ligeramente con el codo desde atrás, pero él no parece darse cuenta porque está enfrascado en la conversación con el hombre. Llego hasta ellos y rodeo a Baxter desde su espalda, lanzándole a la mujer una mirada orgullosa.

Me como todo eso y es mío. Así que aléjate.

La mujer alza las cejas ante mi sonrisa de suficiencia, pero sabiamente se voltea, no sin antes dedicarme una mirada apreciativa, como si dijera «vaya perra suertuda». Malditamente lo soy.

—Ey, ven aquí —susurra Bax al fijarse en mí. Me coloca entre sus piernas. Pido al barman una ronda de chupitos. Necesito borrar de mi mente los últimos cinco minutos.

Escucho una conmoción cuando Tracy se acerca desde el costado.

—¡Chupitos para celebrar! —Hace que todos nos acerquemos a la barra, incluso Megan quien se ha subido hasta aquí pero se mantiene alejada de mí y cerca a Johann, sin poder mirarme a los ojos. Cuando el barman pone varios chupitos y rodajas de limón en la barra, Tracy nos apremia a tomarlos—. ¡Uno, dos, tres, hasta el fondo!

Luego del limón y los chupitos, Tracy vuele a pedir otra ronda. Mientras esperamos coloca una mano en mi hombro y me empuja hacia Megan. La cumpleañera ya está borracha y se tambalea en un intento de abrazo hacia ambas.

—Oigan, ustedes ya son prácticamente mis hermanas. Las quiero, chicas. —Vuelve a abrazarnos. Megan me mira, pero aparta los ojos para posarlos en Tracy, le sonríe con diversión. Al parecer ella no está tan borracha. Nuestra casi-cuñada señala a Johann y Baxter conversando en la barra—. Mis hermanos están locos por ustedes, ¿lo saben, no? Es muy gracioso, hermanos con hermanas, pero yo estoy feliz por ustedes. Por siacaso, ¿no tendrán un hermano escondido para mí, no?

Megan se ríe.

—Tienes a Trevor loco por ti, ¿por qué no le haces caso?

Tracy hace pucheros.

—No quiero mezclar el trabajo con amor. A ustedes les salió bien, pero porque mis hermanos son los jefes. Trevor busca amor, yo solo quiero una buena noche de gozo, ustedes me entienden.

Está tan borracha que arrastra las palabras y las grita tan fuerte que se oye por encima de la música. Trevor está con Susie en el reservado lejos de nosotras así que no me preocupo de que nos haya oído, pero me apena escuchar a Tracy. Aunque no puedo evitar compararla conmigo, con mi yo de antes; cuando solo buscaba sacar a mi ex de la cabeza con Baxter, pero resultó todo lo contrario. En la primera noche ya ni siquiera pensaba en mi ex.

—A veces encuentras el amor donde menos te lo esperas —murmuro en su oído. Tracy se ríe, balanceándose.

—¡Como tú! —grita—. ¡Hermana! ¡Ahora las tres somos hermanas!

Nos empuja para bailar al lado de la barra. Trae a Susie consigo y en unos segundos las cuatro estamos bailando. Mis ojos están puestos en Susie y Megan, ambas totalmente ignoran mi mirada, pero puedo notar que son conscientes de su entorno por lo que no se miran entre ellas. Solo bailan al lado de Tracy, animándola con sus pasos tambaleantes de baile.

En la barra están Johann y Baxter con Trevor y los amigos de Tracy, charlando entre ellos. Pero noto que la mirada de Johann se mueve entre Susie y Megan. Por fin puedo darme cuenta de que la mirada que les lanza a ambas es la misma que les ha estado dando todo este tiempo frente a mis narices, y nunca he podido descrifrarla. Hasta ahora.

Es obvio que está enfrascado en observar a Megan, y aunque no soy muy buena leyendo gente, puedo percibir que la ojeada que les ha lanzado es de puro deseo. No sé qué pasa entre ellos tres, pero de solo imaginarlo se me hace un nudo en el estómago. Mi hermana puede creer que eso es normal y que va a durar toda la vida, pero no estoy tan segura si será posible. Los ojos de Susie están únicamente en Megan, siempre ha sido así.

No soy nadie para meterme en ese lío, pero no quiero que mi hermana ni ninguno de ellos sufra. Tendré que estar cerca para cuando todo eso explote, porque por supuesto que lo haré, y cuando pase, estaré para mi hermana.

Continúo bailando, cierro mis ojos para olvidarme de todo. No quiero pensar más en líos amorosos de terceras personas.

Disfruto del alcohol en mi sistema y de la música que retumba en cada pared del club. Siento unas manos rozar mi cintura desde atrás, sonrío al sentir el aliento cálido de Baxter en mi cuello.

—Estás preciosa —susurra.

Suelto un jadeo cuando besa debajo de mi oído, haciéndome cosquillas. Continúa el recorrido con la punta de su nariz hasta mi cuello, provocando que los escalofríos invadan mi cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Sus manos siguen un trazo desde mi cintura hasta mis caderas en una lenta caricia que siento en cada poro de mi ser.

Me estremezco, y sin abrir mis ojos me pego a él. Mi trasero choca con su entrepierna.

Continúo bailando sin perder el ritmo, pero moviéndome pausadamente, para tortura de Baxter, pero deleite mío.

»—Estás matándome.

Cuando una de sus manos baja hasta mi muslo, justo a la altura del final de mi vestido, me doy la vuelta. Baxter sonríe inocentemente mostrándome sus hoyuelos. La música está tan alta que apenas podemos hablar frente a frente, así que me recargo en sus hombros y continuamos bailando a nuestro propio ritmo. Me olvido de todo y dejo que nuestra burbuja nos envuelva.

Vuelvo a cerrar mis ojos para envolverme en su aroma. Recargo mi cabeza sobre su hombro moviéndonos a nuestro ritmo. La música ensordece mis oídos, pero mantiene vivo mi cuerpo, dejo que la mano de Baxter vague por mi espalda hasta situarse sobre mi culo. No me importa si alguien nos ve; estamos en nuestro mundo.

Me río muy bajito cuando su otra mano se posa en mi trasero estrechándome contra su cuerpo. El baile se torna sensual cuando los cuerpos van llenando también esta parte de la segunda planta. Me dejo hacer. Mis pezones se endurecen por la sensación de su piel tibia calentando la mía.

Abro los ojos para mirarlo, los suyos; mieles, me miran con ansías. Estamos en un lugar público con el sonido de la música atronando el lugar, pero nosotros nos comemos con la mirada como si fuéramos los únicos en el lugar. Solo tengo ojos para él.

Y los nuestros dicen muchas cosas sin necesidad de hablar.

—Creo que es hora de irnos —murmura en mi oído, su tono de voz ronco. La promesa de lo que pasará cuando lleguemos a casa en silenciosa, pero latente.

Asiento, entusiasmada. Ya hemos cumplido con Tracy y divirtiéndonos, ahora es nuestro momento de partir.

Baxter entrelaza nuestros dedos de la mano y me lleva consigo, apartándose de las personas en busca de Tracy. Cuando intentamos divisarla en el lugar en el que estaba hace minutos ya no la vemos. Solo están Megan y Johann bailando. Susie, sentada en el reservado, no les quita el ojo de encima mientras toma sorbos de su coctel.

Si Baxter nota algo extraño entre ellos tres, no lo hace notar. Se despide de Johann mientras yo me acerco a mi hermana.

—Ya nos vamos —vocifero para ser oída sobre la música. Mi hermana aún sigue molesta conmigo, porque asiente rígidamente y se despide sin decir nada más. Me despido torpemente de Susie y luego de Johann.

Baxter vuelve a tomar mi mano, ambos caminamos en busca de Tracy que parece haberse escabullido porque no la vemos. Sus amigos al parecer ya se han retirado a la primera planta porque no los veo por aquí.

Aun así no ceso mi búsqueda de Tracy. Estoy a punto de bajar las escaleras con Baxter delante de mí, guiándome, cuando giro a la izquierda y veo a una pareja besándose en un reservado.

Si fueran cualquiera no me fijaría dos veces en ellos. Pero ese vestido rojo le pertenece a Tracy. Y aquella camiseta color negra a Trevor.

Mis ojos se abren cuando me doy cuenta de que son ellos dos, besándose. Baxter delante de mí voltea para saber qué ha captado mi atención. Cuando se da cuenta de la pareja al principio tampoco los reconoce, pero luego su rostro adopta una mirada matadora.

—Baxter... —advierto.

—¡Esa pequeña bruja! —exclama señalando a su hermana con ojos entrecerrados. Abro la boca para defenderla, pero él se ríe, mirándome. No noto furia en su voz ni en sus ojos, lo cual me sorprende—. Ya era hora que se decidiera. ¡Joder! Johann me debe dinero.

Al principio creo no haber oído bien, pero sé muy bien lo que he oído.

—¿Apostaste con tu hermano a que Tracy besaría a Trevor?

—No, aposté con Johann a que Trevor besaría a nuestra hermana esta noche —señala, haciendo hincapié en «esta noche». Se ríe, como si ver a su hermana menor besando a Trev fuera lo más hilarante de todo. Lo cual lo es, pero aun así, parece muy feliz. No sé si es porque ha ganado la apuesta o porque su hermana ha besado a Trevor, pero me hace gracia su reacción—. Joder, tengo que decirle a Johann.

A estas alturas Johann debe estar en un asuntillo con mi hermana y Susie aprovechado que ya nos hemos ido de allí, así que tomo su brazo.

—Es mejor que se lo digas mañana. Nosotros tenemos algo que hacer. —Alzo mis cejas con picardía.

Parece que a Baxter se le entrecorta la respiración.

—Mierda, sí. —Vuelve a unir nuestras manos—. Vámonos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top