twenty two ──── confessing the feelings


─────────── CHAPTER TWENTY TWO,

CONFESSING THE FEELINGS  ───────────



Sakura negó divertida, apartando el cabello enmarañado. Miró a Silas, sin querer despertarlo, nunca lo había visto tan... tranquilo y sin su escudo, pero no podía dejar que siguiera en el suelo, con piedras molestando su espalda.

── Silas ── lo llamó en voz baja.

Ella dio unos toquecitos en su mejilla hasta que el chico reaccionó, levantándose alarmado tal como el resto lo hizo.

── ¿Qué demonios? ── murmuró, gruñendo.

Él miró a su alrededor hasta encontrarse con Sakura. Ella le sonrió, arreglando su chaqueta con un poco de incomodidad. Nunca se habían visto en la mañana, usualmente, Silas desaparecía.

── ¡Voy a ahorcarte, Miller! ── gritó Edvina desde el otro extremo, señalando a un despreocupado Warren.

── Mi cabeza va a explotar ── se quejó Silas, masajeando su frente.

── Pronto se irá ── le aseguró Sakura ── También me dolía, ahora es menos. Tampoco esperaba salir tan ilesa con lo que sucedió ayer ── bromeó.

── Si, no recuerdo mucho ── contó, frunciendo el ceño ── Solo sé que voy a matar a Warren.

── Haz fila ── comentó, oyendo los gritos de Edvina ── Hay que darle un respiro, no lo sabía.

── ¿Y tú le crees? ── él inquirió, subiendo sus cejas con curiosidad.

Sakura se encogió de hombros. Realmente no sabía si fue intencional o no, pero podía asegurar que Warren no los pondría en peligro menos a su primo.

La chica se levantó, limpiándose a sí misma. No podía imaginar lo sucia que debía de estar o el polvo que debió de entrar en su cabello.

A su lado, Silas quitó varias hojas que quedaron pegadas en la camisa, Sakura le ayudó al verlo batallar y solo sonrió ante el bufido de frustración.

── Tu chaqueta está llena de polvo ── él señaló, sacudiéndola con suavidad.

── Si, en una lavada se irá ── dijo, restándole importancia ── Lo que necesito es cepillarme los dientes y una ducha, me duele la espalda.

── Es lo mínimo que debemos de hacer ── murmuró.

── ¡Oh, estoy tan hambriento! ── comentó Warren, estirándose ── Espero que no se haya arruinado la comida, podría comerla toda sin dudarlo.

── No comeremos nada de lo que trajiste ── Silas intervino con dureza ── Sólo recogeremos nuestras cosas y nos iremos directo al internado. No necesitamos intoxicarnos con ese polvo de hadas, de nuevo.

── Pero también me regalaron pastel ── se quejó, creando un puchero.

── ¿Sí? ── cuestionó Edvina, arqueando sus cejas ── ¡A nadie le interesa! La próxima vez que salgamos, yo pondré la comida y tú no vendrás ── sentenció, señalándolo con enojo.

── ¿Por qué? No hice nada ── se defendió.

Edvina solo gruñó, dirigiéndose a Sakura con preocupación ── ¿Estás bien?

Sakura asintió, disipando todo temor ── Lo estoy. De alguna forma, lo de ayer fue divertido.

── No tienes que justificar al idiota ── negó la chica ── Espero que no te hayas sentido mal.

── Para nada ── intervino Sakura, agitando su cabeza ── Sé que no me iba a pasar nada con ustedes.

Edvina sonrió, aliviada ── Conmigo no te pasaría nada malo pero con Warren... es muy probable. Ya ves como se pone cuando obtiene atención de chicas, debe de aprender a controlarse ── siseó con enojo.

── Está bien ── dijo, intentando tranquilizarla ── La próxima vez, tendremos más cuidado, ¿no?

── ¡Así se habla! ── Warren celebró, lejos de las miradas mortales que Silas y Edvina le lanzaron.

Los cuatros regresaron a la cabaña para tomar sus cosas e irse de inmediato. Silas se encargó de agarrar la comida que Warren llevó antes que la tomara, conocía a su primo y su poca fuerza de voluntad para la comida.

── Solo será un poquito ── pidió Warren, intentando convencerlo.

Una sola mirada de Silas bastó para que sus labios se sellaran y se alejara, pudo notar el mal humor brillar y todavía no habían desayunado así que no quiso ser la víctima del momento.

── Vamos, no se queden atrás ── habló Silas, saliendo por la puerta.

Sakura cargó su maleta, envolviéndola alrededor de su cuerpo. Por primera vez, se felicitó por haber empacado ligero y así no estaría sufriendo por el peso innecesario.

Un fuerte viento hizo que las hojas a su alrededor se levantarán, agitando su cabello. Se quedó atrás del grupo, alejando las ramitas cuándo un recuerdo regresó a su cabeza.

Un par de ojos verdosos brillaron en la noche, mirando detenidamente su rostro y la delicadeza con la que tocó su mejilla, hizo que varios escalofríos traspasaran en su espalda.

Tuvo que esconder el grito que amenazó salir de su garganta contra su mano, recordando que estuvo a punto de besar a Silas Miller y cómo se sintió, tan deseada que quería que lo hiciera, sin arrepentimientos.

── Oh, eres tan tonta ── se susurró a sí misma, jalando unos cuántos mechones de cabello.

Agitó su cabeza, tratando de alejar todos esos pensamientos y caminó con rapidez, intentando no perder de vista al grupo. No pudo creer que estuviera tan cerca, pero lo que no pudo recordar fue su mirada.

Silas también lo quería. Su rostro calmado y relajado, como nunca lo había visto, estuvo tan cerca del suyo que recuerda como sus respiraciones chocaban.

No podía creer lo que estaba sucediendo.

── ¡Sakura! ¿Estás bien? ── Silas interrogó desde su posición, tan rígido y fuerte.

Ella tomó unos segundos para respirar y asentir, tratando de aparentar que nada sucedió.

── Si, todo bien ── murmuró, queriendo convencerse a sí misma.

El chico la miró, arqueando sus cejas con confusión antes de mover su cabeza, indicándole que caminara delante de él. Sakura tomó otra respiración y pasó por su lado, gritándose internamente como pudo haber soltado todos esos sentimientos en una sola noche.

Llegaron al internado en menos tiempo de lo pensado. Para su suerte, todavía se encontraba vacío y fueron pocos los estudiantes que se giraron a observarlos. Silas tiró la comida en el primer basurero que encontró, ignorando los gimoteos de dolor de Warren por el desperdicio.

── Me iré a mi habitación ── se excusó el chico, dándoles una media sonrisa ── Avísenme cuándo quieren repetirlos.

── Huye antes que sea tarde ── habló Edvina, apretando sus dientes.

── Buh, aburridos ── abucheó el chico. Miró a Sakura, la única que parecía tranquila con la situación ── Espero que te hayas divertido. La próxima iremos a las montañas, mi tío tiene...

── ¿No ibas a tu habitación? ── se interpuso Silas, observándolo con una clara advertencia.

── Ya que insisten ── susurró, rodando los ojos ── Nos vemos en el comedor, no me dejen solo.

── Ahí te encontramos ── se despidió Sakura, agitando su mano con felicidad.

── No lo alientes ── Edvina negó, tomando la muñeca de su amiga y bajándola ── Podrá hacerlo de nuevo este fin de semana.

── Solo... no seamos tan duras con él ── pidió la chica.

── Primero vamos a bañarnos y lo pensaré ── aceptó Edvina.

Empujó a Sakura por sus hombros, persiguiendo a Silas que decidió irse sin dar ni un aviso. Ella dejó sus pertenencias en la habitación, guardándolos antes que no tuviera ganas de hacerlo.

── Iré a bañarme, ¿vienes? ── Edvina le preguntó, ya preparada con su bolso.

── Solo dame un minuto.

Sakura sacó su bolso, verificando que tuviera lo necesario y una muda de ropa. Ya se acostumbró a vestirse en el baño, además que sería muy incómodo para ella exhibirse en toalla por todo el internado como algunas lo hacían.

Sakura se dio un baño largo y refrescante, quitando la tierra que se pegó en sus brazos y quitando todas las hojas y ramas que se enredaron en su cabello. Siguió sin creer que durmió en la tierra, sin congelarse o despertarse por los animales a su alrededor.

Fue un golpe de suerte que estuvieran bien en un momento tan desprotegido, aunque supo que las intenciones de Warren eran buenas. Era incapaz de negar que pasó un buen rato, tan liberador que sus propios sentimientos jugaron en su contra al mostrarse ante Silas.

Ya afuera, Edvina y Sakura caminaron en silencio hasta la habitación donde encontraron a Silas dormido con las cortinas abiertas.

Sakura se sentó en la cama de Edvina, doblando sus piernas mientras espero que terminara de arreglarse en silencio. Los pensamientos de la chica eran un desastre, pero cada uno llegó a una sola conclusión: que le gusto ese sentimiento.

── Toma, para el rostro ── ofreció Edvina.

La chica agarró la crema facial, esparciéndolo por toda su piel. Desde que entró al internado, había tenido más cuidado con su piel y todo era gracias a Edvina.

── Solo Warren pudo hacernos esto ── masculló Edvina, desenredando su cabello rubio.

Sakura rio ── Por lo menos pude disfrutar de ver a una sirena, claro que casi me ahogo, pero solo es un detalle menor ── contó, restándole importancia.

Edvina rio fuertemente, olvidando por completo que Silas estaba dormido a unos metros. Puso su mano contra su boca, observando que el chico ni siquiera se movió.

── Por lo menos tuviste algo de imaginación. Yo estaba leyendo una tonta revista que odio con toda mi alma ── se quejó dramáticamente.

── Y también estabas hambrienta, más de lo normal ── le recordó divertida.

── Cierto ── aceptó la chica, bufando ── Mi mente solo pensaba en comer. No sé si estaba empeorando con cada hora que pasó.

Edvina se tiró a la cama, rebotando hasta quedarse quieta y enfocó su vista al techo, pensando sobre la noche anterior.

── Estuviste junto a Silas la mayor parte del día ── Edvina habló a su amiga, entrecerrando los ojos azulados con curiosidad.

Sakura bajó la mirada a la sábana, tratando de esconder el sonrojo en sus mejillas.

── Solo estaba cuidándome ── explicó, encogiéndose de hombros ── La directora le dio un encargo a Silas, algo sobre que soy su protegida.

── ¿En serio? Pensé que ya habían olvidado esa absurda idea ── comentó, chasqueando la lengua con molestia ── Cuando entré al internado, todavía lo ocupaban y algunos estudiantes lo pasaban muy mal. Los que "protegían" eran unos idiotas, les pedían que hicieran sus tareas y todas esas cosas.

── Eso suena a que se aprovechaban de la situación.

── Lo hacían ── asintió Edvina, de acuerdo a sus palabras ── Empezó a crearse bastantes peleas hasta que quedó eliminado, además que no traía ni un buen resultado.

── ¿Tú fuiste una protegida? ── cuestionó curiosa.

── Oh, no ── negó rápidamente ── No lo necesite. Era amiga de Warren y Ginny, ambos me cuidaban a su manera y me negué a tener un protector.

── ¿Te dieron la opción de hacerlo? ── preguntó la chica, esperanzada de poder terminar con eso ── La directora no me explicó nada. Simplemente me tiró a los brazos de Silas y me obligó a mejorar en mis clases, eso será un gran problema.

── ¿Por qué? ── cuestionó divertida ── ¿No te gusta estudiar?

── Simplemente soy un poco más lenta que el resto ── respondió, dándole un empujón suave.

Edvina río, devolviéndolo. Sakura terminó por acostarse a su lado, enfocando su vista en el techo.

── ¿Puedo hacerte una pregunta? ── Edvina le cuestionó.

── Ya lo hiciste ── respondió con una media sonrisa ── La puedes hacer de cualquier forma.

── Es sobre tus padres. ¿Quieres encontrarlos ahora que tienes magia? He oído sobre algunos hechizos de rastreo, pero no sé si son efectivos ── murmuró, mirando la reacción de Sakura.

Ella se mantuvo tranquila, pensando ── No lo sé ── confesó en voz baja ── Quiero encontrarlos, son mis padres y quiero una respuesta, pero al mismo tiempo, algo me detiene. No sé si es miedo o una intuición que me dice que no lo haga.

── En ocasiones, es bueno seguir las intuiciones ── Edvina le confesó, comprendiéndola ── Supongo que... en un futuro puede cambiar.

── Tal vez. Mi abuela no habla muy seguido de ellos ── le dijo, girándose para mirarla mejor ── En un principio creí que me escondían algo, tal vez mis padres huyeron o tenían deudas, pero no había nada, supongo que algunas personas están destinadas a desaparecer en este mundo.

── Estoy segura que hay una explicación. Tal vez no para los humanos, puede ser que sí para las criaturas ── contó con cuidado de no asustarla ── ¿Qué tal si se encontraron con algo que no debieron?

── ¿Existen otros internados para criaturas? ── interrogó, alzando sus cejas.

── Cientos pero la mayoría de los que fueron convertidos vienen aquí ── respondió ── La directora podría ayudarte en eso.

Sakura bufo, cruzando sus brazos ── Dudo mucho que quiera ayudarme. Prefiero investigarlo por mi cuenta cuándo salga de aquí.

── Que así sea. Podría ayudarte, los contactos de los coyotes son muy buenos ── ofreció, creando una sonrisa.

── Eso me gustaría ── aceptó, devolviéndole la sonrisa.

Las dos quedaron en silencio, Sakura inmersa en sus pensamientos y todo lo que se reveló en una sola noche. Echo un vistazo a la cama de Silas, tan dormido que no se había movido de esa posición.

── Pregunta, veo las interrogantes en tus ojos ── habló Edvina, dándole una mirada divertida.

Sakura sonrió y se giró, quedando frente a la chica ── ¿Desde hace cuánto conoces a Silas? ── preguntó.

── Un par de años ── respondió con dudas ── Creo que desde que entre. Al principio no congeniamos, pero bueno, el tiempo fue mejorando eso.

── ¿Siempre ha sido así?

── Antes era mucho peor ── confesó divertida. Una sonrisa creció en su rostro, recordando las primeras semanas ── Es una criatura exasperante, pero me ha cuidado en todo momento. No fui su protegida, pero se sintió de esa forma

── ¿Tú... tú confías en él? ── interrogó en voz baja, temerosa de que Edvina lo tomará mal.

── Lo hago ── respondió sinceramente. Edvina se giró, mirándola con curiosidad ── ¿Por qué quieres saber?

Sakura se quedó en silencio, pensando sobre si debería decirlo o no. Confiaba en Edvina, había sido la única que la ayudó a superar, pero era amiga de Silas así que tenía sus dudas.

── Yo... yo creo tener sentimientos por él ── confesó Sakura en voz baja ── No sé, puede ser que estoy confundida.

Edvina sonrió, un brillo inusual apareció en sus ojos azulados.

── Si pudiera escoger a una persona para Silas, definitivamente tú serías mi mejor candidata ── murmuró, tratando de contener la felicidad ── Eres la única que ha podido aguantarlo y darle de su propia medicina.

── Apenas llevo unos días de conocerlo ── se excusó, sonrojándose.

Edvina se encogió de hombros, acostándose en la cama ── En este mundo, los días no son más que números y letras innecesarias. Créeme, dentro de poco, no le pondrás importancia, solo te guiarás por lo que sientes.

── ¿Y si es algo malo?

── Entonces será una lección. En un futuro lo sabrás distinguir y podrás diferenciar a quienes debes confiar y a quienes no.



El lunes por la mañana, Sakura finalmente habló con su abuela después de haber estado unos días en el internado. Con solo oír su voz, Sakura sintió como su corazón latía con fuerza y las lágrimas reteniéndose en sus ojos oscuros.

La extrañaba, demasiado. Su abuela era lo único que le quedaba después que toda su familia simplemente se fue para vivir sus vidas sin recordar de la persona que los crió.

Después de prometerle que el internado la trataba de lo mejor, dándole una buena habitación y sus tres comidas diarias, su abuela tocó el tema que quiso evitar en toda la conversación.

Sobre la muerte de los O'Higgins.

── Me dijeron hace unos cuantos días, su funeral fue pequeño y exclusivo para la familia, supuse que te invitarían, pero...

── Está bien ── Sakura interrumpió, sonando tranquila ── Igualmente no hubiera podido llegar a tiempo. ¿Sabes qué ocurrió?

── Un incendio en la casa. Es tan lamentable que los cuatros hayan estado ahí ── gimoteó la señora, sintiendo pena por esas personas ── ¿Estás bien? Sé que eras muy apegada a ellos.

── Lo estoy. Estos días me han servido para llorar y aceptar que ya no están junto a mí ── musitó.

── Recuerda que siempre llevamos a nuestros seres amados con nosotros, no presenciales, sino con nuestras almas ── le recordó.

── Gracias, abuela ── murmuró con una sonrisa pequeña.

── Oh, Catty me dijo que la llamaras ── contó, cambiando el tema rápidamente ── Esa niña necesita calmarse un poco.

Sakura rió, sabiendo cómo era Catty. Podía llegar a cansar a alguien con solo un par de llamadas telefónicas y aunque su abuela era tranquila y tenía paciencia, no podía cargar con la energía que desprendía de Catty.

── No sé si me darán otra llamada. ¿Podrías hacerlo por mí? ── preguntó, casi rogando que acepte ── No tendrá que hablar mucho. Solo diga que estoy bien, comiendo, las clases son algo cansadas y que tengo compañeros de habitación, después solo cuelgue.

── ¿Y qué pasa si llama de nuevo? ── inquirió.

── No responda o haga lo de la línea ocupada, se lo enseñé la vez anterior ── le recordó.

── ¿Eso? No me gustó ── negó.

Sakura pudo imaginarse que estaba agitando la cabeza, recordando como su vecina no quiso hablarle por unos días por ese incidente.

── Por favor, prometo que Catty lo entenderá.

── ¿Lo crees o solo quieres hacérmelo creer? ── interrogó con dudas.

── Un poco de las dos ── respondió divertida. De reojo, miró como la encargada le hizo una seña para que terminara de hablar ── Abuela, tengo que irme. Ya pasó la hora que me permiten.

── Cuídate, Sakura. Te estaré esperando cuándo termines el año, ¿sí?

── Está bien ── asintió, conteniendo las lágrimas ── Te extraño.

── Yo también, solo recuerda que me tienes más cerca de lo que crees ── le dijo con tranquilidad ── Come bien y no te estreses, recuerda que sigues joven.

── Siempre me lo dices, pero no se siente de esa manera ── confesó en voz baja.

── No te agobies, Sakura. Disfruta ese tiempo que estás en el internado, no a cualquiera se le ofrece esa oportunidad y con una beca completa.

── Sí ── murmuró. Tuvo que mentirle a su abuela sobre el internado y el porqué de que todos sus estudios estaban pagados así que no tuvo otra alternativa que inventar una historia ── De cualquier forma, te llamaré el próximo fin de semana. Ya anoté mi nombre para no ser una de las últimas.

── Estaré esperándote, cariño ── se despidió la abuela.

Sakura terminó la llamada, tratando de que sus lágrimas no salieran. Su abuela era la mejor persona que había conocido, siempre fue una mujer sola hasta que ella llegó a su vida después de lo sucedido con sus padres y así se convirtieron en un dúo.

Ahora estaba sola, en un internado lleno de criaturas donde tenían que sobrevivir la noche y con un gran secreto que quería contarle.

Su abuela comprendería, pero tampoco quería exponerla, deseaba que siguiera viviendo tranquila y feliz.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top