thirty ──── titan
─────────── CHAPTER THIRTY,
TITAN ───────────
Silas sonrió, también abriendo el recuerdo de aquel día. Los hermanos O'Higgins fueron una sorpresa para el internado ya que llevaban bastante fuera, viviendo entre los humanos y no relacionándose con los suyos hasta que la magia hizo que se descontrolaran.
Warren, como siempre, fue uno de los primeros que se acercó para conocerlos, enseñarles el internado y de esa manera, descubrir su historia para contarle a su primo, el único que no abriría la boca.
Los hermanos O'Higgins fueron separados y Ginny quedó junto a Silas y Edvina. Los primeros días fueron un tormento para el chico ya que podía oír los llantos de su nueva compañera y cómo se escabullía para hablar por celular, rompiendo una de las reglas más grandes.
Ginny se fue adaptando al cambió y cada día, iba disminuyendo su malestar y sus llamadas hasta que entregó el celular por voluntad propia, alegando que tenía que cortar todo contacto con el exterior.
En unas semanas, todos se convirtieron en amigos, como todo grupo, hubo discusiones, pero al final terminaban ayudándose, sabiendo lo difícil que era ser una criatura.
── A veces pienso que los asesinos están más cerca de lo que pensamos ── Warren habló, sacándolo de sus pensamientos.
── ¿Por qué?
── No lo sé. Tal vez solo están esperando un movimiento para poner en marcha su plan y acabar con todos.
Silas no respondió, en cambio, solo se sentó, estirando sus músculos.
── No podemos evitar lo que ya está escrito. Hay que darle lo mejor a Sakura, que tenga un buen tiempo en el internado y que encuentre lo que más quiere.
── Es triste, ¿no? ── masculló.
── Todos saben su destino menos ella.
Un par de toques interrumpieron su conversación. La puerta se abrió ligeramente, mostrando la cabeza de Edvina, sonriéndoles a ambos.
── ¿Están adentro? ── preguntó Sakura desde afuera.
── Si, los dos estaban hablando ── respondió.
── Tengo que irme ── le susurró. Los dos chicos oyeron sus pisadas, moviéndose de un lado a otro ── Voy a esconderme, tal vez debajo del escritorio de la secretaria, es tan amable que me dejará hacerlo.
── No, es una mala idea ── negó Edvina, intentando mirarla ── Las plantas te dejaran atontada, desprenden un aroma rico pero hipnotizante. Además, estoy segura que Silas ya nos oyó, tiene oídos vampíricos por si no lo recuerdas.
── Maldición, es verdad ── murmuró.
── ¡Solo entren! ── habló Silas, acomodándose en la camilla ── No voy a hacerte nada si es lo que crees.
Edvina abrió por completo la puerta, mostrándose como estaban agachadas en un intento de parecer desapercibida. Al instante se levantaron, arreglándose el uniforme.
── Ya lo sabía ── se encogió Edvina, restándole importancia.
Sakura miró al chico, sonriéndole ── Lamento haberte roto el cuello. Ya sé que fue terrible y estúpido, pero estabas a punto de atacar un profesor, debes de entender que las circunstancias lo ameritaron ── parloteó, exponiendo todas sus razones ── Entonces entre en pánico.
── Sakura, lo entiendo ── la detuvo Silas, divertido ── Solo que la próxima vez, funcionaria un golpe menos doloroso como el fuego.
── Solo trata de no matarlo ── Edvina aportó, cruzando sus brazos ── Una quemadura en el brazo solucionaría el problema.
── Lo tendré en cuenta ── asintió.
── Bien, ya que estamos en sintonía, es hora de ir a comer ── dijo Warren, levantándose ── No quiero devorarlos a los tres así que vamos a saciar mi estómago.
── Los chistes de lobos son de mal gusto── Edvina gruñó, rodando los ojos.
── Por supuesto que no, tengo mejores que este ── se excusó ── ¿Quieres oírlo?
── ¿Luzco como una persona que quiere oír tus malos chistes? ── replicó, poniendo su mejor expresión sería.
── De hecho, si lo haces ── asintió.
Edvina se quejó en voz alta y decidió salir de la habitación, siendo seguida por Warren. Sakura también lo hizo por cualquier emergencia y Silas se tomó unos minutos para firmar que fue dado de alta, aunque no lo necesitara.
Sakura se quedó un poco atrás, esperando a Silas que daba pasos grandes para posicionarse a su lado. Dejaron un espacio entre Edvina y Warren que comenzaron a pelearse, nada diferente a lo normal.
── Entonces, ¿cómo quedó el juego? Espero haber ganado.
Sakura apretó sus labios, negando ── Fue un empate hasta que te convertiste en el vampiro psicópata que quiso atacar a un profesor.
Silas río, arrugando sus ojos ── Lo lamento ── le susurró, mirando su perfil ── Prometo no volver a hacerlo, me voy a... comportar.
── Yo no estaría tan seguro de eso ── habló Warren, caminando de espalda para observarlo ── Lo prometes desde que te mordieron.
── ¿Estás escuchando conversaciones ajenas, Warren Miller? ── lo regañó el chico, poniéndose serio.
El chico se encogió de hombros, girándose ── Solo quería aportar un dato curioso.
── Eso es mentira, lo único que querías era curiosear ── Edvina replicó, empujándolo ── Por eso las hadas le dieron comida con polvo alucinógeno y nos mandó a volar a todos al país de las maravillas.
── ¿Por qué no lo puedes superar? ── gruñó el chico, creando un puchero.
── Jamás lo hará, a menos que le des diamantes, pero no de los falsos, sabrá si juegas con ella ── contó Sakura, sonriendo.
Warren rodó los ojos y respiró hondo ── Las mujeres coyotes son tan difíciles de complacer.
── ¿Estás comparándome con mis hermanas? ── replicó, sus mejillas adquiriendo un tono rojizo por la molestia.
── ¿Pueden darme una ayuda aquí? ── Warren musitó a sus dos amigos.
Silas y Sakura negaron, dejando que el chico se hiciera cargo de la molestia de Edvina que todos sabían que era solo para divertirse. Sakura sintió como le revolvían el cabello, juguetonamente.
── Lo hiciste bien ── el chico le dijo.
Ella sonrió ── Tenía que aprender algo, se supone que estoy con el mejor, ¿no?
Silas asintió, quedándose en silencio. Sakura hizo lo mismo, disfrutando de ese momento, no pudo estar mejor rodeada que aquellas tres criaturas. Fue inevitable encajar en ellos y la aceptaron, a pesar de las circunstancias que la llevaron a ese lugar.
El salón de la biblioteca ya era un lugar habitual para Silas y Sakura, tanto que ningún estudiante lo ocupaba sabiendo que aquel dúo llegaba en solo la tarde. La chica se posicionó en su lugar, cruzando las piernas y esperando pacientemente a su compañero.
Silas llegó después de unos minutos, cargando un libro que parecía que en cualquier momento iba a convertirse en polvo por lo antiguo que era.
── La mujer que viste en tus visiones está en este libro ── dijo, dejándolo enfrente de la chica.
Ella lo miró, respirando profundamente ── ¿Quiero saber quién es está persona?
── Nadie debería de hacerlo ── negó al instante, agitando su cabeza ── Pero tenemos que estar en alerta ante lo desconocido y tú tienes que saber quién fue esa mujer cuando estaba libre de esas cadenas.
Sakura asintió, abriendo el libro. Tuvo que agitar su mano en un intento de eliminar el polvo que emanaba.
── Por lo menos pudieron cuidarlo un poco mejor, ¿no? ── musitó.
── Es probable que su objetivo era destruirlo ── replicó el chico, encogiéndose de hombros.
La chica empezó a mover las hojas amarillentas, encontrándose con varias notas escritas en una caligrafía tan perfecta y varios taches, eliminando nombres. Lo que más llamó su atención fue la palabra que más resaltaba: titanes.
── Las criaturas nacieron a partir de los titanes. Dieron su poder a los humanos del pueblo donde gobernaban, nadie se negó ante tal privilegio pero después, los titanes mostraron su verdadero propósito.
── ¿Ser adorados como dioses? ── dijo Sakura.
── Así es. Tiempo después los habitantes se negaron a hacerlo y comenzaron a olvidarlos.
── ¿Eso fue posible? ── cuestionó, alzando una ceja ── Digo, ellos debieron estar ahí, todo el tiempo con su gran poder.
── Hasta la persona con más poder puede ser olvidada si no tiene empatía con su propia gente. Además, los habitantes tenían un plan, habían encontrado una forma de herirlos, debilitarlos, pero no matarlos.
── Son seres inmortales, ¿no?
── Exacto ── asintió, moviendo las hojas ── Los titanes no mueren, solo se debilitan y hubo un problema que ninguno pensó. Cada criatura estaba ligada directamente a los titanes así que, sin ellos, simplemente iban a morir, incluidos aquellos nacidos del vientre de una mujer criatura.
── ¿Eso incluye a los bebés? ── cuestionó tensamente ── ¿Podían morir desde adentro?
── Todas las posibilidades, Sakura. Bebés, niños, adolescentes, ancianos, todos morían si los titanes estaban heridos. Buscaron otra forma de debilitarlo ya que no estaban dispuestos a matarse entre sí y así fue como crearon celdas para encerrarlos y mantenerlos cautivos por todo el tiempo que pudieran.
── No veo una razón para no hacerlo ── musitó la chica, viendo las imágenes donde los titanes mataban sin piedad, otras haciendo sacrificios para sí mismos.
── No la hubo. El lugar donde están encerrados es clasificado hasta que lo descubriste, de alguna manera, estuviste donde la titán de la magia se encuentra.
── No sé cómo sucedió eso ── negó, sintiendo un escalofrío pasar por su espalda con solo pensar en lo cerca que estuvo ── Ni siquiera sabía de ellos hasta hace unas noches.
Silas asintió, estando de acuerdo. Se sentó en uno de los cojines, estirando sus piernas mientras pensó en las razones del por qué Sakura pudo conectarse con la titán.
── Puede ser que esté recuperando su fuerza ── murmuró el chico, distraído ── Con un poco de magia, podría hacer muchas cosas, incluso hacer contacto contigo.
── Si piensa que la ayudaré a escapar de la cárcel y nos aliaremos, está muy equivocada ── replicó, cruzándose de brazos.
── Puedes decir eso ahora que no la conoces muy bien ni el alcance de su poder, pero puede llegar a influir con lo que más quieres ── explicó, mirándola ── Podrá darte todo lo que quieras o lo que has perdido.
── ¿Cómo lo sabes?
── Mi padre tiene libros escondidos donde relatan los regalos que los titanes dieron. Hacían milagros, revivían muertos y otorgaban inmortalidad como si fueran dulces. Ahora, piensa, ¿qué podría darte para que digas sí a su causa?
── Nada ── dijo duramente, frunciendo sus cejas ── Me quitó todo lo que quiero, ¿por qué me lo devolvería?
── Es parte de su juego. Los titanes no tienen piedad, ni siquiera entre ellos mismos.
── ¿Qué hay con los otros titanes? ── preguntó, curiosa ── ¿También fueron encerrados?
── Tienen celdas personalizadas con su habilidad y están lejos entre ellos, incluso de la sociedad. De esa forma, nadie se sentirá atraído por la curiosidad, las historias o el poder que emanen.
── ¿Crees que puede ser peligroso?
── Puedo afirmar que es un peligro. Las historias siempre guardan verdades, Sakura, mi padre habló mucho de ellos y fue sancionado por el resto de líderes.
── ¿Por eso nos escondemos aquí? ── interrogó, mirando a su alrededor ── ¿Por eso dijiste que no hablara sobre esa... visión?
── Y no lo hagas, solo dímelo a mí, ¿está bien? ── pidió.
Ella asintió, enfocándose en el libro. Movió las hojas con cuidado, viendo las grandezas que los titanes hicieron para ese pueblo, utilizando su poder para sus cosechas y cacerías que llevaron alimentos, pero como todo lo bueno, trajeron lo malo, la muerte en específico.
── Entonces, ¿qué debo de hacer? No puedo hablar con nadie a excepción de ti.
── Debes de entenderlo, Sakura ── musitó, suavizando su mirada ── Pueden llegar a dañarte si saben eso, pueden llegar a pensar que estás haciendo contacto con la titán y eso lo llamarían traición.
── ¿Tú confías en mí? ── ella preguntó, mirándolo.
Silas tomó su tiempo, intentando descifrar la razón de su pregunta tan repentina pero no encontró nada.
── Lo hago. Llevo pocos días de conocerte y bueno, ya me quebraste el cuello, ¿qué otra prueba necesitas? ── dijo, sonriendo.
Sakura rió, asintiendo. Arregló su cabello, poniéndolo detrás de sus orejas y miró el suelo, aliviada de tenerlo a su lado.
── ¿Alguna vez los titanes han escapado de sus celdas?
── Si, lo hicieron ── confirmó el chico, tomando una profunda respiración ── Casi destruye el mundo un par de veces. Creo que lo hicieron pasar por unos movimientos tectónicos, la tierra se estaba "ajustando"
── Oh sí, creo que lo oí ── Sakura asintió ── ¿Cómo lo detuvieron?
── No estoy seguro. Mi padre dijo que los líderes se encargaron, en ese tiempo, él estaba sancionado y no podía intervenir ── explicó, encogiéndose de hombros.
── Supongo que deben de saber cuál es su debilidad ── murmuró.
── Podemos hacer un hechizo para bloquear a cualquiera que intente entrar en tu mente ── propuso el chico, intentando parecer desinteresado ── No podrían traspasarlo a menos que sea poderoso y son pocos los que quieren más poder de lo que tienen.
── ¿Es doloroso? ── preguntó en voz baja.
Él negó con su cabeza ── No lo es. Puedo prometerte que no cambiará en tí, solo cerrará las puertas, todos los agujeros donde intenten adentrarse será... llenado.
── Lo haré ── asintió, depositando la confianza en el chico ── Tengo que vencerlos de alguna forma.
── Vamos, será la clase del día ── dijo el chico, parándose.
Ambos salieron de la biblioteca, directo a los casilleros personalizados que, por casualidad, Silas tenía uno exclusivo para él. Sacó varios velas y sustancias que se negó a enseñarle y las fue guardando en su mochila, indicándole a Sakura que vigilara por si un profesor andaba en los alrededores.
── ¿A dónde iremos? ── Sakura preguntó, poniéndose sobre sus puntillas para mirar mejor.
── Al bosque ── respondió con simpleza. Cerró el casillero, poniendo la contraseña ── La naturaleza ayuda a la creación de hechizos mayores.
Sakura fue trotando detrás de Silas, manteniendo sus gigantes pasos que, por alguna razón, se acostumbró a su caminata y no le molestaba. Ambos llegaron al bosque, escondiéndose para que ningún profesor los viera o ningún estudiante que pudiera hablar.
Los árboles comenzaron a moverse, sabiendo que dos portadores de magia entraron y ese poder los hizo despertar.
── ¿A dónde iremos? ── ella interrogó, enfocada a su alrededor.
── Estoy buscando un lugar donde no nos encuentren ── explicó, empujando las palmeras fuera del rostro de la chica que iba distraída ── No queremos a la directora viendo nuestros traseros todo el tiempo.
── Estoy segura que nos encontraría de cualquier forma ── bufó la chica, saltando un tronco.
Silas siguió ingresando al bosque hasta encontrar lo que estaba buscando. Una casa apareció, tan vieja y desgastada que la chica pensó que en cualquier momento caería, solo rogó que no fuera encima de ellos.
Ella entró, viendo los agujeros en el techo y varios grafitos en las paredes, algunos conjuros que pudo identificar rápidamente por la forma en que parecían elevarse.
── Esto es escalofriante ── dijo, arrugando su nariz con disgusto.
── Te acostumbraras rápido ── le confirmó, tirando restos de techo al otro extremo.
── ¿No podemos encontrar un lugar mejor? ── propuso, esperanzada que el chico cediera.
Silas la observó, acercándose y le extendió un papel que tomó con curiosidad.
── Memorízalo ── ordenó, frunciendo sus cejas ── Voy a crear el ambiente, no nos moveremos de aquí, ¿está bien?
Ella asintió, apretando sus labios por la molestia. Dio vueltas alrededor, manteniendo su mirada en la creación de Silas, un gran círculo formado por velas que, con un solo movimiento de manos, las encendió. Un líquido espeso de color blanco fue arrojado por afuera del círculo, como un sello y finalmente creó una fogata en medio que fue expandiéndose, iluminando esa casa.
── ¿Por qué es necesario tanto fuego? ── ella interrogó, saltando una piedra.
── ¿Ya aprendiste el hechizo? ── replicó, enfocado en las tizas que sacó de su mochila.
Ella rodó los ojos ── Me sé la mitad ── musitó.
El chico la ignoró al comenzar a dibujar un gran círculo, conectándolo con cada vela y otros más pequeños que también encerró la fogata. Sakura no hizo más preguntas, sabiendo que no tendría respuestas incluso insistiendo.
No había manera de sacar una sola palabra de Silas si no quería cooperar lo cual lo hacía todo el tiempo.
── ¿Estás lista? ── él le preguntó, tirando su mochila a un lado.
Ella asintió, parándose de la piedra ── Lo estoy.
── Bien, posiciónate en aquel círculo ── señaló el espacio, cerca de la fogata ── Cortaremos toda conexión con otros portadores, pero si es demasiado, lo finalizaremos y podemos intentarlo otro día.
── Podremos hacerlo ── ella dijo, convencida de que podría poner toda su magia para protegerse.
Sakura se movió a su lugar, sentándose con sus piernas cruzadas. Silas se posicionó adelante y extendió sus manos que fueron agarradas rápidamente por la chica.
Él le dio una suave sonrisa haciendo que la mirada preocupada en Sakura desapareciera y se relajara. Ambos iniciaron el hechizo, murmurando las palabras en latín que solo ellos sabían que significado tenía. Los hechizos en las paredes comenzaron a brillar, sintiendo la magia emanar de sus cuerpos cuando un fuerte viento apagó por completo las velas, dejando solo la fogata.
Silas apretó las manos de Sakura, intentando transmitir su confianza cuando oyó un quejido salir de su boca. Al instante se recompuso, diciendo con más fuerza el hechizo que estaba haciendo su trabajo.
Ante la mirada de los dos, el fuego de la fogata creció, expandiéndose por todas las velas y encendiéndolas de nuevo. El anillo de fuego emanaba calor, demasiado para que cualquier criatura pudiera asfixiarse a excepción de los portadores que no podían ser tocados.
Sakura siguió recitando, esperando la señal de su acompañante para detenerse. Vio como las hojas caídas a su alrededor comenzaron a levitar y pequeños huracanes de aire aparecieron, amenazando con derribar a los árboles que se agitaban.
La chica pudo sentir como un dolor penetró en su cabeza, tan rápido e inesperado que no pudo evitar cerrar sus ojos, manteniendo el hechizo en su mente y no retroceder.
Necesitaba bloquearlos o terminaría igual que los O'Higgins, probablemente peor.
El sonido de un par de cadenas la desconcertó, sabiendo que no había nada a su alrededor. Un par de gritos hizo que se sobresaltara, intentando encontrar la fuente hasta que apareció lo que menos quería.
La mujer, aquella titán de la magia, la observó con furia. Su cabeza apenas se levantó por la sangre chorreando que bajaba como si se tratara de un camino. Se agitó, intentando llegar, pero no pudo moverse, apenas unos centímetros.
── No dejes que entre ── oyó la voz de Silas en su mente.
Sakura miró a su alrededor, notando la puerta detrás que anteriormente no estaba. Tomó el pomo, sintiendo lo frío que estaba.
── ¡Jamás te dejaré tranquila, Sakura Campbell! ── gritó aquella mujer, agitándose con violencia ── Poseo tu sangre y magia en mi interior. Te tendré de vuelta cuando menos lo esperes, eso puedo asegurártelo.
── No ── replicó ella sin dejar de mirar la puerta ── Ahora es mi magia, yo seré quién la poseerá. Tu tiempo se ha acabado, ahora vivirás con tu castigo por la eternidad.
── ¿Tú me detendrás? ── preguntó, la burla apareciendo en su voz ── No me das miedo.
── ¿Segura? Con solo mi nombre deberías de temblar.
Finalmente abrió la puerta, pasando hacia aquel vacío y cerró la puerta, sintiendo como un peso bajo de sus hombros.
Todo su alrededor fue devolviéndose, encontrándose con la mirada verdosa de aquel chico que solo transmitía tranquilidad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top