thirty three ──── let out


─────────── CHAPTER THIRTY THREE,

LET OUT  ───────────



── Sube ── ordenó Silas, quitando el seguro de la puerta.

Ella frunció sus labios, mirando a su alrededor ── ¿A dónde me llevarás? Espero que no hayas cambiado de opinión sobre ser amigos y me dejaras tirada en el desierto.

El chico rio, quitándose los lentes oscuros ── Ya es muy tarde para eso, he decidido ser tu amigo y me gusta hacer sentir cómodos a mis amistades así que sube ese lindo trasero.

Sakura rodó los ojos, intentando no darle mucha importancia a la forma en que llamó a su trasero. Se subió a la camioneta, ayudándose de la puerta y la cerró, notando lo limpio y elegante que era para un adolescente.

── ¿Tienes un problema con la limpieza extrema? ── ella interrogó, pasando su dedo por el borde de la ventana.

── Es difícil no notar el polvo con la vista que tengo ── masculló ── Incluso si lo ignoró, me molesta.

── Eso se llama obsesión ── musitó con diversión.

El portón del internado se abrió, dejando que la camioneta siguiera su rumbo, un solo camino de tierra y rodeado de árboles que escondían el internado. De lejos, pudo admirar los detalles que la hacían ver imponente y de alguna manera, atrayente.

── Se mira... bonito ── ella dijo, viéndolo por el espejo ── Sí que es igual a un internado de niños ricos que fueron exiliados por su mala conducta y que tienen un oscuro secreto.

── Para mí es como una pesadilla ── susurró Silas, cerrando las ventanas por completo.

Sakura se acomodó en el asiento, enfrentando a su acompañante ── ¿A dónde iremos? ── cuestionó, ladeando la cabeza ── ¿Hablabas en serio sobre ser amigos y que ahora me toleras?

── Solo iremos a la plaza comercial ── él explicó, lanzándoles miradas divertidas ── Comeremos algo, tomaremos aire fresco a menos que quieras volver y encerrarte en la habitación todo el fin de semana.

── No ── negó rápidamente ── Ya he estado demasiado tiempo dentro. Aunque, me sorprende que la directora haya dado permiso para salir.

── Eres mi protegida. Además, soy el preferido así que no me tomó mucho tiempo tener el pase ── sonrió con orgullo.

Ella rió, asintiendo ── Las influencias siempre funcionan, incluso en el mundo sobrenatural.

── ¿Hasta ahora te asombras de mi capacidad de persuasión? Lo he hecho desde el primer día que entré al internado ── contó.

── Por supuesto que si ── bufo, apoyando su cabeza en el asiento ── ¿Warren también tiene esas influencias?

── Los tiene, pero no es necesario. Solo debe de sonreír, dar halagos y listo ── explicó, encogiéndose de hombros ── Edvina es la única que no pudo caer, por eso se convirtieron en amigos.

── Mejores amigos ── le corrigió, sabiendo cómo ambos se trataban, peleándose y reconciliándose en pocas horas ── Así como tú y yo ── dijo adorablemente.

Él rodó los ojos ── Tampoco cruces la línea ── gruñó.

Sakura solo rio, acomodándose en el asiento y disfrutando del paisaje. No sabía si tendría otro día para salir de ese internado que todos llamaban infierno personal.



Silas parqueó la camioneta en la plaza, era pequeña a comparación de las otras que habían visitado pero lo suficiente para mantenerse alejado de los humanos y sus problemas existenciales.

Sakura bajó de inmediato, resguardándose del frio cuando sintió un peso sobre su cabeza. Silas le había puesto un gorro oscuro y empezó a caminar a la entrada, con su desinterés.

Ella solo sonrió, acomodándoselo y trotó hasta llegar a su lado, manteniendo su pasó. Pasaron por las diferentes tiendas, viendo los conjuntos de ropa a través de la vitrina hasta que llegaron a la parte trasera de la plaza donde encontraron a Warren y Edvina, riéndose de la pelea de una pareja a metros de distancia.

── ¿Por qué no me sorprende que se estén burlando? ── Sakura masculló, sonriendo.

── Hasta yo lo haría ── coincidió el chico a su lado.

Con su audición mejorada, Warren se levantó junto a Edvina, acercándose a ambos.

── Se tardaron demasiado ── dijo la chica, acomodando su cabello rubio ── Empezaba a preocuparme.

── Pensamos que Silas fue a enterrarte en el bosque ── Warren bromeó, guiñándole un ojo.

Silas lo ignoró, dirigiéndose a Edvina ── Sakura tenía registro para llamar a su abuela. Ya sabes, si lo pierdes, tendrás que esperar el otro fin de semana.

La chica asintió, de acuerdo ── Si me hubieran dicho sus planes, había programado la llamada para otro día.

── No importa, ya están aquí ── musitó Warren, estirando sus brazos ── Ahora vamos a comer. Muero de hambre, incluso podría morder un poco a estos humanos.

── Buh, chistes malos ── le reprendió Edvina, rodando los ojos.

── Venimos aquí cada fin de semana ── explicó Silas, a su lado ── La pizzería es una de las mejores que hemos probado.

── Son las más grandes que existen ── corroboró Warren ── Vas a babearlas con solo olerlas.

── Solo evita darnos vergüenzas como la última vez ── Edvina le pidió, riendo ── Por poco y se come la caja de lo bien que sabía.

Warren alzó sus manos, viéndose inocente ── Solo fue un pequeño fallo en mi autocontrol, todos pasamos por eso.

Sakura rió, imaginándose la situación. La mano de Silas hizo que caminara más rápido, notando a Warren y Edvina entrar a la gran pizzería que no podía ser pasada por alto por la llamativa decoración, irónicamente de pizza.

Con solo abrir la puerta, sintió el olor exquisito llegar a sus fosas nasales y su estómago pidió a gritos un trozo para probarlo.

── Sentémonos en la mesa de atrás ── Silas indicó, paseándose entre la gente con total confianza ── No quiero tener que pasar vergüenza otra vez.

Warren bufo mientras Edvina río, recordándole lo que hizo sin pena alguna. Silas se quedó quieto, esperando a su pequeña invitada que parecía intrigada por su alrededor.

Entrelazo sus dedos, llamando su atención con un solo toque. Ella bajó la mirada a ese gesto, sorprendida de que lo haya hecho enfrente de tantas personas.

Aún así, una sonrisa apareció en su rostro hasta que ambos se sentaron. Sakura tomó el lado de la ventana, tratando de darle el mayor espacio a Silas para que estirara sus largas piernas.

Warren se encargó de pedir la pizza, ganándose a la camarera con una sola sonrisa que deslumbraba todo su ego. En pocos minutos la pizza llegó, desprendiendo el queso por un lado que fue inevitable para Sakura tomarlo y comerlos.

── Oh, eso está muy bueno ── musitó.

Silas sonrió perezosamente, satisfecho ── Espera a probarla por completo.

El chico sirvió una exclusivamente para ella y tomando solo la suya, ganándose una mala mirada de su primo, entre molesto y ofendido que no haya hecho lo mismo con él.

La mezcla de sabores explotó en la boca de Sakura, tan picante, pero a la misma vez dulce, una combinación perfecta entre el pepperoni y queso derretido. No supo si se trataba de que realmente fuera buena o sencillamente se había aburrido de la comida del internado.

── Es muy buena, ¿no? ── Edvina preguntó, limpiando sus dedos ── Está es la razón por la que soportamos estar entre tantos humanos.

Warren asintió, comiendo en dos bocados la rebanada ── No es que sean malos pero buenos, este rostro no puede ser visto por muchos humanos.

── Estamos cansados de la misma comida del internado ── Silas le explicó, recostándose en la silla.

── ¿No es más sencillo pedir que la lleven al internado? ── Sakura cuestionó.

Él negó, tirando la servilleta a la mesa ── La directora nos la quitaría de inmediato. Está prohibido se acerquen al internado, es una de las principales reglas.

La chica se encogió de hombros, tomando otra rebanada ── Nunca leí las reglas. Incluso tengo el libro junto a mis cuadernos.

── Lo bueno es que tienes una amiga aplicada que podría ayudarte en cualquier cosa ── sonrió Edvina, señalándose a sí misma.

── O puede ser que lo empeore ── susurró Warren tras su mano, intentando esconderlo con una tos fingida.

Sin importar quién los estuviera viendo, Edvina golpeó a Warren en el brazo con la suficiente fuerza para habérselo roto a un humano.

── No empieces, eres un quejica cuando no aguantas ── lo amenazó.

La conversación fue cambiada rápidamente por Sakura sabiendo las peleas desastrosas de sus amigos y aunque estuviera acostumbrada en el internado, no quería hacerlo entre ese montón de humanos.

Silas agarró el último pedazo de rebanada, dejando los platos vacíos a un lado. Warren se recostó a la silla con una sonrisa satisfecha en su rostro

── ¿A que estuvo increíble? ── le preguntó a Sakura, moviendo sus cejas.

── Por supuesto, extrañaba la pizza ── suspiró.

── Solo por esta ocasión, voy a pagar en honor a nuestra invitada que se ha portado de maravilla con nosotros ── dijo el chico, alzando la mano para llamar a la camarera.

── Supongo que tiene sus beneficios estar con ustedes ── bromeó, sonriendo.

── Por supuesto que los hay ── aceptó el chico ── Por ejemplo, salidas sin supervisores.

── A menos que puedas huir de ellos, estarán respirando en tu cuello todo el tiempo ── Edvina contó, bufando de la molestia.

── Yo nunca tuve un supervisor ── secundo Silas con desinterés.

── ¿Quién querría cuidarte a ti, primo? Eres un dolor de cabeza ── rio.

La réplica de Silas se vio callada ante los gritos de varias personas afuera. Un guarda de seguridad empezó a correr detrás de varios adolescentes que se llevaron varios carritos del supermercado, entre risas e insultos.

── Novatos ── bufo Warren con sus brazos cruzados ── Yo podría hacerlo mejor.

── No es muy difícil robárselos ── dijo la camarera, viendo al cuarteto con una media sonrisa ── El de seguridad se cansa con solo correr una cuadra y las cámaras solo se encienden de noche. ¿Están listos para pagar?

── Claro que sí, cariño ── asintió Warren, un brillo emocionado pasó por sus ojos ── Quédate con el cambio.

La camarera asintió ── Gracias, espero que hayan disfrutado la comida.

Warren giró, viendo a sus amigos con una gran sonrisa ── Sé lo que haremos.

── Ni lo pienses ── Edvina negó de inmediato ── Siempre tenemos que hacer algo. Huir de los caza recompensas porque liberamos a la prisionera, robar el auto de policías, saltarnos del risco. Ya no jugaré, me puse mi camisa favorita.

── ¡Vamos! ── se quejó, viéndola con un puchero ── Solo son unos carritos. Bajaremos el nivel de diversión por Sakura, no quiero que muera en la primera salida ── les susurró indiscretamente.

── Eso es inevitable contigo ── le dijo Silas.

── Entonces lo haré a las malas. Nos vemos en el inicio de la colina ── Warren canturreó, deslizándose por el asiento.

El chico salió de la pizzería, directo al supermercado donde agarró dos carritos sin hacer ruido para molestar al guarda de seguridad. Desde lo lejos, les dio un guiño exagerado y corrió hasta desaparecer en una de las esquinas

── Está loco ── Sakura les susurró a los demás ── Ahora si puedo creer que sean primos ── dijo, lanzándole miradas a su acompañante.

── Me siento extremadamente ofendido ── reprochó Silas ── Solo para que sepas, Warren es un caso especial en la familia. Lo llaman el lobo negro.

── Oh, lo entiendo. Por lo de la oveja, ¿no? ── supuso.

Edvina río, mirando a sus dos acompañantes ── Todos somos especiales, por esa razón nos llevamos bien. Vamos, no dejemos que espere mucho.

Edvina fue la primera en salir, trotando en la misma dirección que el chico. Sakura miró a Silas, esperando que se moviera, en cambio, él cruzó sus brazos.

── No vamos a dejarlo solo ¿verdad? ── ella le dijo.

── Si lo haremos ── asintió, enfocando su vista en la mesa como si fuera lo más interesante.

── Vamos, será emocionante. Además, es tu primo, la familia no se deja atrás.

── Claro que se hace, mayormente en la calle para que un vampiro te muerda ── gruñó, frunciendo sus cejas.

Sakura boqueo varias veces, sin saber que decir por sus palabras. Al final, ella rodó los ojos y lo trató de empujar, obteniendo una mirada sorprendida del chico.

── Entonces, mueve. Yo si iré con Warren y Edvina ── habló, moviéndolo apenas unos centímetros ── ¡Pareces hecho de piedra!

── Si vas con esos dos, terminaras lastimada y es lo último que necesito. Nos quedaremos aquí hasta que la policía los venga a dejar ── sentenció, cruzando los brazos.

── Dirás, hasta que nos venga a dejar porque me voy.

Sakura se agachó, pasando por debajo de la mesa con facilidad. Sonrió con la mueca de impaciencia del chico y se cruzó de brazos, retándolo.

── Eres un dolor de cabeza, lo sabes ¿no?

── Por supuesto ── asintió con energía ── Ahora, vamos. Deja tu aburrimiento para el internado.

Silas la observó, evaluando sus posibilidades sobre hacer que la chica cambiara de decisión. Por el brillo en sus ojos oscuros, supo que eso sería algo imposible así que bufo, parándose.

Sakura sonrió, orgullosa de poder haberlo cambiado de opinión. Ambos llegaron donde Warren y Edvina los esperaban con los dos carritos de supermercados.

── Se tomaron su tiempo en venir ── Warren exclamó, apoyándose en el carrito ── No hicieron nada malo, ¿verdad?

── Por supuesto que lo hice, dejarme convencer por la bruja humana ── masculló su primo.

── Ignorémoslo. Ahora, súbeme a la colina ── Edvina pidió, subiéndose al carrito con emoción.

── Luces como a alguien que nunca se ha subido en una de estas cosas ── Sakura le dijo, divertida.

── No lo hizo ── negó Warren, sonriendo ── Su infancia fue destruida por el colegio, demasiadas tareas y problemas adolescentes.

── No mientas ── lo regañó la chica, golpeándolo en su brazo ── Nunca me subí a uno porque mis amigos eran reservados, no hacíamos este tipo de cosas.

── Aburridos ── canturreó el chico, mirando a otro lado con interés.

Sakura rió, observando a Silas. Él hizo lo mismo, curioso de la señal que le dio referente al carrito.

── Sube, yo manejaré ── le dijo.

Él bufó, cruzándose de brazos ── No estoy tan loco para hacerlo. Sé que me estrellaras contra una pared, puedo ver tu aura maliciosa.

── Ya te rompí el cuello, no veo lo diferente que sería ── bromeó, balanceándose sobre sus puntillas.

Silas cambió su expresión, completamente serio ── No lo he superado ── masculló entre dientes ── Si te subes al carrito, te perdonaré.

── ¡Hazlo! ── apoyó Edvina, asintiendo ── Así te quitaras todo el estrés.

Sakura pasó su mirada por sus tres amigos, cada uno teniendo diferentes expresiones. Al final rodó los ojos, dándose por vencida.

── Espero que no me estrelles contra la pared ── lo sentenció, señalándolo con su dedo.

La chica subió al carrito, sentándose cómodamente. Por su altura, no tuvo necesidad de estirar sus piernas ya que cabía perfectamente.

Oyó una risa detrás de ella, giró para observar a Silas que trató de esconderla detrás de su mano sin resultado.

── Cállate ── ella le masculló, cruzándose de brazos.

── ¡Vamos todos para arriba! ── celebró Warren.

Los chicos rodearon la colina, buscando una forma fácil de subir, aunque con su fuerza, sería demasiado sencillo. Edvina habló sobre las posibilidades de que se soltaran y lo duro que sería, empeorando el humor de la chica.

── ¿Por qué dejé que lo hicieran? ── ella susurró a sí misma ── Sé que terminará mal, siempre soy la que se raspa las rodillas.

── Hey, bruja humana ── la llamó Silas, inclinado para verla ── Aleja esos problemas y disfruta de la vista.

── ¿Cuál vista? ── cuestionó, alzando sus cejas.

Silas solo sonrió, impulsándose hacia arriba. Apenas utilizó su fuerza para empujarla en la colina, ella se agarró de los bordes y tensionando su cuerpo en un caso de que se fueran hacia atrás.

── Tranquila ── Silas le susurró, pasando sus dedos por encima de sus manos ── No te soltaré, te lo prometo.

Sakura lo miró, viendo como la luz del sol comenzó a aparecer en su rostro, iluminando sus ojos rasgados y bajando a sus labios que estaban en una suave sonrisa.

Llegaron a la cima de la colina, Sakura suspiró, impresionada. La ciudad se miraba desde ese punto, los carros e incluso las figuras distorsionadas de algunas personas. A lo lejos, las montañas verdes y se asombró de sentir el sol sobre su piel que pocas veces salía.

── Es más bonito en la noche ── le dijo el chico, inclinándose hacia adelante ── Algún día te traeré.

Sakura le sonrió, dejando que oyera sus latidos desenfrenados por la emoción. Dejó que su mano se encontrará con los dedos del chico, entrelazándola.

── Muy pronto saldremos de ese internado ── Edvina habló, concentrada en la vista.

── No estoy tan seguro de eso, bonita ── masculló Warren, negando.

── ¿Por qué lo dices? ── le cuestionó, dándose la vuelta en el carrito.

Warren bajo la mirada, dando un paso atrás ── No estoy listo, chicos. No sé si lo estaré algún día.

── Vamos, estoy seguro que sí ── asintió Silas, palmeando su espalda con suavidad.

── Si, no seas idiota ── Edvina lo regañó, estirando su mano para golpearlo.

El movimiento de su cuerpo hizo que las ruedas del carrito se movieran y sucedió lo inevitable. Al estar tan cerca de la colina, comenzó a descender velozmente y Warren le gritó que lo detuviera, corriendo detrás.

── Maldición. Sostente, Sakura ── pidió Silas.

El chico se montó en la barandilla, impulsándose con su cuerpo para ir más rápido. Hacer uso de su velocidad hubiera sido más sencillo si no fuera por las miradas curiosas de los humanos y la regla de no revelarse de parte del internado.

── ¡Edvina, trata de doblar! ── Sakura le gritó, agachándose cuando sintió la mano de Silas bajarla.

── Voy a soltarte y trata de detener el carrito con un hechizo, ¿sí? ── pidió, enfocándose en su amiga.

── Lo haré.

Silas saltó ágilmente al carrito de Edvina antes que pasara directamente a la calle donde los carros estaban pasando. Sakura murmuró un hechizo, deteniendo el suyo con un suave golpe en la pared.

── ¿Estás bien? ── le preguntó a su amiga, parándose encima del carrito para mirarlos mejor.

── ¡Warren! ── gritó Edvina, alejándose los mechones de cabello de su rostro ── ¿Cómo pudiste soltarme? ¡Mire mi vida pasar en esos minutos!

Warren llegó, riendo fuertemente ── ¡Eso fue alucinante! ── celebró, alzando sus brazos.

── Tú, maldito...

── Cállense.

La réplica de Edvina quedó a medias con la orden tranquila de Silas. Ambos lo observaron, sus ojos ampliándose con preocupación. Sakura solo los miró, confundida hasta que notó como la cabeza de Silas se movía, como si estuviera buscando un sonido.

── ¿A quién oíste? ── Warren preguntó, analizando su alrededor ── ¿Oliste algo?

── Dinos, podemos ayudar ── apoyó Edvina.

── Lo tengo ── habló el chico, enfocándose en un grupo de hombres acoplándose en una esquina.

── Maldición, son cazadores ── masculló el chico, retrocediendo junto a Edvina.

Silas fue el primero en reaccionar, pasando su brazo bajo las piernas de Sakura y la otra sobre su espalda, bajándola rápidamente del carrito. La chica se sostuvo de su brazo antes de pasar directamente al suelo por su movimiento brusco.

Él entrelazo sus dedos con los de la chica para empezar a correr lejos de la mirada de esos hombres.

── Nunca están cerca del internado ── habló Edvina, frunciendo sus cejas de preocupación ── ¿Por qué ahora?

── Estaremos bien ── Warren la reconfortó ── Sólo vamos directo al auto y nos iremos, no hay que pensar de más.

Los cuatros fueron trotando, pasando desapercibidos entre los curiosos humanos. Una vibración por debajo de sus pies hizo que Sakura mirara hacia atrás notando una fuerte explosión que los golpeó duramente.

La gente a su alrededor comenzó a alarmarse, se levantaron y gritaron, empujándose entre sí para huir del fuego creciente. Un látigo golpeó sus dedos, haciendo que soltara a Silas por la fuerte descarga.

Un golpe detrás de su cabeza hizo que cayera al suelo. Puso sus manos en el suelo, deteniendo su caída y trató de alejar la oscuridad que empezaba a consumirla.

── ¡Sakura! ¡Vamos, Sakura!

La chica podía oír su nombre, pero su cuerpo no reaccionaba, solo dejaba que el resto la golpeara en su histeria hasta que cayó al suelo, respirando fuertemente.

── Maldición ── susurró.

Un escudo transparente la cubrió de las pisadas de los humanos, los golpes la dejaron demasiado aturdida y esa electricidad fue la peor parte. Su magia salió al sentirla en peligro, débil por la explosión.


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