thirty four ──── vampire bite


─────────── CHAPTER THIRTY FOUR,

VAMPIRE BITE  ───────────



Una calma se avecino, dejándole saber que era tiempo de levantarse. Sakura dio unos cuantos pasos tambaleándose y tocó su cabeza, no había sangre ni heridas abiertas, solo fue el aturdimiento.

Ella limpió el polvo de su ropa y ató su cabello, poniéndose correctamente los broches en los mechones que cayeron sobre su rostro. Su alrededor estaba despejado, sin ninguna persona a vista, incluyendo los cazadores que estaban detrás de ellos.

Sin saber a dónde ir, se dirigió directo al parqueo, esperando encontrarse con el resto, pero solo fue con los cazadores inspeccionando la camioneta. Se escondió detrás de una pared, pensando en sus posibilidades y en donde estarían.

Pasó su mirada por sus manos, recordando todos los hechizos que aprendió para esos momentos de frustración. El reloj relució en su muñeca, dándole la respuesta.

Hizo un rápido hechizo de localización a cualquiera de sus amigos. La aguja más grande comenzó a moverse, dando vueltas hasta detenerse en un punto, directo al camino del que más necesitaba.

Silas estaba acorralado por cuatros cazadores, cada uno tomándose su tiempo en enterrarle estacas de madera en su cuerpo. El chico gruñía hasta que cayó sobre sus rodillas, sin soportar el dolor.

── Y dicen que es el más fuerte ── se jactó uno de ellos, propinándole un puñetazo directo a su rostro ── Se desangra con rapidez.

Desde la distancia, Sakura oía la respiración del chico y como movía su cabeza, probablemente peleando contra sí mismo y no revelarse como lo hizo el día del entrenamiento.

Una capa de sudor lo cubrió, goteando por su nariz hasta el suelo cuando otra estaca fue introducida en su espalda.

Sakura salió de su escondite, acercándose con pasos lentos para llamar la atención de esos hombres que parecían disfrutar de su tortura.

── No, vete ── él masculló desde su puesto ── ¡Lárgate!

Ella lo ignoró, enfocando su mirada en los cazadores que mantuvieron un brillo malicioso, dispuestos a acabar aquella chica que quería convertirse en la salvadora del día.

── Estoy ansioso por descubrir que criatura eres ── habló el hombre más adelante, sacando otra estaca de su bolsillo ── Voy a disfrutarlo.

La chica ladeó su cabeza, creando una media sonrisa ── No tardaras mucho ── declaró en voz baja ── Y sí que será glorioso.

Con un movimiento de manos, las rodillas de aquel hombre se quebraron, ocasionando que gritara.

── Eres una maldita bruja ── sentenció otro, posicionándose para pelear.

── ¿Qué me delató?

Sus ojos oscuros cambiaron, completamente en blanco. Los tres cuerpos de los hombres se alzaron, chocando en la pared más cercana. La magia dentro de Sakura serpenteo por todo su cuerpo, ansiosa por salir y destruir a todos los que eran un peligro para su cuerpo.

Su corazón comenzó a palpitar rápidamente, emocionada ante la expectativa de dejarse liberar hasta que una voz dentro de ella le recordó que no era lo correcto.

Ella gruñó, teniendo esa batalla interna. Los cuerpos de los hombres fueron lanzados con fiereza al suelo, sus cabezas impactando duramente.

── Basta ── suplicó.

Sakura se acercó, sonriendo ── Ruega más, todavía me siento bondadosa.

El mismo hombre que pidió que se detuviera comenzó a incendiarse, su cuerpo parecía de piedra ya que no podía levantarse. Los otros dos solo quedaron estáticos, sintiendo la electricidad que desprendía del cuerpo de aquella mujer.

Sus ojos blanquecinos se posaron en ellos, pensando en que hacerles y cómo dar una clara advertencia.

── Vas a pudrirte ── dijo uno de ellos, arrastrándose.

── ¿Sí? ── murmuró ── Entonces nos veremos en el infierno.

Con un chasquido de dedos, los tres cuerpos se convirtieron en cenizas oscuras que fueron movidas por el fuerte aire. Sus ojos volvieron a la normalidad, dejando salir un suspiro.

Con cada día que iba fortaleciendo su magia, creándose un lazo, podía sentir como era de poderoso, a un punto que temía que pudiera consumirla.

Sakura se giró al oír un gruñido, llena de impotencia y dolor. Silas estaba tirado en el suelo, la sangre brotando de sus heridas abiertas.

Ella corrió a él, sujetándolo por sus hombros para alzarlo. Silas mantuvo sus ojos cerrados y sus labios fruncidos, respirando agitadamente.

── ¿Qué hago? ── ella le preguntó, pasando sus manos tímidamente por su cuello.

Él alzó su mirada, revelando sus ojos rojizos y los colmillos presionando sus labios. En un principio, esa imagen la hubiera asustado, pero en ese momento solo la preocupaba.

Silas solía perderse cuando dejaba que su lado vampírico saliera al descubierto y no tenía noción de quienes estaban junto a él, solo eran unas personas que cargaban con lo que más deseaba.

── Ti...e...nes...── él tartamudeó.

Sakura notó lo terrible que estaba. Apenas podía respirar y no se sostenía por sí solo, si no fuera por ella, estaría de nuevo en el suelo. Él señaló las estacas e hizo una demostración cómo si fuera a sacarla.

── Lo entiendo ── asintió rápidamente.

Sakura comenzó a sacarla, una por una para darle tiempo a Silas de respirar profundamente. Las heridas fueron cerrándose, solo quedando el agujero de la camisa como evidencia de lo sucedido. sacó la última de su pecho y frunció sus cejas al notar que no cerraba como las otras.

── No sanará ── negó el chico, apretando sus labios ── Tengo que alimentarme. Puedo sentir una astilla en el corazón, solo la sacaré si estoy... lleno ── susurró la última palabra.

── ¿Dónde puedo conseguirla? ── preguntó.

── Aquí no. El internado tiene suministros ── explicó.

Ella frunció las cejas ── ¿Puedes levantarte?

Silas tomó unos segundos para hacerlo, apoyándose de los hombros de Sakura para ponerse sobre sus pies. Apenas pudo dar unos pasos cuando cayó, negando.

── Puedo sanarte, sacarte la astilla ── ella propuso.

Él agitó su cabeza en negación ── Podrías hacerlo, pero... tengo que alimentarme o atacaré a cualquiera que se cruce en mi camino.

Sakura se quedó en silencio, pensando sobre lo que haría. Observó al chico, sabía que él no haría nada para dañarla, incluso cuando su control no fuera el mejor.

── Bebe de la mía ── ella propuso en voz baja.

Silas alzó su mirada rápidamente y río, estirando sus labios pálidos ── No sabes de lo que estás hablando.

── Tienes que hacerlo. No sé cuántos cazadores hay y tampoco he visto a Warren o Edvina ── explicó con desesperación ── No sé si están bien así que no puedo perderte. Toma mi sangre, ahora mismo.

Él la miró finalmente, sorprendiéndola cuando notó un destello de tristeza que inmediatamente supo que no le gustaba.

── No puedo controlarme ── susurró con pesar ── Estoy haciendo un gran esfuerzo para no saltar sobre tu cuello así que... ¡no me digas que beba de ti! ── exclamó, fuera de sí.

── Tómala ── le dijo en una súplica ── Estaré bien. Confío en ti.

La indecisión apareció en los ojos claros del chico, mirando al suelo hasta que alzó su rostro, observando el cuello blanquecino de Sakura.

Ella se quitó la chaqueta, dejándose expuesta ante Silas. Él pasó un brazo por la cintura de la chica, sintiéndose repentinamente ansioso y recuerdos de sus sueños aparecieron por unos tormentosos segundos.

── Voy a detenerme ── susurró, tragando saliva ── Lo prometo.

Su gran mano sostuvo la parte trasera de la cabeza de Sakura, empujándola suavemente para que se inclinará hacia atrás y darle acceso a su sangre.

Sus labios pálidos se abrieron, revelando sus afilados colmillos y mordió el cuello de Sakura, un pequeño gemido de dolor salió hasta convertirse en algo más que no lo esperaba en absoluto.

Un sentimiento cargado de emoción y placer pasó por todo el cuerpo de la chica, sorprendiéndola. No tuvo palabras para describir esa sensación, solo que era tan embriagante que no pudo pensar en cómo estaban succionándole la sangre y mucho menos en como Silas parecía absorto.

Sakura perdió la noción del tiempo, ni siquiera supo dónde estaba o qué hacía, solo se enfocó en ese placer que hizo que sus ojos se cerraran. Sus manos, que sostenían la camisa del chico, cayeron a un lado, sin fuerzas para seguir apretándolas y si no fuera porque estaba arrodillada, Sakura estaba segura que hubiera caído al suelo.

── Sakura.... Sakura...

Con la mención de su nombre, la chica reaccionó, reventando esa burbuja de fantasía que se había creado para sí misma. Se sostuvo de la pared cuando sintió que iba a caer cuando Silas se alejó, retrocediendo varios metros de distancia.

El chico gruñía para sí mismo, peleando contra el deseo de impulsarse y tomar toda la sangre posible. Se recordaba de quién se trataba y lo terrible que fue embriagar con su mordida a Sakura.

La imagen comenzó a atormentar su mente, necesitando sacarlo, golpeó repetidas veces la pared, recordándose quién era y lo que estaba sucediendo.

Respiró varias veces antes de introducir sus dedos directo a su corazón, buscando la astilla hasta que la encontró y la sacó en un limpio movimiento.

Apretó sus labios, sintiendo su cuerpo regenerarse. Sus ojos volvieron a ser los mismos claros y sus colmillos desaparecieron, ya estaba listo para volver a su forma natural.

Con unos pasos, él se agachó para estar a la altura de Sakura. Sus ojos oscuros estaban brillosos, llenos del placer que la mordida daba a sus víctimas.

Silas sacó un pañuelo de su pantalón, pasándolo por las gotas de sangre. Murmuró un hechizo de sanación, eliminando toda evidencia de su mordida, era suficiente que viviera en su recuerdo para atormentarlo cada día.

── ¿Te sientes mejor? ── ella preguntó con suavidad.

Él tomó unos segundos para responder ── Gracias ── murmuró, limpiando el sudor de su rostro ── Fue estúpido, arriesgado y tonto de tu parte.

Ella sonrió perezosamente ── Yo siempre hago cosas estúpidas, deberías de acostumbrarte ── le dijo, cerrando sus ojos por unos breves segundos.

Silas no le devolvió la mirada, solo la observó, culpándose de su estado. Pasó un brazo por la cintura de la chica, levantándola.

── Necesito que despiertes, Sakura. La sensación tiene que desaparecer de tu sistema ── le pidió, apartando el cabello húmedo de su cuello ── Recuerda donde estamos, tenemos que buscar a Warren y Edvina, ¿sí?

Ella asintió, eliminando esa sensación de su memoria. Esa euforia y placer que la mordida le dio fue tan fuerte que su interior deseo volver a sentirla, incluso apretó sus labios para no decirle a Silas que la mordiera de nuevo.

Simplemente se negaba a caer en eso, no necesitaba más problemas Él entrelazo sus dedos, instándola a que lo siguiera por el camino.

── Hice un hechizo de rastreo ── ella contó, extendiendo el reloj ── Va a guiarnos hasta Warren y Edvina.

Él lo tomó, viendo la aguja moverse. Las tiendas a su alrededor estaban cerradas, sin luz o persona, todos huyeron.

Ambos entraron al centro, bajando las escaleras cuando encontraron a un grupo de cazadores. Silas maldijo, tomando otro camino cuando una flecha pasó cerca, explotando y aturdiéndolos por unos segundos, lo suficiente para rodearlos.

── No hagas ni un movimiento ── él susurró en su oído ── Están arriba, pueden herirnos.

Sakura comenzó a contarlos, asombrándose de la cantidad de cazadores que fueron llegando, cada uno con una sonrisa sádica que prometía demasiado dolor.

El hombre que parecía liderarlos, dio un paso adelante, sosteniendo varias armas en sus grandes manos.

── Los animales no deben de juntarse con los humanos ── exclamó, riendo fuertemente.

── Entonces, ustedes no deberían de estar aquí ── replicó Silas con una media sonrisa que los enfureció.

Con un rápido movimiento, Silas detuvo una flecha que iba dirigida a su corazón. La movió entre sus dedos, soltando una leve risa cuando la rompió por la mitad.

── Eso fue demasiado lento── comentó, fingiendo tristeza.

── Solo fue para advertirte ── explicó el hombre, perdiendo toda diversión.

── ¿Temes perder?

── Solo estoy alargando sus muertes para satisfacción nuestra.

Sakura se congeló, oyendo lo que temía. Miró a Silas, esperando que dijera que debían de hacer, estaba dispuesta a hacer todo para sacarlos con vida.

Él miró a todos los cazadores, evaluándolos para crear su siguiente movimiento y después en Sakura, sabiendo lo que tenían que hacer.

── Pondremos a prueba el hechizo de la página 131 ── musitó, sonriendo de lado.

Sakura asintió. Su mente se abrió como un libro, mostrando los hechizos hasta encontrar con el pedido.

── Invisibilia coram his oculis hominum ── recitó en voz baja.

Los cazadores se miraron entre sí, alarmados al oír sus palabras. Una lluvia de flechas se dirigió a ellos, con un solo movimiento de parte del chico, se detuvieron en el aire.

Sakura sintió como la magia comenzó a salir de su cuerpo, envolviéndose en ambos hasta volverlos invisibles ante los demás.

── ¡Eso no es posible!

Silas no perdió tiempo en salir corriendo, tomó con fuerza los dedos de la chica, no la perdería dos veces. Los cazadores se amontonaron en la única salida, sabiendo que se dirigirían a ese lado.

Sakura murmuró otro hechizo, proyectándose a los dos en la esquina más lejana. Los cazadores lo notaron y corrieron tras esa ilusión, dándoles acceso a su verdadera intención.

Bajaron la escalera, teniendo cuidado de no hacer mucho ruido. Buscaron entre las tiendas, viendo el reloj moverse hasta quedarse estático en la parte trasera de una zapatería.

Warren y Edvina estaban acorralados en la parte trasera, siendo molestados por un par de hombres. Silas se encargó de matarlos en un solo movimiento, su rapidez dejó impresionado a los tres que solo lo observaron por esos segundos.

Sakura reaccionó, corriendo directo a Edvina para ver sus heridas. Las quemaduras en sus brazos seguían ahí, sanándose lentamente. Sin evitarlo, Sakura murmuró un hechizo, sanándolas por completo.

── Ellos... bañaron en plata a Warren ── les contó en voz baja.

La chica no supo qué mal sonó eso hasta que miró detenidamente a su amigo. Su cuerpo completo estaba a carne viva, rojiza y que apenas sanaba, de su cabello goteaba un líquido amarillento que supuso que sería de plata.

── Tienes que transformarte ── Silas habló, dando un paso adelante.

── No ── jadeó, cerrando sus ojos por un momento ── Voy a sanar como humano.

── Oh por...── Sakura no terminó de hablar, quedándose callada por unos segundos ── Voy a sanarte.

Silas capturó los brazos de la chica antes que se acercara, apretando sus dientes con molestia.

── Ya has hecho demasiado ── le recordó.

Ella jaló sus manos bruscamente, alejándose ── Voy a curarlo, quieras o no.

── No es necesario ── Warren negó, bajando su mirada ── Voy a curarme, solo tomará un tiempo.

Sakura negó, agachándose ── Lo haré. Tenemos que salir de aquí.

── Pero...

Warren no terminó de hablar al oír el hechizo de Sakura, sus palabras oyéndose tan tranquilos que sintió como la magia lo envolvió, tal como un suave manto que hizo que sus quemaduras fueran sanándose poco a poco hasta dejar su piel blanca y lisa.

Una punzada de dolor abarcó la espalda de Sakura, un aviso de que estaba cruzando los límites en su energía y necesitaría tomarse su tiempo para recuperarse.

La puerta fue abierta, Silas reaccionó, recitando un hechizo que los volvió invisible ante la mirada de ese cazador. Se acercó lo suficiente para estar frente al chico que no respiraba y se mantuvo firme.

── ¡Escaparon! ── avisó por medio de su radio ── Esos idiotas.

Golpeó fuertemente la pared, cerca de Edvina antes de irse, tirando la puerta a su espalda. Sakura respiró, bajando la mirada y escondió sus temblorosas manos, nunca pensó estar tan cerca de esos hombres que solo querían matarlos.

Warren le ayudó a levantarse, sintiéndose lo suficiente fuerte para poder caminar

── Gracias ── él susurró, sonriendo.

Ella solo asintió, apoyándose en la pared para no caer directo al suelo.

── Los cazadores estarán entretenidos con la ilusión de Sakura ── explicó Silas. Miró a la chica con sus cejas fruncidas ── Canalizaremos la magia para hacernos invisible los cuatros, ¿sí?

── Bien ── acordó.

Silas tomó su mano, transmitiéndole su magia mientras salían de ese cuarto. El hechizo los protegió, volviéndolos invisibles ante los cazadores o cualquiera que pasara a excepción de las criaturas.

Sakura empezó a sentir el dolor recorriendo su espalda de nuevo, tuvo que respirar varias veces, sin dejarse ceder a esa molestia. Todo lo que debía de hacer era ponerse a salvo junto al resto.

Llegaron al estacionamiento, notando como los cazadores rodeaban la camioneta. Con un hechizo simple, los cuerpos de aquellos hombres y mujeres cayeron al suelo, inconscientes.

Los cuatros se subieron rápidamente, Silas arrancando de prisa al notar el resto de cazadores acumulándose.

── Agáchense ── él ordenó.

Edvina cubrió a Sakura cuando los disparos llegaron, rompiendo las ventanas. Sus brazos rodearon a su amiga, tratando de mantenerla a salvo.

Ya lejos de aquella plaza, Sakura pudo levantarse, notando el desastre a su alrededor. Quitó los vidrios del asiento y de su ropa, no necesitaba herirse más de lo necesario.

── Ni te atrevas a seguir explotando tu magia ── Silas siseó, lanzándole miradas por el espejo ── Fue suficiente.

Sakura no replicó, en cambio, solo lo miró fijamente por unos segundos hasta dejar salir un bufido. Observó por la ventana rota como iban de rápido, los árboles tan difuminados que sintió una punzada de dolor de cabeza.

── Lamento haberlos puesto en peligro ── Warren habló después de un tiempo ── Nunca había pasado algo así, pensé que estaríamos bien.

Para sorpresa de todos, Edvina abrazo por detrás a Warren, dándole una pequeña sonrisa de confort.

── Está bien. Fue un día divertido y comimos lo que más nos gusta ── tranquilizó.

Él sonrió, bajando la mirada ── Entonces, ¿ya me perdonaste por soltarte en la colina? Aunque en mi defensa, tú misma lo hiciste.

── Tampoco abuses ── murmuró entre dientes, pellizcándole la mejilla ── Mi generosidad no llega a esos límites.

Sakura rió, ninguno de los dos iba a cambiar, incluso cuando estuvieron en medio de un ataque.

El camino al internado era largo, lo suficiente para que ella descansará así que decidió cerrar sus ojos, dejándose balancear por la camioneta. Su cuerpo tenía que sanar y alejar esa abrumadora sensación de querer dejar que la magia tomará posesión de ella misma.

Un golpeteo en su brazo hizo que abriera los ojos, fijándolos en Edvina. Ella sonrió suavemente, probablemente sabiendo lo cansada que se encontraba.

── Puedes acostarte en mi regazo, es más cómodo que ese asiento ── propuso.

── Gracias.

La chica apoyó su cabeza en las piernas de Edvina, dejando liberar ese cansancio. Subió las suyas al asiento y metió sus manos en los bolsillos, buscando calor.

Los dedos de Edvina pasaron por su cabello en un suave masaje que calmo ese dolor de cabeza. A los segundos, sintió una capa encima de ella, manteniéndola en calor por el frío que empezó a colarse por los agujeros de las ventanas.

── Lo hiciste bien, Sakura ── oyó a Warren decir ── Ahora puedes descansar.

Como si fuera una orden que tomar, Sakura sintió como el cansancio se fue apoderando de su cuerpo suavemente hasta atraparla por completo.


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