ten ──── the imperfect replacement


─────────── CHAPTER TEN,

THE IMPERFECT REPLACEMENT ───────────



── ¿Qué haces? ── Silas preguntó, restregando sus ojos para alejar el sueño.

Sakura miró a su alrededor, frunciendo sus cejas con confusión.

── No podía dormir ── explicó, poniendo su atención en el chico ── Y necesitaba un tiempo a solas, ya sabes, no estoy acostumbrada a este lugar.

Silas le lanzó una mirada irritada y la tomó del brazo haciendo que Sakura se levantara del suelo.

── No debes estar afuera de la habitación en la madrugada, pueden hacerte daño ── siseó entre dientes ── Ya te lo había dicho.

── No me harán daño ── negó la chica, cruzando los brazos.

── ¿Cómo lo sabes? ── él interrogó ── Ni siquiera conoces a esta gente, Sakura. Ve a dormir, no necesito a una niña que me desvele.

Sakura rodó los ojos ── No debes de protegerme, Silas ── siseó ── Mucho menos tratarme como si no pudiera cuidarme a mí misma.

── ¡Es que no puedes hacerlo! ── dijo, comenzando a enojarse por la actitud desinteresada de la chica ── Ni siquiera pudiste defenderte de las chicas que estaban burlándose de tí en clases.

Sakura se sorprendió, viendo al chico por unos segundos hasta fruncir el ceño.

── No necesitas recordármelo ── gruñó enojada.

── Solo eres una humana, Sakura, tienes sangre en tus venas que llaman la atención de los vampiros. Tienes varios amigos como Alana que pueden atacarte y fingir que solo fue un descontrol cuándo fue exactamente lo contrario ── comentó duramente.

── Pareces saber mucho sobre eso ── ella susurró.

── Lo suficiente para decirte que no pasarás esta noche a menos que entres a la habitación.

Sakura lo observó por unos segundos duramente, apretó sus labios y finalmente entró, golpeando al chico en su hombro al pasar a su lado. Se sentía cansada de que todo el mundo parecía tener un poder sobre ella que claramente no otorgó, pero también sabía que había demasiadas cosas que no le ocultaban del internado.

Se deshizo de la chaqueta y se acostó, sin molestarse en mirar al chico. Silas dejó salir un respiro, acercando a la cama de Sakura, quitó el lazo de las cortinas, cerrándolas a excepción de la que estaba cerca de la ventana.

── Lamento ser un idiota contigo ── él murmuró, quedándose de pie ── Pero debes de entender que las criaturas que rondan en las noches son más peligros. Si, puede ser que sabes cuidarte como humana pero no como una portadora.

Sakura solo lo ignoró, negándose a hablar más con Silas y la forma en que siempre le recordaba que no pertenecía a las criaturas. Ella lo sabía, no era necesario pasar ni un día para aceptarlo, pero lo único que quería era que dejaran de repetírselo a cada minuto.



Sakura se levantó por la alarma que resonó en toda la habitación, soltó un quejido y rodó por la cama, intentando apaciguar el sonido. Oyó el pequeño grito frustrado de Edvina y como apagó el aparato.

La chica decidió despertarse, frunció los labios al notar todas las cortinas cerradas, no recuerda haberlo hecho en la noche anterior. Empezó a quitarlas, viendo a su alrededor, se sorprendió al notar la cama perfectamente arreglada de Silas, eran las siete de la mañana y el sol apenas se colaba por la ventana.

── Silas hace ejercicio cada mañana ── Edvina explicó adormilada, apenas abrió sus ojos para mirar lo mismo que la chica ── Es un tipo aburrido y mal de la cabeza, ¿quién hace ejercicio?

Sakura sonrió ── Muchas personas, es saludable.

── ¿Tú lo crees? Me niego a hacer ejercicios, eso es sobrenatural.

── No lo necesitas ── negó la chica ── En cambió, Silas si lo hace, tal vez así cambie su humor.

Edvina río, levantándose de la cama ── Yo perdí las esperanzas hace mucho tiempo, Sakura, no tardarás en hacerlo.

── Supongo que tendré que aceptarlo ── murmuró, dando una mirada rápida a la cama de Silas.



Edvina y Sakura entraron al baño, para suerte de ambas, encontraron algunas duchas vacías a pesar del alboroto del resto de las chicas por encontrar un lavado.

Sakura terminó de bañarse rápidamente y optó por vestirse dentro, no quiso hacer otra fila para entrar a los vestidores, aunque fueran más espaciosos y calientes.

El uniforme era de su talla y como debía ser, le quedaba bastante bien. Era diferente al que utilizaba en su otra escuela ya que ese era una simple camisa blanca con una chaqueta rojo oscuro y una falda de paletones a cuadros, pero lo que claramente no le gustaba era el pequeño moño que llevaba en el cuello.

Lo que más le gustaba era lo abrigador que era la chaqueta, no necesitaría ponerse otra encima ya que esa la cubría del frío.

Sakura tomó con rapidez un lavado, aprovechándose de las distracciones del resto de las chicas. Comenzó a cepillarse los dientes mientras se observaba en el espejo, notando las ligeras ojeras bajo sus ojos.

A través de la ventana, miró a Alana quién le dio una sonrisa ladeada. Sin poder detenerse, Sakura hizo lo mismo, cansada de la actitud egocéntrica que mostraba esa chica, no dejaría que nadie pasará por encima de ella, ya no más.

── ¿Me regalas pasta de dientes? No traje la mía ── pidió Edvina, tomándola antes de obtener una respuesta.

── ¡Oye! No puedes meterte en la fila ── se quejó una de las chicas.

Edvina solo movió su mano, restándole importancia, Sakura trató de darles una sonrisa a las chicas, tratando de calmar sus molestias.

── No las mires ── Edvina le dijo, cepillándose los dientes ── No harán nada, eso puedo prometértelo.

Sakura asintió, enfocándose en su reflejo. Arregló su cabello en una coleta alta, dejando su flequillo a los costados de su rostro para cambiar su aspecto aburrido y monótono, no tenía una gota de maquillaje y tampoco deseaba ponérselo, peor a la par de otras chicas, se sentía como un fantasma.

── ¿Quién te dio ese anillo? ── Edvina interrogó, limpiando la pasta que se derramó por su barbilla.

Sakura miró el anillo, apretando sus dedos.

── No lo sé, lo traía puesto desde que desperté en la enfermería.

── ¿Sí? ── replicó la chica con curiosidad.

── Sé que es de los O'Higgins ── explicó, mirando como el anillo sobresalía entre sus dedos pequeños y blanquecinos ── Vi el escudo en varios de sus trofeos y en la foto familiar.

── ¿Crees que te lo dieron antes del accidente?

── Es probable, no lo sé ── Sakura negó, encogiéndose de hombros ── Iba a quitármelo, pero no quiero que parezca que les faltó el respeto.

Sakura sintió como tomaron su mano con fuerza, haciendo que se moviera bruscamente a un lado. Alana le dio una media sonrisa, poniendo tanta fuerza que la chica no pudo moverse ni un centímetro.

Admiró el anillo en su dedo por unos segundos, sintiendo su pecho encogerse al reconocer el escudo.

── Es muy bonito ── Alana siseó ── Lástima que está con una humana que no lo merece.

Sakura ejerció la suficiente fuerza para deshacerse del agarre de Alana, no hizo ni una expresión al sentir dolor en su muñeca donde los dedos de la chica estuvieron pronunciados.

── ¿Cuál es tu problema? ── preguntó enojada.

Alana alzó sus manos en señal de paz, aunque sus ojos demostraban lo contrario.

── Solo estaba interesada en su conversación ── respondió dulcemente ── Lamento ser una persona tan curiosa, mi error.

── Solo ignorala ── dijo Edvina, escupiendo el agua en el lavadero. Se limpió la boca, mirando con irritación ── La chupasangre solo quiere divertirse porque ya nadie la mira, acaba de ser desplazada en segundo lugar y parece que no se lo está tomando muy bien.

Sakura estaba segura que si no fuera por ella, que estaba en medio de las dos, Alana se hubiera lanzado directo a su amiga, sin importarle nada.

── Es mejor que te calles ── escupió amargadamente ── Tampoco eres una santa para juzgarme, duermes con dos chicos.

── ¿Y eso qué significa? ── Edvina preguntó, poniéndose recta de la tensión que empezaba a crecer.

── El secreto se destapó, Edvina ── Alana comentó, su mirada brillando con malicia ── Todos saben que te gusta estudiar por lo físico y con criaturas fuera de tu tipo. Las mordidas son lo tuyo, ¿no?

Edvina sonriendo, dando un paso adelante ── Puedo mostrarte lo buena que soy mordiendo.

Los ojos azulados de Edvina comenzaron a brillar, tanto que Sakura pudo sentir su corazón latir por ver el lado desconocido de las criaturas. Alana no retrocedió como el resto de las chicas, en cambió, dio un paso adelante, mostrando sus largos colmillos y las venas pronunciándose bajo sus ojos oscuros.

── Cuándo quieras puedes mostrármelo ── siseó ── No le temo a los coyotes.

── Deberías de hacerlo ── musitó la chica, sin romper sus miradas.

── ¿Por qué? ── cuestionó divertida, alzando sus cejas ── Los coyotes no son nada más que criaturas que se comen nuestras sobras porque son las más patéticas y débiles.

Edvina tembló, llena de enojo y antes que se abalanzara sobre Alana, Sakura tomó su muñeca, deteniéndola.

── No es necesario ── le susurró, negando lentamente ── Alana ya obtuvo la suficiente atención para subir su ego de nuevo.

Alana solo dio una sonrisa, una cargada de falsedad. Sakura y Edvina tomaron sus respectivas cosas, guardándolas en el pequeño bolso y salieron, dejando atrás toda la tensión que se creó en unos minutos.

── Un día, nadie podrá detenerme y le arrancaré la cabeza a esa estúpida vampiresa ── Edvina siseó, pisando tan fuerte que en todo el pasillo podía oírse ── Los coyotes no somos débiles, somos inteligentes y por eso no nos metemos en problemas.

Sakura asintió, rascándose incómodamente su barbilla antes de adelantarse y ponerse al lado de Edvina.

── Pero es prohibido pelearse entre las razas ── ella le recordó ── Lo dice en el reglamento.

Edvina sonrió, perdiendo toda la tensión y miró a Sakura con dulzura.

── No necesitas tomar mis palabras tan literales. Solo espera que tengamos clases de defensas y será mi momento ── murmuró ── Podré golpearla tantas veces o mejor, arrastrarla por el piso...

── Lo entendí ── Sakura interrumpió, dándole una media sonrisa ── Patearle el trasero de todas las formas posibles.

Las dos entraron a la habitación, Sakura se impresionó al verlo totalmente compuesto, como si no fue hace unos minutos que se despertaron.

Terminó de arreglarse y preparar la mochila. El anillo siguió reluciendo en su dedo, todavía seguía sin descubrir si se trataba de una bendición o maldición poseerlo, solo esperaba que todo mejore o definitivamente creería que los O'Higgins si querían acabarla.

Para su suerte, las primeras clases las tuvo con Edvina, aunque no entendía mucho de los temas, intentó escribir todo para repasarlos y no quedarse atrás, se negaba a hacerlo y menos cuándo todos le daban miradas de lástima e irritadas.

Edvina le ayudó bastante con los temas, incluso les dio sus perfectos apuntes que hizo que Sakura quisiera volver a escribir todo, tan detallado y enmarcando las partes más importantes.

La cuarta clase llegó más rápido de lo pensado, después de un intermedio para comer las galletas que guardó en la cena, se sorprendió al notar que se trataba sobre magia.

Finalmente Sakura iba a exponer enfrente de todos que no pudo hacer nada y quedar, otra vez, como la tonta de la clase.

Esperó que todos entraran, vigilando en una esquina hasta que respiró y decidió entrar. Le dio una sonrisa a la profesora y se presentó solo con ella, a ese punto, creía que ya todos sabían quién era.

Se sorprendió al notar a Silas en una de las esquinas, tenía su cabeza baja y aunque no podía verlo, sabía que tenía esa mirada asesina que usualmente ponía cuando estaba rodeado de personas.

Era muy sencillo entender a una persona como ese chico.

Sakura sintió la tentativa de sentarse junto a él, no sabía si considerarlo un amigo, pero dormían en la misma habitación e incluso tenían amigos en común.

Mientras oyó a la profesora hablar sobre los temas que debía de investigar, en su interior, rogaba que Silas levantará la mirada y le dijera, a su manera silenciosa, que se sentara pero jamás sucedió.

La profesora dejó que tomara una de las mesas del fondo, sabía que quería pasar desapercibida y más por lo sucedido. Sakura sacó el libro y cuaderno cuando oyó varias risas a su lado.

Miró a su alrededor, notando que fue la única en hacerlo ya que todas las mesas solo tenían el libro. La chica dejó salir un suspiro, metiendo de nuevo todas sus cosas y trató de encogerse en su lugar.

── Bienvenidos de nuevo a la clase de magia ── habló la profesora, pasando en medio de las mesas ── Como saben, hay reglas dentro del salón de clases y espero que la respeten. No sé tolera ningún acto de agresión o quedarán castigados, ¿entendido? ── todos los estudiantes asintieron solo una vez antes que la profesora prosiguiera ── El día de hoy iniciaremos en la segunda fase de poder crear energías como medio de protección. Una de ellas es la creación de bolas de energía, pueden golpear tan fuerte como un automóvil o un camión, también electrocutar y dejar una grave quemadura.

── Eso suena genial para quemar a los lobos ── murmuró una de las chicas con una media sonrisa

── Las criaturas es lo mejor que podemos hacer si queremos mantener la paz ── la profesora explicó, volviendo a pararse enfrente ── El hechizo se encuentra en su página 110. Apréndanlo de memoria, es uno de los que requiere ser dicho en voz alta y por eso es su arma más letal.

Sakura abrió el libro, quedando impresionada de los hechizos que encontró en cada hoja. No pudo elegir cuál de todos era el que más impresionante. Sus dedos recorrieron cada hoja, intrigada por saber si realmente funcionaban.

Llegó a la división de pociones donde la mayoría eran creadas a partir de plantas, casi las mismas que se encontraban en el ropero de su habitación.

La clase, en simultáneo, se puso a practicar el hechizo, cerrando sus ojos y concentrándose. Sakura los imitó, murmurando en voz baja las palabras en latín que al lado tenían su pronunciación.

La chica lanzó una mirada curiosa a Silas quién parecía aburrido, rayando la parte de atrás de una hoja. La profesora siguió instruyéndolo a que crearan una imagen mental de lo que querían construir antes de tomar una silla y ponerse enfrente de Sakura.

── Sé que es tu primera vez empleando magia así que iniciaremos con tranquilidad ── dijo la mujer, dándole una media sonrisa ── Como puedes ver, el hechizo está en latín y mientras más practiques el idioma, más sencillo se volverá.

── Supongo que pronto hablaré otro idioma ── Sakura bromeó.

La mujer sonrió, asintiendo ── El latín ya es parte de nuestra magia, te ayudará a crecer y unirte a ella como si fuera una sola, sé que suena imposible en este momento, pero lo lograremos, ¿está bien?

── Está bien ── musitó la chica.

── Mayormente la magia se siente en el cuerpo como electricidad o una suavidad que hará erizar tus vellos ── explicó la mujer, mirando fijamente a Sakura ── La magia reaccionara con tu voz, acatará tus órdenes, pero para eso necesitas creer en que puedes hacerlo. Los hechizos saldrán como se espera si la portadora tiene seguridad en lo que dice, nada de titubeos, ¿sí?

── Lo entiendo, pero no he sentido la magia en mí ── confesó.

── Es probable que no la hayas despertado. Ahora, intenta el hechizo y cree en tí, es lo que necesitas.

Sakura asintió y se removió en su asiento, sintiendo sus manos sudorosas. Ignoró todo pensamiento y murmuró el hechizo, imaginándose la gran bola de energía parecida al libro, pero no sucedió nada, ni siquiera sintió esa explosión dentro de ella.

── No siento ── Sakura dijo, negando ── No hay nada dentro de mí, puedo asegurarlo.

── Si lo está, solo debes de esforzarte más ── insistió. Tomó las manos de Sakura, alzándolas ── Hazlo de nuevo, di el hechizo bien y piensa en cómo quieres que sea tu energía.

Sakura respiró, tratando de ignorar las miradas curiosas de sus compañeros y se enfocó en no pasar otra situación vergonzosa. Murmuró el hechizo nuevamente e incluso no tuvo que mirar la imagen, ya la tenía en su mente, pero obtuvo el mismo resultado.

Ella bufó y enterró su cabeza entre sus manos, sintiendo la frustración recorrer su cuerpo.

── ¿Has hecho magia inconscientemente?

── No ── dijo la chica ── No ha pasado nada desde el accidente, tampoco siento esa electricidad o lo que sea que deba pasar en mi interior.

La mujer arqueó sus cejas, confundida ── Nunca había oído de un caso como el tuyo, por lo general, la magia despierta con el primer hechizo de la portadora para tomar fuerza.

── Bueno, ese no es mi caso ── susurró.

── Probablemente la bruja humana solo sea un cuerpo portador ── habló una de las chicas más cercana, sonriendo engreídamente ── Guarda la magia en su interior, pero no puede utilizarla.

── Pon atención al hechizo, quedan diez minutos ── sentenció la mujer con dureza. Todos los estudiantes giraron, poniendo atención nuevamente en sus libros.

── Tal vez tenga razón ── Sakura murmuró.

── No le daremos la razón a alguien hasta que hayamos realizado todas las opciones así que no te desanimes ── reprochó la mujer ── Buscaré otro método para despertar tu magia, solo debes darme tiempo.

── Gracias ── dijo la chica, intentando darle una media sonrisa.

── Puedes quedarte, mira un poco sobre cómo se maneja la clase con la magia y aprende, es lo que siempre pido, ¿está bien?

Sakura asintió, la profesora se retiró, llamando la atención de todos para decirle el hechizo. La chica sintió una mirada a su lado, sabía de quién se trataba y en ese momento, prefirió ignorarlo.

Pasó sus dedos por las hojas, leyendo los hechizos y las pequeñas anotaciones de cómo podían ser usados y en cuales circunstancia, aunque estaba segura que todos sus compañeros lo ocupaban cuándo quisieran.

Un hechizo llamó su atención, uno que podía servirle para acabar con todas sus dudas, era una manera de poder hablar con los muertos, trayendo su espíritu de donde estuvieran. Ese hechizo podía ser las respuestas para todos, contactar a los O'Higgins para que digan quién fue el asesino o para hablar con sus padres, si era que estaban muertos.

Un golpe en su hombro alejó toda su curiosidad y más cuando se fue de espalda por lo fuerte que fue, dejó salir una maldición.

── ¡Sakura! ── la llamaron.

La chica no pudo decir nada, el dolor en su espalda y hombro era demasiado fuerte y estaba segura que en ese momento todos la miraban con diversión además de que un olor a quemado inundó el aula.

── Sakura, siéntate ── Silas demandó ── ¿Estás bien?

El chico puso una mano bajo la espalda de Sakura, ayudándola a sentarse sin tocar su hombro.

── Si ── murmuró, enterrando las uñas en sus manos para desviar el dolor ── ¿Qué fue eso?

── Una de las chicas lanzó una bola de energía a tí, fue una tonta por pensar que la atraparías ── siseó, dándoles una mirada dura al resto de estudiantes.

Sakura oyó cómo la profesora regañaba en la parte de adelante, terminó en castigarla por una semana y sin uso de magia que causó una gran sorpresa. La mujer se acercó, dándole una mirada tranquilizadora a la chica.

── Silas, lleva a Sakura a la enfermería, ¿sí? ── pidió ── Puedes quedarte libre el resto de la clase, cualquier cosa, avísame.

── Está bien, puedo ir sola ── ella habló, parándose con ayuda de Silas.

── Todavía no conoces el internado ── le recordó Silas ── Estoy seguro que no sabes cómo llegar a la enfermería.

Sin darle tiempo de replicar, Silas tomó las dos mochilas y avanzó a la puerta haciendo que Sakura lo siguiera, mantuvo su mentón en alto todo el tiempo y su mirada puesta en la puerta, no necesitaba seguir perdiendo la poca dignidad que le estaba quedando.

La puerta se cerró tras ella, se acercó a Silas quién se mantuvo parado y con su mirada dura.

── Quítate la chaqueta ── él ordenó.

── No, dije que estoy bien ── negó Sakura, aferrándose más fuerte a la prenda.

── Vamos, Sakura, solo quiero ver que tanto te hirió.

Sakura bajó su mirada a la chaqueta, quitó unos trozos de telas quemados y negó, apretando los labios.

── Solo fue la chaqueta, nada más.

Silas frunció sus cejas ── Eso no es cierto, sé lo que es recibir un golpe de energía.

Sakura no respondió y Silas no tuvo más opción que ignorar sus quejidos protestantes y quitarle la prenda antes que la siguiera quemando.

── ¡Deja de tocarme! ── reprochó Sakura entre los brazos de Silas.

Él la ignoró y siguió batallando para quitarle la chaqueta, finalmente pudo hacerlo, notando el gran agujero en la prenda. Sakura arregló su cabello y miró con enojo al chico, le dio un golpe en el brazo, necesitando quitar un poco de su molestia.

── Tenía razón ── Silas murmuró para sí mismo. Se acercó a Sakura, mirando la quemadura que atravesó la camisa blanca hasta su piel ── Vas a tenerla por unas semanas y dolerá hasta que cicatrice.

── ¿Crees que quede marca? ── Sakura cuestionó, olvidándose del pequeño altercado.

── No, la enfermera es muy buena ── Silas respondió, apartando el cabello de la chica.

── Tu gente es muy grosera ── murmuró Sakura, sintiendo la herida palpitar de dolor ── Sobre todo con los nuevos. Se burlan de mí como si hubiera nacido con esta... magia, ni siquiera ellos saben cómo controlarlo. ¿Por qué yo sí debo de hacerlo?

── Debes de enfocarte en cómo unirte con tu magia, Sakura y dejar de ser una niña humana que solo está victimizando ── Silas replicó duramente.

Sakura lo miró, asombrada de lo que acababa de decir.

── Dejaría de ser una tonta humana si dejan de recordármelo a cada minuto que no soy de aquí ── siseó.

── Nadie lo hace, tú eres quién piensa esas cosas. ¿Alguien te lo ha dicho?

── ¡Tú lo has hecho! ── Sakura exclamó, apuntándolo con su dedo ── Varias veces y cada profesor tiene que darme las condolencias como si conocí a los O'Higgins y compararme con lo que ellos crearon.

── Te comparan con los O'Higgins porque eres su reemplazo ── Silas dijo, perdiendo toda emoción en su rostro ── Uno que claramente está decepcionando.

Sakura supo que un golpe dolería menos que las palabras de Silas, tanto que su mente se quedó en blanco y su boca se cerró abruptamente.

Sabía que Silas no era su amigo y menos su compañero pero hasta el momento fue el único que no parecía querer dañarla.

La chica podía sentir el nudo creándose en su garganta y como las lágrimas se recogían en sus ojos, pero se negó a dejarla salir. No les daría el placer de verla llorar y más por algo que tenían razón.

Ella era un reemplazo de una gran familia, ni siquiera sabía qué hacía pisando ese internado. Sakura solo dio un asentimiento y arrancó la chaqueta y mochila de las manos de Silas, alejándose.


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