six ──── explosion in the hallway


─────────── CHAPTER SIX,

EXPLOSION IN THE HALLWAY ───────────



Sakura dio una vuelta, viendo su alrededor para asegurarse de que estaba sola. Apretó sus labios y decidió dejar que sus pies la guiaran, todavía seguía perdiéndose en el internado y los mapas no ayudaban en absoluto, a menos que su principal función fuera confundir.

Sakura siempre fue guiada por su curiosidad así que no fue una sorpresa cuando vio un largo pasillo brillando por los cientos de trofeos que colgaban en sus paredes. Ignoró la señal de solo entrar con supervisión, de cualquier forma, no había nadie que quisiera darle un recorrido como se debía.

Miró cada una de las placas con nombres diferentes, felicitándolos por sus acciones de salvar vida y también de aquellos que se sacrificaron.

Un trofeo captó su atención por la gran estrella brillante que era exactamente igual a la que portaba en su anillo. Alzó su mano, viendo lo parecido que eran, incluso los colores y la pequeña caja que parecía ocultarla.

── Eso es nuevo ── murmuró para sí misma.

Sakura dio un último vistazo y siguió caminando, poniéndole mayor atención a los premios por si volvía a mirar la misma estrella. Se asombró de los reconocimientos que tenía el internado incluso uno del país por sus servicios.

La chica quedó entretenida con un premio que estaba segura que era de oro hasta que notó el reflejo de una chica detrás suyo, dejó escapar un pequeño gritó y giró, sin encontrar a la persona.

Sakura se quedó quieta por unos segundos, dejando que su mirada recorriera por todo el pasillo en busca de la chica que vio. Puso su mano encima de su pecho, intentando calmar los latidos rápidos de su corazón y dejó salir un suspiro.

Estaba segura que vio una figura de una chica, pudo sentirla detrás de ella. Sakura cerró los ojos por unos segundos y se giró, mirando la vitrina por si la chica volvía a aparecer.

── Estoy perdiendo la cabeza ── se susurró, frotando levemente su frente ── A menos que exista una criatura que pueda volverse invisible y eso sería tan genial pero escalofriante al mismo tiempo.

Finalmente, Sakura solo tomó una gran bocanada de aire y siguió su propio recorrido, dando miradas hacia atrás de vez en cuando. Los trofeos seguían alzándose y la chica se sorprendió al notar los nombres de Silas y Edvina.

── Así que los dos son unos cerebritos ── se dijo a sí misma, intentando leer las inscripciones ── Ya tengo a la persona que hará mi tarea ── sonrió, orgullosa de su hallazgo.

Sus pasos fueron deteniéndose conforme observaba un gran cuadro que fue imposible pasar por alto. La misma familia que miró anteriormente estaba ahí, con el escudo que portaba en su anillo y el apellido que parecía que iba a perseguirla por la eternidad.

Familia O'Higgins.

Su curiosidad era inmensa, tanto que no separó su mirada de los cuatros, en sus sonrisas y ojos cálidos que hicieron que su pecho se apretara pero lo más que captó su atención era la chica que estaba detrás de un hombre que supuso que era su padre ya que era exactamente a la chica que apareció detrás de ellas hace unos minutos.

Todo de ella desprendía calidez, desde la forma rasgada de sus ojos castaños hasta la sonrisa que hizo que dos hoyuelos se presionaran en sus mejillas sonrojadas.

Sakura dio unos pasos más adelante, sintiéndose atraída por esa foto, como si dentro de ella, un sentimiento quería salir hasta que abrió una boca para decir una sola palabra.

── Ginebra ── susurró.

Las ventanas de su alrededor explotaron al mismo tiempo que el nombre salió de sus labios. Sakura reaccionó con rapidez, poniéndose sobre sus rodillas y cubriendo su cabeza con sus brazos.

Pudo sentir como los vidrios cayeron encima de ella, presionando su piel y otros golpeándola. Cerró sus ojos, tratando de retener el miedo que intentaba salirse de ella y esperar a que ese desastre finalizará.

── ¿Qué pasó aquí? ── dijo una voz dura a su espalda.

Sakura no se movió, concentrándose en su respiración hasta que fue agarrada por sus brazos, haciendo que se levantara bruscamente, escupió el cabello que entró a su boca, mirando los ojos duros de Silas, el verde reluciendo más de lo normal y sus labios apretados.

── ¿Qué hiciste, Sakura? ── preguntó, alzando su voz.

── Yo...── Sakura no pudo decir nada, mirando a su alrededor.

── ¿Tú hiciste esto? ── siguió interrogando, sintiendo los nervios de la chica.

Finalmente ella negó, recomponiéndose ── No, yo... no hice nada.

── Entonces, ¿quién lo hizo? ── siseó.

Sakura sonrió, negando levemente ── Había olvidado que a Gin nunca le gustó que la llamaran por su nombre completo, incluso si está muerta ── susurró lo último, mirando la pintura.

Silas la miró confundido, soltando sus brazos al mismo tiempo que Sakura dio unos pasos atrás, poniendo distancia entre los dos.

── Pensé que no recordabas nada ── él dijo, su voz tornándose tranquilo.

── No lo hago ── respondió más calmada, deshaciéndose de los vidrios que cayeron en su cabello ── Solo fue un pensamiento que vino a mi mente, ni siquiera me di cuenta cuando lo dije.

── Y no volverás a hacerlo a menos que quieras problemas ── Silas sentenció.

Sakura alzó su mirada, confundida con lo sucedido. Boqueo varias veces hasta tener la suficiente valentía para hablar.

── ¿Qué acaba de ocurrir? ── preguntó en voz baja.

Sakura pensó que Silas no la había oído hasta que sus miradas se conectaron, un remolino de emociones cruzando por sus ojos verdosos. La chica estaba confundida, no sabía que acababa de pasar y menos porque reaccionó de esa manera.

Todavía seguía sintiendo esa necesidad de liberar algo que no sabía, como si su propia mente quería volver a recordar, pero algo la detenía, algo que no podía pelear o todavía no sabía cómo.

Silas solo suspiró, poniendo su expresión dura.

── Te llevaré a la habitación. Trata de no crear otro desastre, Sakura o tendré que notificarlo a la dirección.

── Pero yo no he hecho esto ── se justificó la chica, arqueando sus cejas en disgusto.

── Eso no importara, lo único que obtendrás serán problemas y no llevas ni un día aquí ── explicó con rapidez.

Con un solo movimiento de manos de parte de Silas, las ventanas volvieron a restaurarse como si nada hubiera sucedido. Sakura quedó asombrada, notando que hasta el pequeño cristal volvió a su estado anterior.

── ¿Cómo lo has hecho? ── ella preguntó.

Silas solo rodó sus ojos y comenzó a caminar, ocultando sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta.

── ¡Sígueme! ── gritó el chico al notar que Sakura se quedó atrás.

De inmediato, la chica se acercó a Silas, tirando su cabello hacia atrás.

── ¿Cómo has hecho eso? ── interrogó Sakura ── Me refiero a lo de las ventanas, fue genial.

── Si ── él respondió cortante ── Muy genial.

Sakura rodó los ojos ante su actitud, pero no se dio por vencida, trató de mantener el pasó del chico, unos pasos más atrás y sin perder la sonrisa que tiró de sus labios.

── ¿Cómo me encontraste? ── ella interrogó ── Es como si tuvieras un radar sobre. Oh, no me digas que me pusiste un chip rastreador ── bromeó, riendo con el rostro de disgusto que Silas puso.

── Iba para mi clase, tampoco eres tan importante ── siseó, dándoles miradas a la chica que simplemente decía que se callara.

── ¿Si? ── replicó Sakura, fingiendo estar sumergida en sus pensamientos ── Lo extraño es que no he mirado pasar a ni un estudiante por este lado.

Silas se detuvo repentinamente haciendo que Sakura chocara contra su espalda. Ella sobó su frente, quejándose.

── Deberías de agradecerme que estuviera cerca ── siseó amargadamente.

── ¿Sí? ── preguntó divertida.

── Si alguien más te hubiese visto, en este momento estarías en dirección y probablemente con un gran castigo en tu primer día, grandioso, ¿no?

Sakura cruzó sus brazos, perdiendo la diversión y mirando al chico directo a sus ojos.

── No obtendrás ni un agradecimiento de mi parte, Silas ── siseó duramente ── Ya que no hice absolutamente nada, ni siquiera sé si tengo magia como ustedes creen.

Silas frunció sus cejas, mirándola con dudas.

── Entonces, ¿quién lo hizo?

Sakura se encogió de hombros, frunciendo sus labios por unos segundos.

── Tú deberías de saberlo ── ella respondió, alzando su mentón para verlo mejor ── A menos que no quieras aceptar que existen fantasmas en el internado, ¿muchos mueren aquí? Deberían de hacer una limpieza con velas y hechizos para que encuentren la luz.

La diversión apareció en el rostro de Silas por unos segundos hasta que la cambió por su expresión dura sin que Sakura se diera cuenta.

── Empiezo a preocuparme que algo esté mal en tu cabeza, bruja humana ── él dijo, tocando la frente de Sakura.

── ¡Oye! ── se quejó la chica, golpeando la mano de Silas.

Ella se alejó, dando un pasó atrás claramente ofendido.

── El único que tiene problemas eres tú ── ella replicó de mala gana ── Y voy a ignorarte.

Sakura pasó a su lado, manteniendo su mentón alto y mirando enfrente. Silas bufo, cruzando sus brazos sin creer la actitud que tomó.

── ¡Vamos! No seas tan orgullosa ── él murmuró.

Ella solo le dio una mirada claramente diciendo que lo haría. Camino despacio, sintiendo la mirada de Silas encima de ella, se dijo a sí misma que no voltearía para que él pudiera aprender que cumplía con lo que decía.

Para su suerte, encontró el pasillo de las habitaciones y se dirigió al suyo, metió la llave y dio un vistazo a Silas que se quedó al inicio del pasillo con sus brazos cruzados y la mirada verdosa brillando de un sentimiento que Sakura no pudo deducir.

Ya dentro de la habitación, Sakura se permitió respirar con más calma, frenando los pensamientos descontrolados que corrían por su mente.

Su primer día no iba tan bien como ella quisiera, ya fue conociendo pequeñas verdades ocultas del internado y para su suerte, empezó a convertirse en el nuevo juguete. Siempre detesto la forma en que algunos se creían superiores, pero por esa vez, no podría hacer nada sin conocer a su alrededor.

No era lo mismo golpear a una humana que a una criatura que podía matarla con solo enterrarle sus garras. Sakura estaba decidida a vivir hasta saber qué fue lo que sucedió la noche en que hizo que su vida se detuviera abruptamente.

Sakura miró sus manos, sabía que ella no hizo nada, no fue su culpa que las ventanas explotaran porque no tenía nada especial en ella y todos lo sabían. Para demostrar su punto, se fue a un rincón, lejos de cualquier objeto que pudiera herirla.

── Ginebra ── susurró.

Esperó unos segundos, sus ojos bien abiertos para descubrir quién lo hacía, pero la habitación quedó igual, sin ningún cambió. Sakura se sintió decepcionada, dejándose caer al suelo.

La chica solo tenía un deseo en su mente, que esa pesadilla finalizará de una vez. Tenía miedo de todo lo que la rodeaba y más del hecho que su propia mente estaba comenzando a jugar con ella.

Ilusiones, voces y una historia que podía ser sacada de un libro de ficción además que sentía la pérdida, cada vez que oía el apellido O'Higgins, su pecho se apretaba como si pudiera sentir la pérdida cuándo la verdadera historia es que no podía.

Aunque Sakura quisiera que todo fuera una mentira, recordó la mirada de Silas cuándo nombro a Gin, como si la conoció y solo el hecho de haberle dicho su nombre, hizo que sintiera su pérdida.



Edvina entró a la habitación al mismo tiempo que Sakura cerró la puerta del ropero, terminando de colgar la ropa que su abuela mando. Le dio una sonrisa a la chica, poniendo su maleta bajo su cama para evitar desastre.

── ¿Tomaste suficiente espacio? ── Edvina interrogó, haciendo a un lado la ropa que todavía seguía en la cama de Sakura.

── Si ── ella asintió ── No quiero ser una molestia.

── Oh, por favor, no ── Edvina negó, cruzando sus piernas ── Ahora somos compañeras, moveré la ropa de Nilo para que tomes los dos gabinetes.

── ¿Segura? ── ella preguntó.

── Si, ni siquiera se dará cuenta ── murmuró, restándole importancia ── No está en el internado por el momento y si ocurre algo, solo digámosle a Silas ── sonrió con soberbia, dándole un guiño.

── ¿Silas es el que manda?

── Solo para subirle el ego ── bromeó. Edvina se levantó, arreglando su cabello ── Vamos, tengo hambre y solo nos darán una hora y media para relajarnos.

Sakura asintió, agarró su chaqueta y trotó para llegar al lado de Edvina quién le dio una media sonrisa por su aspecto desordenado.

── Tengo una pregunta seria, no te vayas a reír, ¿sí? ── pidió Sakura, arreglando su corto cabello.

── Lo prometo, pero de cualquier forma, no lo haría.

── ¿El internado tiene fantasmas? ── preguntó en voz baja.

Edvina apretó sus labios, pensativa. A diferencia de Silas, la chica a su lado no mostró ni un signo de diversión, solo serenidad.

── No hay fantasmas en el internado ── declaró, bajando las escaleras con suavidad ── Pero si hay almas que no han podido pasar al otro lado.

── ¿Cómo estancados en el mundo?

── Si, probablemente el espíritu tenga un asunto pendiente que los retenga o fueron invocados, los portadores mayores los llaman ── ella explicó.

La curiosidad empezó a brillar en los ojos de Sakura, asintiendo con sus palabras.

── ¿Invocados? Algo así... como solo llamarlos, ¿no? ── preguntó tranquilamente, evitando que Edvina dejara de hablar.

── No, claro que no ── sonrió, agitando su cabeza en negación ── Se necesita de hechizos, alguna reliquia o un portador de magia poderoso para traer esa alma.

── Oh, pensé que era más sencillo ── ella dijo, encogiéndose de hombro.

── Nada en el mundo sobrenatural es sencillo ── replicó, perdiendo la diversión ── Invocar a un alma es peligroso, puedes hacer que se pierda si ya ha encontrado su paz y quede en el mundo, pasando pena por el resto de su eternidad.

── Eso suena triste ── murmuró.

── Lo es ── concordó Edvina, frunciendo sus labios.

── ¿Alguna vez han invocado a una persona sin saber si está muerta o viva?

Edvina levantó su mirada, observando a Sakura con sus cejas ligeramente fruncidas.

── ¿Por qué te interesa saber eso?

Sakura le devolvió la mirada y sonrió, haciendo que Edvina relajara su semblante.

── Solo curiosidad, quiero saber hasta dónde es capaz de llegar la magia, nunca he tratado con ella así que... quiero estar preparada ── explicó con rapidez, tomando un respiro cuando finalizó de hablar

── Los profesores de magia siempre dan un consejo, nunca jugar con el poder del más allá o los grandes titanes ya que tendrá graves consecuencias, no solo para tí, sino también a los que te rodean.

── Entonces ha sucedido antes ── determinó Sakura.

── Hay historias, miles y en ninguna de ellas hay finales felices.

── Lo bueno es que solo soy una humana, ¿no? ── bromeó la chica.

Edvina rió, asintiendo ── Una humana que sigue sin aceptar que ya es una criatura sobrenatural.

Las dos chicas llegaron al gran comedor, Sakura quedó asombrada de lo enorme que era, lo suficiente para abarcar a todos los estudiantes del internado.

Las mesas eran pequeñas, lo suficiente para abarcar a unas seis personas, pero algunos de los estudiantes terminaron por unirlas, creando un gran desastre.

── Toma, agarra la azul ── Edvina indicó.

Sakura tomó la bandeja que la chica le dio, persiguiéndola por la hilera de estudiantes. Una gran mesa de hierro tenía todo tipo de comida y cada uno tenía la opción de elegir. Edvina fue indicándole lo que prefería, sintiéndose feliz de que finalmente alguien la escuchará.

Sakura se inclinó por comer un poco, agarró pollo junto a una gran porción de ensalada, dejando de lado aquellos que parecían extraños.

Siguió recorriendo, sintiendo las miradas encima de ellas. No pudo ocultarse ya que era la única que portaba un uniforme diferente, resaltando entre todos.

── Aquí, el jugo de naranja es lo mejor ── Edvina puso dos botellas en su bandeja, ignorando los quejidos de otros estudiantes por llevarse los últimos ── Puedes guardar el otro para la tarde, tengo un cajón exclusivo para esto.

── ¿Esto no sería robar? ── interrogó con diversión Sakura.

── No, es comida gratis ── Edvina explicó, encogiéndose de hombros ── Trata de tomar dos snacks de cada uno ¿sí? ── pidió, guiñándole un ojo con complicidad.

Sakura rió, asintiendo ante su pedido. En la sección de snacks, agarró dos paquetes de galletas de las mismas que Edvina le dio en la mañana y dos paquetes de papas que escondió con rapidez.

Oyó el susurró de Edvina diciéndole que hizo un buen trabajo. Ambas caminaron al centró donde tomaron una de las mesas vacías, lejos de los grupos que empezaban a crear desastres.

Edvina sacó un libro, lo suficiente grande para saber que era pesado y que, en ningún momento, Sakura lo leería.

── No te molesta, ¿verdad? ── Edvina preguntó, señalando el libro.

── No, está bien ── asintió la chica.

Edvina le dio una resplandeciente sonrisa mientras se enfocó en el capítulo que marcó. Sakura se enfocó en los estudiantes a su alrededor, ahora mirándolos mejor.

Eran varios que tenían una apariencia que resaltaba y estaba segura que se trataba de un solo tipo de criatura sobrenatural, tan llamativo y delicado al mismo tiempo.

Notó algunas miradas curiosas a ella, otras de completo desagradó que solo ignoró, sin querer darle la atención que no merecían.

Por más que quisiera encogerse en su lugar o desaparecer en ese momento, Sakura no se daría por vencida, ahora era su nueva vida y todos tendrían que aceptar la idea que se quedaría, incluida ella.

En cambió, alzó su mentón mientras disfruto de la comida, su estómago se lo agradeció. No supo cuánto tiempo pasó sin probar ni un bocado.

El ruido de una bandeja la tomó por sorpresa, haciendo que diera un pequeño salto en su lugar y se girara bruscamente al lado donde estaba el sonido.

Un chico de tez blanca y con unos ojos expresivos de color cafés le dio una sonrisa, tomando el asiento vacío que quedó al lado de Edvina.

Él sonrió más profundo, dejando que dos hoyuelos aparecieran en sus mejillas pálidas. Sakura sintió como se sonrojo por esa atención, incluso sus manos empezaron a sudar.

Disimuladamente las limpió con rapidez en su pantalón, preguntándose quién era el nuevo invitado de la mesa.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top