nineteen ──── the hidden desire


─────────── CHAPTER NINETEEN,

THE HIDDEN DESIRE  ───────────



La casa verde fue exactamente lo que Sakura esperaba sabiendo que pertenecía a los Miller. Era una cabaña hecha de madera con dos pisos más un sótano que parecía más un piso por lo inmenso que era.

Estaba rodeado de vegetación así que fue difícil notarla. Si no fuera por Silas que la detuvo, ella hubiera seguido andando ya que sus ojos humanos no la detectaron como si tuviera un espejismo.

── Bienvenidas a la cabaña de los sueños ── Warren habló, extendiendo sus manos como si fuera una obra de arte ── Si es que entienden.

Warren miró a las dos chicas, dándole un guiño que decía sus segundas intenciones. Edvina le propinó un golpe detrás de la cabeza, subiendo las escaleras.

── Deja de ser tan idiota ── le masculló, negando sin creer que su amigo no tuviera pena por su nueva amiga.

Silas se detuvo detrás de Sakura, mirando como la chica observaba toda la casa. Una sonrisa creció en su rostro, acercándose lo suficiente para mirar su perfil.

── Puedes entrar, no te hará ningún daño ── él dijo con un tono burlón.

Sakura lo observó, dejando salir una pequeña risa ── No le temo a nadie.

── Lo sé ── Silas aceptó en voz baja, quitando una hoja del gorro de la chica ── Me lo has demostrado.

Ella asintió, sintiendo un calor expandirse por todo su pecho al saber que finalmente Silas cambió un poco la perspectiva sobre ella. Sakura subió la escalera, entrando directamente al recibidor donde quedó sorprendida.

El interior era todavía más bonito y acogedor que el exterior. Las ventanas completamente cerradas crearon un clima caliente, lo suficiente para olvidarse del frío que se acumuló afuera.

La luz provino de una gran lámpara en el techo que circulaba por todos los salones y habitaciones. La sala era lo más grande con varios sillones y un gran televisor que podía asegurar que funcionaba a pesar de estar lejos.

Silas pasó por su lado, encendiendo la fogata con un solo chasquido de dedos. Las llamas comenzaron a crecer por las maderas y el chico cerró el espacio, más por precaución.

── Presumido ── le susurró Sakura.

── ¿Qué? ── él cuestionó, fingiendo desinterés ── Solo apure un poco el proceso. De todas formas, te ahorre el sufrimiento de ver a ese dúo tratando de encender la fogata.

Sakura miró a sus amigos que comenzaron a pelearse, de nuevo, por quién tenía control del estéreo. Ella solo suspiró, cruzando sus brazos.

── Supongo que fue lo mejor ── murmuró.

── ¡Comida a domicilio! ── Warren chilló después de haber perdido contra Edvina, enseñó una de las maletas y la tiró sobre la mesa ── Suficiente para estos días, pueden agradecerme más tarde.

── Tú te ofreciste a traerlo ── se quejó Edvina, poniendo una suave melodía ── Espero que hayas traído lo que te pedí.

── Por supuesto que lo hice, ¿cuándo te he fallado? ── le preguntó con un puchero.

── Oh, déjame pensarlo ── le dijo la chica, juntando sus labios.

── No es necesario que lo hagas ahora. Traje pizza, de tu favorita ── contó el chico, moviendo un pequeño bolso enfrente de ella.

── Que bien, muero de hambre ── dijo Sakura, acercándose a Edvina.

── Caliéntala y alístense para irnos, hay que aprovechar que el sol caliente el agua o van a morirse de frío ── Warren explicó, sacando una mochila ── Parece que soy el único que vino preparado.

── Lo hiciste porque te dije que lo guardaras ── Silas intervino, echando varias prendas al interior de la mochila.

── No arruines la emoción, primo, deja que piensen que si soy un buen anfitrión.

── Si lo eres ── asintió Sakura desde la cocina. Lo miró a través de la ventana, enseñándole su pulgar hacia arriba ── ¡Ya está lista la pizza!

── Rico ── murmuró Edvina, guardándolo ── Sakura, alista tus cosas para irnos.

La chica asintió. No tuvo la necesidad de llevar tantas cosas, se había puesto el traje de baño desde que salieron del internado así que solo empacó un short y dos camisas por las dudas, incluso guardó su toalla y crema solar, le gustaba el sol pero también cuidarse del bronceado innecesario.

Silas le ayudó a guardarlo, doblándolo para que alcanzará todo. Ya listos, los cuatros salieron de la cabaña, siguiendo a Warren que mantuvo una sonrisa emocionada en su rostro.

── Va a gustarte ── le dijo a Sakura ── Son pocos los que saben, algunos ni se acercan porque estamos cerca del límite, pero la vida es un peligro, ¿no?

── No le creas ── intervino Edvina, rodando los ojos ── El límite está lo suficiente lejos y no es conocido porque hay rumores de que el lago cambia su posición pero nosotros siempre lo hayamos.

── Eso suena divertido ── murmuró la chica, pensando en todas esas personas que perdieron su tiempo, buscándolo ── ¿Quién haría tal cosa?

── Los brujos por supuesto ── Silas le respondió, ladeando una sonrisa ── Cuándo les gusta, pueden ser peores que las hadas.

── ¿Y eso debería de oírse como una amenaza? ── Sakura bromeó, tratando de contener una sonrisa.

── Tómalo como gustes ── le susurró, pasando a su lado.

El lago no estaba tan lejos de la cabaña como Sakura supuso, de hecho, fueron hace unos minutos que estaban caminando, ni siquiera recordaba haber visto un indicio de agua hasta que estuvo enfrente.

El agua cristalina fue lo primero que obtuvo su atención, tan azulada y sin ni una contaminación, Sakura casi pudo sentir la necesidad de sumergirse y no salir de ahí, jamás.

Rápidamente quitó esos pensamientos, sabía que sus impulsos eran muy descontrolados y no quería que todos la tacharan como una persona loca o algo parecido.

── Mírate, sigues siendo igual de hermosa ── Warren le habló al agua, pasando su mano por encima.

── ¿Por qué...?

── Siempre lo hace ── Edvina contestó la pregunta sin necesidad que la terminara ── Cree que, de esa manera, el lago siempre se mostrará ante nosotros ya que nos ve como amigos.

Sakura se quedó sorprendida ante sus palabras. Podía ser lógico desde el punto de vista de un sobrenatural, había tantos secretos e historias que no se sorprendería de saber si había algún espíritu que dominará el agua o una figura creada de ese líquido.

── Pueden meterse, chicas pero sin botar nada, no quiero que la ensucien ── Warren ordenó, señalándolas.

Edvina rodó los ojos, quitándose los zapatos. Se sentó en la orilla, sacando la pizza caliente del bolso, el olor los inundó y ninguno pudo detener el suspiro que salió.

Sakura fue la primera en tomar una rodaja, comiéndola sin vergüenza. La explosión de sabores en su boca fue mágica, tanto que cerró los ojos por unos segundos para no olvidar ese momento.

── Está deliciosa ── Edvina dijo, sorprendida del sabor ── Debo confesarlo, me has impresionado.

── ¿Qué les dije? Seré un buen anfitrión ── sonrió el chico, acabándose la suya en un solo mordisco.

Sakura se sentó a un lado, metiendo los pies en el agua para sentir su temperatura. Al otro extremo, Silas se quitó la camisa, dejando al descubierto su abdomen marcado y sus brazos ejercitados, lo suficiente para que la chica no pudiera quitar su mirada de encima.

No pudo negar que Silas era atractivo, a pesar de tener una personalidad que podría mejorar un poco, tenía lo suficiente para atraer a una mujer y Sakura lo acababa de confirmar.

El chico se dio la vuelta, dejando al descubierto varios lunares que recorrían su espalda blanquecina, haciéndolo todavía más perfecto. Sakura siempre había tenido una debilidad por esos pequeños detalles ya que siempre los comparó a las estrellas.

Unas gotas de agua hicieron que saliera de su ensoñación, miró a su alrededor, notando que Warren se tiró, mojándolas.

── ¡Ten cuidado! ── chilló Edvina, masticando el último pedazo de pizza

── Tomaré otra ── Silas dijo, poniéndose al lado de Sakura.

La chica tuvo que tomar un respiro, tratando de disimular el sonrojo por la cercanía del chico. Hace unos minutos estuvo, literalmente, comiéndoselo con los ojos y ahora lo tenía a su lado, en las mismas condiciones.

Tomó una segunda rodaja, necesitando cualquier cosa para distraerse y eso solo lo podría hacer la comida. Warren nadó hasta ellos, abriendo su boca para que Edvina pusiera un trozo. Ella rodó los ojos, pero lo hizo, satisfaciendo al chico.

── Realmente están buenos ── comentó el chico, sentándose en una de las piedras.

── Si, casi supera las del centro comercial ── Edvina asintió, limpiándose las manos con una servilleta.

── Una buena rival, pero no lo suficiente para ser el primer lugar ── mencionó Silas, acostándose en el suelo.

── Entraré al agua ── avisó Sakura, terminando de comer.

── Yo iré después ── Edvina mencionó, recostándose en un tronco ── Solo acabaré está delicia.

── Después vas a arrepentirte ── la señaló Warren.

Sakura se quitó la ropa, quedando en un simple traje de baño negro. Era su preferido ya que no era corto, de hecho, era bastante moderado a los que utilizaban el resto de chicas.

Se zambulló en el agua, sintiendo lo caliente que estaba el agua. Era perfecta en su temperatura y mejor de lo pensado, el agua era clara incluso bajo su cuerpo.

No pudo dejar de pensar que todo parecía de ensueño.

Sakura dejó que su cuerpo flotara, observando el cielo azulado.

── ¿Todos nacieron siendo criaturas o fueron transformados como yo? ── les preguntó, sin perder de vista los pájaros que se levantaron.

── Yo fui transformada hace cinco años ── Edvina contó, distraída con sus pensamientos ── Mi tío me mordió.

Sakura la miró sorprendida ── ¿Qué?

── Mi tío, el hijo menor de mi abuela, desaparecía constantemente, nadie le importaba ya que siempre fue rebelde y pensaban que iba a hacer lo normal, fumar, drogarse, tener sexo. Tuve la desgracia de estar con él en el mismo lugar en luna llena.

── ¿No se controlaba? ── preguntó, interesada por saber qué sucedió.

── No, fue uno de los pocos que pudieron escaparse del internado. Él se descontrolo y me atacó, el cobarde huyó después de hacerlo e hirió a otros cuatros más que también están en el internado.

── ¿Él está en él...?

── Oh, no ── negó rápidamente ── Mi tío está muerto. Lo mataron unos cazadores creyendo que era un animal rabioso en el bosque.

── Lo lamento ── murmuró la chica, arrepintiéndose de haber divagado en el tema.

Edvina sonrió, tranquilizándola ── No te preocupes. Acepte mi destino y ahora soy la loca de la familia que recibió una beca de un internado privilegiado sin tener buen promedio en clases.

── Pero ahora tu vida es mucho mejor ── Warren intervino, sonriendo socarronadamente ── Tienes un mejor amigo guapo y súper talentoso, una educación superior y puedes convertirte en coyote, ¿sabes lo genial que es?

Edvina rodó los ojos, divertida ── ¿Alguien necesita de egocentrismo? ── gritó ── Warren está regalándola.

Silas río, llamando la atención de Sakura. Nunca lo había visto de esa forma, tan relajada y como si fuera un adolescente normal, sin preocupación. La sonrisa del chico iluminó su rostro y no pudo evitar pensar que simplemente se veía perfecto.

Sakura quitó todos esos pensamientos, reprochándose a sí misma. No podía seguir pensando en eso, era suficiente con tenerlo tan cerca. La chica nadó por todo el lago hasta quedar flotando lejos del resto, el sol ayudaba a mantener el agua caliente y algunos rayos se filtraron por las hojas, haciéndola ver más claro.

De reojo, notó como Silas nadó cerca de ella, extendiendo sus brazos y hundiéndose de vez en cuando.

── ¿Realmente eres primo de Warren? ── le preguntó la chica, sin resistir sus pensamientos ── Digo, son criaturas diferentes.

El chico sonrió, mirándola ── Soy adoptado o algo así. Mis padres me abandonaron cuándo supieron que tenía magia, ellos eran católicos y pensaron que se trataba de un demonio.

Sakura lo observó, asombrada ── ¿Ellos te dejaron?

── Si, me abandonaron en la calle cuando el "demonio" no pudo salir de mi cuerpo. Mi padre me acogió, iba a entregarme con los poseedores de magia pero... me negué, quise quedarme con él.

── Lo entiendo, no es fácil irse con desconocidos ── murmuró.

── Si, él me enseñó todo lo que sé, a pesar de no ser las mismas criaturas y bueno, el internado me ayudó a adaptarme.

── Silas desea ser como nosotros ── Warren interrumpió, señalándolos con una pizza ── Los lobos somos la onda y nadie puede decir lo contrario.

── ¡Yo sí! ── Edvina intervino, alzando su mano ── Los poseedores de magia son la onda y los coyotes están en segundo lugar según la revista nocturna ── añadió con una sonrisa orgullosa.

── ¿Cómo sabes eso? ── preguntó Warren, impresionado por las palabras de la chica.

── Por qué lo leí justo ahora ── respondió, alzando sus manos con inocencia.

── Pero si no has traído ni una revista ── rio el chico.

── ¡Claro que sí! ── musitó Edvina, frunciendo sus cejas.

Sakura desvió su atención a Silas, el chico había tomado otra pizza y estaba a punto de llevarlo a su boca cuándo notó un detalle extraño en la comida. Una hoja verde sobresalió entre el queso y el pepperoni, captando su atención por la forma inusual.

── ¿Dónde conseguiste la pizza? ── él preguntó a su primo.

── ¿Por qué? ── replicó el chico, ladeando su cabeza ── ¿No tiene suficiente queso?

── No es eso ── contradijo Silas, acercándose a la orilla ── ¿La compraste en el comedor?

Warren bufo, negando ── Ese internado no tiene comida decente. Creo que está pizza me las dieron unas chicas, les dije que venía de campamento y no quería salir tan apresurado así que se ofrecieron ── contó, alzando sus cejas con diversión ── Las chicas me aman.

── ¿Tú hiciste qué? ── gritó Silas, mirándolo duramente como si quisiera golpearlo en ese momento.

── ¿Qué hay de malo? Es una estúpida pizza. ── replicó Warren, frunciendo sus cejas.

Sakura rodó los ojos, tirándoles agua a los dos chicos ── ¿Por qué pelean? ── cuestionó, mirando el cielo ── Se supone que tenemos que disfrutar este día, no lo arruinen.

── No puedo arruinar algo que ya está ── siseó Silas, tirando la caja de pizzas a un lado con brusquedad ── Tienen hojas verdes, las hadas lo utilizan para crear alucinógenos y drogar a sus "amigos" antes de capturarlos y hacer lo que quieran con ellos.

── Espera, ¿qué? ── preguntó Edvina con urgencia, dejando caer el trozo de su mano con rapidez ── ¿Eso significa que estamos drogados?

── ¡Si! ── gritó Silas, pasando sus dedos a través de su cabello, desordenándolo ── Ni siquiera sabemos cuántas rebanadas comimos cada uno, cuánto de esa hoja pusieron.

Edvina se levantó rápidamente, mirando a su alrededor con miedo ── No puedo estar drogada. Yo soy una buena persona y si se dan cuenta, lo pondrán en mi expediente, estoy cerca de graduarme, no puedo perderlo.

── Tranquila, Edvina ── habló Warren, tomándola por sus brazos ── Los efectos se irán en un par de horas. Trata de relajarte, no pienses en lo que está sucediendo.

── ¿Cómo haré eso, Warren? ── gritó, tirando del agarre del chico ── ¡Esto es tu culpa! ¿Cómo aceptaste comida de tus chicas?

── No pensé que iban a echarle alucinógenos ── Warren se defendió, cruzando sus brazos ── Edvina, quédate tranquila. Sigue sentada, leyendo la revista nocturna que solo tú puedes ver y relájate, prometo que nada malo sucederá.

── ¿Cómo puedes estar tan seguro? ── Silas masculló a su lado.

── Quién lo hizo no debe de ser tonta para matarnos ── respondió, chasqueando la lengua ── Además, ni siquiera se siente los efectos hasta que lo supieron.

── Eres un idiota ── sentenció su primo.

Silas entró al lago, nadando directo donde Sakura solo lo observaba. La chica alzó sus cejas, interrogándolo silenciosamente sobre lo que acababa de suceder.

── ¿Cómo te sientes?

Sakura sonrió, moviéndose a través del agua ── No siento absolutamente nada así que estoy bien.

── No nos confiemos, la reacción puede darse más tarde ── informó el chico.

── O solo están pensando de más ── completó la chica ── No se preocupen por mí, estoy de lo más relajada.

── ¿Sí? ── cuestionó el chico, entrecerrando los ojos con dudas ── Avísame si sientes algo... raro o diferente.

── ¡Silas, ya recuerdo quién me lo dio y no te gustara saberlo! ── gritó Warren, colocando las manos en su cadera ── Por alguna razón, confié demasiado.

── Voy a golpearte, Warren ── amenazó el chico, nadando a la orilla.

Sakura solo rodó los ojos, ignorándolos. Los tres comenzaron a gritarse entre sí, señalando a Warren por ser idiota y aceptar comida de las hadas cuándo sabía de su enemistad.

Una voz hizo que Sakura abriera sus ojos, oyendo su nombre como un susurro cerca de su oído. Se movió por todos lados hasta encontrarse con quién la estaba llamando.

Una chica estaba sentada en el otro extremo del lago, su rostro moreno y grandes ojos azules hicieron que dejara salir un suspiro, admirando su belleza. Bajo su mirada, recorriendo todo su cuerpo hasta encontrarse con una gran cola verde parecida a una sirena.

Sakura sonrió, nadando con cuidado de no espantarla.

── Hola ── susurró la chica sin sentirse intimidada por la presencia de ese ser.

── ¿A quién estás saludando? ── inquirió Silas desde la orilla, frunciendo sus cejas.

── Shh ── lo calló Sakura, negando ── Vas a espantar a mi amiga.

── Esto es tu culpa ── el chico señaló a Warren con enojo ── Todos vamos a alucinar.

── ¡Vamos! Yo no los obligue a comer la pizza ── se defendió, alzando sus manos con inocencia.

Sakura no les dio importancia a los chicos, teniendo un solo objetivo en mente. La sirena la atraía de una manera tan inocente que no pudo negarse a seguir sus instrucciones y menos cuándo señaló el agua, dándole un claro pedido.

La chica miró el agua, respirando profundamente antes de sumergirse. Persiguió a la sirena, viendo sus movimientos suaves y ese brillo en sus ojos solo se hizo más intenso, como dos focos que la estaba guiando.

Sus ojos oscuros se abrieron de la impresión al notar cómo su alrededor cambió. Miles de conchas con perlas dentro de ellas iluminaron el lugar, enseñando la belleza que poseían.

Definitivamente iría por ellas.


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