nine ──── ginebra o'higgins
─────────── CHAPTER NINE,
GINEBRA O'HIGGINS ───────────
Sakura y Edvina entraron a los baños, notando lo vacío que se encontraba. Cada una tomó una ducha lo más alejado posible de las chicas que empezaron a lanzar miradas de desprecio.
Sakura reforzó la puerta por emergencia, no podía estar segura en un lugar como ese y con tantas criaturas acechándola. Se dio un baño rápido, quitando todo el estrés que tomó ese día y lavó su cabello por segunda vez, oliendo el shampoo que le dieron, no pudo negar que tenía una fragancia suave pero hechizante.
La chica se colocó un pantalón holgado y una simple camiseta blanca, metiéndola cuando notó lo larga que le quedaba. Con rapidez, se secó sus pies y se puso un par de tenis, no quiso andar como usualmente lo hacía en su casa, todavía no tenía la confianza para hacerlo.
Ya estando lista, Sakura salió del cubículo, secándose las gotas que caían de su cabello oscuro. Dejó sus cosas encima de una de las mesas para desenredarse el cabello.
Edvina salió unos minutos después, Sakura no pudo detener la sonrisa en su rostro al notar el pijama que portaba su amiga con total confianza y, para terminar, las pantuflas más elegantes que había visto en su vida.
── La comodidad ante todo ── Edvina dijo, notando la mirada de la chica encima de ella ── Créeme, después de la cena, solo querrás irte a dormir.
── ¿Sin cepillarse los dientes? ── ella cuestionó, alzando una de sus cejas.
── Bueno, después de cepillarse los dientes ── rectifico, dándole un ligero golpe con diversión.
Sakura dejó su cabello suelto, notando lo corto que estaba después de haber querido copiar el corte de su amiga, por lo menos ayudó a disimular su baja estatura.
── Toma ── Edvina le extendió una botella, sin prestarle mucha atención ── Es crema del cabello, ayudará a que no se encrespe mucho por el clima.
── Gracias ── musitó, tomándolo como si fuera lo más preciado en su vida.
Y aunque no quiso aceptarlo, Sakura adoraba esos pequeños gestos desinteresados, la hacían sentir como si fueran amigas íntimas y no solo un par de chicas que acababan de conocerse.
Todavía no sabía cómo Edvina podía ser su amiga, teniendo en cuenta las miradas despreciables que le lanzaban, solo aceptó que esa chica era especial y no tenía que perderla.
No podía seguir perdiendo a las personas que la rodeaban o se quedaría sola, tal como lo hizo cuando era pequeña.
Las dos chicas regresaron a la habitación, Sakura dejó sus pertenencias en el ropero, notando a Silas durmiendo. Su rostro estaba sereno y su respiración era tranquila, era lo más relajado que había visto a ese chico y eso que apenas lo conocía.
── ¡Oye! ── Edvina gritó al chico. Al ver que no se inmutó, levantó una almohada y la tiró sobre su rostro ── Levántate, todavía falta la cena o estarás deambulando a medianoche por un aperitivo y no quiero ser yo.
── No me molestes ── murmuró Silas, girándose sobre la cama ── Puedes llevarte a la bruja novata, es tu día de suerte.
── ¡Oye! ── se quejó Sakura. Agarró la almohada más cercana y se la estrelló contra el rostro del chico ── Deja de llamarme de esa forma, mi nombre es Sakura.
Silas se levantó, entrecerrando sus ojos con disgusto ── Lo sé, no es un nombre tan difícil de olvidar, para mi mala suerte ── susurró lo último.
── Pues, tu nombre parece ser de un hombre viejo ── replicó divertida ── Uno sin sentido de humor y abatido.
Edvina rio fuertemente, dejando su bolso en la cama ── ¡Esa es mi preferida por el momento! ── exclamó, limpiándose las lágrimas de su rostro ── Ahora, calmados, vamos a comer antes que nos dejen las sobras.
Sakura salió detrás de Edvina, posicionándose a su lado mientras Silas quedó atrás con su actitud desinteresada. Ella se giró, mirándolo hasta que él hizo lo mismo y le dio una sonrisa.
Sakura no pensaba temerle a alguien como Silas Miller y tampoco se quedaría callada con sus comentarios, es más, le daba el suficiente valor para seguir molestándolo.
Era uno de los primeros en llegar al comedor por lo que lo encontraba casi vacío. Sakura tomó una bandeja, acostumbrándose a esa libertad de tomar la comida que deseaba.
Sakura vio la comida, pensando en que tomar cuando Silas puso una porción de arroz con maíz en su bandeja como si fuera lo más normal.
── Es muy bueno ── él murmuró distraído.
── Oh, yo también quiero uno ── Edvina dijo, estirándose hasta que Silas le acercó uno ── No lo había visto.
Silas rodó los ojos ── Nunca miras nada hasta que está en mi bandeja ── masculló, tomando una porción de ensalada.
Edvina lo miró y guiñó un ojo, divertida ── Por eso me agradas, Miller.
Por esa vez, las dos chicas siguieron a Silas hasta una mesa alejada, lejos de los ruidos que comenzaban a crecer por todos los estudiantes que ingresaban. Sakura comió en silencio, no se había dado cuenta del hambre que tenía hasta que miró la comida en su bandeja.
Abrió la porción del arroz, saboreando su sabor. En su mente aceptó que era muy bueno, era exactamente lo que necesitaba para llenarse.
── ¿Cómo fue tu vida humana? ── Edvina preguntó, amarrando su cabello rubio en una coleta alta ── Me gusta oír cómo cambiaron.
── Te gusta porque tu vida era aburrida ── Silas murmuró sin levantar la vista de su comida.
── Y también por eso ── coincidió la chica ── Tuve una vida sin importancia, pasé desapercibida así que sería una pérdida de tiempo contártela así que cuéntame la tuya.
Sakura apretó sus labios por unos segundos, pensando en qué desastre podría contarles a sus futuros amigos sin asustarlos demasiado.
── Bueno, mis padres desaparecieron cuando era una niña ── ella dijo, encogiéndose de hombros.
── ¿Desaparecieron? ── replicó Edvina, arqueando sus cejas con confusión.
── Si, ellos salieron de casa, no recuerdo si iban a comprar comida o trabajar pero... no volvieron a casa, en ese entonces, me quedaba sola o con algunos vecinos, supongo que la policía fue quién me busco.
── Lo lamento, no sabía...
── Oh, no te preocupes ── Sakura la detuvo, dándole una sonrisa ── Ya no me molesta como antes, creo que lo he aceptado.
── ¿Supiste que les ocurrió? ── Edvina preguntó. Al instante se quejó, mirando a Silas con molestia ── ¿Qué? Ella dijo que está bien.
Sakura miró al chico quién solo rodó los ojos y volvió a enfocarse en su comida.
── No supe nada, la policía no encontró evidencia ni nada referente a sus desapariciones así que... viviré con la duda toda mi vida ── murmuró.
── ¿Fuiste a una casa de acogida?
── No, mi abuela pudo tomar mi custodia, mis tíos se ofrecieron, pero nunca fuimos tan cercanos ── explicó con rapidez, frunciendo sus cejas ── Y de cualquier forma no hubiera aceptado, ellos no me darían la libertad que mi abuela me dio.
── ¿Sigues yendo a tu antigua casa? ── Edvina preguntó, interesada por saber más de la vida de la chica.
── Si, voy a mi ciudad natal para visitar a mis amigos, mis mejores amigas viven ahí ── sonrió, recordando la felicidad burbujeante de Catty.
── ¿Cómo pueden dejarte volar siendo una menor de edad? ── Silas preguntó, frunciendo sus cejas con confusión.
── Puedo volar siempre y cuando tenga el permiso de mi tutora ── le respondió ── Además, soy una persona bastante independiente, puedo cuidarme en mi ciudad.
── ¿Y esos días vives sola? ── Edvina interrogó.
── No, la casa de mis padres la alquilo y cuando llegó de visita, los Carrington, la familia que vive ahí, me ofrecen una habitación.
── ¿En serio? ── replicó la chica, asombrada ── ¿Solo así?
Sakura rio, asintiendo ── Todos mis vecinos me conocen y ellos también, si no me quedó con los Carrington, lo hago con mis vecinos de enfrente, solo que no recuerdo su apellido ── murmuró, frunciendo sus labios.
── ¿No te acuerdas de quienes te dan acogida? ── Silas bromeó, terminando su plato de comida ── Que buena invitada.
── ¡Hey! ── se quejó la chica ── Hay bastantes lagunas en mi mente, todavía hay demasiada confusión aquí dentro ── dijo, señalando su cabeza.
── Aja ── él dijo con diversión ── Eso suena como pretexto.
── Ni siquiera estaba hablando contigo ── Sakura se quejó, mirando a Edvina ── Mis vecinos tienen un cariño conmigo, imagino que es por la desaparición de mis padres ── se encogió de hombros.
── Los humanos son bastante empáticos ── Edvina dijo, terminando su comida ── Solo cuando quieren, a otros no les interesa.
── Pero también...
Warren llegó, interrumpiendo la réplica de Silas, se dejó caer en el asiento, bufando con molestia.
── La directora me mantuvo castigado por faltar a clases de transformación ── habló duramente, comenzando a comer.
── ¿Otra vez? ── preguntó Edvina, cruzando sus brazos.
── No lo necesito, todo está bajo control ── explicó, cambiando su expresión a una más suave.
── Espera, pensé que tú estabas castigado ── Edvina mencionó, mirando a Silas con sus cejas arqueadas.
Silas se encogió de hombros, desinteresado ── Pude escaparme.
── ¿Cómo lo hiciste? ── interrogó Sakura, terminando de comer.
── El padre de Silas es muy influyente en el internado ── explicó Warren, sonriendo engreidamente ── Y Silas se aprovecha de la situación
Sakura replicó su sonrisa, inclinándose hacia adelante para mirar mejor al chico.
── Así que eres uno de esos chicos ricos y protegidos por sus padres, quién lo diría ── canturreó.
Edvina y Warren rompieron en risas, mirando el rostro asombrado de Silas. Podía ser que Sakura Campbell fuera la primera chica en bromear con la vida del chico y que todavía seguía viva para contarlo
── Lo soy ── aceptó el chico, sin perder su mirada fija en ella.
── Deberías tener cuidado o no tendré piedad en clavarte mis colmillos ── susurró lo último.
Sakura entrecerró sus ojos, desconfiando ── ¿Qué clase de criatura eres? Siempre haces mención a los colmillos y detuviste la pelota.
── Soy un portador ── respondió Silas, mirando a sus amigos con un claro mensaje ── Y eso es todo lo que debes de saber.
La chica miró con curiosidad el intercambió de miradas, no era una persona tonta así que sabía que algo sucedió entre ellos tres.
── Silas no es interesante ── Edvina interrumpió ── ¿Sabes quién sí lo es? Es Jackson, es un trihíbrido, son pocas las criaturas como él que pueden sobrevivir y tiene una fuerza extraordinaria.
Sakura sonrió, notando las mejillas sonrojadas de la chica. A su lado, Warren bufo, limpiándose las migajas que cayeron sobre su camisa.
── Jackson es un chico mimado ── él dijo, moviendo sus manos enfrente del rostro enamorado de Edvina ── ¿Sabes que más tiene? Un terrible control sobre sus transformaciones.
── No debe de ser fácil ── Sakura intervino, recibiendo miradas molestas de los dos chicos ── Digo, son tres criaturas en una, ¿no?
── No es cierto ── negó Warren, agitando su cabeza ── Ni siquiera lo conoces.
── Solo estás celoso de que Jackson sea más fuerte que tú ── se entrometió Edvina, rodando sus ojos azules.
── Si, claro ── bufó el chico, cruzando sus brazos ── Como si me gustaría estar sedado y encerrado todos los años porque soy un peligro global.
── ¿Eso no iría contra sus derechos? ── Sakura interrogó, frunciendo su ceño con preocupación.
Edvina fue la primera en reír, seguido por Warren quién le dio un codazo a Sakura para quitarle esa expresión, la chica notó que Silas también sonrió, aunque trató de esconderla detrás de la palma de su mano.
── ¿Qué? ── ella se quejó, observándolos.
── El internado puede hacerlo con autorización de sus padres o su encargado ── Edvina explicó, más relajada ── Para nuestra suerte, no fuimos etiquetados como un peligro y podemos disfrutar con el resto.
── ¿Qué hay de mí? ── ella preguntó ── ¿Ya fui etiquetada?
── Es probable ── Warren respondió ── A menos que te estén vigilando, pero tú no eres un peligro, a menos que se trate de ser tan dulce.
El sonrojo en las mejillas de Sakura fue notorio, tanto que Edvina golpeó a Warren, pidiendo que la dejará tranquila. La chica se quedó en silencio, pensando sobre lo que Warren dijo.
¿Estarían vigilándola por si era un problema para su tranquilidad?
Con solo pensarlo, sintió un escalofrío en su espalda, no dejaría que la encerraran y mantuvieran sedada, ya fue suficiente privarla de su vida afuera para que también lo hagan dentro.
Sakura subió su mirada, encontrándose con los ojos verdosos de Silas quién solo frunció sus cejas, casi como si pudiera saber en qué pensaba.
Ella aclaró su garganta y dejó que una sonrisa se deslizara por sus labios, tratando de mejorar su humor y dejar de lado todas sus interrogantes antes que la consumieran por completo.
Silas fue el primero en cerrar por completo sus cortinas y apagar las luces de su mesa cuándo los tres fueron a la habitación. Edvina no tardó en imitar su acción al terminar de ponerse una sudadera encima, lo suficiente grande para cubrirla por completo.
── Buenas noches ── le dijo a Sakura.
── Buenas noches ── ella murmuró, dándole una media sonrisa.
Sakura se quedó a solas, la luz de su mesa era su única compañera. Se tiró a la cama, sintiendo la calidez y cómo su cuerpo se relajó, pero sus ojos se negaron a cerrarse y sabía que ese sería su mayor problema.
Desde pequeña había tenido problemas para conciliar el sueño en lugares desconocidos y no tenía sus sábanas preferidas. Su abuela sabía que siempre debía de tenerlas a manos, pero por esa vez, parece que se le olvidó.
Sakura dejó las cortinas abiertas, de cualquier forma, Silas y Edvina tenían las suyas cerradas y confiaba lo suficiente en que ninguno se molestaría. Algo que ella agradeció fue que le dieran la cama cercana a la ventana.
Esa noche, las estrellas resplandecían con intensidad entre las nubes oscuras. Llevaba tiempo sin disfrutar la buena versión del cielo limpio, sin poder evitarlo, pensó en si su abuela también las estaría viendo.
Su abuela fue astróloga cuando era joven. No fue nadie reconocida, pero para Sakura, siempre fue la mejor, aunque nunca pudo reconocer las constelaciones y todas las estrellas brillaban iguales así que no las diferenciaba.
Aún así, le gustaba oír las palabras de esa mujer ya que su rostro se iluminaba como las estrellas.
Sin poder retener, Sakura dejó que sus lágrimas salieran, sintiendo finalmente esa impotencia por todo lo que sucedía a su alrededor.
Con su mano, retuvo los sollozos que amenazaban por salir. No quería despertar a ninguno de sus compañeros y menos que pudieran ver su debilidad.
En ese momento, solo deseaba poder escapar de ese internado y refugiarse en los brazos de su abuela, donde siempre volvía.
Después de unas horas y sin poder dormir, Sakura decidió levantarse. Suspiró y alejó el cabello de su rostro, sujetándolo en una coleta.
Vio el reloj, la una de la mañana y seguía sin poder ni un minuto. Finalmente optó por ir al baño, agarró su chaqueta, sintiendo el frío colarse por su cuerpo.
Las luces del pasillo estaban encendidas y había un silencio escalofriante. Cruzó sus brazos y revisó a ambos lados del pasillo antes de caminar directo a los baños.
Todo miedo y preocupación se esfumó de su cuerpo al oír varias duchas encendidas seguidas de risas. Parecía que después de todo, las chicas seguían bañándose sin importarles la hora o el frío.
Sakura tomó uno de los cubículos, haciendo su necesidad y salió, lavándose las manos. Las chicas seguían hablando como si no fuera la madrugada.
Eso hizo que sonriera, incluso las criaturas tenían su momento de amistad.
── Estarás bien ── se susurró a sí misma, tirándose agua en el rostro ── Todo pasara rápido ── se prometió.
Se limpió el agua con su chaqueta. Notó lo hinchado que se encontraban sus ojos y tenía una sonrojes en las esquinas, señal de que lloró.
Sakura salió del baño. Regresó a su habitación con pasos lentos, todavía seguía sin sentirse cansada así que no quiso estar acostada.
Decidió sentarse fuera de la puerta, apoyando su espalda en la pared y extendió sus piernas, moviendo sus pies.
Notó como los raspones y heridas seguían ahí, algunas fueron cicatrizando y otras estaban sonrojadas. Ella había olvidado que seguía teniendo una imagen terrible, una que mostró a todas las criaturas que estuvo en el accidente de los O'Higgins.
Un escalofrío recorrió su espalda, haciendo que se pusiera en alerta. No levantó la mirada de sus manos, necesitando un segundo para respirar cuando notó un par de tenis blancos enfrente de ella.
Su instinto le decía que se levantará y corriera dentro de la habitación pero la otra parte, una que desconocía, le decía que hiciera exactamente lo contrario.
Sakura supo que tomó la segunda decisión cuándo dejó que sus ojos dejaran de ver sus manos y vieran la figura enfrente.
Ginebra O'Higgins estaba parada, tan tiesa que no estaba segura si solo era una imagen. Unos segundos después, la chica se sentó con tranquilidad y dobló sus piernas, mirando a Sakura como si fuera lo más normal.
Sakura no hizo ni un movimiento. Solo tomó su tiempo para analizar a la chica, su rostro y su gesto tan tranquilo.
── ¿Tu nombre es Ginebra O'Higgins? ── le preguntó suavemente, temiendo por otra reacción como la del pasillo.
Ella asintió ── Prefiero que me llamen Gin o Ginny ── respondió en la mente de Sakura, apenas moviendo sus pálidos labios ── Odio mi nombre. Mi madre no pensó mucho en que me estaba dando un nombre como el alcohol.
Sakura rio con la expresión divertida de Gin. Sintió como sus hombros se relajaron y todo instinto se fue. Su sonrisa no duró mucho, apretando sus labios.
── ¿Por qué estás aquí? ── interrogó en voz baja ── No se supone que después.. bueno, tú sabes, morir. ¿No debes de pasar al otro lado? O donde sea que vayan las criaturas sobrenaturales.
Los labios de Gin se curvaron en una sonrisa, notando los nervios de la chica y lo directa que fue.
── Estoy esperando a alguien, pero lamentablemente me está haciendo esperar demasiado y no tengo mucho tiempo.
── ¿Mucho tiempo? ¿Qué significa eso?
── Ya sabes, no es el lugar donde debo estar ── explicó, encogiéndose de hombros ── Esa persona me está haciendo enojar. La puntualidad siempre fue mi punto débil.
── ¿Esa es la única razón por la que estás aquí? ── Sakura susurró, deteniendo su parloteo.
Gin ladeó su cabeza, analizando a la chica antes de negar ── Tengo otros asuntos que espero poder resolver y que obviamente no te diré ── aclaró con rapidez.
── Puedo ayudarte si me dices cuáles son ── Sakura explicó, doblando sus piernas ── Y claro, tendrías que darme algunas respuestas.
La diversión tiñó el rostro de Ginebra, sus ojos cafés centellearon y dejó salir una pequeña risa.
── Sé lo que tratas de hacer, Sakura Campbell, no podrás engañarme, no como casi lo haces con la secretaría o con el profesor.
── ¿Cómo lo sabes? ── preguntó, sorprendida.
Gin se encogió de hombros ── Prácticamente estoy en todos lados y tú eres una persona bastante fácil de leer, incluso tus intenciones.
── No fueron para mal ── ella se justificó.
── Nunca dije que lo fueran, solo que no podrás obtener respuestas de mí hasta que tu mente se abra ── explicó, sonriendo levemente ── Créeme, estás mejor de esta forma.
Sakura se quedó en silencio, procesando las palabras de Gin. Por la forma en que hablaba, sintió que quería decirle que lo que sucedió no fue algo bonito, ni algo que acabó rápidamente y era probable que ella haya visto más cosas de lo normal.
── ¿Cómo es que puedo verte y escucharte? ── preguntó, inclinándose hacia adelante para verla mejor ── La primera vez que lo hice, me asusté bastante.
── Cuando estaba en vida, también fui una portadora y nuestras magias están conectadas.
── ¿Eso es posible? ── interrogó con curiosidad.
── Si, la magia proviene de una sola familia que fue creando sus generaciones, pero siempre está unida por la misma raíz ── explicó, emocionada ── La comunicación entre las dos fluye con bastante facilidad porque nuestras magias se conocen.
── No sé por qué eso suena tan genial ── ella dijo con una media sonrisa ── Aunque no entendí mucho.
── No espero que lo hagas ahora, para eso estás aquí, el internado es tu mejor opción ── comentó, mirando su alrededor ── Solo aquí podrán protegerte o tratar de hacerlo hasta que domines la magia por completo.
── Yo... no sé cómo utilizar la magia que me dieron ── Sakura confesó en voz baja ── Todos me presionan para mostrarla, pero no puedo, a veces pienso que no tengo nada de lo que ellos dicen.
Gin le dio una sonrisa tranquilizadora, se acercó más a Sakura, haciendo que la mirará directo a sus ojos.
── Pronto lo harás, solo debes confiar en ti misma.
── ¿Tú puedes sentir la magia en mí?
── Lo hago, es hermosa como tú ── dijo con suavidad.
Sakura bajó la mirada a sus manos, sintiendo el sonrojo expandirse por sus mejillas.
── No necesito confianza, Gin, necesito recordar que pasó ese día para poder acabar con todo ── siseó duramente ── Para poder hablar y volver a lo que soy, una humana. ¡Quiero mi vida humana, Gin, quiero a mi familia y dejar de sentir esta tristeza en mí!
La tensión creció entre las dos al notar una lágrima recorrer la mejilla de Sakura. Sin poder detenerse, Gin extendió una mano, acariciando la mejilla de la chica quién subió su mirada, sin poder creer que pudo sentirla.
Los ojos de Gin se oscurecieron, llenos de tristezas.
── Lamento tanto que estés envuelta en todo este desastre, en un mundo que desconoces ── susurró ── Trabajamos tanto para que no quedaras enredada. Solo fue un estúpido error que no vimos y ahora, tú estás aquí, privada de lo que te dimos.
── Solo respóndeme una pregunta ── Sakura pidió, sintiendo el frío que emanaba su toque ── ¿Quién fue la persona que me dio está magia?
── ¿Por qué quieres saberlo? Eso no cambiará el hecho de que la magia te pertenece, tú eres una O'Higgins.
── Yo solo... no lo sé ── murmuró, negando ── Solo quiero saber quién fue la última persona con la que estuve.
Ginebra abrió su boca, dispuesta a dar una respuesta cuando la puerta detrás de Sakura se abrió, ocasionando que Ginebra desapareciera y a su vez, una bombilla del pasillo explotara, asustando a la chica por lo repentino que fue.
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