fifty ──── the guilty


─────────── CHAPTER FIFTY,

THE GUILTY ───────────



Silas fue el primero en atacar al notar las intenciones de los hombres en atacar lo que más quería en esa habitación. La sorpresa brilló en el rostro del hombre por unos segundos hasta posicionarse en ataque, mostrando sus colmillos.

Nilo fue el segundo en atacar, deteniendo al resto para darle tiempo a Edvina quién tomó el brazo de Sakura, instándola a salir.

── Tenemos que irnos, los chicos se harán cargo ── ella musitó, saliendo por la ventana.

Sakura la siguió, sosteniéndose de la pared al sentir el fuerte aire golpearla. Se pegó lo que más pudo a la pared, sosteniendo la mano de Edvina mientras caminaban.

Llegaron a la habitación continua, encontrándose con los estudiantes peleando contra varios vampiros. Los gritos del resto hicieron que el miedo comenzara a aparecer, pensando en todas las posibilidades donde quedarían heridos.

Un hechizo salió de su boca, haciendo que los vampiros golpearan dolorosamente la pared y así, dándole tiempo para que los estudiantes salieran. Edvina tomó la mano de Sakura, caminando hasta la orilla de las ventanas donde no había más.

Edvina saltó con facilidad, doblando sus rodillas bajo el impactó. Miró arriba, alzando sus brazos.

── Haz lo mismo, voy a atraparte ── le dijo, observando su alrededor.

Sakura negó, aferrándose a la pared. La oscuridad no ayudaba a su temor por caer a lo desconocido.

── Le tengo miedo a las alturas, sobre todo cuando sé que no caeré bien ── comentó, agachándose sobre sus temblorosas piernas.

── Es como volar ── masculló, apartando el cabello de su rostro ── No caerás al suelo, lo prometo.

La ventana cercana a Sakura explotó, haciendo que un pequeño grito saliera de su boca. Observó como un lobo apareció, estirando una de sus garras para agarrar el suéter de la chica.

Ella se deshizo rápidamente de la prenda, quedándose en la camiseta. Uno de sus pies dio un paso en falso, cayéndose del techo directo a los brazos de Edvina que estaba esperándola.

── Maldición ── murmuró, viendo al lobo intentar salir de la ventana.

── Alístate porque correremos mucho ── informó la chica.

Ambas corrieron por todo el campo, tratando de ignorar los gritos que provenían del interior del internado junto a los fuertes rugidos. Las luces en el internado se encendieron, alumbrándolas y fue lo peor que pudo suceder.

── ¿A dónde iremos? ── Sakura interrogó, tratando de mantener su respiración tranquila.

── A los cuartos de protección ── informó, deteniéndolas al notar un par de lobos cerca ── Nadie podrá entrar, ni siquiera nosotros. Vamos, rápido ── la instó, volviendo a su carrera.

Las piernas de Sakura empezaron a quemar de tanto correr por todo el internado. Apenas pudo seguir el paso de Edvina cuando se detuvieron nuevamente, escondiéndose en la oscuridad.

Varios lobos estaban esperándolas, sus grandes hocicos derramaban saliva y los ojos mostraban satisfacción de haberlas encontrado.

── Déjamelo a mí ── repuso la chica, dando un paso adelante ── Ignis ── murmuró, extendiendo su mano.

Al instante, los lobos se incendiaron, el fuego quemándolos sin poder apagarlos. Los aullidos agonizantes la hicieron sonreír, al fin pudo vengarse un poco de aquellos que hicieron daño a su familia.

Un empujón la sacó de su ensoñación, cayendo sobre sus rodillas. Un coyote había atrapado a Edvina por su pierna, arrastrándola por todo el campo

── ¡No! ── gritó la chica, moviendo su mano

El cuerpo del coyote salió volando a varios metros, aturdido por el golpe.

── Retrocede ── masculló Edvina, apretando los dientes ── ¡Aléjate!

Sakura lo hizo al mismo momento que Edvina se convirtió en coyote. Sus ojos evaluaron la situación, fijándose en su amiga.

Varios gruñidos salieron de ella y por un momento, Sakura pensó que la iba a atacar hasta que dio vuelta, colisionando fuertemente contra el coyote al que había respondido.

Sin esperar a que Edvina volviera, Sakura corrió a la entrada del internado donde varios grupos se estaban formando, peleando entre ellos mismos.

No perdió su enfoque, pensando en llegar a uno de los cuartos para emplear su magia y ayudarlos. El dolor en sus pies solo lo animaba a hacerlo ya que estaba descalza y las piedras se clavaban en sus plantillas, molestándola.

De reojo, observó a Edvina correr a su lado, tan rápido que en poco tiempo tomó ventaja para llevarse a varios vampiros que estaban estorbando en la puerta.

Hasta ese momento, Sakura se dio cuenta que los lobos ya no eran las únicas criaturas que estaban detrás de ella, también coyotes y vampiros. Tres criaturas ya estaban unidos a la titán y su absurdo plan de dominación donde todos iban a caer, tal como lo quería.

Cuando pensó que finalmente iba a lograrlo, Sakura fue arrinconada por varias criaturas, gruñéndolo e intentando ir hacia ella. Miró a su alrededor, tomando una fuerte respiración antes de utilizar su magia.

Tal como un torbellino, de las manos de Sakura salieron dos ráfagas de fuego, quemando todas las criaturas que querían hacerle daño. Oyó los gruñidos y como las ventanas se quebraban ante la fuerza del fuego.

En pocos segundos se apagó, observando a las criaturas tiradas en el suelo y su alrededor quemado. Tuvo que tomarse un tiempo, respirando por la adrenalina que corría en su interior y cómo los estudiantes parecían tener problemas en detener a las criaturas que tenían un solo objetivo.

El pánico creció en su interior, viendo como las habitaciones explotaban y la sangre empeñaba todas las paredes. Todo se volvió un caos en pocos minutos y todo a causa de ella.

Apretó los dientes, irritada de que no pudieran dejarla tranquila. Alzó sus manos, sintiendo la electricidad recorrer su cuerpo hasta sentirse completamente llena.

── Todos van a morir ── susurró a un punto inexistente.

Una onda de poder salió de su cuerpo, impactando contra las criaturas y lanzándolas varios metros atrás. Los árboles enloquecieron junto al fuerte viento, balanceándolos tan fuerte que se desprendían de sus raíces e iban a impactarse contra las criaturas que seguían llegando.

Sakura miró el cielo, tan oscuro y le ordenó que fuera tiempo de demostrar su poder. Al instante las nubes se movieron, creando varios rayos que impactaron en el interior del internado, causando más caos.

No iba a dejarlos ir tan fácilmente. Camino al interior del internado, lanzando rayos a cualquiera que se atreviera a acercarse y sanando a los que estaban defendiéndola, incluso aquellos que no podía ver.

Una fuerza hizo que rompiera concentración en su magia. Salió expulsada al comienzo de las escaleras, su espalda llevándose la peor parte junto a su cabeza que estaba sangrando.

Un gran lobo oscuro se alzó en su mayor tamaño, acercándose con pasos lento y gruñendo. Sus ojos del mismo color de su pelaje, reflejaba a Sakura, llena de dolor.

Con un rápido movimiento, la chica se giró cuando el lobo intentó lanzarse, golpeándolo directamente con un rayo. Sakura se levantó, arrastrándose por el dolor que le dejó el golpe, alejo los puntos negros que aparecieron en su mirada, recordándose que no era el tiempo para desvanecerse.

El aire frío golpeó su rostro, ayudándola a regresar. El interior del internado se volvió un desastre y supo que sería imposible entrar, no había otro camino para llegar al cuarto sin que alguna criatura se atravesara en su camino.

Su única opción había sido bloqueada y su mente no tenía idea de donde iba a ir. Limpió la sangre que chorreaba por su cuello, intentando pensar.

Su mirada quedó en el bosque, preguntándose si podría entrar sin volver a ser atrapada. Rápidamente el recuerdo de la cabaña llenó su mente junto a las palabras de Silas, si los humanos no podían entrar, ella podría alargar el hechizo a cualquier criatura, excepto ella y así terminar con todos sin que nadie la detuviera.

La esperanza apareció en su pecho, pensando en todos los hechizos con los que podría matar a las criaturas dolorosamente para hacerles recordar que ella también estaba en su juego sucio.

Apenas dio un par de pasos cuando creó un escudo a su alrededor al notar un coyote acercarse. Su gran cuerpo chocó contra la magia, creando un terrible sonido que retumbó en su pecho.

El segundo golpe fue peor, haciéndola retroceder al notar como su escudo comenzó a romperse. Los coyotes eran más fuertes que los lobos e increíblemente más peligrosos. El coyote no pudo dar un tercer golpe cuando fue tecleado por un conocido lobo.

Warren la observó por unos segundos, asegurándose que estuviera antes de señalar el bosque justo donde ella pensaba ir.

Ella asintió, corriendo directo a la entrada del bosque donde esperaba encontrar la cabaña para poder ayudar al resto de los estudiantes.

La respiración de Sakura comenzó a ser más pesada, incluso el vapor le hacía difícil ver el camino. Poco a poco fue deteniéndose, necesitando descansar sus piernas y miró su alrededor, dándose cuenta que aquellas sombras se movían en silencio como si estuvieran vigilando.

Intentó mantener su corazón tranquilo al igual que su respiración. Solo necesitaba un chance para escapar cuando se encontró con un par de ojos rojos y supo que no sería tan sencillo como pensó.



── Buscaré a Sakura ── informó Silas, sacando su mano del corazón del vampiro ── ¿Podrás con el resto?

Nilo sonrió, asintiendo ── Por supuesto que puedo ── aceptó, arreglando las mangas de su chaqueta oscura ── Se fue con Edvina por la ventana, debe estar detrás del internado.

── Solo grita si necesitas ayuda ── bromeó el chico, brincando por la ventana.

Cayó de pie, mirando a su alrededor para seguir el rastro de ambas chicas. Utilizó su velocidad vampírica, deshaciéndose de varias criaturas que intentaron detenerlo hasta llegar a la entrada donde su olor era confuso.

Su mirada bajó a un lobo que estaba a metros de distancia, su cuerpo apenas podía respirar y la sangre brotaba de una gran herida que no podía curar. Sintió todo su cuerpo tensarse al olerlo, tan familiar y cercano que sus piernas temblaron por unos segundos.

La mirada del lobo se enfocó en Silas, sus ojos oscuros brillaron por unos segundos hasta señalar el bosque. No tuvieron necesidad de palabras para saber lo que significaba.

── Primo, lo siento ── susurró Silas, cayendo sobre sus rodillas ── Perdóname.

Un aullido estremecedor se escuchó por todo el internado, poniendo en alerta a todas las criaturas a su alrededor.

Una onda blanquecina salió del bosque, iluminando el internado como si el sol hubiera salido por unos segundos. Silas pudo sentir el poder llenar todo su cuerpo, incluso se sintió más fuerte que nunca y supo que provenía de Sakura.

Varias criaturas, aquellas que peleaban por ella, se levantaron como si sus fuerzas fueron renovadas y atacaron con más fuerza, derribándola siguiente oleada de criaturas enemigas que aparecía por la puerta.

Silas se levantó, tambaleando por primera vez en su vida y sin poder despegar su mirada en Warren. Su primo ya no estaba con él y el dolor que le causó era demasiado, tanto que pensó que no podría salir adelante.

Sus pasos eran lentos, casi con temor hacia el bosque mientras su mente reproducía una y otra vez la escena hasta que el enojo apareció. Apretó sus manos, incapaz de aguantar esa sofocación que le pedía que dejara salir todo lo que trató de ocultar por tanto tiempo.

Perdió a su primo, no iba a perder a la chica. Se negaba a hacerlo, sobre todo porque Warren dio su vida por ella y no dejaría que su muerte fuera en vano.

Utilizó su velocidad, adentrándose en el bosque donde se encontró con su peor pesadilla. Sus pisadas fueron lentas, sumamente cuidadosas para poder pensar en un plan.

Sakura estaba parada, su rostro y las partes de su cuerpo expuestas estaban llenos de moretones, incluso olió la sangre en su cuerpo. Su mirada dura estaba fija en la persona enfrente de ella, sin temor ni miedo a lo que podría suceder ya que esa persona era tan familiar y a la misma vez tan desconocida.

El padre de Silas, Michael Miller era quién la retuvo, manteniéndola en su lugar con su mirada fría y calculadora.

── Solo tienes que entregarte a la titán, Sakura. Ella perdonará tu vida si lo haces y así podrás salir del infierno en que los O'Higgins te introdujeron sin tu autorización ── él habló tan claro y suave que cualquiera hubiera podido ceder sin saber la verdadera intención de sus palabras.

Sakura negó ── No lo hará. Ella misma me lo dijo.

── Vamos, niña. No quiero hacerte lo mismo que hice con los O'Higgins ── dijo, una sonrisa apareciendo en el rostro del hombre que parecía amable.

── ¡Tú mataste a tus amigos por un poder que perderán! ── gritó la chica, apretando los puños ── Eso suena tan triste, incluso siendo solo una humana que ha conocido la traición.

Michael apretó su mandíbula, disgustándole sus palabras ── No sabes de lo que estás hablando. Ni siquiera recuerdas que ocurrió.

── ¿Seguro? Porque yo recuerdo todo. Tú estabas ahí con los otros lobos, nunca se trató de una manada exiliada sino la suya ── contó, ladeando la cabeza ── ¿O me equivoco, señor Miller?

── Parece que la humana salió inteligente, incluso creo que te subestime un poco ya que hiciste dudar a muchos sobre su decisión ── habló el hombre, cruzándose de brazos ── Aunque si fueras astuta, te hubieras mantenido lejos de todo esto.

── O usted no es el inteligente de meterse con alguien que siente enojo ── le reprochó la chica.

Tras esas palabras, Sakura se preparó para utilizar su magia. Una bola de energía fue expulsada de sus manos al hombre, mezclada con todos los sentimientos que había ocultado por tanto y que sabía que serían peligrosos.

Lo que no esperaba era que la bola se deshiciera cuando tocó el hombre, como si un escudo estuviera protegiéndola. Ella frunció sus cejas al igual que Silas, quién apenas podía quedarse de pie, sin interferir ya que no podía elegir entre las dos criaturas que estaban peleando.

Silas sabía que su padre no podía poseer magia así que era todo de la titán, protegiendo a su mayor leal. El chico dio un paso adelante, decidido a terminar con todo cuando notó algo extraño en Sakura.

Pasó su mirada por todo su cuerpo, evaluándolo hasta darse cuenta que era una ilusión. Una sonrisa de orgullo apareció en su rostro, su bruja humana era la más inteligente de todas las criaturas.

Para crear una ilusión tan perfecta, supo que debía estar cerca, intentando buscar un refugio. Silas iba a correr cuando quejido de sorpresa invadió el silencio, dándole escalofríos por su espalda.

Con temor, posó su mirada en Sakura quién tenía una expresión entre dolor y sorpresa. Sus manos se fijaron en un punto de su pecho donde la sangre brotaba, sus ojos oscuros se fijaron en Silas antes de desaparecer.

El pánico apareció en el chico, entendiendo que hirieron a Sakura, la verdadera que estaba escondida. Sin perder tiempo, se apresuró a correr por todo el bosque hasta encontrarla en el claro donde fue su primera salida como grupo.

La directora, aquella mujer que le tenía un gran disgusto, cargaba una ballesta en sus manos. La sonrisa en su rostro le dio a entender que fue ella quien le disparó a Sakura que estaba congelada en su lugar.

Silas gruñó, tomando el cuello de la mujer en su mano para apretarlo con fuerza. Sin medir su fuerza, la estrelló contra el árbol y la mordió, absorbiendo toda su sangre hasta dejarla seca.

Limpio su boca con el dorso de su mano, girando para enfrentar su gran temor. Sakura seguía de pie, aunque su cuerpo temblaba, la palidez en su rostro al igual que sus labios daba la señal que no estaba bien.

Él no pudo hablar ni acercarse al ver la forma en que ella lo miraba, como si todo estaría bien cuando era exactamente lo opuesto.

Una sonrisa pasó por los labios de la chica, tan rápido que pudo haberse tratado de una ilusión y fue cuando sus piernas se doblaron, sin aguantar el peso de su propio dolor.

Silas sostuvo el cuerpo de Sakura antes que cayera al suelo. La flecha resaltaba en su pecho, un recordatorio que no iba a poder ayudarla. Sus labios temblaron, aguantando el gruñido que quería salir desde su garganta y arrancar esa flecha, pero se detuvo, sabiendo que lo empeoraría.

── Lo lamento ── él susurró, apartándole el cabello manchado de sangre ── Perdóname, Sakura.

── No fue tu culpa. Jamás podría culparte por las cosas que tu padre hizo ── musitó, sonriéndole suavemente.

── ¡Pero yo lo sabía! ── replicó, el enojo filtrándose por su voz ── Sabía que mi padre estaba aliado con la titán y acepté ser parte de este juego si te dejaban con vida, yo... quería que estuvieras bien ── susurró lo último, bajando la mirada ── Incluso le di parte de mi magia para asegurarlo.

── Lo sé, Silas. Siempre lo supe ── dijo Sakura, acariciando la mejilla del chico que estaba enamorada ── Desde la primera vez que pregunté qué tan fiel eres y está bien, intentaste protegerme a mí también.

Silas la miró, observando la sinceridad en su mirada. Un sollozo cargado de dolor salió del chico, sin poder contenerse por más tiempo. Sintió como las lágrimas recorrieron sus mejillas por primera vez desde que fue convertido y como el dolor de su pecho se hizo tan profundo que por un momento deseó estar muerto.

── Perdóname ── él sollozo, enterrando su rostro en el cabello ── Yo voy a sanarte, te daré toda mi magia para que puedas...

── Silas, detente ── ella pidió, negando ligeramente ── Siento el veneno recorrer en mi cuerpo y algo más que no puedo entender. No quiero que te disculpes más porque me has dado la mejor experiencia de mi vida.

── ¿Por qué suenas tan tranquila, Sakura? ── explotó Silas, frunciendo su ceño ── ¿Por qué no te enojas y me gritas? ¿Por qué me perdonas como si ya lo hiciste desde hace tiempo?

── Por qué lo hizo ── susurró, sonriendo cálidamente ── Cuando estuve con los O'Higgins, me contaron todo sobre lo que sabían, incluso que tu padre fue el que se alió con la titán.

── ¿Cómo? ── interrogó, sin entenderlo.

── Los O'Higgins oyeron a tu padre hablar. Matarían a todos menos a Gin para que cediera su magia a tí y así te convirtieras en el líder de los portadores, pero Gin lo descubrió y se negó ── habló, mirándolo ── Esa noche, él te iba a llamar para que fueras, pero yo llegué antes y arruine parte de su plan.

── Él nunca me dijo eso ── negó el chico, limpiando la sangre que brotó de los labios de Sakura ── Yo nunca quise hacerles daño, a ninguno. Mi padre, él me dijo que te dejaría en paz si solo cedías la magia.

── Está bien, te creo. Solo te pido que no te dejes fluir por tu padre ── murmuró, tomando una profunda respiración ── Él no es quién te salvó ni te cuido. Michael fue la razón por la que te mordió el vampiro, por él mataste a esas personas y sacrificaste la magia que portabas.

Las cejas de Silas se arquearon, confundidas ante sus palabras. No podía creer que su padre lo había entregado a un vampiro, él lo cuidó por tanto tiempo y no dejaría que nadie lo dañará.

── ¿Cómo sabes eso? ── interrogó en voz baja.

La quebradura de una rama llamó su atención. Levantó la mirada, molesto con la presencia del hombre que creía que era su padre.

── Parece que subestime a Sakura ── Michael habló, chasqueando su lengua ── Es asombroso la capacidad de los muertos de hablar de más.

── ¿Eso es cierto? ── replicó Silas ── ¿Tú me entregaste a ese vampiro?

── Si. Desde un principio supe el poder que poseías, vi tu relación con los O'Higgins y encajó perfectamente en el plan ── contó, acercándose lentamente.

── ¡Tú me usaste! ── Silas gritó, apretando el cuerpo débil de Sakura contra el suyo ── Me engañaste y ahora estás acabando con todo lo que quiero.

── ¡Solo estoy ayudándote a ser parte de la nueva era que empieza a nacer! ── exclamó el hombre, abriendo sus ojos ── ¡La era de los titanes acabará con todos los débiles!

Sakura rio, llamando la atención de ambos ── La era de los titanes nunca se cumplirá porque todos son unos cobardes y principalmente tú ── gruñó en dirección a Michael.

── ¿Estás segura, querida? ── él replicó ── Porque veo que sí se podrá.

Un dolor agudo atravesó el pecho de la chica haciendo que gritara, arqueando su espalda en un intento de poder detenerlo. Silas la retuvo, intentando sanarla o disminuir el dolor.

── ¿Qué está ocurriendo? ── murmuró Silas con miedo.

── Sakura será la primera criatura en sacrificarse para que la era de los titanes renazca ── Michael habló, sus ojos centellando con alegría ── Tu cuerpo será cuidado, eso puedo asegurártelo.

Las palabras taladraron la mente de Silas, alzando su mirada con urgencia. Todas las veces en que Sakura le dijo que la titán había tomado su apariencia e incluso tomó su sangre aparecieron.

── No lo hiciste ── él susurró, apretando sus dientes ── ¡La titán no puede renacer en Sakura! Lo prometiste, dijiste que no le harías daño.

── No pude encontrar un mejor cuerpo que la portadora absoluta de la magia ── sonrió el hombre ── Solo son promesas vacías.

Silas bajo la mirada a Sakura, encontrándose con esos ojos oscuros que le hicieron despertar sus sentimientos. Él acarició sus mejillas, apenas sintiendo la calidez.

── Lo lamento ── musitó, juntando sus frentes ── Te quiero, Sakura. No lo olvides.

── Yo también te quiero ── ella susurró, sintiendo las lágrimas del chico caer sobre su rostro ── Voy a estar esperándote en nuestra otra vida, tal como lo planeamos.

── No me dejes ── pidió Silas en un suave susurro.

── No lo haré. Solo estaré esperando por ti y sé que el tiempo pasará más rápido que nunca de los dos lo sentirá.

Silas alzó su mirada, observándola por última vez. Su rostro estaba sumamente pálido, igual que sus labios que contenían sangre. De sus labios brotó un gruñido de molestia, sin imaginarse que llegaría al punto donde tenía que despedirse.

── Apártate, chico. Igualmente va a morir ── Michael le habló a su hijo sin ni una pizca de compasión.

── Déjanos tranquilo ── pidió la chica, abrazando los brazos de Silas ── Si moriré, déjame hacerlo en paz. Deja que me despida tal como dejaste que lo hizo Gin.

Los ojos del hombre se expandieron, asombrados de que pudiera saberlo. Él bajó la mirada, recordándolo y dio varios pasos atrás.

── No lo hagas, no te despidas de mí ── negó Silas, incapaz de mirarla.

── Tienes que recordar mi nombre a cada minuto. Soy y siempre seré la debilidad de los titanes ── musitó, acariciando la mejilla del chico ── ¿Puedes recordarlo por mí?


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