Parte 8: "El cíclope"

A la mañana siguiente, Alguien y Nadie se levantaron temprano y se despidieron de Gorro Rojo y los duendes para proseguir su viaje.

Caminaron un largo rato, hasta que de pronto notaron como si el suelo temblase...

-¿Qué pasa?- preguntó Nadie

-Parece un terremoto...-

-No es un terremoto, un terremoto es un temblor continuo, esto es intercaladamente-

-Entonces... ¿qué es?-

Consiguieron avanzar unos pasos más, y lo vieron con sus propios ojos. Era un enorme gigante de un ojo que al saltar provocaba ese temblor.

-Así que era el gigante...

-No es un gigante, es un cíclope- lo corrigió ella

-¿¡Y qué más da!?-

-No da igual, los gigantes tienen dos ojos, los cíclopes uno-

-Sí que sabes tú...- dijo Alguien algo molesto

-¿De criaturas fantásticas? No lo sabes tú bien- contestó Nadie orgullosa

Entonces oyeron a alguien gritar:

-¡¡¡SOCORRO!!! ¡¡¡Qué alguien me ayude!!!-

Se dieron cuenta, entonces, que entre los pies del monstruo había una persona...

-Tenemos que ayudarle- dijo Nadie

-¿Cómo?-

Ella le miró y sonrió pícaramente, Alguien la entendió en el acto y revolvió en su bolsillo.

"Veamos, ¿qué puedo utilizar esta vez?" No estaba seguro de tener algo para esa situación, las otras veces era más fácil, pero ¿qué podían utilizar para vencer a un enorme cíclope que les quintuplicaba la altura?

Y de pronto, la vio: una cuerda.

-¿Qué vas a hacer con una cuerda?

-Podemos rodear sus pies con ella y atarla, así no se moverá-

-Buena idea

Y se pusieron manos a la obra.

Nadie y Alguien salieron de su escondite y corrieron rodeando al cíclope. Pero éste no era tonto y los vio:

-¿A dónde vais pulguitas?- dijo riéndose

Nadie no lo oyó y lo rodeó, pero éste levantó su enorme pie (era tan grande que a Nadie le tapó el sol) con intención de aplastarla de un pisotón.

-¡¡¡Cuidado!!!- le gritó Alguien desesperado

Era demasiado tarde, Nadie ya no podía reaccionar. Rápidamente, Alguien tira de un extremo de la cuerda con fuerza, y consiguió, por suerte, arrastrar a Nadie hacia el otro lado.

Nadie se levantó del suelo de un salto, sin pensar que había estado a punto de morir aplastada.

Después de ese pequeño incidente, Alguien y Nadie siguieron con su plan. Al final consiguieron rodear al cíclope con la cuerda.

-¡¡¡Tiramos a la de tres!!!- le gritó Alguien

-1... 2... y... 3!!-

Tiraron de la cuerda atrapándolo. El pesado cíclope se cayó al suelo provocando así un temblor más fuerte que el de un terremoto.

La persona a la que habían rescatado se acercó a ellos. Alguien se dio cuenta de que no era humano porque tenía las orejas puntiagudas y el pelo blanco. Le lanzó a Nadie una mirada para que le dijera qué clase de ser era ese. Ella le susurró:

-Elfo...-

-Muchísimas gracias por salvarme- dijo él mientras hacía una reverencia

-No ha sido nada- dijo Alguien

-Solo hemos hecho lo correcto- añadió Nadie tímidamente

-Me sorprende vuestra caballerosidad, ¿puedo saber vuestros nombres?-

-Soy Alguien-

-Yo, Nadie-

-Yo soy el elfo Viento, un placer-

A continuación, Viento hizo una reverencia a Alguien y besó la mano de Nadie delicadamente. Ésta se ruborizó en el acto, mientras, Alguien los veía por el rabillo del ojo sin saber muy bien qué pensar.

En ese momento, mientras que ellos estaban distraídos, el cíclope consiguió romper la cuerda con su fuerza colosal.

-¡¡¡¡¡¡Arrrrrrr!!!!!!- gritó

Y sin más miramientos se abalanzó hacia ellos como si fuesen su presa. Durante esos instantes Nadie pensó que iba a morir por causa de ese asqueroso cíclope, pero antes de que su cuerpo consiguiera rozarla tuvo un presentimiento...

Alguien vio que ese pedazo grasa se le venía, e instintivamente cerró los ojos esperando el tremendo impacto, un impacto que no llegó. Alguien abrió los ojos para saber qué había pasado, se quedó pasmado cuando vio que un hermoso ciervo de pelaje blanco estaba congelando al monstruo.

Después de aquella misteriosa aparición a Alguien no le respondía el cuerpo, y no pudo evitar mirar fijamente a los ojos del ciervo. Se quedó clavado en el sitio al descubrir que sus ojos no tenían ni principio ni final, se quedó sin aliento, era como si llevase el firmamento pegado a sus ojos, era como mirar cara a cara al propio infinito.

El ciervo se acercó lentamente a ellos, y dirigiéndose a Alguien habló:

-Eres el primer humano que resiste al poder de mis ojos-

Su voz era melodiosa, como cuando el viento sopla unas hojas, como el dulce cantar de un ruiseñor.

-¿por... por qué?- dijo, no le salían las palabras

-Porque mis ojos ocultan cosas que los humanos no son capaces de comprender-

-Entonces... ¿cómo es que yo...?-

-Porque, tú, no eres una persona corriente, Alguien-

Se le quedaron los ojos como platos al escuchar sus palabras, ¿cómo es que el ciervo podía hablar? ¿Cómo es que sabía su nombre...?

-¿Quién... eres?- se atrevió a preguntar

-Soy tu animal espiritual-

¿Animal espiritual? Alguien recordó haber oído hablar a su amigo Médico en alguna ocasión sobre eso.

"Así como al momento de nacer, nos rigen ciertos astros, y ciertas influencias, también nos rigen las influencias de ciertos animales. Estos animales se les llaman "Animales de Poder", o también, "Animales espirituales". Algo importante en este tema es que los animales de poder no se eligen... ellos nos eligen a nosotros. Los animales de poder son los animales que nos han elegido para inspirarnos y guiarnos en nuestras vidas. Cada animal posee características y habilidades propias de él. Esto, en gran parte de los casos hace que nosotros adquiramos características de ellos."

El ciervo se acercó a él.

-No te preocupes, encontrarás las respuestas de muchas de las preguntas que rondan por tu mente-

-Pero...

-Yo te guiaré, recuérdalo-

-¡¡¡Espera!!!- dijo Alguien al observar que estaba desapareciendo poco a poco

-Escucha a tu corazón- fue lo último que dijo antes de esfumarse

Alguien tardó su tiempo en volver en sí, tenía que asimilar todo lo que había pasado, que no era poco.

-Por cierto chicos, ¿a dónde os dirigís?- dijo Viento

-Vamos al palacio de Nada- dijo Nadie decidida

-¡¡Al palacio de Nada!!- repitió Viento atónito

-Así es-

-Os deseo muchísima suerte a los dos, tened cuidado, porque os toparéis en El Lago de las Sirenas cuyas voces están encantadas-

-Gracias, adiós-

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