Parte 6: Enredados


-Deberíamos para a descansar y seguir mañana- dijo Nadie

-Sí, buena idea-

Ella se acurrucó en uno de los árboles que había, se quitó la capa y se la echó encima; aun así tiritaba, Alguien lo notó.

-¿Tienes frío?- le preguntó

-Sí... bueno, es normal, las noches en La Nada son muy frescas-

Se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta, siempre llevaba cosas inútiles dentro, aunque si no recordaba mal, quizá les podría servir...

Tras revolver en su bolsillo por fin lo encontró: un mechero.

-¿Qué es eso? ¿Qué vas a hacer?- le preguntó Nadie algo preocupada

-Sé lo que hago-

Aun así su respuesta no la tranquilizó

Cogió unas hojas y unos palos y los amontonó, a continuación lo rodeo con piedras y por último encendió el mechero y encendió las hojas.

-Ven, acércate, ya verás que calentito

Nadie se acercó al fuego

-¿Cómo lo has hecho?-

-Con un mechero- dijo mientras se lo enseñaba

Nadie se lo arrebató de las manos

-Qué extraño artilugio es este- dijo ella

-¡¡Qué va!! En El Algo todos tenemos un de esos-

-¿¡En serio!? Es maravilloso-

-Aun así hay que tener cuidado, con un solo cacharro de estos se puede incendiar el Bosque entero-

-¿¡Qué!?- y Nadie se lo tiró como si fuese una bomba a punto de explotar

-No pasa nada, si lo sabes usar bien puede ser muy útil-

Nadie se tumbó junto a las llamas, y antes de cerrar los ojos le dijo:

-Me gusta tu cacharro-

Alguien se sintió muy bien por haber conseguido sorprenderla, por haber conseguido sobrevivir un día en aquella tierra maldita. Pero eso solo acababa de empezar, todavía le quedaba mucho para regresar a su hogar. Suspiró, cómo añoraba su hogar... Se preguntó entonces si su destino sería volver o quedarse allí para siempre. Se preguntó que si consiguiera llegar al palacio si la diosa Nada podría decirle quién era él en realidad, cuál era su papel en este mundo. Entre tanto, el sueño le venció.

Fue la voz de Nadie quién la despertó:

-Venga dormilón, despiértate ya-

Logró responderle con un gruñido, no estaba acostumbrado a despertarse tan temprano.

Cuando por fin se levantó del frío suelo, se encontró con el desayuno encima de sus narices: unos asquerosos y repugnantes bichos.

-¿¡¿¡Qué es eso!?!?-

-Bichos recién cogidos-

-Puagg, ¡¡qué asco!!-

-¿No te gustan?-

-Claro que no, ¿cómo me voy a comer una cosa tan asquerosa que encima se está moviendo?

-Pues la pinchas con un palo y ya-

-¿No hay otra cosa... no sé... menos viva...?-

-Salvo que te quieras comer un palo o una hoja, no-

Alguien hizo una mueca, eso no se podía comparar con la buena comida que se vendía en los Supermercados de El Algo.

-Tengo una idea-

Cogió su mechero y volvió a encender una hoguera, cogió un palo y pichó uno de esos bichos, y lo puso en la lumbre.

Nadie le imitó. Al final acabaron hinchándose a bichos asados.

Después de tener el estómago lleno decidieron pasar a la acción. Caminaron en silencio durante un largo rato que les pareció interminable. Ninguno de ellos se atrevía a hablar, ¿qué se iban a decir?

Y por fin acabaron atravesando el Bosque de los Susurros.

¡¡Ah!! Casi lo olvidaba, os tenía que explicar por qué se llamaba así el bosque. Cuando estás dentro de él, dicen que se oyen voces susurrar, algunos dicen que son las almas en pena que murieron en aquel bosque y que vagan por él sin rumbo. Otros dicen que solo es el viento, que cuando choca con los árboles parece una voz. Sea como sea, el caso es que se oyen como susurros, por eso le pusieron ese nombre: "El Bosque de los Susurros" ¿A qué suena muy poético? Bueno, no os entretengo más y sigo con la historia...

Atravesaron, por fin, el bosque, pero el peligro no había desaparecido aún.

Se encontraban en una especie de bosque de enredaderas.

-Son... ¿enredaderas?- dijo Alguien sorprendido

-Parece que sí, pero no te dejes engañar por su apariencia-

-¿A qué te refieres?-

-¿No te parece... muy fácil? La Nada está lleno de lugares peligrosísimos-

-Ya, ya, ¿a qué esperamos?-

Alguien se adentró sin miedo, antes leyó un pequeño cartel casi derruido: "Enredaderas mágicas". Nadie y Flufly le siguieron.

Los malos presentimientos de Nadie se hicieron realidad, pues se dieron cuenta que cada vez era más difícil pasar a través de aquellas enredaderas, de hecho, parecía que se les agarraban a los pies... Alguien ni siquiera se percató de ello, hasta que Nadie le gritó:

-¡¡¡Alguien tienes el pie enredado!!!-

Era cierto, poco a poco las enredaderas empezaron a cobrar vida; y se ibas enrollando alrededor de ellos, así hasta que se vieron atrapados, era imposible moverse ya.

-¿Alguien qué hacemos? Estamos atrapados-

-Estoy pensando-

-¿Tienes algún cacharro que nos pueda sacar de esta?-

Alguien pensó, y se le ocurrió una idea, no sabía si iba a funcionar, pero no perdía nada por intentarlo.

-Creo que sí, pero no consigo llegar hasta mi bolsillo-

-Piensa en algo, o estas enredaderas van a acabar por ahogarnos-

Alguien empezó a meditar. No podía meter la mano en el bolsillo, y dudaba mucho poder liberarse por sí solo, si tuviese a alguien que pudiera cogérselo por él... ¡¡¡eso es!!!

-Flufly, ven-

Flufly se acercó inmediatamente

-Flufly, tú que eres pequeño y flexible, necesito que te metas en mi bolsillo y cojas la tarjeta del médico, ¿podrás hacerlo?-

Flufly asintió, y empezó a revolotear hasta el bolsillo sorteando a las enredaderas que se interponían en su camino. Mientras, Alguien y Nadie estaban animándolo, su vida dependía de esa gelatina viviente.

Y por fin, Flufly llegó al bolsillo, se metió dentro. A Alguien se le cortó la respiración, no le volvió hasta que vio que su mascota salía con su tarjeta. Cuando la tuvo en sus manos, probó a ver si su idea funcionaba: rozó a la enredadera con la tarjeta, y wualá, la tarjeta la cortó.

Había oído alguna vez que las tarjetas están muy afiladas y que pueden cortar, a veces, más que un cuchillo; suerte que se acordó.

Cuando salieron de las Enredaderas Mágicas, se sentaron a recobrar el aliento.

-¿Puedo ver el artilugio que has usado esta vez?- le pidió Nadie curiosa

Alguien se lo tendió

-Sorprendente...

-¿Sabes qué es?-

-No

-Es una tarjeta-

-¿Esto es lo que usáis en El Algo para cortar enredaderas?-

Alguien rio

-¡¡Qué va!! Es una tarjeta del médico-

Nadie lo miró sin comprender

-El médico es una persona que te cura cuando tienes algún percance, y para entrar enseñas esa tarjeta, ¿sabes? Mi mejor amigo va a ser médico- dijo acordándose de él

-¡¡Ala!! Bueno deberíamos seguir

Nadie echó a andar, pero cuando vio a Flufly lo acarició y le dijo:

-Muy bien precioso, estás hecho un campeón-

Cuando Nadie se alejó, Flufly casi se deshace en el aire y se puso más rojo que un tomate.

-¿Pero a ti qué te pasa?- le preguntó Alguien, aunque en el fondo creyó saberlo

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