Caminaba sin un rumbo fijo, dejando que sus pies caminasen solos a través de aquel misterioso bosque, moviéndose entre la vegetación sin saber a dónde ir.

Entonces, enfrente suya, vio que había un huevo.

-Mira Flufly, ¡¡nuestra cena!!-

Alguien se acercó y cogió el huevo sin titubear.

Flufly se puso delante de él y se transformó en un huevo, y luego en un lobo. Sin embargo, Alguien no entendió lo que su mascota quería decirle.

-¿Pero qué te pasa? Un huevo no hace daño a nadie-

Alguien siguió su camino, pero de repente oyó un aullido, giró la cabeza asustado y le pareció ver algo entre las sombras...

Otro aullido retumbo en sus oídos, y vio que un montón de lobos empezaron a rodearle, estaba perdido.

Pero cuando uno de ellos se acercó más a él... ¡¡no era exactamente un lobo!! ¿¡Qué era eso!? Parecía un lobo normal y corriente, pero en vez de tener el pelaje gris ¡¡lo tenía rojo!! ¡¡Y tenía una cola que parecía de dragón!!

Intentó escapar de aquel lugar, pero cada vez que intentaba salir un lobo de esos raros le sacaba lo colmillos, y no podía huir.

Justamente cuando creía que iba a morir devorado, cuando un de esos bichos se abalanzó encima de él, vio algo que salía de los árboles, una figura que parecía humana... no podía ser... era Nadie...

Nadie estaba cogida a una liana, cuando pasó al lado de él lo cogió y llegaron a la copa de un árbol.

-¿¡Qué clase de lobos eran esos!?-

-Lobos de fuego-

Alguien tragó saliva

-¿Qué les has robado?- le preguntó Nadie de repente

-¿¡Qué!? ¡¡Yo no he robado nada!!-

-No puede ser, los lobos de fuego solo se ponen así cuando les roban algo, ¿estás seguro de que no has cogido nada sospechoso?-

Alguien se quedó pensativo, se metió la mano en el bolsillo y notó un mordisco, entonces cayó en la cuenta.

Sacó de su bolsillo a un bebé lobo de fuego, y le sonrió tímidamente. Ella le miró como si quisiese aplastarlo con la mirada.

-Desde luego...- dijo suspirando

Oyeron un aullido, y se dieron cuenta de que los lobos los habían encontrado. Uno de ellos subía al árbol peligrosamente, estaban acorralados, pero sabían qué hacer. Cuando el lobo estuvo a su lado, Nadie le dio un codazo, y Alguien le entregó al pequeño lobo de fuego, éste lo cogió, bajó del árbol, aulló, y después toda la manada se fue de allí.

Alguien no se quedó tranquilo hasta que los lobos no estuvieron bastante lejos de él. Se sintió un poco mal al recordar que le había tenido que salvar Nadie, seguramente creería que era un cobarde y un pringado, se sintió como si no pintase nada en ese mundo. Aun así, se vio obligado a agradecérselo, si no hubiese sido por ella sería comida para lobos.

-Oye, gracias por salvarme- dijo casi en un susurro

Nadie, que estaba a sus espaldas, apretó los puños, se dio la vuelta y le dio un tortazo.

-¡¡Au!! ¿¡A qué ha venido eso!?- se quejó

-¡¡Estás loco!! ¡¡Nadie se atreve a poner ni un pie en el Bosque de los Susurros!! Y ahora sabes por qué- dijo enfadada y añadió:

-¡¡Solo gente... gente como tú tiene el valor de arriesgarse, gente que no aprecia el valor de la vida!!-

-¡¡Eh!! Oye, no te enfades-

-No estoy enfadada contigo, ¡¿¡vale!?! Cómo he podido arriesgarme por... ¡¡ag!!-

-No te eches la culpa a ti, yo he sido el culpable, si no hubiese cogido el huevo no te hubiese metido a ti también...-

Nadie lo miró, era diferente, no solo porque podía verla, sino también porque tenía un buen corazón...

-No te preocupes, ya no hay vuelta atrás, tendremos que llegar al palacio-

-Un momento... ¿¡tendremos!?-

-Sí, no puedo arriesgarme a volver al claro, podía perderme y no llegar nunca, qué remedio...- y añadió- Además, ya que vas a ver a la diosa Nada, yo también le pediré algo...-

-¿El qué?- le preguntó Alguien curioso

-S...-

Lo miró, y se paró en seco, si se lo decía... si le decía la verdad... ¿Qué pensaría él de ella? No querría acompañarla, se quedaría sola de nuevo.

No, no podía decírselo

-... ya lo verás cuando llegue el momento-

Aunque no pudo evitar bajar la cabeza avergonzada.