Parte 14: "El Más Allá"


Nadie se concentró. No estaba segura de lo que hacía, pero eso ya no le importaba... cerró los ojos y se concentró, intentó no pensar en nada. Sintió que sus piernas formaban parte de la tierra, y que sus brazos se fusionaban en el cielo, se sintió como tierra y cielo. No sentía nada, no sentía el cuerpo, solo sentía su alma flotando en algún lugar del universo... Sintió una inmensa sensación de bienestar y paz interior, notar la separación total del cuerpo y el encuentro con seres espirituales.

Y de pronto, abrió los ojos. Lo había conseguido, estaba en el Más Allá. Nunca se lo había imaginado así: era como una especie de túnel oscuro y silencioso, donde orbitaban algún que otro fantasma sin rumbo, y qué al final sólo se distinguía una luz, una luz que te deslumbraba y te hacía preguntarte qué se ocultaba detrás.

Entonces lo vio, no se podía creer lo que veían sus ojos, era él...:

-Alguien...-

¿Quién lo llamaba? No sería... Se dio la vuelta con la ilusión plasmada en sus ojos:

-¡¡¡Nadie!!!-

Salió corriendo a su encuentro

-¡¡No me toques!!- lo paró- Si nos tocamos moriremos-

-¿¡Qué!? ¿Dónde estamos?-

-En el Más Allá...- dijo con tono misterioso

-¿Qué es exactamente el Más Allá?-

-Es una dimensión que se encuentra entre la vida y la muerte, es como estar en coma-

-¿Ahora qué hay que hacer?-

-Si despertamos, todo volverá a ser como antes, y probablemente nunca volveremos a regresar, por otra parte, si seguimos el túnel... moriremos-

-¿Y si nos quedamos aquí y ya está?-

-No nos podemos quedar aquí eternamente, en un momento u otro nuestro cuerpo se desintegrará-

-Entonces... hay que elegir...-

-Que todo vuelva a ser como antes, o morir...-

Nadie notó que su corazón le palpitaba sin cesar. Morir o volver... no quería volver, no quería volver y que todo fuese como antes, sin él, no, no quería, solo quería estar a su lado, y si eso significaba morir... Ella siempre había apreciado la vida, pero acababa de comprender que vivir por vivir no tiene sentido, vivir sufriendo, sin nada no te renta, lo único que quería era vivir con él, y si eso no podía ser, moriría por él. Al menos así podría descansar en paz, ya había hecho todo lo que tenía hacer: había sido feliz, había amado y había luchado, y ya no quería vivir sin una razón por la que vivir, moriría pues, estaba decida a hacerlo.

Alguien sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo. Miró hacia delante, no estaba seguro de querer saber lo que se ocultaba detrás, la idea de morir le aterraba, no estaba seguro de estar preparado para pasar a formar parte del mundo de los muertos. Siempre había oído que a los humanos les cuesta dejar la vida, que son unos agarrados sin saber que cuando mueres descansas por fin. Alguien volvió a mirar atrás, no quería que todo volviera como antes, pero tampoco quería morir, ¿qué hacía? Tenía miedo, miedo de fracasar.

Nadie dio un paso al frente, mirando fijamente al "horizonte".

-Alguien, ya me he decidido-

-¿Qué... vas a hacer?-

-Voy a morir- dijo ella convencida de lo que decía

-¿Morir?-

-Sí, no quiero vivir por vivir, no quiero vivir sola sin ti-

-Pero... ¿por qué? ¿Por qué lo haces?-

Nadie dio otro paso hacia adelante, se giró, le miró, le sonrió y le dijo sinceramente:

-Porque por amor se hacen locuras...-

Alguien la miró, no sabía qué pensar, no sabía qué sentía, y en ese momento, solo en ese momento se dio cuenta de que se había pasado todo el tiempo negando algo que siempre había sido cierto, se ruborizó comprendiéndolo al fin.

Nadie avanzó otro paso ya sin mirar atrás, pero entonces, Alguien le coge del brazo:

-Yo también me voy contigo, pero, antes, ¿puedo hacerte una pregunta?-

-Sí, claro- dijo ella sin siquiera imaginarse a qué se refería

-¿Te... te gusto?-

Si en ese instante Nadie estuviera en La Nada, se le abría cortado la respiración, aun así notó que sus mejillas ardían, como si tuviera dos bolas de fuego en la cara. ¿Y qué decirle? ¿Le decía la verdad o le mentía? En el fondo siempre había querido decírselo, pero nunca había tenido valor, ése era su momento, ¿para qué ocultarlo si era cierto? ¿Qué más daba ya si iban a morir?

Le miró a los ojos, y por primera vez en toda su vida dejó que su corazón hablara por ella:

-Es cierto, me gustas desde que mi mirada tropezó con la tuya-

Nadie volvió en sí, y al darse cuenta de lo que le había dicho apartó la mirada instintivamente. Se sintió bastante bien al haberlo admitido en voz alta, estaba un poco cansada de pensar que se le pasaría, sobre todo sabiendo que eso no pasó.

Hubo un silencio que le pareció eterno, cerró los ojos esperando su respuesta...

Alguien se quedó sin palabras, ¡¡le gustaba!! ¿¡Cómo había estado tan ciego!? Pero la pregunta era: ¿y a él? ¿Le gustaba? Bajó la mirada algo avergonzado, ¿cómo había podido sentir eso en una hudiatasma? No, no era un monstruo, en el fondo era igual que él, una chica que no sabía muy bien cuál es su papel en ese mundo, aun así parecía tan patético... "así es el amor..." se dijo

-Nadie, a mí también me gustas-

A Nadie se le quedaron los ojos como platos, no se podía creer lo que había oído, era el día más feliz de su vida, sabiendo que iba a morir por amor.

Alguien y Nadie se sonrieron, y dieron el paso, su último paso...

Nadie notó que la luz le envolvía poco a poco y le hacía levitar, sintió esta vez sí que no tenía cuerpo, que no sentía nada superficial, que lo único que le quedaba era su alma. Notó una paz interior tan agradable y maravillosa pero a la vez tan difícil de explicar con palabras. Fue una sensación, una sensación de que no era el fin, que había algo más allá del punto y final. Y, de pronto, unas imágenes aparecieron ante ella, era su vida, vio pasar toda su vida ante sus ojos; lo vio todo, volvió a sentir lo que sintió en cada uno de esos momentos que la marcaron, volvió a sentir esas sensaciones positivas y también las negativas, todo ello volvió hacia ella, reviviéndolo todo, rememorando su vida...

De pronto, una luz pareció acercarse a ella, se vio obligada a cerrar los ojos (aunque no estaba segura de que todavía los tuviese), y cuando los abrió, se quedó sin habla. Estaba en La Nada, en el claro, miró a su alrededor, y enfrente yacía su cuerpo sin vida.

-El cuerpo no te sirve en el mundo de los muertos, por eso se queda allí-

Nadie se volvió, ¿quién le hablaba? Estaba segura de que no había nadie más...

Comprobó entonces que se equivocaba. A su lado estaba un hombre bajito (no recordaba bien ninguna característica más).

-El cuerpo es solo necesario para experimentar con lo superficial, pero el alma que es lo esencial es lo único que se conserva, ya que gracias a ella nos permite tener esos sentimientos tan gratificantes-

-Puedo saber quién es usted- le preguntó Nadie

-Soy el dios de los muertos, o como a mí me gusta decir; del Más Allá-

-No lo sabía-

-Dime, Nadie, ¿estás contenta con tu vida?-

-Sí y no-

-¿Por qué sí?-

-Sí, porque he conocido a Alguien y he aprendido muchas cosas que no sabía ni imaginaba, y no porque me gustaría haber pasado más tiempo con él-

-Entiendo... Todavía te queda mucho que hacer y aprender, ¿no crees? entonces quizá no sea aún tu momento...-

***

Nada seguía mirando la bola de cristal sin apartar ni un segundo sus ojos, unos ojos que estaban algo rojos. Intentó moverse pero su cuerpo se lo impidió, ¿qué había hecho? Habían muerto el uno por el otro, y todo por su culpa, ellos no se merecían un final así, "deja de pensar en ellos, eres una diosa" se dijo, "pero me dan tanta pena..." No podía ser, los dioses no tienen sentimientos, sin embargo esos dos le habían tocado su fibra sensible, "eres una diosa, puedes hacer lo que sea" Respiró hondo, nunca pensó que haría eso... pero su corazón era más fuerte que todos sus otros sentimientos, y se decidió a hacerlo...


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¿Será este el final de Alguien y Nadie? 

¿Qué está pensando hacer la diosa? 

¿Se puede volver a la vida después de morir...? 

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