XIII: La Tierra Y La Nieve Cómo Amistad
Ya están en diciembre, a principios del último mes del año. Según los pronósticos, en una o dos semanas comenzarán las nevadas, llenando a las calles de un hermoso color blanco que descienden del cielo.
Aunque, por ahora, lo único blanco que desciende es la harina qué Musume está poniendo en un tazón. Hoy está preparando unos deliciosos panqueques, aprovechando que su papá se encuentra aún en casa.
Toma dos huevos y suavemente los rompe para colocar el contenido en el bowl, en el cual va agregando más y más ingredientes. Pero, cuando va a agregar uno más, se detiene.
Se baja del banquito donde toma altura y comienza a buscar algo más en la tabla, por los cajones y luego finalmente encuentra su último ingrediente para la mezcla.
Esencia de vainilla.
Ahora sí, termina de agregar en el tazón la taza de harina, un huevo, un poco de mantequilla, media taza de leche y, finalmente, una cucharada de vainilla. Al revolver, se forma un remolino de marrón, amarillo, blanco y un poco de grumos del mismo tono pálido que la leche. Poco a poco se vuelve una masa espesa y de un aroma dulce.
— Buenos días —Chizome bosteza mientras va caminando a la sala. Se da cuenta de que su hija está cocinando algunos panqueques, un desayuno casero pero delicioso.
— Casi termino el desayuno papá. Incluso le puse vainilla para darle más sabor.
— Se ve que te gusta la vainilla —toma asiento en una de las sillas del comedor, aún con un poco de sueño, debido a que volvió tarde a casa luego de una enorme pelea contra un héroe corrupto.
— Bueno, en realidad no es que sea aficionada a la vainilla —va calentando un sartén con mantequilla para empezar a preparar el desayuno—. Pero es que el aroma me recuerda a mi amigo.
Ya desde hace un tiempo ha hecho varias menciones a su amigo. Internamente, Stain ya está un poco cansado de siempre escuchar más datos sobre ese niño que de su propia hija. Es más, conoce hasta el color de sus ojos, pero no su nombre.
— A todo esto, jamás me has dicho el nombre de tu amigo. Solo me dijiste que vivía en un basurero.
— Sí… el basurero cerca de mi casa anterior. Jamás he vuelto ahí, y dudo mucho que él se encuentre ahí —su mirada se torna algo triste, aunque todavía se enfoca en la sartén y la mezcla.
— Musume… ¿de casualidad ese amigo tuyo es imaginario? —no es experto en temas de psicología, sin embargo, ha escuchado que la mayoría de niños solitarios o que tienen abandono emocional paternal y/o maternal crean a una persona que les haga compañía por medio de su imaginación.
—No papá. Es muy real, aunque nunca nos tocábamos. Dice que tenía miedo de hacerme polvo. Pero luego encontramos la mejor forma de que pudiera agarrar cosas sin deteriorarlas: le hice unos guantes, aunque no me alcanzó la lana para ponerle un dedo a cada uno.
— ¿Guantes especiales?, ¿qué clase de quirk tenía tu amigo?
— No lo sé, solo me dijo que causaba mucho daño y que funciona con los 5 dedos de la mano. A Tenko no le gusta hablar sobre su quirk, siempre que lo mencionaba cambiaba rápidamente el tema.
— Tenko, así se llama —finalmente descubre el nombre del susodicho—. Entiendo… ¿Y sabes algo de su familia o cómo terminó allí?
— Tenía a sus dos padres y una hermana. Ah, también vivía con sus abuelos, según me dijo.
El hecho de que los mencione en pasado indica que esas personas o lo abandonaron o fallecieron, cosa posible considerando que el lugar donde Musume lo conoció fue un basurero.
— Me dijo que el basurero era el único lugar donde la gente mala no intentaba tocarlo hacerle daño, así como tampoco podría herir a nadie ahí. Dijo que fui la primera persona en mucho tiempo en estar junto a él sin temerle.
Da la vuelta al panqueque del sartén, ahora para cocinar el lado inverso de redondo platillo.
— Y, si no lo tocabas o veías más allá de sus ojos y escuchabas su voz, ¿Qué te la pasabas haciendo con él? —se levanta de su asiento, para ir a ayudar a la niña aunque sea con los platos y vasos. Sabe que Musume es perfectamente capaz de hacer todo sola, pero a él tampoco le gusta quedarse sentado todo el tiempo.
Aparte, Musume no alcanza los anaqueles donde están los platos.
— Solo platicábamos, a veces yo hablaba un poco más que él. También le llevaba dibujos, algunos sándwiches o manzanas. Todo lo que pudiera entrar en mi mochila, aunque no se porque tenía una mochila si ni a la escuela iba.
— ¿Pero jamás viste su rostro?
— No, solo sus ojos rojos y brillantes —deja otro panqueque sobre la pila, mientras va colocando lo poco que queda de mezcla en la sartén, ya casi termina con el desayuno.
Chizome toma un par de cubiertos y dos platos, más vasos de cristal, y los lleva a la mesa, alistando todo antes de merendar. Sin embargo, hay aún una duda sobre la relación tan cercana que tiene (o tenía) su hija con el niño desconocido.
Por lo que sabe, ella tenía 3 cuando conoció a ese niño de 9 años, no sabe ni cómo es su rostro y tan solo recuerda su voz y sus iris color escarlata. Que en ese entonces solo ese niño tenía don, mientras que Musume se consideraba a sí misma como quirkless. Así que, tiene una última duda.
— ¿Y… por qué decidiste ser su amiga? Más bien, ¿cómo fue que te volviste su amiga?
La morena apaga la estufa con un leve click al girar la pequeña válvula de gas. Deja el último panqueque en la pila, dejando que el calor y el humo fluyan a través de ellos. Son como 8 panqueques, suficientes para ambos, o a lo mejor pueda comer solo 3, su papá necesita estar bien alimentado para el trabajo.
En ese caso, dos hot cakes para ella son más que suficientes.
Pronto se da cuenta de que ha guardado silencio por un rato, así que se baja del banquito antes de volver a hablar.
— Porque sé lo que se siente estar solo. Él no tenía amigos o unos papás que lo escucharan, yo tampoco. Y a los dos nos gustan los pájaros y el pan, así que teníamos cosas en común. Así nos hicimos buenos amigos.
A Tenko no le importó que no tuviera don y a ella que el suyo fuera peligroso, que tuvieran edades diferentes o que fueran de géneros diferentes. Tan solo un par de cosas en común y formaron una amistad sólida. ¿Cómo es que a él no le tocó conocer niños así? Su generación infantil llegaba a ser muy cruel.
— Papá… ¿Está bien que me duela extrañarlo?
— ¿Por qué lo preguntas? —se arrodilla a la altura de Musume, quitando de su frente algunos mechones que le impiden ver por completo su mirada—. Lo querías mucho, y él a ti, es normal que lo extrañes.
— A veces… me hubiera gustado hacer más por él —seca sus húmedos ojos con sus puñitos. En este lugar sabe que puede llorar a gusto, pero a veces prefiere no hacerlo—. Quizás llevarle más cosas o intentar llevarlo a mi casa, pero mis papás seguramente no lo habrían querido, si ni a mí me querían.
— Oye, estás cargando con una culpa innecesaria. Eras muy pequeña todavía, y aún así hiciste todo lo posible para brindarle ayuda a tu amigo, incluso más que un adulto.
Y eso, para Stain es un tema injusto. Los niños generalmente cargan con muchas responsabilidades más que un adulto. Su buen comportamiento, las expectativas a futuro, la imagen, el qué dirán, responsabilidades que no les corresponden que son impuestas por adultos. Adultos que no cambian pero que esperan que seres inocentes cambien, intentado colocarles ideas o reglas, en su mayoría ridículas, con tan poco tiempo de existencia.
Esa no es la forma de formar a un niño, no con una carga tan excesiva.
Limpia los párpados inferiores de Musume con su pulgar, y revuelve su cabello para intentar relajarla, como a un cachorro.
— Bueno, creo que ya debemos ir a la mesa, ¿no crees?
— Si papi, voy a dejar la comida en la mesa.
Con mucho cuidado toma el plato con la pila de esponjosos panqueques, y los deja en la mesa. Sin embargo, no se sienta.
Al ver con atención la ventana, sus ojos se abren en asombro y corre feliz al cristal, pegando sus manos sobre el material transparente y sonriendo animadamente.
— ¡Está nevando! Mira, papá, ¡hay muchos copos de nieve!
Empujando el plato hacia el centro de la mesa para que no se caigan, el papá de Musume camina en dirección al ventanal, observando él mismo el descenso de los copos blancos y fríos que bajan del cielo en forma de una lluvia muy lenta y tranquila.
Aunque para Chizome es una nevada más de la época de invierno, para Musume es diferente.
Es la segunda vez que puede ver la nieve en compañía de alguien especial.
— ¿Un copo?
La pequeña de tres años extiende su mano para atrapar otro pequeño copo de nieve entre su palma. Se derrite al instante, pero una horda más de ellos va cayendo en su dirección, aunque de forma lenta.
— Nieve, genial. Hace tiempo no veía nieve.
— Pero nieva todos los años, Tenko.
— Sí, pero solo una vez al año, es aburrido esperar a que caiga. Además, me encanta la nieve.
— ¿Por qué?
— Por los muñecos de nieve, ángeles de nieve, guerras de bolas de nieve, muchas cosas.
— ¿Qué es un ángel de nieve?
— Ah, es cuando te acuestas sobre la nieve y mueves los brazos y piernas de arriba hacia abajo, así haces una silueta casi similar a un ángel. ¿Acaso nunca hiciste uno?
— No, mis papás nunca me dejan salir cuando hay mucha nieve. Dicen que si me enfermo solo les causaré molestias.
— Oh —escucha suspirar a su amigo de ojos rojos. El eco de su voz se escucha peculiar, al estar hablando en el interior de un coche viejo.
Pronto, se va llenando el lugar de más y más nieve, cubriendo el terreno del centro de basura en un prado blanco y frío. Musume se percata del espacio libre en una parte del territorio, y se coloca boca arriba. Mueve los brazos de arriba hacia abajo, y sus piernas se abren y cierran al compás. Unos segundos después, se levanta y toca la puerta del auto, para que Tenko se pueda asomar.
— ¿Así está bien? —le señala su pequeña obra maestra.
— ¡Sí, es un lindo ángel de nieve, Eleanor! —felicita con un tono animado.
— Ahora veo por qué te gustan tanto, es divertido.
— Mi hermana y yo solíamos hacerlos siempre que nevaba. Hanna era la mejor haciendo ángeles.
— Oye, Tenko, ¿te gustaría hacer uno?
Hay un breve silencio después de esa pregunta. Al tener 3 años, Eleanor no siempre es consciente de algunas cosas, solo es capaz de percatarse de los momentos donde se debe guardar silencio.
— Me gustaría, Eleanor, pero ahora no puedo — comenta con voz triste.
— ¿Y cuándo podrás?
— No lo sé… es que… No importa.
La nieve cae más fuerte que antes, Eleanor siente un fuerte escalofrío a pesar de tener un abrigo. Si bien antes no estaba nevando, sí que hacía mucho frío.
— Tenko, ¿tienes frío?
— Acá dentro es algo cálido, pero sí, tengo frío —incluso si no puede verlo, puede escuchar el tiritar de sus dientes.
Sin pensarlo, se quitó su chamarra roja y su bufanda. De todas formas sus padres no la ven nunca cómo va vestida, así que no le van a preguntar por qué regresa a la casa sin dos de sus prendas.
— Toma, lo vas a necesitar. Son de talla grande, así que te quedará —pasa a través de la ventana los dos objetos.
— Pero… tu vas a tener frío.
— No te preocupes, mi casa queda cerca, además, no sería bueno que te enfermes.
Titubeante, el niño pasa sus manos, y con dos de sus dedos toma ambas piezas de ropa. Se escuchan movimientos de tela, en señal de que se está vistiendo.
— ¿Te queda?
— Sí, no te preocupes, soy muy delgado.
— Lo puedes tener si gustas, más porque el frío es muy fuerte. Mañana te traeré una manta, y algo de comida.
— Gracias, de verdad gracias, Eleonor.
— Ya debo irme, hasta mañana Tenko.
— Hasta mañana, Eleonor.
Mirando los copos blancos, a su mente llegó ese y más recuerdos de cuando visitaba a Tenko en el basurero, para llevarle mantas o cosas que lo mantuvieran cálido. Era todo lo que podía hacer por él, lamentablemente no tenía la edad suficiente para entender o intentar buscar ayuda. Si sus propios padres no la escuchaban, ¿qué aseguraba que unos extraños lo harían?
— Musume, hey, Musume —Stain le toca el hombro suavemente, parece que está soñando despierta.
— Ah, ¿si, papá?
— ¿Todo está bien?
— Mhm, solo es que la nieve me parece muy bonita.
— Bueno, ya después podrás verla todo lo que quieras. Ahora, vamos a desayunar.
Revisando que todo esté en su lugar, Musume termina de meter todo lo necesario en sus maletas.
El campamento de verano inicia pasado mañana, no puede olvidar ni una sola cosa de la lista.
— Sabes que no tienes que preocuparte mucho por empacar. De todas formas en la cabaña tendremos suministros y cosas extras.
— Y sabes que no quiero que parezca que me dan tratos especiales por ser hija tuya. El campamento es para todos los estudiantes, quisiera pasarlo como alumna.
— Lo entiendo, solo es aviso —Ragdoll se ríe un poco ante la insistencia de su hija en no recibir una ayuda extra por más pequeña que sea.
Otros hijos de héroes toman ventaja del puesto de sus padres, pero Musume no es uno de ellos.
— ¿No recibiremos ataques de villanos? Sabes que en USJ nos atacaron y básicamente nadie sabe de la posición exacta de ese lugar.
— Tranquila, la ubicación del terreno es secreta, ni los civiles o villanos nos podrán encontrar. Serán dos semanas para entrenar y pulir sus habilidades de héroes, y también para convivir con tus amigos.
— Y Bakugou y Kendo, hurra —dice con un claro sarcasmo.
— Hey, al menos las cabañas estarán separadas por género y grupo, así que no tendrás que dormir junto a ellos.
— ¿Estás segura que no habrá problema si me baño tarde? No quiero todavía qué las chicas me vea las cicatrices.
— Claro corazón. Aún necesitas tu tiempo para esta parte de ti. Y sabes que estaré para tu proceso y para cuando estés lista.
— Gracias mamá.
La pro Heroína sale de la habitación, aun tiene algunos detalles que arreglar para el campamento qué su equipo y la UA están organizando para los alumnos de primer año del curso de héroes.
Mientras, la chica va buscando algunas cosas más para meter en su maleta. Al tomar una libreta, un dibujo se resbala de las páginas.
Lo toma del piso, y lo contempla unos segundos.
Tenko no es el mejor dibujante, pero siempre va a atesorar ese mapache tan bonito y de ojos grandes que le regaló esa mañana después de la nevada.
En una habitación donde la pantalla de un computador es lo único que ilumina el lugar en una tenue luz azul, un joven adulto revisa la lista que una fuente anónima le entregó.
Más unos expedientes de los estudiantes de la clase A.
Hace a un lado todo los que corresponden al género masculino y elige a una de las chicas en especial.
Aun con los años que pasaron, el nuevo corte y el cambio de nombre, jamás podría olvidar esos ojos dorados.
— El maestro me odiará para siempre por esto. Aunque de todas formas, yo ya lo odio por convertirme en esto, así que estaremos a mano.
Mira la foto del archivo de la alumna número 21 de la clase, y sus labios resecos se curvan en una sonrisa.
— Nos veremos pronto, Eleonor.
Joder, nueva actualización después de mucho tiempo
Lamento mucho la demora, la escuela me quita mucho el tiempo.
Pronto se vienen más actualizaciones, lo prometo.
Y posiblemente nueva historia, esta vez con Tenko de protagonista de mi RD, y también sobre Ragdoll.
Ah, si. Y un pequeño fic alternativo de un shipp qué veo que les gustó a algunos: IidaMusu o Tenya x Musume. (aunque mi canon es KojiMusu o Koda x Musume)
Es todo por ahora.
Sayonara.
Woxi fuera.
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