"Por tu gran amabilidad"
Capítulo 3: Por tu gran amabilidad.
POV Midoriya Izuku
Había pasado una semana desde aquel suceso.
Día tras día, conocía a alguna persona que en realidad ya había fallecido, pero que no podía descansar en paz hasta saldar lo que tuviera pendiente con alguien.
Siempre era lo mismo. Desde que comenzó con Todoroki, le siguió lo de Asui y continuó con más personas. Cada día era diferente, pero con el mismo objetivo.
Poco a poco me estaba acostumbrando.
—Kacchan, hoy tengo que ir al cementerio a entregar un pedido —comentaba mientras me preparaba para salir—. ¿Estás seguro de que no quieres venir…?
—Ya te he dicho que no, mierda —sentenció nuevamente dándome la espalda y quedándose al lado de la ventana de mi cuarto.
Desde que Kacchan decidió quedarse a mi lado, intenté hacer de todo para que saliese de la habitación, pero nunca funcionó. Solo se quedaba ahí; y, quizás, salía cuando yo no estaba.
“Sí, debe de ser eso.”
—Nos vemos, Kacchan —me despedí con una sonrisa.
No me importaba nada más. No quería buscarle el sentido a aquello.
Aún no. Era demasiado pronto.
“Quiero estar con él.”
[...]
Hacía unos días que mi madre y yo habíamos recibido un pedido para llevar al cementerio; eran unas flores específicas que probablemente serían para algún entierro.
Como no era nada pesado, pude encargarme de aquello yo mismo, pero, al llegar, hubo algo que me llamó la atención.
La joven que había encargado las flores estaba arrodillada frente a una lápida, en la cual al lado se hallaba otra chica cabizbaja y de cabello corto.
Al principio me pareció algo extraño.
Quizás la joven que observaba a la que estaba de rodillas simplemente la estaba consolando por, probablemente, la pérdida de un ser querido, pero… no era así.
Pude comprenderlo cuando me acerqué lo suficiente.
—¿Eres la del pedido? ¿Yaoyorozu Momo? —inquirí después de haberme acercado con las flores en mano.
La chica que estaba arrodillada se giró para verme y asintió.
—Sí, muchas gracias —respondió con un tono débil y afligido—. Supongo que tú eres Midoriya Izuku —prosiguió levantándose e ignorando por completo a la otra joven que permanecía cabizbaja—. Gracias nuevamente.
“Entonces… ¿no puede verla?”
Quizás me estaba equivocando. Alomejor la otra joven solamente estaba esperando a Yaoyorozu, pero, cuando alzó su rostro, se veía bastante pálida. Todavía no decía nada y lo único que hacía era observar con dolor cómo Yaoyorozu trataba de sonreír mientras yo le entregaba las respectivas flores.
—¿Le ocurre algo? —inquirió al verme distraído y mirando hacia donde se hallaba la joven más baja.
Negué nervioso y sonreí.
Todavía no sabía qué era lo que ocurría; ni siquiera si había algún tipo de unión entre ambas chicas.
—¡Momo, tenemos que irnos! —pude escuchar a lo lejos la voz de una señora, la que supuse que era su madre.
Yaoyorozu colocó las flores encima de la tumba y juntó ambas manos con los ojos cerrados. Después, se despidió de mí y se alejó de aquel lugar.
“Sigue ahí…”
—Oye… —la voz de la chica que permanecía al lado de la lápida llamó mi atención—. Tú… ¿puedes verme? —inquirió acercándose hacia mí.
Tragué saliva y asentí.
Fuese lo que fuese lo que le hubiera sucedido a aquella joven, estaba dispuesto a ayudar en todo lo que estuviera a mi alcance.
—Entonces… ¿también puedes ayudarme? —prosiguió con cierto dolor.
Parecía estar sufriendo. Parecía nerviosa.
Era como si se sintiera culpable de algo.
—Sí —afirmé con decisión—. ¿Cuál es tu nombre…?
—Jirou... Kyouka.
[...]
No pude volver a contactar con Yaoyorozu ese mismo día, pero le prometí a Jirou que al día siguiente la buscaría para hablar al respecto; me alegraba saber que justo era la persona que me encargó un pedido y, por lo tanto, tenía su número.
Jirou, esa mañana en el cementerio, me explicó toda su situación.
Me contó que al principio no se acordaba de nada y solamente estuvo deambulando por la ciudad.
Me dijo que, poco a poco, había comenzado a dolerle la cabeza y a recordar el rostro de una persona; luego, una sonrisa; después, unas palabras; y, al final, un nombre.
Por casualidad se acercó a un escaparate de una tienda donde había varias televisiones mostrando las noticias y consiguió verlo más claro; su propia muerte.
Dijo que recordó haber evitado que Yaoyorozu fuera envenenada por un villano y que, por eso, terminó en la peor situación.
Así, optó por visitar el cementerio más cercano por la zona en la que solía vivir donde, por coincidencia, ahí estaba.
Me contó que vio a Yaoyorozu llorando. Me dijo que le dolía, pero que no quería marcharse. Se mantuvo junto a la lápida donde estaba tallado su nombre y observó, durante bastante tiempo y sin poder hacer nada, a la persona de la que se había enamorado.
—¿Qué es lo que quieres que Yaoyorozu-san sepa…? —inquirí una vez ya había llegado a mi casa.
Hasta mañana no podía hacer nada, así que supuse que lo mejor sería que Jirou permaneciera en mi habitación hasta que al día siguiente pudiera reunirme con Yaoyorozu y explicarle todo.
—Me gustaría… —comenzó para luego detenerse, aún con dudas—. Solo no quiero que se sienta culpable…
Asentí con una leve sonrisa mientras entraba ya en mi hogar y saludaba a mi madre.
“Espero que a Kacchan no le moleste…
Aunque, como él está vivo, seguro que no podrá verla.”
[...]
POV Narradora
Midoriya, después de subir a su habitación y dejar algunas cosas, saludó a Katsuki y le comentó que permanecería en la tienda para seguir atendiendo los pedidos. También, antes de entrar, le había dicho a Jirou que se sintiera como en casa y que, si quería, se mantuviera en aquel cuarto.
—¿Y eso…? —decidió comentar Kyouka una vez que Izuku ya se había ido—. Bakugou —terminó mirando de reojo a aquel sujeto, específicamente sus brazos.
[...]
POV Midoriya Izuku
El día pasó más rápido de lo que esperaba, aunque tampoco hubieron demasiados pedidos por entregar.
Cuando regresé a casa y me dirigí hacia mi habitación, por unos segundos me pareció ver algo raro en Kacchan.
“Será mi imaginación.”
También pude notar que Jirou estaba a su lado aunque él no pudiera verla.
“Tampoco es posible que estuvieran hablando.”
—Has tardado —sentenció mirándome nuevamente con el ceño fruncido y apoyándose, como era de costumbre, en la ventana de mi cuarto.
—Perdón, Kacchan —me disculpé con una sonrisa nerviosa.
“Así está bien.”
[...]
El tiempo parecía más corto cuanto más pensaba en lo que estaba por suceder.
Al día siguiente, lo primero que hice, a parte de levantarme, desayunar y alistarme, fue dirigirme hacia la tienda y localizar el número de Yaoyorozu Momo.
Al principio no contestaba, pero después de insistir bastante rato, me respondió.
Le pregunté si podía venir a la tienda en la que encargó el pedido de flores.
Le expliqué que había alguien que quería verle; decirle algo importante.
[...]
Jirou lo tenía aceptado.
Ella ya me había explicado lo que quería y solamente deseaba ver por última vez a Yaoyorozu y despedirse como era debido.
El ruido de la puerta de la tienda al ser abierta, nos dio a entender que había llegado el momento.
—Midoriya-san —saludó Yaoyorozu con una leve y fingida sonrisa—. ¿Qué era lo que necesitabas de mí?
—Hay alguien... —comencé ocultando mi rostro—, que quiere decirte lo que siente.
Me miró confundida y sin entender absolutamente nada, pero aquello era algo razonable.
—¿A qué te refieres? —inquirió mirándome cada vez más extrañada.
—Jirou-san… está aquí —opté por sentenciar de una vez.
Abrió los ojos con sorpresa al oír mis palabras. Luego, se acercó ocultando su rostro y, segundos después, dejó ver el dolor en sus ojos.
—¿Cómo es que la conoces…?
—Porque está justo aquí —expliqué con tristeza—. Tal vez es difícil de creer, pero… puedo verla. Y tiene algo que decirte.
Yaoyorozu solamente se fue acercando aún más y extendió sus manos tratando de alcanzar a Jirou.
Se detuvo al ser capaz de percibir las manos de la joven menor que no podía mantener ocultas sus lágrimas.
—Ella… —comencé tratando de ignorar la fuerte presión que estaba sintiendo en el pecho—. Ella dice que eres la persona más amable que ha podido conocer…
El rostro de Yaoyorozu y las lágrimas que no podía reprimir mostraban todo el dolor que sentía; al mismo tiempo, ambas chicas mantenían las manos unidas sin hacer nada más.
—Quizás esto pueda ser algo egoísta… —siguió Jirou bajando levemente su rostro—. Pero… ¿puedo pedirte un último favor?
—Quiere… quiere pedirte una última cosa —agregué con una leve y afligida sonrisa.
Yaoyorozu asintió sin dejar de llorar, manteniendo su mirada al frente y apretando aún más las manos de Jirou, tratando de aferrarse todo el tiempo posible.
—¿Podrías recordarme? —pidió con un tono que parecía estar a nada de quebrarse—. ¿Podrías no olvidarme?
—Quiere que la recuerdes. Que no la olvides —sentencié siendo consciente de todo el sufrimiento por el que ambas estaban pasando.
“Pero esto es lo único que puedo hacer.”
—¡Nunca te olvidaría! —exclamó dando un paso hacia adelante con desesperación.
—Y… ¿podrías tratar de ser feliz con alguien más?
—Quiere que llegues a ser feliz con otra persona —aclaré.
—No…
—Dicen que el tiempo cura el dolor… y eso es lo que espero. Quiero que Yaomomo conozca a alguien que llegue a hacer que vuelva a ser feliz. Que tengas una familia a su lado, y… que sonrías nuevamente con la amabilidad que te caracteriza —finalizó dejando salir todas las lágrimas que intentó retener, pero que terminó siendo en vano.
En pocos segundos apareció detrás de Jirou una luz blanca que le incitaba a acercarse.
Yaoyorozu atrajo a la menor hacia sí y las manos de ambas jóvenes fueron juntándose por última vez.
—Siempre… —comenzó la mayor rompiendo en llanto—. Siempre serás mi persona especial —finalizó sintiendo cómo poco a poco Jirou iba soltando sus manos y retrocediendo.
—Me alegra —aplicó la menor acercándose aún más a la luz—. Me hace feliz saberlo, Yaomomo —finalizó cerrando los ojos y sonriendo con lágrimas en su rostro.
[...]
Porque Jirou estaba agradecida. Le daba las gracias por todo lo que había hecho por ella.
Por su sinceridad.
Por las palabras de consuelo que siempre le dedicaba.
Por las sonrisas que compartían.
Por las dudas que llegaron a tener, pero que pudieron superar.
Por estar siempre a su lado.
Por su gran amabilidad.
[...]
Y para terminar, un pequeño vídeo
ShinoaFujoshi69 Tu idea del envenenamiento la aplico con el JirouMomo ya que me pareció perfecta y tengo otra cosa en mente para Bakugou ♥ xD
Casi todos dijeron JirouMomo, así que aquí está el JirouMomo :’)
Bueno, eso significa que… se viene el KiriKami.
Si tardo más de tres meses en publicarlo es porque probablemente me haya cortado las venas mientras lo escribía. O quizás haya bebido cloro, quién sabe (?)
Aclaración de que todos conocen a Bakugou porque él estudió en U.A. con ellos, pero nadie, excepto Katsuki, conocía a Izuku ya que él nunca pudo ser un héroe y todo eso. Y como en el próximo capítulo se viene el KiriKami, significa que habrán más cosillas en relación a eso
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