enfoque

Yuri estaba feliz por tener a Yurio como un nuevo amigo.

Pero siendo preso de sus propias inseguridades y miedos tenía que buscar la manera de controlarse y a su depresión.

Siempre amo explorar, siendo más joven solía hacerlo con Phichit, pero con el tiempo teniendo responsabilidades, comenzó a ser algo que solo hacía él y en muy pocas ocasiones.

Cercana la fecha del aniversario de la muerte de su padres solía alejarse y estar solo.

Todos respetaban eso, era muy joven cuando presencio todo y la culpa lo invadida.

En ocasiones era conveniente dejarlo solo, cual Phenix que muere y renace de sus propias cenizas así Yuri, soportaba su dolor, hasta un punto de quiebre, algo en él moria con cada lágrima y resurgía con nuevas esperanzas y sonrisas que llenaban de alegria a todos.

Aunque fueran diferentes eran una gran famila.

Caminaba solo algo lejos del circo, sintiendo como única compañía al viento.

Camino por una loma algo cercana al circo, aunque no demaciado, siguió subiendo encontrándose con un precipicio, no muy alto pero en definitiva peligroso.

Antes del borde se encontraba situado un árbol viejo con ramas desde los más alto hasta el suelo, una en específico simulaba un asiento, al que no se resistió a probar.

La vista era magnífica se notaban algunas casas, una plaza con niños jugando, una escuela grande, una iglesia, algunos comercios, vehículos, personas en la calle, no era una altura enorme pero distinguía muchas cosas, sobre todo el castillo del reino.

Estubo en calma unas horas antes de decidir regresar y hacer su presentación.

Como siempre nadie dijo nada de su salida.

Una vez más al estar bailando su mirada se centro en esos expresivos ojos azules que destellaban con intensidad y esa sonrisa de la cual agradecida no estar cerca en medio de una conversación o se perdería en ella sin poderlo evitar.

Era inevitable verlo y no pensar en lo apuesto que era, no estaba ciego y Victor era un hombre atractivo demaciado a su parecer.

Había notado que algunos de sus seguidores ahora adoraban a Victor ya no tanto a él.

Disfrutaba de sus amigos y de Yurio pero tambien de la soledad.

Al siguiente día regreso a ese lugar, esta vez su presentación fue temprano para así pasar más tiempo en ese lugar.

Ahora su lugar favorito para estar en calma y ver lo hermoso de la vida, algo que sin duda lo ayudaba controlar sus ataques de ansiedad, al recordar lo bello de la vida.

Ese día sin saberlo Yurio estubo buscándolo pero sin exito regreso solo a casa.

Solo, ya que Phichit al ver solo a Seung lo apreso y llevo a su camper con la excusa de que nesecitaba ayuda.

No se pudo negar.

- es la caja de arriba.

- ¿porque debo ayudarte yo?

- la que esta al fondo - indico mientras él entraba a la parte de atrás de su camper para buscar algunas otras cosas.

Seung bajo de la silla con la caja, la dejo sobre la mesa, mirando el desorden de Phichit, sus cartas, algunas piedras y esa pañuelo que momentos antes tenía sobre su cabello, lo tomo.

Olfateo su aroma, naranjos y canela, escucho como se acercaba e instintivamente escondió el pañuelo en su ropa.

- tambien necesitaré aquella - apunto otra - y sube esta - le dio otra más.

- ¿que contienen?

- algunos amuletos que nesecito, otras tienen telas y otras cortinas.

Ya no dijo más y siguió las indicaciones de Phichit hasta terminar.

- me ayudaste mucho, gracias - poniéndose de puntillas para abrazarlo desde el cuello y robarle un beso profundo - te agradezco.

- detente - después de dos besos más que fueron bien largos, lo separo y se marcho.

Nunca podría acostumbrarse a eso, esos ataques tan repentinos, esos besos tan dulces, sus labios tan suaves, su piel rozando con la suya, esas sensaciones al estar uno a lado del otro...golpeo una pared ya alejado del circo, sus pensamientos lo traicionaban, su razonamiento cambiaba, su convicción estaba cambiando.

Estaba asustado, enojado y preocupado sin saber como debería comportarse.

Se dirigió al castillo en busca de lo único que tenía que hacer, cuidar de Yurio.

Últimamente estaba dejandolo hacer lo que quería, portarse malcriado, tomando malas o quizá buenas decisiones, pero igualmente lo dejaba.

Estaba recuperando al chico rebelde que contradecía toda decisión y siempre estaba en problemas, añoraba a ese amigo.

Con el que solía pelear, con quien tantas veces jugo en el lago a arrojarse con algo de brusquedad, recogiendo cada gato callejero que encontraban y luego ser reprendidos por ello al regresar con heridas de rasguños o ligeros golpes, antes de saber que estaba mal, o que le hicieran creer eso.

Su condición de doncel, según el rey, lo hacía débil y vulnerable, nunca más se le permito salir del castillo.

Claro que cada que salian era de incógnito, siempre cuidando no ser vistos, la mayoría de las veces incitados por Victor.

Pero su cambio, eso le dolía, perdió gran parte de su amigo cuando dejo de ser rebelde y empezo a ser tan dócil, aunque estaba ahí, ya no era lo mismo pero ahora le encantaba estarlo recuperando.

Aun así su deber era cuidarlo de todo, de todos.

Pero Phichit se había alojado en su mente haciendole perder de vista su misión.

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Es  parte historia de Yurio y su cambio...

Pero no olvido el victuuri...

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