El origen del frío

El tiempo se los arrebataré, sus memorias, recuerdos preciados, todo aquello que aman lo robaré y lo destruiré en miles de pedazos, tanto así que dudarán de su existencia la verse inmersos en una vida tan miserable. Humanos idiotas, descansan todo en momentos insignificantes, en sus mentes componen su esencia, ciertamente es divertido tan moldeable, realmente quisiera tragar de una bocanada toda esa fragilidad.

❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆

-¡Yukino!--Escuché mi nombre en las lejanías del bosque, sabía que debía volver, estaba por caer la noche en su totalidad.

Apuré mi paso avanzando con agilidad entre la basta arboleda que me rodeaba, llegué a tiempo. Un anciano de mal carácter me esperaba impaciente en la entrada de una vieja cabaña.

-Maestro ya estoy aquí, solo fui por un poco de leña para resguardarnos del frío. Lo siento.

-Te veo, sabes que no puedes andar tan tarde por el bosque, los demonios abundan estos días, deberías sentir más por tu seguridad. Entremos ya, la cena esta lista.

❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆

Demonios, bestias cuyo origen se desconoce existen en nuestro mundo, se alimentan por algún motivo de carne humana y no tienen más que propósitos egoístas.

Kinöburu Fubuki, mi maestro me contó todo lo que sabía de ellos, lo peligrosos que eran, es por esta razón que me enseñó a empuñar una espada desde que tuve la fuerza suficiente para hacerlo y a usar lo que llamaba "aliento de agua" no se si habrá sido por las circunstancias en que llegué a su vida, pero a diferencia de él nunca pude desarrollarlo, mi Nichirin tomó un color azul pálido y mis posturas tomaron su lugar congelando el agua que lanzaba en cada ataque.

Honestamente fue una experiencia no muy grata para mí, yo era un caos de lágrimas al pensar que todo su tiempo en entrenarme fue en vano, pero él tenía una amplia sonrisa en su rostro, según sus palabras al parecer yo era alguien "especial".

Estaba sumida en mis pensamientos recordando todo cuando una ronca voz me trajo al presente.—Te tengo un obsequio.--Mire curiosa a mi maestro sin soltar mi taza de té, viendo como dejaba un Haori sobre la mesa tenía un color similar al de mi cabello, azul pálido con detalles en tonos violeta y dibujos de árboles invernales en los extremos ya en color negro, simplemente era bellísimo.

-Pronto será la selección final donde podrás unirte al Cuerpo de Exterminio de Demonios, esto te acompañará y te ayudará a recordar en todo momento que estas en este mundo por una noble razón.

Extendí el Haori para apreciarlo aún mejor, no podía dejar de sonreír, solo pude resumir toda mi emoción abrazando a quien ha sido mi única familia. Al soltarlo pude ver su sonrisa y al mismo tiempo su mirada de ansias porque me lo probara. Me quedaba a la perfección a mi parecer, pero su mirada se tornó disconforme.

-¿Sucede algo?

-Es tu cabello, siempre tiene una apariencia andrajosa, pareciera que no te hubiese enseñado nada. Trae dos ligas y deja que arregle ese desastre.

Lancé una mirada de molestia, pero obedecí al instante, al momento en que volví con mucha paciencia me hizo dos trenzas de raíz hasta la mitad del largo dejando suelta la parte inferior—Cuando termino soltó un suspiro bastante exagerado.—Ya está, con esto te verás aún mejor y tu pelo no correrá el peligro de desatarse en medio de una pelea.

Repase la figura de mi peinado con emoción, había olvidado cuan largo estaba mi cabello, ciertamente me gustaba como me veía.

❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆

¿Dónde estoy? No podía reconocer absolutamente nada al mi alrededor en aquella habitación, parecía una especie de templo, a lo lejos pude dilucidar la figura de mi maestro... no, no era él, era una mujer más alta que yo, por alguna razón corrí hacia ella, pero algo ralentizaba mis pasos.

-¡Madre! ¡Espera! —¿Madre? ¿Quién era esa mujer? pensé— Cuando por fin logré alcanzarla, sujeté con fuerza su ropa, a lo que ella de un manotazo se soltó de mi agarre, no podía ver sus ojos, pero por la forma de sus labios tenía una expresión de desagrado.

-Suéltame bruja, no te atrevas a tocarme ¡Llévensela!

-¿Llevarme? ¿Dónde? ¡Mamá espera!—Unas fuertes manos apretaron sin piedad alguna, mis brazos e intentaron vendar mis ojos.—Yo no dejé de gritar o luchar hasta que logré liberarme, sabía que debía correr, cuando atravesé el umbral de la puerta sentía como si múltiples agujas clavaran mis pies, estaba por perder el conocimiento; mi cuerpo estaba dejando de responder, el frio de la nieve sobre mi piel me habían quitado la sensibilidad, pero el cansancio se había hecho presente. Me dejé caer sobre la manta blanca que me precedía, pero al escuchar gritos a mis espaldas volví a luchar para levantarme, sentí un aliento en mi nuca; al voltear me encontré una figura masculina, sostenía algo en sus manos en el momento en que golpeó mi cabeza me levanté abruptamente sobre la cama.

¡AAAAA!--Solté un grito asustada, comencé a tocar mi cabeza en busca de sangre, no podía calmar mi respiración agitada, tenía el cuerpo muy helado. Mi maestro vino casi al instante al escuchar el estruendo, cuando lo vi lo abracé con fuerza no podía dejar de temblar, curiosamente el frio fue más que el amargo nudo de mi garganta.

❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆

-¡Otra vez!- Grito con fuerza el hombre de avanzada edad—Si no superas la velocidad de ese ataque serás presa fácil, debes también aumentar la altura de tu salto.

Volví a atacar la figurilla que simulaba ser un demonio concentrando mi respiración desviando la fuerza hacia mis piernas—¡HAA!.

-Hoy es un día mas que ideal para que practiques, el estar a una temperatura tan fría desafiará tus pulmones obligándote a mantener la concentración de tu respiración al cien por cien.

-Lo sé—contesté con dificultad, estaba cansada además mi sueño me distraía de par en par.—Maestro—me detuve un segundo-- ¿Es posible concentrar mi ataque por medio de las emociones?

-Que preguntas haces niña, si es por la pesadilla que tuviste podremos hablarlo a la hora del té.—Se cruzó de brazos.

-Es solo que me da curiosidad si puedo usarlo como impulso—miré mi Nichirin tō y apreté con fuerza el mango.

-Inténtalo. No seria un buen maestro si te limitase, prueba con tu sexta postura y aprisiona el muñeco.

Lo mire dudosa un momento, tenia un presentimiento respecto a mi técnica. Respiré profundamente e intenté clarificar los vagos rasgos que tenia sobre ese sueño replicando la sensación que tuve al despertar, el movimiento de mi espada se torno liviano casi como si estuviese creando una ventisca, al exhalar pequeñas escarchas de hielo se formaron en la comisura de mis labios. Con una velocidad que nunca había experimentado me fui en contra de la figura tallada en roble rojo, no solo la congele he hice que esta estallase en miles de partes si no que a consecuencia de mi ataque mis manos, piernas y torso también resultaron congelados, aun intentando mantener mis latidos cardiacos estos descendieron precipitadamente, un pitido retumbo en mis oídos haciéndome caer al instante. Había creado una nueva postura, una bastante peligrosa. Lo único que recuerdo después de eso fue a Kinoburu-san corriendo hacia mí.

-¡¿Te das cuenta del peligro que acabas de pasar cabeza hueca?!—Dijo mientras me daba un golpe en la cabeza. ¿Qué planeabas? ¿Morirte de hipotermia?—Me cubrió con otra manta.

-No lo sé, solo recordé mi sueño y ese fue el resultado—Contesté mientras me sobaba del golpe.

-Tienes prohibido volver a hacer eso.—Contesto tajante mientras me extendía un pocillo con sopa de miso.

-Pero Kinoburu-san, si la perfecciono lograría así tener al menos una octava postura.—

-¿A que costo? La próxima vez puede que pagues con tu vida, imagina no hubiese supervisado tu entrenamiento de hoy... tsk—Se rasco la cabeza—Dime que fue lo que soñaste exactamente.

Intente recordar claramente como había sucedido todo, pero solo recordé unas cuantas cosas al menos las mas importantes, de aquella mujer que pareciese ser mi madre, la nieve y a aquella figura masculina que me golpeo. Mientras narraba las cosas el rostro de mi maestro entristeció con demasía, quedo pensativo durante un leve momento.

-Tu sueño es mas que solo eso, son tus memorias y las vivencias de alguien más—Dijo serio.

Guardé silencio al no comprender sus palabras.

-Fue hace ya 14 años cuando llegaste a la montaña, te traía consigo en brazos una muchacha mal herida bastante joven, era una criada de una familia de buen pasar, tu tenías aproximadamente 4 años a diferencia de ella traías ropa fina pero ya desgastada por las circunstancias y una especie de velo sobre tus ojos. Ella milagrosamente logro llegar hasta aquí, golpeando desesperadamente mi puerta, al verla en tan fatal estado atendí sus heridas lo mejor que pude, pero su destino estaba más que sellado.

Mientras pudo me conto sobre ti, ella era quien estaba encargada de cuidarte, tu madre cuando te dio a luz pensó que no habías logrado llegar con vida por tu carente temperatura corporal, por lo que se te dio por muerta hasta que comenzaste a llorar, cosa que la partera no podía explicar, las cosas empeoraron aun mas para ti en el momento en que abriste los ojos, no eran del color de ninguno de tus padres, azules y profundos como un abismo por lo que tu padre acuso de adulterio a tu madre lo que casi le cuesta la vida por lo que decidió dejarte en el frio un día de invierno esperando que murieras cosa que el destino no permitió ya que tu padre te encontró y se dirigió contigo hasta los aposentos donde estaba tu madre, en lo que ella mintió diciendo que te había dejado ahí durante horas, por lo que ante sus ojos eras una bruja o un demonio. Decidieron que te criarían por miedo lejos de la familia a cuidados de Hiroko, más también porque querían evitar a toda costa los comentarios de la gente.

Viviste una vida tranquila durante un tiempo hasta que por alguna razón llego a oídos de los demás criados que en la familia había un demonio oculto, ante la desesperación y la ignorancia comenzó una cacería entre los integrantes cobrando la vida de tus padres y hermanos, siendo tu la siguiente. Hiroko en su intento desesperado por protegerte recibió un golpe que terminaría con su vida horas después de que llego hasta aquí, pero mientras tuvo fuerza logro derribar al sujeto que la había atacado ella contaba que ciertamente fuiste un milagro en su vida ya que no pudo tener hijos y fuiste sin duda lo mas cercano a ello, decía que solías inventar canciones mientras jugabas. Es por ello que Hiroko te llamo así Kiseki Yukino.

Las lágrimas salían de mis ojos como si hubiesen estado aprisionadas durante años sin decir ninguna palabra miré a mi maestro quien también dejo llevar sus emociones.

-Creo firmemente que debes defender tu vida porque hubo quienes la defendieron por ti, busca la nobleza que le dará el propósito y enorgullece su memoria aún más, como ya lo haz hecho.

❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆

Sus palabras retumbarán por siempre en mi memoria y mi corazón, mas aun ahora que luego de estricto entrenamiento abro paso en camino a la selección final.  

❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅❆❅

¡Hola! Si llegaste hasta este punto, muchas gracias <3. Espero que te haya gustado este capitulo y me dejes un comentario de tu opinión ya que me ayudaría mucho a mejorar como escritora.

Esto lo puse en la descripción pero lo recalcaré en cada capitulo.

Quiero aclarar que los personajes de rengoku, mitsuri y el mundo de kimetsu no yaiba es propiedad de la sensei Gotouge Koyoharu. Esta historia es solo para entretener de una fan a otros fans. Aclaro desde ya que respeto netamente la propiedad intelectual.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top