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Norman tiene un ojo morado en su carita blanca, sin embargo, aquel golpe no se lo hizo Yūgo, él solo lo ayudó a que se formara. Recordar lo que aquel almuerzo fue, es rememorar la tragedia que ha teñido su rostro, pero es necesario al menos decir que después de que Emma le pidiera sal a su "papi" y el conflicto entre Yūgo y el psicópata naciera para luchar por aquel apodo que la pelirroja a veces menciona, ahora Norman se encontraba mejor, y su carita tallada por los meritos dioses tenía arreglo.

Aunque bueno, si se desea recordar cómo pasó, basta decir que el adulto se levantó de la mesa al igual que Norman, quien salió huyendo. Es decir, solo un idiota no huiría de esa situación (y un idiota más grande sería aquel que no pudo haberla evitado, y digamos que Norman es el doble de idiota). Fue entonces que, sintiendo los pasos rápidos y pesados detrás suyo, el albino solo corrió para salvar su vida, hasta que la tragedia llegó, y por su altura, se golpeó con la maceta que yacía decorando una esquina. Es allí donde se pregunta ¿Por qué diantres había una maceta colgante allí? Es decir, es muy normal que esté en el piso o en el jardín ¿Pero colgando?

Bueno, la familia de su naranjita era rara.

Lo último que recuerda después del golpe fueron las carcajadas de Yūgo, el grito de Ray al ver que su bro estaba en el piso delirando, a Diana regañando a su esposo por reírse y a Emma, a su hermosa Emma, cacheteando su carita para que despertara.

Ah, y a Anna sonriendo linda mientras se tomaba una selfie.

Si puede sacar algo positivo de aquel golpe, es que ahora su cabecita de nieve andaba recostada en las piernas de su naranjita, quien en esos momentos estaba colocando una bolsita de hielo delicadamente en la zona mellada, mientras él libera risas que ella, solo por esa vez, no oirá insoportables.

— Te lo advertí y no obedeciste — le reprocha por enésima vez, haciendo que Norman suspire cansado.

— Fue un error inocente, jejeje, no pensé que le decías "papi" también a él, no es mi culpa del todo y lo sabes.

— Psicópata mentiroso, se supone que al menos no saldrías lastimado, mira ahora cómo tienes tu rostro... ¿Ahora que le diré a tu padre?

— No fue tan malo... Jejeje, tus piernas son tan suaves, quiero estar así por siempre — menciona, pegando su mejilla sana cerca al muslo de la pelirroja, pero ella no se dejaría ¡Claro que no! Así que aprieta el moretón que trae en su cara, causando que el psicópata chille de dolor.

— Norman, recuerda que no te golpeo porque tienes ya un golpe muy feo, pero es que sí fue muy malo ¡Te desmayaste con solo ese golpe y sangraste de la nariz después, pues me dijiste susurrando que podías ver mi brasier desde allí, Yūgo te escuchó y estaba a punto de golpearte hasta que vino Vincent para entregarle una demanda por maltrato a un Ratri! ¡¿Cuándo diantres llamaste a tu padre si no te vi con un maldito celular?!

— Bueno, eso es sencillo de explicar... — aclara él con calma, mientras Emma tan solo le mira, queriendo saber el por qué la demanda había sido ridículamente rápida (malditos riquillos) — ¿Sabes que a veces una madre tiene un mal presentimiento cuando algo malo le pasa a sus hijos?

— Claro que lo sé.

— Bueno... Pues mi papá tiene lo mismo.

Ok, malditos riquillos, no... Malditos psicópatas.

— ¡Te jodes, dile que quite la demanda contra mi padre!

— Te habrás dado cuenta que solo se quitará la demanda si te casas conmigo jejeje.

— ¡Eso es raro, me niego! — exclama, causando que el corazoncito del chico se rompa en pedazos, pero eso ya no importa, ella sería su esposa y solo se estaba haciendo la díficil, así era su naranjita y por eso la amaba (además, eso era entretenido cuando ambos estaban en la cama).

— Entonces dile a tu "papi" que se disculpe — comenta con burla, causando que Emma se levante, haciendo que la cabeza del chico choque directamente en el piso.

— ¡Tú comenzaste, tú la terminas! Mi papá no tiene nada que ver con eso.

— Ah... Es cierto, pero yo soy un Ratri, un "mimado" más para ti y tu familia... Excepto para Diana, tu mami es un amor, hasta flan me hizo para que me sienta mejor.

— Ese es el flan de Yūgo.

— Eso lo vuelve más rico.

— ¡Te me jodes, ahora le hablas a mi padre como una persona civilizada y arreglan todo!

— ¿O sino, qué? — responde el albino, sorprendiendo a la pelirroja, pues era la primera vez que el psicópata le respondía así, cosa que de verdad le gustaba más de lo normal... Pero no no no, no es hora de caer en los jueguitos del psicópata, ella siempre era la que mandaba en esa rara relación, y ahora se lo demostraría.

— O sino tus "partes nobles" serán exterminadas por mí, y jamás tendrás la oportunidad de reproducirte en tu vida — amenaza sin más, haciendo que todo el pálido cuerpo del chico tiemble con solo pensar en esa idea.

— Pe-Pero y mis...

— Así es, adiós a tus miles de naranjitas y albinitos corriendo en el jardín de nuestra futura casa, ahora largo o comienzo.

— Jejeje, me encanta cuando te pones así, molesta, te ves tan...

— Psicópata, largo.

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— Hola, señor Yūgo ¿Cómo se encuentra? — habla Anna, quien se sienta al lado del hombre que leía tranquilamente su periódico.

— Oh, niñita con cabellos dorados, hola — saluda tranquilo, sonriendo tenuemente a la chiquilla de ojos celestes, porque Yūgo admite que de todos los amigos de su antenita, esa niña rubia era su favorita. Bonita, calmada, inteligente y con una voz tan angelical... Le recuerda a su linda esposita de joven, ojalá y Anna no se case con un chico que tenga problemas...

Problemas con autoestima y un insano deseo por la gasolina, por ejemplo, un chico que no le tenga miedo a su madre por ser una bruja.

Un chico que no se llame Ray, eso sería lo mejor (aunque muy en el fondo, es su pareja culposa favorita).

— En realidad, ya soy mayor de edad, pero bueno ¿Ha visto a Ray?

Y dale ¡Allí está su pareja favorita!

— El cíclope está allí desde hace una hora — comenta con la mayor simpleza del mundo, señalando el rincón de su sala en donde el azabache yacía arrodillado, y como es lo menos raro que lo vio hacer, no se preocupa y continúa explicando — Creo que está rezando para que el espectro feo no muera por un simple golpe... Que niña.

— Es irónico que le digas "niña" a Norman por el golpe, viejo, tú estabas llorando para que Diana te perdone — habla ahora Ray, quien se levanta para encarar al adulto, el cual lo mira con el ceño fruncido y las mejillas rojas.

— ¡Eso es diferente! ¡Ella hizo flan sólo para el fantasma, y no me invitó! — grita con indignación, sintiendo la vena de su frente palpitar — ¡Y se supone que yo soy su esposo!

— Ah, cierto... Por eso vine — murmura la rubia, captando la atención de ambos — Tome mi flan, señor Yūgo, usted lo necesita más que yo.

— Ni-niñita de cabellos dorados ¿D-de verdad me lo darás? — murmura el mayor, con sus orbes hechos cristal y la voz entrecortada ante el regalo de ese angelito que tiene en frente.

Definitivamente, era su favorita.

— Claro, al fin y al cabo, yo no soy la que está lidiando con una demanda — canturrea dulce la fémina, yendo hacia Ray para acariciar sus cabellos negros, mientras éste se acurruca en su pecho.

— Cierto, y todo por la culpa de ese maldito fantasma que corrompió la inocencia de mi antena... Ojalá y Emma ya lo deje, se nota que ellos no durarán mucho — al menos, eso espera.

— Ah, cierto, me hizo recordar que debo seguir con mis plegarias — menciona Ray, quien vuelve a su rincón santísimo para citar nuevamente — Dios de los bros, tú que nos juntaste como bros a Norman y a mí, bendice el futuro de mi bro para que su futuro suegro no lo mate antes del matrimonio, y que la relación de Emma y Norman dure para siempre y tengan miles de hijos, que el NorEmma sea canon y...

— Ey ey ey, para ahí, cíclope, mi antena jamás se casaría con Norman, no seas idiota — le reclama Yūgo, harto de que absolutamente todos apoyen la relación tan rara que tienen su antenita y el fantasma ese ¿Es que estaban locos? Ni siquiera eran compatibles... Su antenita era leo y Norman un idiota, no existía ni una sola relación.

— ¡Señor Yūgo, no le diga idiota a Ray! ¿Acaso no sabe que lo ayudo con su problema de autoestima? — se queja Anna, haciendo que el adulto se diera cuenta de su error, sin embargo, antes de que pudiese articular sus disculpas, la pobre cosita triste de Ray habla.

— N-no te pre-preocupes, Annita... No me dolió, al contrario... No es como si papi Yūgo fuera importante en mi.... Mi... Mi vida — murmura el azabache, con ambos ojos aguados y manitas temblantes — ¡Sus palabras no me hacen daño! — vocifera, antes de salir corriendo de la sala en la que se encontraban, para ir a algún lugar seguro donde sacara a su amada gasolina y así, prenderse fuego.

Yūgo siente que no sólo la linda niña rubia lo matará, sino que Isabella también lo haría... Y todo por lastimar el corazón de Ray.

— ¿Ve lo que hace? Señor Yūgo, yo lo quiero mucho, usted es como ese abuelito enojadizo que nunca tuve, pero debería aprender a tratar bien a las personas — le reprocha la menor, para así salir corriendo detrás del azabache.

— Genial, ahora soy yo el que espanta a los niños.

— Jejeje, no se preocupe papi Yūgo, usted a mí no me espanta... — el adulto voltea, no era necesario verlo para saber de quién se trataba, con tan sólo oír esa voz tan insoportable, lo sabía — Si mi naranjita lo ama, pues entonces yo también

— Ya era hora de que aparecieras, espectro del mal — Yūgo en esos momentos se cuestiona ¿Por qué no trae un crucifijo? Quien sabe si funciona o no.

— Jejeje, veo que tengo nuevo sobrenombre... ¡Me encanta! Emma también me llama así entre sueños.

— Dime... ¿Cómo está esa cara tuya? ¿Te sigue doliendo?

— Oh no, ya no duele tanto... Me siento mejor. — contesta, captando la culpa del adulto en sus preguntas, quiera o no, él tenía una minúscula preocupación por él... Eso era bueno.

— Ah, con respecto a eso... y a la demanda también, obviamente, creo que debo... pues yo quiero... Fantasma, te pido... Te pido dis-discul... Ah, esto es imposible.

— ¡Solo siga, suegrito, usted puede! — Norman no podía creer lo que estaba sucediendo, si algún día Yūgo lo quería matar y lo lograse, al menos quedaría con ese recuerdo tan precioso... Solo faltaba poco.

— Dis... Discul...pa — el adulto siente que casi no respira... Que una parte de su vida se fue con esas palabras, pero todo era por esa estúpida demanda (y porque James a veces daba miedo al enojarse).

— ¿Qué? Disculpe, no escuché.

Su momento de gloria nace.

— ¡Disculpa! ¿Ok? Simplemente aún no puedo creer que mi hija te quiera como algo más que un amigo, además ¿Por qué tú? Ella tenía tantos pretendientes, y elige al más raro... No lo entiendo, carajo.

— Oh, Emma y yo no estamos en una relación en todo el uso de la palabra... Jejeje, ella en realidad, a veces parece quererme lejos y otras veces cerca, pero no dude de que yo sí la amo y siempre voy a querer lo mejor para Emma... Así como usted — sincera, haciendo que el adulto tiemble al verlo por primera vez como un ser humano... Un poquito normal.

— Vaya... Maldición, creo que siempre te juzgué mal, fantasma, en realidad tú no eres tan malo... Solo raro, nada más, y aunque a veces pareces solo una escoria en mi camino, un pobre diablo que solo quiere quitarme a mi hija, una cucaracha para mi antenita, un miserable que quiere embarazarla para que jamás lo deje, un pobre animal que...

— Señor Yūgo, ya entendí, no siga, por favor — le interrumpe Norman, algo desorientado de tanto insulto que ha liberado el adulto de sus labios con una sencillez ridícula, pero bueno, es su futuro suegro y es mejor quererlo tal y como es.

— Bueno, en fin, tú y yo solo amamos a mi hija.

— Así es, señor.

— Daríamos la vida por ella.

— Así es, señor.

— Mataríamos por ella.

— Así es, señor, casi hago un genocidio cuando no la eligieron como "la princesa de la primavera" —  ahora que Yūgo recuerda... Es cierto que había rumores de un niño que armó todo un ejército por eso... Vaya suerte, porque si no lo hacía Norman, lo hacía él.

¡¿Quién diablos no elige a su antena para ser la princesa de la primavera?!

— En fin, supongo que está bien que Emma ande con alguien... como tú.

— ¿Me da su bendición? — interroga el albino, casi casi sintiendo estar en el cielito lindo de naranjitas... Por Emma, Norman comenzaba a amar esas demandas y el instinto protector de su padre.

— Sólo si quitas la demanda.

— ¡Trato hecho! — confirma, causando algo casi imposible... Un abrazo del viejo, uno donde no lo trataba de asfixiar ni nada, definitivamente ese día de verano fue uno lleno de sorpresas.

— Nunca mencionemos este abrazo, por favor.

— Con gusto, nunca lo haré.

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¡Hola, mi amada y amado lector! 🥺💙🧡 Sí, lo sé... Han pasado 84 años desde que no actualizo, y creo que ésta era una de las historias que más esperaban... ¿Qué les puedo decir? Las clases en línea fueron horribles y me quitaban mucho tiempo, pero ahora que ya acabé, podré actualizar como antes ಥ‿ಥ

Ah... Mis vacaciones ya comenzaron, lo que significa que habrán muchas más actualizaciones... Esto es felicidad pura para mí (●♡∀♡)

🌻¡Muchas gracias por leer, los quiero-amo-atesoro demasiado!🌻