❀Verano❀

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Cuando los rayos de luz se asoman con suavidad por el cristal de la ventana... El bullicio simplemente comienza a nacer tras el albor.

Un compás de toques. Una voz llamándola. Una risa insoportable y el sonido de su puerta siendo fácilmente abierta. Todas esas acciones tenían algo en común: Norman Ratri.

Es allí cuando Emma se pregunta ¿desde cuándo exactamente Norman madrugaba? No lo sabe muy bien, pero escucharlo llamarla una y otra vez causa su pérdida de sueño.

Su sueño tan lindo de montar una jirafa... Arruinado por otra jirafa.

Levántate ya, bella durmiente. murmura Norman cerca a su rostro adormilado, y aunque el chico de cabellos platinados vea el claro ceño fruncido de su ácida naranjita, simplemente no puede temerle a algo que ama tanto.

Emma, indignada ante su cercanía inapropiada, refunfuña golpeando la mano de quien estaba acariciando su mejilla tibia ¿Qué es lo que te dije antes, maldito psicópata? interroga molesta, esa sonrisa no la engaña, Emma puede desentrañar las intenciones melosas y pícaras de Norman fácilmente.

Que no me acercara a ti, ni entrase a tu cuarto, si no fuera por algo importante.

Buen chico felicita primero, acariciando su cabellera con mesura y tratando que el rostro de Norman no se apegue tanto a su pecho (que era un pervertido y ella ahora no tenía ganas), así que antes de continuar con los mimos muy tenues, golpea la cabeza de Norman con una fuerza aceptable para su cuerpo débil — ¡¿Entonces por qué diantres entraste si sabías eso?! ¡¿No ves que estaba durmiendo?!

Tu belleza me dejó ciego, amorcito, jejeje.

Nada de "jejeje" ni excusas baratas, déjame dormir por una sola vez tranquila y sin interrumpir mis sueños.

¡Eh! Pero de pequeños me decías que yo era tu nuevo sueño ¿lo olvidaste? Jejeje, apuesto que no, pillina.

Las ganas de gritar de vergüenza son trágicas, porque tiene allí, justo en su garganta, el grito que debe tragar para no darle el gusto, aunque el recordar esos tiempos de antaño en donde Norman era un mini-pervertido, ocasiona que sus mejillas se prendan en rojo tierno.

Vamos, amorcito, levántate. ronronea cerca a su piel desnuda. Emma lo observa por un momento, analiza su sonrisita diabólica, sus ojos que recorren su cuerpo y sus manos junto a las suyas, entrelazadas. No puede evitar sentirse derrotada contra la insistencia del joven con orbes de azul inocente... ¡Pero que inocente ni que nada! Ese chico que tenía a su lado sabe muy bien lo que hace, sabe cada vez que va al baño, el shampoo y jabón que usa, los momentos en donde desea besarlo y golpearlo e incluso sabe robar muy bien su ropa interior. Prácticamente sabía también en qué momento ir a su cuarto a hacer algo más y cómo hacerlo, de tal forma que ella no pueda parar. Y es que si bien, Emma podía desentrañar las intenciones de Norman, él también sabía detalles de ella y más, pero eso no tenía nada que ver con lo que pasaba ahora mismo, pues ella luchaba por la consideración que él debía tener para con sus horas de sueño, sin embargo, Norman era una pesadilla (una la cual no quiere disipar).

Como le diría su padre, Norman (espectro) era esa cosa que te aturde y no sabes si es para bien o para mal. Digamos que te deja en un limbo de emociones.

Ok, hagamos un trato, psicópata. anuncia de mala gana, dibujando uns expresión severa en su rostro y viendo como Norman asiente feliz ante ello, con rubor insoportable — Déjame dormir una hora más y luego escucharé las barbaries que dirás ¿si? propone con tenue ánimo, picando con su dedo suavemente la nariz del joven de cabello plateado.

Norman podría sangrar nasalmente ahora mismo debido a aquel contacto... Pero si manchaba las sábanas de Emma, estaba seguro que ella lo mataría, y luego lo reviviría y volvería a matar, en fin, lo hace con amor y él sería la persona más feliz si muriera en sus manos, solo que de verdad verdad quiere tener una herencia con ella. Un jardín de pequeñas naranjitas y albinitos corriendo por toda la mansión Ratri.

Ah... El sueño de todo Norman es ese.

Nop, dormirás una hora más siempre y cuando yo pueda estar a tu lado. Prometo que lo que diré después no será una barbarie ¡es un detalle que he preparado desde hace diez años!

¿Diez años? Esa es la mitad de tu vida, psicópata.

¿Aceptas, entonces?

Acepto siempre y cuando no digas nada de "jejeje", no robar mi ropa interior y... ¡deja de tocarme la pierna, pedazo de idiota! exclama molesta, jalando de la oreja al chico de orbes cielo, quien al escuchar las condiciones, solo niega molesto.

¡Pe-pero sabes que no puedo evitarlo! ¡Eres mi debilidad, y lo sabes!

Es eso o nada, mi pequeño psicópata.

Aunque la carita de Norman dude en un inicio, y su puchero molesto la llene de ternura (no lo quiere admitir, pero lo es), el albino tan sólo deja un casto beso en los labios de la pelirroja y se cubre con sus sábanas para estar más cerca de ella.

¡Entonces acepto! Dormir al lado de Emma es una maravilla que muy pocas veces hago. declara entre balbuceos, acurrucando mejor a la nombrada en su pecho para que no se vaya de su lado. La pelirroja tan solo sonríe confiada.

Entonces cállate y duerme.

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El mañana para Ray llega con normalidad, simple y horrible sol iluminando su cara junto con leve sudor decorando su frente. Se levanta rápido entonces, con ojos cansinos y ojeras en su rostro, acercándose al espejo lentamente para analizarse. Mira su cabello y mechones cada vez más largos, acaricia sus mejillas de sutil rosa, se fascina un poco por el excéntrico color de sus ojos y sonríe con sorna al comprobarlo.

Así es... Soy todo un galán. - anuncia con orgullo, caminando con extraña alegría de su cuarto hacia la sala, después de subir su autoestima, silbando suavemente hasta que el rechinar de la puerta capta su atención, observando a Emma salir de la forma más lenta posible.

¿Pasa algo? interroga confundido, viéndola de pies a cabeza — Tu antena parece más despierta.

Cállate y no te burles, Norman está durmiendo en mi cuarto. susurra con molestia, dando paso y paso de puntas para evitar el ruido.

Que raro que le permitas eso, normalmente cada que terminan de hacerlo, lo echas a patadas.

¡Norman y yo no lo hicimos, idiota!

Emma cubre sus labios rápidamente, asustada no sólo al ver la expresión del azabache, sino también por el grito que acaba de dar. Se golpearía a ella misma por su estupidez... Y de paso por hacer mella en la confianza antes mostrada de su amigo. Gira la cabeza entonces y suspira aliviada al no ver al psicópata detrás suyo, sin embargo, el mirar a Ray con los ojitos aguados y su labio temblante la hace sentir terrible.

Oh, rayos... Lo siento, Ray, no era mi intención gritarte.

¿Por qué te disculpas? No es como si llorara por tu grito o ¡tus crueles palabras que me hirieron!

¿Entonces por qué lloras?

¡A la hora de gritar me pisaste el dedo pequeño del pie, niña tonta y tsundere!

¡No me grites que levantarás a Norman!

¡Sigues pisando mi dedito, estúpida, gritaré todo lo que yo quiera!

¡Si Norman se levanta, te golpearé!

¡¿Es que acaso no puedes ver que Norman está a tu lado ahora mismo?!

¿Qué? interroga Emma, con los ojos en grande, miedosa al voltear y ver una carita tallada por ángeles.

Los ángeles del mal, obviamente.

Jejeje ¿pensaste que no me iba a levantar ni dar cuenta que te habías ido de mi lado?

¡Por un demonio, lo que me faltaba!

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Las horas pasaron de forma extraña, y aquello no es porque la pelirroja, con autoridad, haya mandado a Ray y Norman al rincón para castigarlos, sino más bien porque ellos le hicieron caso y se quedaron una hora allí, mas ese no era el problema. Algo raro iba a pasar, ya que después del castigo que ella les impuso, no vio a ambos muchachos.

Emma tan solo sonríe con dicha.

Al fin sola murmura suavemente, con alegría adornando su carita blanca.

Emma Emma Emma, amorcito. escucha de pronto, y aquello debe ser una broma de mal gusto, porque ahora ni en su departamento podía estar tranquila ¿acaso Norman no podía dejarla descansar?

Qué.

Tengamos una cita, jejeje, ya alisté todo, hay helado, chocolate, grilletes, preserva...

Espera espera espera, yo nunca dije que saldría contigo a alguna parte. interrumpe con dudas ante la repentina aparición del albino y su canastita de dulces y perversiones.

¿Eh? ¡Sí lo hiciste! ¡Me lo dijiste cuando teníamos diez! refuta indignado.

Norman... Son diez años y una promesa que sinceramente no recuerdo, y ya sabes lo que dicen, si no me acuerdo no pas...

El chico tan solo niega y la interrumpe rápidamente, colocando su dedo sobre los labios de Emma suavemente para sonreír cariñoso — Sabía que me dirías algo así, por eso tengo a mi abogado.

¿Abogado? ¿Si quiera esto es una corte? protesta ella con puchero enojado, cruzándose de brazos.

¡Ray, adelante y con pruebas! exclama el albino con alegría, recibiendo al azabache con aplausos. Éste, por su parte, se encarga de abrir su maletín negro con distinción para sacar fotografías y un papel escrito con letra infantil.

Así es, Emma Bell, le prometiste a Norman tener una cita con él si te dejaba de perseguir a todos lados, fue claramente hace diez años con tres días y seis horas atrás ¡Ah! Y con veinte minutos, y tú siempre dices que las promesas son importantes y se deben cumplir... Y claramente, Norman cumplió con su promesa.

¡Así es! Y mira mira, aquí está escrita tu promesa con firma. canturrea el de orbes cielo con alegría, mientras la carita de Emma es una obra pintada en tragedia.

Maldición, Ray ¿desde cuándo estás de su lado? Yo soy la acosada aquí. reclama molesta, y aunque salir con Norman no es un problema, puesto que siempre lo hacen cuando el psicópata se lo pide y esta acepta de vez en vez, simplemente el teatro que ambos planearon en su contra la hace enojar ¿Por qué sus mejores amigos no pueden ser normales? ¿Por qué Norman debe ser anormal con sus sentimientos?

Emma, querida, yo siempre estoy del lado de Norman, él es mi bro. Además, ya te dije una vez que te encanta ser acosada por Norman.

¡Oh! Eso es verdad, a Emma le fascina ello. Gracias por aclararlo, Ray, te quiero tanto jejeje. anuncia Norman con emoción, acercándose al azabache para desordenar sus cabellos con cariño.

Y-yo también te quiero, No-Norman.

Sí, pero no homo ¿ok?

La pelirroja de verdad verdad no resiste más, y antes de que esos dos sigan hablando estupideces, tan sólo les da golpes certeros en sus cabecitas para que las neuronas les funcionen mejor (aunque bueno... Ella sabe que así no funciona, pero le vale).

Pues si tanto se quieren ¡salgan los dos juntos! grita molesta, haciendo a ambos chicos temblar de miedo. La carita de Norman yace perpleja y sonrosada a más no poder, viendo como Emma sale del departamento dando un portazo porque... Siempre drama queen, nunca una in-drama queen, así que era obvio que su naranjita reaccionara de tal forma, solo había un problemita ¿ahora qué haría con su canasta ya lista para un picnic? El que Emma, su dulce y linda Emma, quien le había permitido dormir a su lado, se haya ido así de simple, hizo mella en su corazoncito.

— Bueno, entonces... ¿A dónde vamos a ir, Norman?pregunta emocionado Ray.

— Se arruinó mi plan.

— Podemos comer helado.

— S-se arruinó mi plan y Emma no está.

Sisi, ya sé, pero a la chingada con la antena ¿dónde vamos a ir?

¡Se supone que me ayudarías, Ray!

— Ya, pero lo más importante aquí es a dónde me llevarás, no por nada Emma se acaba de ir y me cedió su lugar, así que me llevas a un lado y me vuelves loquito o nada. Y si te niegas... Pues mal amigo, mal bro.

— Ah... Maldición, sólo vamos.

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S

e supone que actualizaría mañana... Pero ahora estoy molesta, escribir algo relativamente divertido me sube los ánimos y hacerte reír sería un regalito más <(°^°)/


🌻¡Muchas gracias por leer, los quiero mucho mucho demasiado!🌻

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