❀Verano❀
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—E-Emma... Juro que no puedo más... Creo que voy a...— balbucea, agotado ante el sol arrasador que los vuelve a atacar, pero a diferencia de la primera vez, en esta ellos se despiden del verde prado bañado en girasoles y sus pétalos dorados para regresar a la ciudad.
Ray está feliz por ello, sin embargo, admite que no está cómodo del todo, se supone que el regreso a la estación del tren debería ser normal... O normal en lo que cabe si se trata de Emma y Norman. Pero no, allí estaban ellos dos felices y sin dignidad, dando un ridículo espectáculo. El azabache refunfuña ante la escena, y aunque esta vez llevan la ropa más ligera, el cuerpo frágil de Norman no tenía remedio.
—¡No! ¡No lo digas, por favor! Tú puedes Norman... Solo avanza.— exclama Emma, sacudiendo su cuerpo perlado en sudor y con los ojitos aguados.
—Ya no... Ya no tengo fuerzas para seguir...— a penas dice él.
—No no no, Norman, por favor... No cierres los ojos.
—Creo que... Que veo la luz.
Ray vuelve a refunfuñar ante la escena exageradamente dramática.
—¡Norman, Norman, no!
—Si... Si llego a morir, por favor, no tengas sexo con nadie más por el resto de tu vida.
Ok, Ray ya estaba harto.
—Por Dios, dejen de exagerar que sólo vamos hacia la estación del tren para volver a la ciudad.— exige molesto, asustando a Anna quien forma un puchero al ver que su selfie había sido arruinada. Como es Ray quien lo hizo, se la deja pasar.
—Le quitas el chiste a la vida, Ray, sólo queríamos jugar.— se queja la pelirroja para después reír de la buena actuación de Norman, pues ahora estaba tirado en sus piernas y con la respiración frenética.
—¿Jugar? ¿Tú con Norman? Debes admitir que aquello es raro viniendo de ti, Emma... A menos que esos juegos incluyan látigos y grilletes.— ataca el azabache, causando que la nombrada le lance una mirada molesta y acompañada de un tímido rubor.
—Espera, ¿Quién dijo que es un juego?— interrumpe Anna suavemente, captando de forma rápida la mirada de ambos -. Norman se acaba de desmayar.
Ray mira a Emma.
Emma mira a Anna.
Anna mira a Norman y coge su celular.
—Foto pa'l face.— murmura feliz de su logro.
Emma y Ray deciden ignorar esa actitud anormal para retomar el tema de Norman y sus desmayos.
—Ahora sí que no podemos llamar a Yūgo, ¿Qué diantres vamos a hacer?— habla el azabache, quien trata de levantar el cuerpo del chico de cabellos platinados para que deje de estar en el suelo.
—Tengo una idea... Pero creo que a Norman no le va a gustar.— anuncia Anna tranquilamente, acercándose al cuerpo de Norman para ver si en realidad no le pasa algo grave y al confirmar que es solo su típico desmayo contra el sol, se aleja y se acerca a Emma a quien le susurra en el oído.
La pelirroja sonríe.
—¡Oliver nos salvará!— exclama entonces, mirando a Anna quien asiente con rapidez, Oliver era el más cercano ahora y estaban seguras de que no duraría en ayudarlas.
Y menos si de Emma se trata.
—¡No!— grita entonces Ray —. A mi bro no le gustará que su rival venga, no no no. Yo lo cargo.— reclama con el ceño fruncido, tratando de tomar a Norman para cargarlo en su espalda tal como Yūgo lo hace, pero al parecer sus piernas lo traicionan. No tiene la fuerza necesaria de llevar a Norman.
Ray suelta una lágrima invisible, le ha fallado a su bro. Anna tan solo se acerca y acaricia sus cabellos negros como consuelo, regalándole una sonrisa dulce.
—Tranquilo, nada malo pasará, además, no queremos perder el tren.
—Anna tiene razón, Ray, solo debemos llamar a Oliver y ya, él lo cargará y asunto arreglado. Norman no se dará cuenta de nada, tu confía en nosotras.— anuncia Emma con entusiasmo y tratando de restarle importancia al asunto, después de todo ¿Qué de malo podría pasar? Nada, Norman lo entendería y seguiría con su vida.
O eso haría si tan solo él fuera normal, porque después de unas horas de viaje en el tren hasta llegar a su hogar, un Norman más fresco y descansado se levanta. Su desconcierto es leve ya que no esperaba estar en casa tan rápido, pero ignora aquello para girar su rostro y ver a Ray junto a Anna, quienes estaban a su lado compartiendo saliva.
Ah... Qué bonito es el amor, y hablando de amor ¿Y su naranjita? Se supone que al abrir los ojos lo primero que quiere ver es a Emma, aunque no quiere exagerar, el viaje tuvo que ser agotador para sus amigos si él se había desmayado... Solo que algo no le cuadra del todo y es el olor que puede sentir de su cuerpo. No es el aroma de Ray, mucho menos el de Emma y Anna, no, es diferente. Ahora que lo piensa mejor, como que ese aroma lo pone en alerta siempre, es el aroma de...
—¡Me lleva la pitufichingada!— exclama Norman, asustando a la pareja de tortolitos los cuales se separan rápidamente para mirar asombrado al chico que hace unos segundos parecía dormir.
—Nor-Norman, ¿Qué tal? ¿Cómo te sientes?— pregunta el azabache, tratando de no sonar nervioso ante la molesta mirada del ojiazul.
—¡Ultrajado, así me siento!
—¿De qué estás hablando?— pregunta Anna esta vez, acercándose para tomarle la temperatura la cual estaba normal, simplemente no entendía aquella reacción.
Aunque ahora que lo piensa, si se trata de Norman no hay mucho que entender, solo hay mucho que cuestionar.
—Huelo a Oliver, ¡A Oliver!— aclara entonces, haciendo que el rostro de Ray se vuelva pálido.
—¡Puedo explicarlo!— exclama rápidamente.
—No hay nada qué explicar.— anuncia Norman, levantándose de la cama para darle la espalda. Ray tiembla ante eso.
—Norman, cálmate por favor.— habla Anna al fin, quien de verdad se esfuerza en entender ambas partes, pero la discusión era ridícula. Ella no había estudiado tanto para que le den estos problemas, pero debe admitir que ya se había acostumbrado un poco.
—¡No! ¡No sé cómo pudieron traicionarme, sobre todo tú, Ray! ¡Dejaste que Oliver me cargara, que esa copia barata mía llevara mi lindo cuerpecito!
—¡No tuve elección!— refuta Ray, quien no miente.
Ante tantos gritos, Emma, quien se encontraba descansando en su habitación, asoma su cabecita rojiza con curiosidad al cuarto donde provienen los gritos, mirando a un Norman mejor después del viaje y a un Ray con el ceño fruncido y puchero triste.
—Me has fallado, bro.— es lo único que dice Norman, y es allí donde Emma se da cuenta de que la situación es sería, nunca había escuchado a Norman decirle eso a Ray, y la pelirroja jura escuchar el corazón del azabache crujir, esa es señal de que debe intervenir.
—Norman... Yo sé que su extraña relación de bro's no me incumbe, pero supongo que están discutiendo por lo de Oliver, a lo que debo decirte de que era necesario que Oliver te cargara, no es la culpa de Ray que tu cuerpo sea estúpidamente frágil.— explica Emma, y aunque en su linda cabecita eso había sonado bien, en realidad no fue lo mejor. Norman la mira y sonríe de lado, la pelirroja cree que es una mirada algo sexy.
—Já, pero bien que te gusta, infiel.— ataca el de orbes azules, haciendo que Emma ruede los ojos. Y allí iba a arruinarla otra vez.
—Dios, no de nuevo... Ya te dije que Oliver es como mi primo.
—Sí, pero fácilmente te puedes ir al norte para confirmar una relación.
—Eres un... No te diré nada ¿Ok?— murmura, alejándose de allí para contar hasta diez, no podía soportarlo... O bueno, sí lo hacía pero en esos momentos no tenía ganas.
—Sí, adelante y huye de mi amor, como siempre— exclama ofendido y con un movimiento exagerado de manos —. ¡No me busques cuando quieras calmar tu calentura!
Emma tan solo suspira.
No debe sacarle el dedo medio.
No debe sacarle el dedo medio.
No, Emma, eso no es lo que haría el Dios jirafa. El Dios jirafa es amor y paz y naranjas, has sido devota a él desde que estabas en la barriga de tu madre, no te corrompas.
—Nor-Norman... ¿Me perdonas? Si te he fallado te pido perdón de la única forma que sé, abriendo las puertas de mi corazón para cuando decidas volver, porque nunca habrá nadie que pueda...— Norman suelta una genuina risa que interrumpen las palabras de Ray, que por cierto, amén a papi Chayanne y sus canciones. Pero como iba, el chico de cabellos plateados tan solo niega y coloca su brazo alrededor de los hombros del azabache, quien sonríe de igual forma.
Eso significa reconciliación de bro's.
—Ray, tranquilo... Ahora lo entiendo todo, no es tu culpa.— aclara el de orbes azules, tranquilo.
—Al fin entiendes algo, psicópata.— habla Emma sin interés.
—¡Es la tuya!— vociferar entonces, mirándola directamente a los ojos. Y, joder ¿Por qué a Emma se le hacía tan atractivo ver a Norman así?
—¡¿Mía?! Oh, vaya, no sabía que ayudarte era algo malo.— reclama, tratando de desaparecer todos sus pensamientos con Norman y ella en una situación más íntima.
—Fue con doble intención, tanto querías ver a Oliver que lo llamaste para que me cargara.— explica molesto, haciendo que la chica de cabellos cálidos respire profundo. Tenía una idea.
—Y si fue así ¿Qué tiene de malo?— a Emma le gustaba jugar con Norman cuando podía, y eso era muy pocas veces.
—¿Estás terminando conmigo?
Una estela de silencio se forma en aquella habitación, Ray no puede creer la estupidez que acaba de decir Norman, Anna cree que la pregunta es tonta ya que, para empezar, nunca se había oficializado su tan querido NorEmma. Emma solo quiere reír.
—¿Qué es tan gracioso? Estoy cansado de esperar, necesito tu respuesta ahora ¿Quieres terminar conmigo?— exige Norman.
—Sí.— responde, lacónica.
—Ok, no era necesario que tengas una respuesta ahora, mejor tómate todo el tiempo que quieras. Es más, olvida la pregunta, te amo naranjita jejeje.
Dicho aquello, Norman toma sus sábanas blancas, se envuelve en estas y sale de la habitación que era de Ray para ir a la suya. Ray espera a que se vaya para echarse a reír. De verdad que Norman era un tonto a veces.
—Él no lo sabe ¿Verdad?— pregunta Anna aún asombrada después de la reacción de Norman y la tranquilidad que emana de Emma, el azabache asiente ante lo dicho por la rubia.
—Norman puede ser un genio, pero no se da cuenta de muchas cosas.— explica, recordando lo cómico que en realidad es la situación con Oliver.
—Emma ¿Cuándo le dirás a Norman lo de Oliver? Te ahorraría muchos dolores de cabeza.— añade Anna.
—Nah, debo admitir que es gracioso— sincera Emma, jugando con sus manos para luego dirigirse hacia la puerta —. Bueno, ya que todo se calmó, es mi deber darle amor a Norman.
—¿A que se refiere?— interroga Anna a Ray, pues ver a Emma tan animada para dirigirse a la habitación de Norman era algo... Algo raro después de toda la escena vivida.
—Harán el frutidelicioso.— anuncia Ray. Ahora Anna lo entiende todo.
—Ah.
Y así un verano iba culminando, entre interrogantes que tienen como respuesta algo no tan normal, suspiros y jadeos por parte de Emma y Norman, volumen alto en la habitación de Ray para no escucharlos y el dorado sol escondiéndose para que el frío llegue.
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¡Hola, mi amada y amado lector! Pido perdón por la demora, sé que prometí actualizar más seguido, pero últimamente no me he sentido muy bien, aunque ya todo irá mejor, así que no te preocupes, cariñito ଘ(੭ˊ꒳ˋ)੭🌼🌼
Ahora, sé que el verano duró poco pero había decidido que cada estación durara solo 5 capítulos. Tú me dirás "pero Blumi, pasaron solo como una semana o menos en la historia" y yo te diré... Es mi historia cariñito, es lo que te puedo dar porque no calculé bien y las cosas siempre me salen mal, perdona ¿Si? (´ . .̫ . ')❤️✨
🌻¡Muchas gracias por leer, los amo mucho!🌻
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