Extra 1
–HOPE–
–¡Hope Parker levántate ahora mismo! –escuché gritar a mi abuelo desde la planta baja.
Hacía dos días que habíamos regresado del viaje a Lefton y lo único que quería era dormir para recuperar la energía gastada. Pero al parecer la palabra "dormir" no entraba en el diccionario de mi abuelo. Después de bostezar y estirarme salí de la cama, antes de bajar a la planta inferior me vestí con un chándal y lo primero que vi al bajar por las escaleras era a mi abuelo leyendo el periódico.
–Ya era hora. Son las doce del mediodía, ¿Hasta qué hora pensabas dormir?
–Te dije que estaba cansada, abu. –le dije dándole un beso en la mejilla y sentándome a su lado en el sofá.
–Deja a la niña que descanse, cariño. –mi abuela me defendió mientras salía de la cocina con una taza de chocolate caliente. –Ten.
–Gracias.
Ayudé a mi abuela a limpiar lo utensilios de mi desayuno antes de volver a mi habitación para arreglarla. Al terminar pensé en llamar a Kaira para ir al centro comercial pero imaginé que estaría ocupada organizando su boda. Roxlin y Jade se quedaron en Lefton para seguir con la taberna pero seguirían en contacto con nosotros para venir a la boda. Alicia estaría en el trabajo del hotel, y Ross no sé que podría estar haciendo. Al parecer fui escuchada y recibí un mensaje suyo haciéndome sonreír.
El Vampi
¿Te apetece ir a dar un paseo?
Hope
Me encantaría.
¿A qué hora nos vemos?
El Vampi
Me acercaré a tu casa en una hora si te parece bien.
Hope
Perfecto, te esperaré aquí.
Besos.
Ross me respondió con un emoji lanzando besos y no pude evitar sonrojarme. Sabiendo que vendría comencé a prepararme, empezando por una ducha rápida y luego me vestí con ropa cómoda pero informal. La cuál constaba de un pantalón vaquero, unas zapatillas blancas y una blusa verde con pequeños detalles de flores. Dejé mi pelo suelto y algo ondulado, una vez que estuve lista sonreí y vi que aún faltaba media hora para que Ross viniera a por mí, por lo que decidí pasar ese rato con mis abuelos. Ellos al verme se sorprendieron, mi abuela me sonreía con cariño mientras mi abuelo parecía molesto.
–¿Adónde vas?
–He quedado con Ross. Vendrá a por mí dentro de media hora. –le expliqué sentándome junto a mi abuela.
–Estás hermosa, querida.
–No me gusta que andas con ese chupasangre, a saber si tiene buenas intenciones contigo. –me reprochó mi abuelo mientras me veía. –Tendré unas palabras con él.
–Abuelo, soy mayor y sé lo que hago. Además, Ross es un buen chico. Nos ha ayudado a salvar a licántropos y a vampiros por igual.
–Eso no quita para que sea un vampiro chupasangre. Cuando yo era joven...
Mi abuelo empezó a contar de nuevo todo lo que tuvo que vivir en su juventud por culpa de los vampiros, mi abuela en cambio comenzó a acariciarme la espalda mientras me dedicaba una sonrisa y veía a su marido delirar con su historia. Después de oír la historia nos dedicamos a ver la televisión hasta que llamaron a la puerta, mi abuelo ayudándose del bastón se levantó ágilmente para ir a abrir la puerta mientras mi abuela me dedicaba una mirada divertida.
Seguí a mi abuelo hasta la puerta dónde al abrir pudimos ver a Ross mirarnos con una sonrisa en su rostro. Una lástima que mi abuelo sólo le mirase de forma amenazante provocando que mi amigo comenzara a mostrarse un tanto nervioso. Ross me miró confundido pero sólo pude encogerme de hombros hasta que mi abuelo habló.
–Quiero a mi nieta a las seis de la tarde en casa. ¿Me oyes? Puedo estar viejo y algo oxidado pero una vez fui uno de los mejores luchadores del Clan. Como vea un mordisco tuyo en el cuello de mi querida nieta te aseguro que te falta país para que huyas.
–Entendido, señor Parker. –respondió Ross con una tímida sonrisa al mismo tiempo que alzaba sus manos.
–Abuelo, no me va a pasar nada. Además, no es como si fuera la primera vez que estamos a solas y... –decidí callarme al ver que mi abuelo comenzaba a mirarme de una forma amenazante. –¡Hasta luego abuelo!
Agarré la mano de Ross antes de tirar de él para irnos corriendo de allí. Por un instante sentí que mi abuelo explotaría y me encerraría en mi habitación, por suerte pude evitar una tragedia y salir invictos de allí. Sabía que a mi abuelo no le gustaban los vampiros, y seguía reacio a coexistir en paz con ellos, pero esperaba que poco a poco lo fuera aceptando.
–Tu abuelo sí que es protector. –comentó Ross una vez nos alejamos y nos detuvimos a las afueras del bosque.
–Lo es. –sonreí al recordarle. –Ellos son todo lo que tengo.
–¿Y tus padres? –no pude evitar sobresaltarme al escuchar aquello. Ross percibió mi cambio de humor y se disculpó. –Sino quieres contarme está bien. No quiero presionarte.
–Está bien. Mi padre fue cazado por los humanos, mi madre me crio sola pero acabó en depresión al tiempo, no podía superar la muerte de mi padre. Un día fue atacada por un vampiro cuando estaba cazando en el bosque, y no le importó morir, todo le daba igual realmente. –le expliqué a Ross mientras andábamos por la calle. –Desde ese día mis abuelos se hicieron cargo de mí. Cuando un licántropo pierde a su pareja puede llegar a morir de soledad. Solemos tener una pareja para toda la vida, y una vez que muere uno de los dos, el otro puede llegar a morir por la tristeza o soledad, como he dicho. Es por eso que vivimos en manada, por si alguna vez pasa algo similar, que ese licántropo no esté solo.
–Lo lamento.
–No pasa nada. Es algo que he superado con el paso de los años. –le sonreí intentando aligerar el ambiente, el cuál se había vuelto melancólico y Ross parecía pensativo. Hasta que le tomé por las mejillas haciendo que me mirase, y vi como me sonrió. –Cuando ya fui más mayor me dediqué a la fotografía, algo que desde pequeña me gustaba y sentía que era una forma de capturar recuerdos para siempre. Por lo que me dediqué profesionalmente a ello y he viajado por todo Akrampia, fotografiando lugares, personas y situaciones.
–Eres alguien increíble, Hope. Tienes mi completa admiración.
Ross me di un beso en la mejilla antes de entrelazar su mano con la mía y continuar andando como si hubiera hecho lo más normal del mundo. No pude evitar sonrojarme mientras andábamos por la calle hasta llegar al hotel que regentaban Alicia y Elnora. Miré el edificio extrañada y dirigí mi mirada a Ross, quién sonreía con timidez antes de guiarme hacia el interior.
En la entrada vimos a Alicia explicar algo a unos turistas, y una vez finalizó se giró para vernos con una gran sonrisa en el rostro. Ella nos hizo un ademán para que la siguiéramos hasta la secretaría, una vez allí se sentó en la silla frente al ordenador y nos miró.
–¿Qué tal chicos?
–Vengo a por la reserva. –le informó Ross y Alicia asintió.
–Bien. Tenéis la habitación 404-B, está en el segundo piso a la derecha. También tenéis disponible las piscinas y una sesión de masaje. –nos explicó lo que teníamos disponible con la reserva pero seguía sin entender qué pasaba. –No sé si Elnora te lo dijo. Pero Emiliko y Guss ahora trabajan en el hotel en la sección de spa.
–No lo sabía. Sé que cerraron su local pero no imaginé que trabajarían aquí. –le respondí sorprendida por la noticia.
–Elnora quería que el hotel tuviera una sección de spa, así que habló con Emiliko y le ofreció trabajar en el hotel. Algo que ella no puso queja y aceptó encantada, aunque sí que le dio algo de pena cerrar su local.
–Gracias Alicia. –le agradeció Ross recogiendo la llave que ella le entregó.
–A disfrutar chicos. Cualquier cosa estoy por aquí.
Al subir a la habitación pude ver que se trataba de una de las más lujosas del hotel al tener en el baño su propio jacuzzi. Las vistas al interior del hotel eran espectaculares, pudiendo ver las piscinas y algo del gimnasio que tenía cerca de ellas. Todo era increíble pero las dudas surgieron de nuevo, por lo que esta vez conseguí preguntarle.
–¿A qué se debe todo esto? No me malinterpretes, me encanta el detalle y te lo agradezco. Pero me gustaría saber el motivo.
–Quería tener una cita en condiciones. Sé que hemos tenido escapadas y tal, pero sentía que debía hacerlo bien. Le pregunté a Elnora y Kaira qué podía hacer y me sugirieron bastantes cosas muy buenas, pero al final me decidí por traerte aquí y pasar un día nosotros solos.
–Me encanta, gracias. –me acerqué a él para darle un beso en la mejilla, pero Ross fue más astuto y giró su cara haciendo que le diera el beso en la boca. Algo que hizo sonrojarme mientras él sonreía con diversión. –Eres un atrevido.
–Oh vamos, no es la primera vez.
–Vamos al spa, necesito un masaje de Emiliko y luego iré a la piscina.
–Te acompaño.
Pasé al baño para ponerme el bikini mientras Ross se cambiaba en la habitación, una vez estuvimos listos me vestí con una camisa ancha y larga para ir cómoda hasta el spa. De camino Ross me comentó que también probaría el masaje, ya que desde hace años que no le hacen uno y quería relajarse completamente. Una vez llegamos a la sala dónde estaban Emiliko y Guss, ellos nos recibieron emocionados y se presentaron adecuadamente a Ross. Guss guio a Ross a uno de los compartimentos para masajes mientras yo seguía a Emiliko.
–¿Qué tal todo, Hope?
–Puedo decir oficialmente que todo el drama ha acabado, y ahora sólo nos queda relajarnos. –le respondí mientras me tumbaba en la camilla y disfrutaba del masaje.
–Me alegro de oír eso. Cuando sentí la energía oscura de Baldir temí lo peor, mandé a Guss a la ciudad de al lado por si tenía que salir a pelear también. Por suerte tu amiga Elnora pudo pararle los pies.
–La verdad que sí. Elnora es muy poderosa, una pena que lo mantenga escondido, de haberlo sabido antes nos habríamos ahorrado de muchos problemas. ¿Tienes pensado regresar al bosque?
–Ya sabes que abandoné el bosque por una razón. –dijo mientras ponía en sus manos otro tipo de crema y continuó con el masaje. –Guss vive ajeno a lo que somos realmente, y pienso que lo mejor es que no lo sepa, al menos por ahora.
–Decirle que sois Elfos, ¿no? –de reojo pude ver a Emiliko asentir y suspiré relajada. –Es tu decisión...Pero tus masajes son los mejores, pasarán los siglos y siempre diré lo mismo.
–Me alegra oírlo. –Emiliko me sonrió con cariño. –Es una técnica secreta de los Elfos.
Una vez terminó nos dirigimos a la entrada donde pudimos ver a Ross hablar con Guss mientras hacía algunos estiramientos y le agradecía por el masaje. Al siguiente lugar que fuimos fueron las piscinas interiores, allí comenzamos a nadar y cuando vi la zona donde estaba el jacuzzi me senté y disfruté de las burbujas.
Cerré los ojos para disfrutar de aquel momento hasta que sentí a alguien sentarse junto a mí, y al mirar de quién se trataba vi que era Ross. Él me miró con una sonrisa mientras le veía divertida.
–¿Estás disfrutando?
–Lo estaba hasta que apareciste.
–Cuando te veo no puedo evitar molestarte.
–El sentimiento es mutuo.
Sin que se lo esperase le lancé agua antes de comenzar a bucear lejos de él, algo con lo que no noté fue que Ross me persiguiera durante unos minutos antes de que pudiera alcanzarme y me tirase hacia él cuando me cogió por el tobillo. Aún debajo del agua intenté soltarme pero él me inmovilizó los brazos y me besó, algo que me sorprendió pero no pude evitar devolverle el beso. Disfruté del momento hasta que tuve que separarme para ir a la superficie, al salir Ross me miró con diversión y con una sonrisa triunfante, sentí mis mejillas comenzar a arder pero no dije nada, algo que él buscaba.
–Parece que os lo pasáis bien. –dijo Alicia en el borde de las piscina mientras nos veía con diversión.
–¿Qué haces por aquí?
–Trabajo aquí. –respondió con burla, y Ross la miró serio, aunque en el fondo se notaba que se estaba aguantando la risa. –Es broma, vengo a echar un vistazo, en unos días viene un inspector para comprobar que todo esté en orden.
–Seguro que todo sale bien.
Alicia estuvo hablando con nosotros un rato hasta que vimos como un niño se colgaba de la barandilla que subía al segundo piso de la piscina, nuestra amiga se disculpó con nosotros y se acercó rápidamente al niño, quién le gritaba a su madre que no bajaría.
–¡Escúchame niño, o bajas o te bajo! Pero ahí no vas a estar.
–Que carácter. –dijo Ross al escuchar a Alicia gritar. –Parecía tranquila cuando la conocimos.
–Ha pasado mucho tiempo con nosotros, le hemos pegado algunas cosas.
–Ha sonado como mi madre.
Después de disfrutar del baño regresamos a la habitación, Ross se dio una ducha y luego pasé al baño para darme una ducha. Una vez salí vestida con unos vaqueros, zapatillas de deporte y una camisa negra con un estampado de líneas rojas, vi a Ross bastante arreglado sentado en la cama mientras miraba su móvil con atención.
–¿Ahora qué hacemos? –le pregunté mientras me sentaba junto a él.
–Ir a comer al Palharts y luego ir al cine, tengo entradas para tu película de superhéroes favorita.
–¡Eres el mejor! –exclamé al escuchar su propuesta. Me abalancé sobre él para darle un abrazo y un beso en la mejilla. –Gracias.
–Gracias a ti por dar una oportunidad a un tonto como yo.
–Si fueras más listo no te la daría. –le dije bromeando y solté una ruidosa carcajada cuando vi como me miró ofendido.
Abandonamos el hotel despidiéndonos de Alicia y Elnora, al parecer ella había terminado una reunión con Jennifer y ahora estaba contándole a Alicia lo que habían hablado. Al llegar al restaurante el camarero nos guio hacia nuestra mesa, y una vez tomó nota de nuestra bebida se marchó. Aprovechando que estábamos solos le pregunté a Ross una preocupación que me había surgido.
–¿Cómo vas a comer la comida humana?
–Elnora me dio algunas pastillas para tolerar la comida. He venido preparado, no te preocupes, lo tengo todo bajo control.
–Diciendo eso haces que me preocupe aún más. –le sonreí con diversión mientras él negaba con diversión y cogió la carta para ver que podía pedirse. Al verlo le imité y me decanté por pedir algo de carne.
Estuvimos en el restaurante hablando hasta que se acercó la hora del cine, quise pagar a medias la cuenta con él pero Ross se negó e insistió en invitarme a todo hoy. Al ver lo ilusionado que estaba no pude evitar aceptar pero aún así lo iba a tener en cuenta para el futuro. Al salir del local caminamos durante veinte minutos hasta llegar al cine, allí Ross pidió las entradas y entramos a la sala. La película duraba tres horas, por lo que compramos palomitas y algunas chuches para pasar la película.
Estábamos sentados en la fila once y nuestras butacas fueron la nueve y la diez, estaban bastante centradas para ver la película sin ningún tipo de problema. Poco a poco la gente fue entrando en la sala, y a los veinte minutos de estar allí, las luces se apagaron para dar inicio a los diez minutos de anuncios. Estuvimos hablando en voz baja comentando posibles películas que podríamos venir a ver hasta que anunciaron que la película comenzaría. La gente estaba bastante callada, algo que me gustó ya que normalmente siempre habían personas que molestaban, y pensé que esta vez sería así.
Y efectivamente, alguien tenía que molestar al resto de personas.
A los veinte minutos de empezar la película, un hombre que estaba sentado dos asientos más adelante no paraba de comentar la película y decía algunos de los diálogos que iban a decir, algo que molestó a la mayoría de las personas. Decidí intervenir para ver, si de esa forma conseguía callarse.
–¿Va a narrarnos toda la película? No sabía que usted era un cuentacuentos. –le grité en voz alta para que me escuchara.
La sala comenzó a reírse y el hombre dejó de hablar, seguramente estaría avergonzado de que le llamaran la atención y de que todas las personas se rieran de él. La película siguió sin ningún tipo de problema o interrupción, pensé que no habrían más inconvenientes hasta que otra persona comenzó a hablar por teléfono, y aunque estaba susurrando, en el silencio de la sala se le escuchaba perfectamente.
Nadie dijo nada esperando que fuera una llamada de unos segundos, pero la chica siguió hablando de otros temas y al final el hombre que estaba sentado a su lado no aguantó más.
–¡Cuelga de una maldita vez! –le gritó llamando la atención de toda la sala.
–¿Cuál es tu problema? Estoy hablando con mi amiga, osea.
Por como hablaba supe que se trataba de una niña de mamá y papá. Observamos como el hombre se levantó, le quitó el móvil y se lo lanzó a la otra punta de la sala, provocando que la chica gritara enfadada y se levantara también.
–¿Cuál es tu jodido problema?
–No dejas oír la película. Si quieres hablar salte de la sala.
–A mí no me mandas.
–¡Callaos los dos! –gritó una tercera persona, cansada del espectáculo que estaban montando aquellos dos.
Como si esta situación no fuera molesta, la sala se quedó a oscuras posiblemente a que se fuera la luz del edificio. Nosotros gracias a nuestra visión pudimos ver como la chica se lanzó contra el hombre para comenzar a golpearlo, él comenzó a defenderse intentando alejar a la chica pero en un mal movimiento la empujó y la chica calló por las escaleras gritando y alertando a las demás personas.
La luz regresó y todos vimos a la chica tirada en el suelo después de haberse caído por las escaleras. El hombre salió corriendo de la sala para llamar a la seguridad, la película fue detenida mientras esperábamos a que la ambulancia que habían pedido llegara para que se llevara a la chica, ella se encontraba inconsciente y seguramente con alguna herida o rotura por la caída.
–Se ha quedado interesante la película. –comenté mientras sonreía, y Ross me miró con diversión.
–La verdad que sí. Me he sentido como en una película de Agatha Christie, cuando se apagan las luces y al volver hay un cadáver.
–Que mal royo. –escuchamos a una chica comentar detrás de nosotros, y no pudimos evitar reírnos.
Después de media hora la película continuó, aunque para nuestra mala suerte la rebobinaron diez minutos y tuvimos que ver algunas escenas de nuevo. Por suerte, nadie más molestó en el resto del tiempo y al final en vez de durar tres horas, duró casi cuatro horas. Al salir del cine ya era de noche y Ross propuso regresar al hotel para cenar y descansar.
Al entrar al hotel pudimos ver a Elnora y a Alicia hablar animadamente a la vez que se despedían de algún compañero que pasaba por su lado. Nos acercamos a ellas para saludarlas y Alicia nos recibió dándonos un abrazo a cada uno mientras Elnora nos veía con una sonrisa, ella no era de dar mucho abrazos pero aún así la queríamos.
–¿Qué tal el día? –nos preguntó Elnora mirando a Ross con diversión.
–Bueno, ha estado todo genial. Salvo el cine. –explicó nuestro amigo. Ambas lo miraron confundidas y decidí explicar lo sucedido.
–Se han peleado en el cine y tuvieron que atrasar la película unos minutos, es por eso que ha tardado más de la cuenta. Pero ha merecido la pena, la escena que repitieron fue mi favorita.
–Ahora me han dado ganas de ir a verla. ¿Podemos ir un día? Si Kaira no está ocupada también podría venir.
–Se lo diré, pero seguramente se apunte nada más escuchar la palabra cine. –dijo Elnora con una sonrisa. –Descubrí hace unas noches que le encanta las películas, y seguro que el cine le encantará.
–Nosotros nos vamos ya a la habitación.
–Pero quiero ir a cenar. –le reproché a Ross y él me miró con diversión. Él me cogió de la mano y tiró de mi para ir al ascensor.
–Disfrutad. –nos dijo Elnora antes de alejarnos de ellas.
En el ascensor no dejé de mirar a Ross intentando saber qué ocultaba, podía percibir que estaba algo nervioso pero no sabía de qué se podría tratar. Ross salió rápidamente del ascensor hacia la habitación y al abrirla me invitó a pasar primero dejándome ver que el balcón de la habitación estaba decorado con velas en la barandilla de mármol, una mesa circular con un candelabro en el centro y dos platos tapados con una tapa metálica.
–¿Qué...? –le iba a preguntar a Ross qué era todo esto, pero al girarme vi que sostenía un ramo de flores en sus manos mientras me miraba con una tímida sonrisa. –¿Ross?
–¿Te gusta? Quería que fuera una sorpresa. Y antes de que digas nada, déjame hablar. –asentí y él respiró hondo y me miró fijamente. –Sé que desde que nos conocimos he sido algo idiota y que mis métodos se ligoteo no han sido los mejores, aunque a muchas chicas les ha gustado en el pasado. Pero conforme pasaba el tiempo fui dándome cuenta de que eres alguien especial y te quiero en mi vida para siempre. No sé si qué decir, tenía un discurso preparado pero al verte me quedo en blanco y sólo puedo actuar y decir cosas incoherentes como ahora mismo. Pero lo que quiero decirte es; Hope Parker, ¿quieres ser mi novia?
Durante unos minutos sentí que el tiempo se había detenido y me quedé en blanco sin saber qué decir. Había tenido algunas relaciones pero nunca me habían dicho algo como eso, sabía que tenía que responderle algo a Ross para evitar algún malentendido y reaccioné de la mejor forma que supe. Le agarré del cuello de la camisa para tirar de él hacia abajo y darle un beso que duró algunos minutos antes de separarnos y mirarle con cariño.
–Si. –le respondí mientras agarraba el ramo de rosas de sus manos, y las miraba con alegría.
–¡Enhorabuena!
Nos giramos para ver de quién se trataba y sonreíamos al ver a Elnora llevar en su espalda a Alicia mientras flotaban frente al balcón. Elnora se despidió de nosotras antes de marcharse y Alicia gritó emocionada provocando que nuestra amiga le gruñera para que se callara. No pudimos evitar sonreír con diversión antes de ir al balcón y disfrutar de la cena que nos habían preparado. Mientras cenábamos, Ross me explicó que Elnora y Alicia fueron las encargadas de organizar toda la cena mientras nosotros íbamos al cine.
Miré con una sonrisa a Ross mientras él hablaba, y no pude evitar pensar que tuve mucha suerte de haberlo conocido gracias al compromiso de mi mejor amiga.
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