Capítulo 37
Las tornas habían cambiado, y ahora era mi turno de atacar a Baldir. Tenía varias habilidades que nunca había mostrado, mi padre siempre me había dicho que no mostrara hasta dónde podía llegar, sino los enemigos conocerían todos mis trucos. Ahora mismo le estoy agradecida por habérmelo enseñado, y de hacerlo, pues ahora Baldir parecía desconcertado y sin saber qué podría hacer.
–¿Empezamos? –le pregunté a Baldir, con una sonrisa de oreja a oreja al mismo tiempo que le mostraba mis colmillos.
–Acabaré contigo. –gruñó con rabia.
Baldir se arrojó contra mi con tanta rapidez que para el ojo humano sería imposible verle, por suerte, no era humana. Le esquivé con facilidad colocándome detrás de él, aproveché la oportunidad para darle una patada en la espalda ocasionando que cayera de frente contra el suelo y se arrastrada algunos metros. Al levantarse me miró más furioso que nunca, y volvió a repetir su anterior movimiento, por lo que repetí lo mismo varias veces.
–¿Vas a ir en serio o no? Porque me estoy aburriendo. –le dije. Y eso le hizo enfadar aún más.
Salté hacia delante con la intención de atacarle. Sus movimientos ligeros a la hora de esquivar mis golpes hicieron que se me dificultara atestarle un golpe certero. Mi vista se cruzó con la mirada asesina de Baldir, quién parecía querer asesinarme con cada golpe que intentaba asestarme, todos sin éxito.
Estaba inmersa en la batalla cuando a lo lejos pude ver como todos mis familiares, conocidos y amigos se acercaron a dónde me encontraba, el deseo que pedí se había cumplido, todos eran libres del control de Baldir. Entre ellos pude ser a Ross y Hope, ambos mirándome con sorpresa y preocupación al ver en la batalla que me encontraba.
Y Kaira, al verla sentí por un momento que todo marchaba a cámara lenta, al ver cómo ella me veía con preocupación en su mirada. Aquel momento se interrumpió cuando no pude esquivar un golpe de Baldir, provocando que golpeara mi espalda contra un saliente rocoso de un terraplén.
–¡Atrás! –grité, al ver la intención de mis amigos por querer acercarse a mí. Con dificultad me levanté, sentía la espalda adolorida al haberse clavado algunas rocas que sobresalían en la tierra. Seguramente me habrían causado algunos cortes, nada que un poco de sangre no curase. –Esta batalla es mía.
–No te hagas ahora la valiente, Elnora. No te queda. –se rio Baldir con una sonrisa burlesca.
Baldir saltó hacia delante con tanta rapidez que fue imposible esquivarle. Con su mano dominante me cogió del cuello levantándome del suelo mientras que con su otra mano tenía intención de golpearme. Sentí como su agarre en mi cuello comenzó a afligir más fuerza, provocando que me costara más respirar.
–Nunca pensé que llegaría este momento, Elnora. Siempre pensé que serías mía.
–Ni lo sueñes. –mascullé con dificultad.
Intenté golpearle con una de mis piernas pero él se percató de mi intención y antes de que pudiera hacer algo, golpeó mi cabeza contra una roca antes de dejarme caer al suelo. Sentí la sangre bajar por mi cara hasta la barbilla, aturdida y mareada me volví a incorporar, bajo la mirada burlona de Baldir.
Él se abalanzó contra mí pero se detuvo en seco con una mirada llena de sorpresa, antes de gritar de dolor. No sabía qué ocurría hasta que al girarse pude ver como Alicia le había clavado en la espalda el Occidit Lamia. Él, lleno de furia empujó a Alicia hacia atrás y quiso atestarle un golpe mortal.
Pero antes de que pudiera hacer algo contra mi amiga, Troy se interpuso entre ambos causando que el ataque fuera para él, y le arañase el rostro antes de caer al suelo, debido a la fuerza del golpe. Alicia se agachó a su altura viendo como el arañazo empezó a sangrar, ella me miró con una sonrisa y le devolví el gesto.
–Te queda poco tiempo antes de que el veneno del Occidit Lamia te mate. Ríndete, tienes las de perder. –le dije a Baldir con voz solemne. Miré detenidamente todos sus movimientos, desde su expresión atónita y como su cuerpo se tensaba.
–¡Nunca! ¡Todo esto es culpa de tu estúpida humana! ¡Te mataré aunque sea lo último que haga!
Baldir se arrojó contra Troy y Alicia, él se interpuso nuevamente con la intención de proteger a mi amiga, pero no lo permitiría de nuevo. Con nueva energía me abalancé sobre Baldir agarrándole de la camisa, y volando hacia el cielo. Él comenzó a intentar zafarse pero sin éxito, no le dejaría.
Detrás de mí se podía ver la luna llena, su luz nos iluminó a ambos mientras a lo lejos podía ver las luces de la ciudad. Baldir me miraba con rabia mientras que por mi parte simplemente pensé en la forma más rápida de acabar con su vida, no iba a esperar a que el veneno hiciera efecto, tendría que ser algo más directo.
–Todo acabará más rápido. No dejaré que mueras sin sufrir antes. –le gruñí al mismo tiempo que le mostré mis colmillos.
Le sujeté con una mano mientras que con la otra, en un rápido movimiento la clavé en su pecho, eso hizo que gritara con dolor al mismo tiempo que un fino hilo de sangre comenzara a caer por su boca. Continué clavando mi mano en su pecho y sus gritos aumentaban con cada minuto. No sé como tenía energía para hacerlo, pero Baldir llevó una de sus manos en mi cara, dándome un pequeño apretón con la poca energía que tenía.
–Nunca podrás ser feliz, Elnora. –habló con dificultad. Al hablar lo único que causó fue que le saliera más sangre por la boca. Pese a eso, él me miró y sonrió con arrogancia. –Alguien de los míos vendrá...y acabará contigo y con todos los que amas.
Baldir me sonrió con la boca ensangrentada, y antes de que pudiera fallecer completamente le mordí el cuello para beber de su sangre y acelerar su muerte. No pasó mucho tiempo hasta que finalmente falleciera, una vez lo noté me separé de él y solté su cadáver, viendo como caía al suelo. Me quedé unos minutos sobrevolando el bosque hasta que sentí, por primera vez en muchos años, cómo el cansancio inundaba mi cuerpo.
Descendí hasta quedar frente a Alicia y Troy, ambos me miraban sorprendidos, seguramente por la pinta que debía tener. Me dejé caer de rodillas hasta tumbarme en el suelo, acostada podía ver como las copas de los árboles parecían infinitas y las estrellas en el cielo hacía que fuera una noche preciosa.
–¿Elnora? –me preguntó Alicia acercándose a mí, seguidamente escuché varios pasos venir hacia donde me encontraba.
–Necesito descansar.
–Será mejor que te llevemos a tu casa. Mañana podremos hablar de lo ocurrido. –dijo Ross agachándose a mi lado. Le miré y con cansancio le sonreí, él me miró con cariño y me cargó en sus brazos. –Hola colmillitos.
–Me alegra veros a todos bien... –susurré, sintiendo como el sueño me invadía y comenzara a cerrar los ojos.
El sueño me invadió, y ni me enteré de cuando me quedé dormida en los brazos de Ross. Fue una sensación extraña, de vez en cuando podía escuchar las voces de mis amigos murmurar a mi alrededor e incluso sentir como si algo me pinchara en el brazo. Luego de aquello todo era silencio.
Realmente no supe cuánto tiempo estuve durmiendo, no fue hasta que escuché las voces de mi madre y de Kaira hablar cerca de mí. Quería despertarme pero sentía mi cuerpo pesado, intenté abrir los ojos durante un rato hasta que desistí, y volví a dormirme. Al cabo de lo que me pareció una eternidad, volví a sentir la necesidad de despertarme, y esta vez lo conseguí.
Lo primero que logré ver fue la lámpara de araña que tenía en mi habitación, en la casa que tenía con Kaira. Algo que me relajó bastante. Conforme fui estando más consciente pude ver otras cosas a mi alrededor, como por ejemplo una bolsa de basura con lo que parecían ser sobres de sangre vacíos y junto a ellos habían algunas vías para conectarlas. En mi brazo derecho vi que tenía un apósito, señal de que al parecer me habían hecho una transfusión de sangre.
Poco a poco los recuerdo de lo que había sucedido fueron llegando a mi mente junto con algunas preguntas. Pero para mi suerte, mi madre entró a la habitación con una expresión triste, la cuál al verme cambió por una gran sonrisa y con paso rápido se acercó a mí para darme un abrazo.
–¡Hija! Me alegra verte despierta al fin. ¿Cómo estás? ¿Necesitas algo?
–Estoy bien. –le sonreí, intentando que aquella sonrisa sirviera para calmarla. Algo que al parecer conseguí. –¿Qué ha pasado?
–Te quedaste durmiendo en los brazos de Ross cuando él te cargó. –empezó a explicar mi madre, sentándose a los pies de la cama y mirándome con una mirada llena de cariño. –Tuvo que venir Micah para hacerte una transfusión de sangre. Cuando mordiste a Baldir para acelerar su muerte también bebiste parte del veneno del Occidit Lamia y tu sangre comenzó a coagularse. Por suerte Micah te dio una sobredosis de sangre junto a un remedio que Jade hizo, y por suerte pareció funcionar, ya que los pequeños restos de veneno desaparecieron de tu organismo.
–¿Y Kaira, mis amigos y Baldir? –le pregunté con curiosidad, al mismo tiempo acomodaba una almohada y me apoyaba en ella para estar más inclinada.
–Todos están bien. Alicia se ofreció a curar las heridas de Troy, la verdad es que nos sorprendió cuando nos contó que estaba de nuestro lado. Y respecto al cuerpo de Baldir, bueno, hemos decidido que los otros líderes se hicieran cargo junto con Wolfang en tu ausencia.
–Me parece bien. Quiero verlos a todos, y hacerles saber que estoy bien. –le sonreí a mi madre, y ella me devolvió el gesto.
–Desde luego. Todos están preocupados por ti. –mi madre se levantó de la cama, y me esperó junto a la puerta. Comencé a salir de la cama, notando que estaba vestida con un chándal que tenía. Justo en ese momento, recordé que los habitantes de esta ciudad se habían escondido debido a los planes de Baldir.
–¿Y los humanos? –le pregunté a mi madre. Ella me miró confundida y seguí hablando mientras me acercaba a ella. –Para evitar que Baldir hiciera alguna locura tuvimos que decir lo que éramos a los humanos. Ben, el padre de Alicia estuvo hablando con el alcalde para que ordenara a todos que se escondieran en sus casas.
–Ah vale, te referías a eso. Los otros líderes y algunos vampiros se encargaron de ir por toda la ciudad para eliminar cualquier recuerdo sobre nosotros. Incluido el padre de tu amiga. –asentí ante las palabras de mi madre. Me daba tristeza que Ben no recordase qué era en verdad, pero imagino que esto era lo mejor para él. –Nadie en la ciudad recuerda que las criaturas sobrenaturales existen, para ellos seguimos siendo leyendas y mitos de antaño.
–Es bueno saberlo.
Al salir de la habitación nos dirigimos hacia el salón, donde mi madre me comentó que se encontraban mis amigos. Cuando entramos al salón pude ver a Hope y Ross sentados en el sofá hablando en voz baja mientras Kaira paseaba por la habitación de un lado a otro, y al verme sonrió. Se acercó a mí para abrazarme, escondiendo su rostro en mi cuello haciéndome sonreír, y al ver a mis amigos les sonreí, sabiendo que por fin todo había acabado.
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