Capítulo 31
Cuando desperté a la mañana siguiente estaba sola en la cama, no tuve tiempo a mandarle un mensaje a Kaira cuando vi una nota encima de su almohada. En ella me avisaba de que había ido a visitar a sus padres y a su hermana, y ver cómo estaban las personas y si se estaban recuperando bien.
Bebí el sobre diario de sangre que tenía guardado en una pequeña nevera encima de la encimera de la cocina junto a la nevera. Ross me dio la idea para que la comprara y fuera almacenando ahí todos los sobres, ya que no hacía falta que los ocultara más.
En cuestión de segundos me encontraba en la puerta del hotel, Alicia corrió hacia mí cuando me vio y me dio un gran abrazo mientras reía divertida. Tuvimos que esperar unos minutos a Jim y al resto, mientras hablábamos de como lo íbamos a dirigir, al parecer Alicia había pasado parte de la noche escribiendo ideas.
–Buenos días chicas. –nos saludó Jim con una gran sonrisa. Nos estrechó la mano a cada una y entramos al hotel. –No sabéis la alegría que nos dais.
–Me alegra saber que el hotel estará en buenas manos. –nos sonrió Patrick mirándonos con una mirada afable.
–Gracias a ustedes por confiar en nosotras. –agradeció Alicia por las dos.
Llegamos a la habitación donde estuvimos la anterior vez, una vez nos sentamos Jim nos entregó los contratos que deberíamos firmar, y tras leerlo detenidamente los firmé. Aunque sabía que podía confiar en ellos, mi experiencia de más de quinientos años me decía que era mejor leerlo todo, hasta la letra pequeña. Alicia siguió mi ejemplo aunque parecía incómoda leyéndolo entero, y cuando vio que firmé ella me imitó, creo que ni terminó de leerlo.
Patrick nos dio algunos consejos que nos podrían ser útiles, algo que agradecí dado mi poca experiencia llevando una empresa. Una vez terminamos dimos una vuelta por todo el hotel para ver cómo había quedado luego del asesinato de Amelie, el caso se cerró al no encontrar a algún sospechoso y se explicó a la familia que podría haber sido algún animal del bosque. Eso no explicaba muchas cosas pero era lo único a lo que llegaron los policías que investigaron el caso.
Jim y Patrick se despidieron de nosotras, y conforme se marchaban vimos a Jennifer acercarse a nosotras con una sonrisa. Alicia le dio un abrazo amoroso haciendo reír a la mujer, por mi parte simplemente le estreché la mano con una sonrisa. Volvimos a entrar al hotel, y esta vez fuimos al despacho de Amelie, o mejor dicho, ahora nuestro despacho. Preferimos la comodidad y nos sentamos en el sofá que había.
–¿Qué nos querías comentar Jenny? –preguntó Alicia con curiosidad. Jennifer se removió algo nerviosa hasta que finalmente habló.
–Verán, es algo que no le dije a la señora Dupont. Tengo cáncer de pulmón terminal. –tanto Alicia como yo nos quedamos sorprendidas, y sin saber qué decir. –He estado tratándome estos últimos meses sin mucho éxito, por lo que no me queda mucho tiempo de vida.
–Jenny... –susurró Alicia, comenzando a llorar. Se inclinó hacia ella para abrazarla, Jennifer le devolvió el abrazo mientras sonreía con tristeza.
–¿Cuánto tiempo te queda? –pregunté, mirando preocupada a la mujer. En ese momento entendí lo que noté en ella cuando nos conocimos la primera vez.
–Me detectaron el cáncer el año pasado, pero hasta hace unos meses no comencé el tratamiento. Ya sabes, la sanidad es lo peor a veces. –Jennifer bromeó haciendonos sonreír durante unos segundos, luego continuó hablando. –Me quedarían tres años, si todo va bien. En cualquier momento esto puede empeorar.
–Si te parece bien, y a Alicia también, me gustaría proponerte algo. –hablé con seguridad ante la decisión que había tomado. Ambas me miraban con interés, y Alicia me sonrió como si supiera lo que iba a proponer. –En este tiempo que te queda, me gustaría tenerte como secretaria.
–Pero cogeré un puesto que alguien más puede necesitar. Seguro que hay otra persona que estaría encantada de estar en ese trabajo.
–¡Tengo una idea mejor! –exclamó Alicia llamando nuestra atención. Ella nos miró con una sonrisa, y se giró para ver a Jennifer. –Contrataremos a alguien, pero tú serás la encargada de enseñarle el trabajo. Y podrás ayudarla en todo lo que necesite. De esta forma una persona tendrá el puesto, y tú estarás más libre para estar con tu familia. Obviamente te pagaremos todo el mes completo aunque sólo vinieras unos días al mes.
–No sé si puedo aceptar esto. ¿Estáis seguras? –preguntó Jennifer emocionada, como si no se lo creyera.
–A mí me parece bien. Todo depende de si tú quieres. –le sonreí con cariño.
–Acepto.
Alicia redactó el contrato siguiendo una plantilla que Jim nos había mandado por correo electrónico para hacer nuestros contratos. Una vez que estuvo preparado se lo entregó a Jennifer, ella firmó sin dudar y nuevamente nos agradeció a ambas. Jennifer tenía cita en el hospital para seguir con el tratamiento, se despidió de nosotras con un abrazo y estaría pendiente para volver cuando le avisemos.
Mamá:
El Occidit Lamia está oculto de nuevo. Sólo tú y yo sabremos dónde estará.
El mensaje me tranquilizó, esto era lo mejor para todos. Ahora faltaba saber dónde estaba Troy y terminar todo, era lo que más quería en estos momentos. Salimos del hotel hablando de cuando empezar a anunciar que el hotel Maya busca nuevos empleados, obviamente el padre de Alicia seguría como jefe de seguridad.
Invité a Alicia a mi casa para comer con nosotras, fuimos paseando por el bosque hasta llegar a mi casa. Sonreí al escuchar a Alicia contar la anécdota de cómo ayer por la noche se quedó encerrada en el baño y su padre tuvo que desmontar toda la puerta, pero al complicarlo todo más en vez de arreglarlo, él tuvo que llamar a un cerrajero y Alicia estuvo encerrada en el baño dos horas.
Mi sonrisa se borró cuando vi a Baldir en la puerta de mi casa, él al verme sonrió y comenzó a acercarse a nosotras. Alicia intercaló miradas entre ambos algo confundida, le había contado algo pero no todo sobre quién era él.
–Elnora.
–¿Qué quieres Baldir? –pregunté de malas formas. Me estaba empezando a cansar de que estuviera siempre rondándome.
–Sólo quería ver a mi futura esposa, ¿no puedo? –preguntó con falsa inocencia.
–Ella ya está casada. –dijo Alicia cruzándose de brazos. Baldir la miró con asco y me molesté.
–Cállate humana, no estoy hablando contigo. –respondió, dirigiendo su mirada y su falsa sonrisa hacia mí. –Entonces, ¿Cuándo vas a romper con la licántropa?
–Nunca. Ahora será mejor que te vayas.
–Siempre haciéndote la difícil, Elnora. –suspiró y nos miró con una sonrisa maliciosa. Rápidamente me interpuse entre Alicia y él. –No quería llegar a esto, pero no me has dejado otra opción.
De los alrededores comenzaron a salir tanto vampiros como licántropos, entre ellos Paul, Pablo, Brad, Leah e incluso Wolfang. Noté que todos tenían la mirada perdida y sus ojos brillaban de un color morado brillante. Miré a Baldir, él sonreía con arrogancia y comenzó a reír. Alicia se escondió detrás de mí mientras hacía mi mejor intento de protegerla pero sin atacar a mis amigos.
Mi corazón se rompió al ver que Kaira se encontraba en el mismo estado que ellos, me quedé quieta viendo como se acercaba y sólo reaccioné cuando Alicia me cogió de la mano. Quise huir con Alicia pero dos personas se interpusieron delante nuestra, siendo Ross y Hope. Mi amigo intentó agarrar a Alicia del brazo pero le propiné una patada en el pecho haciendo que se alejara de nosotras, él una vez se levantó del suelo nos siseó mostrando sus colmillos.
–Ríndete Elnora. Todos tus amigos y conocidos están bajo mi control. –habló Baldir, con una sádica sonrisa adornando su rostro mientras se acercaba a nosotras. –Sino quieres que le pase algo a tu querida Kaira, será mejor que hagas lo que yo te diga.
Eso lo dijo mientras acariciaba la mejilla de Kaira, quién estaba bajo la hipnosis de Baldir. Vi como todos nos rodeaban a la vez que comencé a sentirme nerviosa e insegura sobre qué hacer, no podía dejar que Baldir se saliera con la suya pero tampoco podía atacar a mis amigos. También estaba Alicia, a quién debía proteger para que no saliera lastimada.
No sabía qué hacer.
Estaba a punto de ceder cuando un aullido se escuchó en la zona alarmándonos a todos. Todos fueron empujados por un gran lobo de color gris y tonos negros, el lobo se interpuso entre el resto y nosotras e hizo un ademán con la cabeza para que nos subiéramos encima de él. Dudé en hacerlo pero no tenía otra opción en este momento, ayudé a Alicia a subir y al montarme, el lobo comenzó a correr lejos de allí.
–¡Elnora!
El grito de Baldir llamándome fue lo último que escuché hasta que nos alejamos lo suficiente para que no nos siguieran. El lobo siguió corriendo hasta llegar a un desguace que había a las afueras de la ciudad, una vez allí olfateó el aire para asegurarse de que no hubiera nadie y una vez comprobó que estuvimos a salvo ambas nos bajamos de su lomo.
–Gracias. –agradeció Alicia con una pequeña sonrisa. Podía notar como ella estaba nerviosa y asustada por la situación, por lo que la abracé sin dejar de ver al lobo.
–¿Quién eres? –pregunté, viendo como el lobo nos miraba.
Obviamente, Hope y Kaira no podían ser, al igual que Wolfang o Mildred dado que ellos estaban bajo el control de Baldir. Pensé en algún otro licántropo que pudiera ser pero mi pregunta se resolvió al ver como el lobo comenzó a tomar forma humana, sorprendiéndonos a Alicia y a mí. Ambas retrocedimos con desconfianza al ver a la persona que nos había salvado.
–¡¿Troy?! –grité sorprendida, viendo como él nos miraba serio y con algunas heridas en su rostro. Su ropa estaba rasgada y sucia, señal de que algo le había ocurrido.
–Encantado de verte de nuevo, Elnora.
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