Capítulo 29
–¿Ella quién es? –preguntó con intriga mirando a Kaira.
–Es Kaira Grimmwolf. Mi esposa. –le presenté con una sonrisa forzada. Kaira le sonrió pero era más una mueca.
–Espero que sepas que Elnora no será tu esposa por más tiempo. Ella me pertenecerá. –dijo Baldir con arrogancia. –Nosotros estamos hecho el uno para el otro. ¿Verdad Elnora?
–Nunca seré tuya porque no soy un objeto para pertenecerte. –le respondí cruzándome de brazos y mirándole fijamente. –Será mejor que te vayas de la ciudad, Baldir. Al igual que mi padre, te voy a exiliar. Ya sea por las buenas o por las malas.
–Me gusta cuando te pones borde y cortante.
–Será mejor que le hagas caso y te marches. –dijo Kaira interponiéndose entre ambos. Baldir sonrió mirándola durante unos segundos antes de dirigir su atención en mí.
–Sólo iré a saludar a unos viejos conocidos y me marcharé. Hasta luego señoritas. –se despidió con una sonrisa maliciosa.
Vimos como Baldir se alejó hasta marcharse volando, cuando lo hizo no pude evitar suspirar aliviada sintiendo como mi cuerpo se relajaba lentamente. Kaira me dio un rápido abrazo y un beso en la mejilla haciéndome sonreír. Kaira quiso volver a casa pero la detuve tomándola de la mano, ella me miró confundida mientras sonreía con diversión.
–¿Vamos a casa?
–Tengo mejores planes para nosotras.
Me miró con curiosidad mientras me sonreía. Levanté a Kaira en mis brazos al estilo nupcial, ella chilló sorprendida y rodeó mi cuello con sus brazos. Con mi velocidad bordeé la ciudad hasta llegar a un acantilado donde en la parte de abajo comenzaba la playa. Cerca del borde había una mesa con un mantel con dibujos de flores y dos sillas. En medio de la mesa había un candelabro encendido, a cada lado había un plato con su respectiva cubertería.
Bajé a Kaira de mis brazos con cuidado, ella se acercaba la mesa mirando el lugar mientras aproveché para arreglarme el vestido. Vi que estaba sorprendida y sin entender qué ocurría, me acerqué a ella con una sonrisa en mi rostro.
–Quería tener otra cita contigo. Algo más privado. –le dije admirando como habían dejado la zona. –¿Te gusta?
–¿Sí me gusta? –me preguntó mirándome fijamente tras haber estado mirando el lugar. –¡Me encanta! ¡Te amo!
Kaira se lanzó hacía mí rápidamente, di gracias a mis reflejos para sujetarla por la cintura mientras que con sus piernas rodeaba mi cintura y con sus brazos mi cuello, para darme un beso. Después de aquello ambas nos sentamos en las sillas, debajo de la mesa había una cesta hecha de mimbre, la cogí y comencé a sacar la cena de ambas.
–¿Cuándo has podido hacer todo esto? –preguntó Kaira con una sonrisa. Sus ojos se iluminaron al ver que su cena era su plato favorito.
–Mientras hablábamos con Baldir, Pablo y Paul decoraron el lugar. –le expliqué, vi como se sorprendió y continué. –Lo tenía ya preparado, es por eso que Pablo se fue antes. Lo tenía todo calculado, menos lo de Baldir.
–Por cierto, ¿Quién es Baldir, y por qué dijo esas cosas?
–Baldir era un amigo de la infancia. Desde pequeños siempre habíamos sido Ross, Baldir y yo, éramos muy unidos. Con el paso del tiempo Baldir desarrolló sentimientos por mí, pero le veía como un simple amigo. –comencé a explicarle a Kaira al mismo tiempo que comía la gelatina hecha de sangre. –El comportamiento de Baldir comenzó a cambiar y empezó a acosarme, me seguía a todos lados. Es por eso que mi padre le ordenó que se alejara de mí, él no lo tomó bien e intentó asesinar a mi padre. Por lo que tuvimos que exiliarlo del territorio durante estos doscientos años, pero ahora volvió.
–¿No hay alguna forma de volverle a exiliar?
–Usando la Palabra. –Kaira me miró confundida y expliqué qué significaba. –La Palabra es una habilidad que tiene el líder de los vampiros, y que hereda normalmente el progenitor. Tengo que ordenarle a Baldir que nunca más vuelva, pero para ello lo que ordene debe ser lo que realmente quiero. Entonces aquel vampiro al que se lo ordene no se puede negar. Es como un hechizo por así decirlo.
–Increíble.
Continuamos cenando entre risas y algunas anécdotas por parte de ambas. Al terminar guie a Kaira por un sendero que había cerca hacia un mirador, le comenté que ahora tendríamos que esperar a que pasara algo especial. Kaira me miró expectante mientras que por mi parte le sonreía, sin intención de decirle nada pese a sus insistencias.
–Vamos, dime qué es.
–No. Además, todo el mundo lo sabe. –eso hizo que su curiosidad creciera. La miré y sonreí antes de mirar el cielo. –Salió en las noticias.
–Sabes muy bien que casi no veo la televisión. –se quejó pero no dije nada.
Me acerqué a Kaira para rodear con mi brazo su cintura y así atraerla a mí, ella hizo lo mismo y aprovechó para apoyar su cabeza en mi hombro mientras veía el cielo. Hoy era una buena noche para ver lo que tenía pensado, normalmente lo veía con Ross y mis padres pero este año sería la primera vez que lo vería con alguien diferente, y además mi esposa.
Varios minutos pasaron hasta que sucedió. El cielo se llenó de estrellas fugaces dejando una vista espectacular desde donde estábamos. Miré el espectáculo durante unos segundos antes de dirigir mi vista a Kaira, ella miraba emocionada y eso me hizo sonreír aún más.
–Me encanta.
–Son las Nerfteidas, pasan una vez cada mil años. –le expliqué sin dejar de ver la lluvia de estrella fugaces. –Es la primera vez que las veo con alguien que no son mis padres o Ross.
–Es la primera vez que las veo. Alguna vez las he visto pero no les tomé mucha importancia.
–Pues me alegro que tu primera vez haya sido conmigo.
–Y espero que no sólo esto.
–¡¿Qué?! –exclamé sorprendida. Miré a Kaira y ella me sonrió antes de darme un beso en la mejilla.
–Lo vamos hablando.
–¿Hablar el qué?
–Eres tan inocente Elnora. Eso me gusta de ti, pero espero que no se convierta en un problema.
No entendí a lo que se refería Kaira pero ella me sonrió y fue bastante para saber que sea lo que fuera, todo estaría bien si estoy con ella. La lluvia de estrellas duró alrededor de una hora, y al acabar volví a coger a Kaira al estilo nupcial para ir a nuestra casa para descansar. Por el camino Kaira bostezó algunas veces e incluso se acomodó en mis brazos, cuando llegamos vi que se había dormido.
Una vez llegamos a nuestra habitación acosté a Kaira en su lado, no quise cambiarla de ropa por privacidad pero sí que le quité los zapatos y la acomodé en la cama para que estuviera lo más cómoda posible. Entré al baño para cambiarme de ropa, pero antes de hacerlo decidí darme una ducha rápida para relajarme. Estuve varios minutos duchándome hasta que salí y comencé a ponerme el pijama.
Me falta sólo la camisa del pijama cuando noté que alguien me abrazaba por detrás, rodeando mi abdomen con sus manos. Me sobresalté un poco y terminé de ponerme la camisa para girarme, viendo a Kaira apoyar su cara en mi espalda mientras sus manos seguían debajo de mi camisa.
–¿Qué haces? ¿No estabas durmiendo?
–La cama se sentía fría sin ti. –murmuró contra mi espalda. Por suerte la logré oír.
–Vamos a la cama. –dije, dándome la vuelta mientras la levanté al estilo nupcial de nuevo.
Acosté de nuevo a Kaira en la cama pero antes de que pudiera alejarme me agarró del brazo tirándome hacia ella, y haciendo que me quedara encima de ella. Kaira se rio divertida mientras la miraba sonriendo. Me acosté a su lado e inmediatamente se giró hacia mí para abrazarme antes de relajarse y conciliar el sueño poco a poco hasta dormirse con una sonrisa.
Intenté conciliar el sueño pero empecé a pensar en la situación en la que nos encontrábamos. Troy seguía en paradero desaparecido desde que asesinó a mi padre, añadiendo que Baldir había regresado con intenciones que seguramente serían malintencionadas. Ahora tendríamos que estar atentos a ambos.
A la mañana siguiente unos fuertes golpes en la puerta principal nos despertaron a ambas. A regañadientes salí de la cama seguida de Kaira, ambas fuimos a la planta baja donde los golpes seguían. Kaira abrió la puerta revelando a Ross, él parecía nervioso y nos sonrió a ambas.
–Me llevo a Elnora un rato.
Eso fue lo que dijo antes de cargarme como un saco de patatas en sus hombros y salir corriendo sin dejar que ninguna de las dos pudiéramos decir algo. Ross me llevó hasta el jardín trasero de su casa y me dejó con cuidado en el suelo, le miré confundida mientras él seguía estando nervioso. Comenzó a caminar de un lado a otro mientras parecía pensar en sí decirme algo o no, no fue hasta unos minutos después que decidí preguntar.
–¿Todo bien Ross?
–Tengo una cita. –soltó sin mirarme. Tras varios minutos volvió a hablar, esta vez sí me miró. –Tienes que ayudarme.
–Espera. ¿Con quién tienes una cita?
–Con Hope. Ayer por la noche me llevó al parque y estuvimos hablando, al final quedamos en tener una cita. –me explicó con una sonrisa nerviosa, parecía emocionado por aquello. –¡Pero no sé como organizar una cita! Tienes que ayudarme.
–Me encantaría, pero ahora no podría. –le respondí observando como las personas me miraban al pasar cerca.
–¿Por qué no? Vamos Elnora, yo te ayudé con lo de Kaira.
–Si te voy a ayudar. Pero digamos que me has traído a un parque y estoy en pijama. –le comenté señalando mi ropa.
–Cierto. Perdón.
Regresamos a casa donde Kaira nos recibió con una sonrisa. Mientras iba a la nevera para sacar un vaso con gelatina de sangre que Kaira me había preparado. Cuando terminé, regresé al salón donde Kaira parecía emocionada por la noticia de la cita y comenzó a darle ideas a Ross, él comenzó a apuntarlo en las notas de su móvil para no olvidarlo.
–Estoy pensando decirle a Alicia que venga. Así os contamos la noticia. –comenté, buscando su conversación en el NaverApps. La app para hablar con quien tuviera tu número guardado. –¿Os parece bien?
–Por mí perfecto. –dijo Kaira con una sonrisa. –Avisaré también a Hope.
–Pero no estoy bien vestido.
–Va a venir a verte, no a tener una cita ahora. –me burlé de Ross haciendo que él me mirase algo molesto.
–No me molestes. Es la primera cita formal que tengo.
–Elnora no le molestes, por favor.
–Vale. –acepté cuando Kaira me habló.
–Gobernada. –susurró Ross con una sonrisa burlona. Decidí callarme, al menos por ahora.
Hope y Alicia llegaron juntas, al parecer Hope se había encontrado con Alicia de camino y decidió traerla a caballito para usar sus poderes, a petición de Alicia. Noté que Ross miraba con una sonrisa a Hope y no pude evitar sonreír, y tener la necesidad de molestarle. Quería hacerlo pero Kaira me cogió de la mano haciendo que me quedase a su lado mientras ambos se saludaban.
–Entonces, ¿Cuál es la noticia? –preguntó Hope con interés, sentándose en el sofá.
Kaira y Ross se sentaron cada uno al lado de Hope mientras nosotras nos manteníamos en el centro de la sala frente a ellos. Miré a Alicia para cederle la palabra para decirlo y me sonrió, vi como nuestros amigos se mantenían interesados. Y no me extrañaba, lo habíamos mantenido en secreto durante estos días desde que nos enteramos de la noticia.
–Amelie nos dejó el hotel como herencia a Elnora y a mí. –anunció Alicia con una sonrisa. Nuestros amigos se sorprendidos e intercalaban miradas entre las dos, esperando que dijéramos algo más.
–Es verdad. Así que no sabemos qué hacer. Queríamos hablar con vosotros para ver qué opináis.
–Pienso que debéis hacerlo. Será algo genial, y lo haréis perfecto ambas. –dijo Kaira con una sonrisa orgullosa.
–¡Habitación de hotel gratis! –exclamó Hope con emoción. Eso nos hizo reír a todos al escuchar la idea que tuvo.
Mi madre me llamó para avisarme de que los jefes de las otras comunidades del país vendría para hablar conmigo como nueva líder, y ver las nuevas ideas que tenía para los vampiros de todo el país. Cuando regresé al salón propuse irnos a la playa para relajarnos, a lo que todos aceptaron y cuando estuvimos listos nos marchamos, listos para pasar un buen día.
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