Capítulo 27
Alicia:
El abogado de la señora Dupont quiere vernos en el hotel. Ven cuanto antes.
Leí el mensaje de Alicia una vez más antes de mandarle un "De camino" junto a un emoji de una cara feliz sonriendo. Kaira se había marchado con Ross y Hope a visitar a mi madre mientras que por mi parte me estaba encargando de organizar la casa justo cuando Alicia me mandó el mensaje. No era de mirar mucho el móvil, por lo que antes de irme le escribí un mensaje a Kaira para avisarle.
Elnora:
He ido con Alicia al hotel, al parecer el abogado de Amelie quiere vernos. Cuando regrese te cuento todo. Besos.
Salí de la mansión cerrando con llave por si acaso, normalmente no lo hacía dado el respeto que tenían los vampiros hacia nuestra familia y confiaba en que no harían nada. Pero ahora con Troy suelto por ahí no me fiaba de que entrase e hiciera algo. Mi madre me comentó de ordenar que dos Vampiros de las Sombras estuvieran cerca de mi casa pero me negaba. Los Vampiros de las Sombras era un colectivo que mi abuelo creó hacía siglos, las personas que estaban en ese grupo eran los vampiros más fuertes luego de los Vatore, eran como unos guardaespaldas.
Me elevé hacia el cielo hasta estar a la altura de las nubes y volé durante un rato hasta llegar a la zona donde se encontraba el hotel. Gracias a mi aguda visión pude ver a Alicia esperándome en la puerta principal, se veía nerviosa dado que miraba con bastante frecuencia la hora en su reloj. Descendí en un callejón cercano al hotel cuando revisé que nadie estuviera mirando, y caminé con una sonrisa hacia Alicia, ella al verme se acercó para darme un abrazo.
–¿Qué ocurre?
–No lo sé. Estaba en casa con mi padre cuando recibí una llamada de Jim, el abogado de Amelie. No sabía que tenía mi teléfono, pero me explicó que ella se lo dio por si alguna vez ocurría algo.
–Entonces vamos a averiguar porqué estamos aquí.
En el hotel no había nadie sólo nosotras junto con el abogado, él nos estaba esperando en el salón junto a otros dos hombres. El hombre que estaba sentado a la derecha de Jim parecía rozar los cincuenta años, era un hombre de pelo castaño con algunas canas peinado hacia atrás, sus ojos azules nos miraban fijamente mientras caminábamos hacia ellos. El de su izquierda parecía tener la misma edad que el padre de Alicia, y de complexión también, él sin embargo nos sonrió con cariño.
–Buenos días señoritas. Soy Jim Brower, el abogado de la familia Dupont. –se presentó con una cálida sonrisa.
–Buenos días. –saludó Alicia mientras tomábamos asiento frente a ellos.
–En primer lugar, gracias por venir. En segundo, soy Ander Santana, soy el jefe del banco central de la ciudad. –se presentó el hombre a la derecha de Jim, esta vez parecía tener una mirada más amable. –Él es Patrick, el hermano de Amelie.
–No sabía que Amelie tenía un hermano. –comentó Alicia bastante sorprendida. Por mi parte simplemente le miré viendo una gran similitud entre ambos.
–Amelie no era muy familiar que digamos. –bromeó Patrick con voz sosegada. –Verán. Les hemos juntado a ambas dado que Amelie las dejó en su testamento. Si os soy sincero, a nadie de la familia Dupont le importa lo que pase con el hotel. Es por eso que ahí entráis vosotras.
–No entiendo a lo que se refiere. –dije algo confundida mirando a Alicia, quién estaba igual de confundida.
–Según el testamento. Amelie dejó la totalidad del hotel a Elnora Vatore, y de subdirectora a Alicia Stone. –leyó Jim en el documento que sacó de un portafolios, y nos miró con una sonrisa.
–Si aceptáis, tanto Patrick como yo firmaremos como testigos de que todo está correcto. Tanto por parte de su familia como la del banco.
–Esto es mucho para procesar. No puedo dirigir un hotel, no tengo idea de como se hace. –me negué mirando a los hombres y a Alicia, pidiéndole ayuda en esto.
–Yo estoy, o bueno estaba en prácticas. Aún no tengo el título de Gestión de Empresas.
–No os agobiéis, por favor. No hace falta que nos deis una respuesta ahora. –nos dijo Jim con una suave sonrisa para tranquilizarnos. –Podéis pensarlo y avisarme cuando lo tengáis decidido. Os puedo dar una semana de plazo como máximo.
–Muchas gracias. –le agradecí con una sonrisa al igual que Alicia.
Intercambiamos nuestros números para mantenernos en contacto. Después de aquella reunión fuimos a una cafetería que había cerca del hotel para que Alicia tomara algo, dado que siempre que se ponía nerviosa le daba por comer. Luego se quejaba de que había subido de peso pero ella era feliz comiendo, por lo que le daba igual si subía de peso.
–Si comes tanto después no vas a comer. –le dije al ver como miraba con deseo tres donuts de chocolate junto a un zumo.
–Un día es un día, El. No pasa nada.
–¿Qué piensas de lo que nos han propuesto? –le pregunté recostándome en la silla y cruzándome de brazos, mirándola con una sonrisa.
–Si la señora Dupont nos ha dejado a cargo es porque confía en nosotras y en nuestra capacidad. Aún así me preocupa ver que no estoy preparada. –explicó Alicia después de comerse uno de los donut y limpiarse la boca con la servilleta. –Tú por otro lado, creo que estarías bien.
–Sé que he vivido mucho tiempo, pero hay cosas que no sé. No soy perfecta.
–Por suerte nos han dado una semana para pensarlo. Tal vez hablarlo con el resto resuelva nuestras dudas.
Estuvimos durante un rato más en aquella cafetería, un hombre alto vestido con una gabardina entró en el lugar y al verme se acercó a nosotras con una bolsa. Sin decir nada me la entregó antes de salir de nuevo de aquel lugar dejando a Alicia confundida por lo que había visto.
–Son los nuevos sobres de sangre, se me habían gastado. –le expliqué en un susurro.
Me despedí de Alicia prometiendo que hablaríamos pronto con el resto para tomar nuestra decisión. Una vez entré al bosque usé mi velocidad sobrehumana para llegar en cuestión de minutos donde vivía mi madre, me dispuse a caminar al interior de la mansión pero una voz hizo que me parase en seco al reconocer de quién se trataba.
–¡Elnora! Cuánto tiempo, ¿no?
Era Baldir. Vi que no había cambiado nada en estos doscientos años exiliado, seguía teniendo su pelo negro peinado hacia atrás, una fina barba y sus ojos color miel me miraban fijamente. No iba a negar que él era un chico algo y fornido, pero no era en absoluto mi tipo. Le miré detenidamente viendo como se acercaba a mí con una sonrisa.
–¿Qué haces aquí, Baldir? –le pregunté directamente.
–Escuché sobre la muerte de tu padre a manos de un licántropo. Y he venido a dar mi pésame. –respondió con una sonrisa alzando sus manos en señal de inocencia. –¿No puedo?
–Mi padre te exilió por una razón.
–Y por esa misma razón ya no estoy exiliado. Él me echó hasta el día en que falleciera, así que ahora que está muerto puedo volver. ¿O me vas a negar que vuelva a casa?
–Mi padre te echó por una razón, y estoy de acuerdo con él. Por lo que yo también te exilio. –vi como su sonrisa se hizo más grande.
–Eres igual a él, pero no en todo. Sé que no me lo vas a negar.
–¿Por qué lo dices?
–Eres alguien que siempre da segundas oportunidades. No me puedes echar sin saber si he cambiado en estos doscientos años. –me dijo aún con su sonrisa. Noté que miró detrás de mí e hizo un ademán para irse. –Ya lo hablaremos, Elnora. Ahora parece que estás ocupada.
Baldir en un abrir y cerrar de ojos se marchó dejándome sola. Al girarme vi que se trataba de mi familia, ellos me miraban confundidos y expectantes. Sonreí aliviada al ver a mi madre más estable y me acerqué a ellos para darles un abrazo a cada uno. Y a Kaira por supuesto, un pequeño beso haciendo que Hope chillara emocionada y le sacara la lengua en respuesta haciéndola reír.
–¿Cómo estás? –le pregunté una vez entramos en la casa y nos sentamos en los sillones del salón.
–Algo mejor, el dolor seguirá ahí durante un tiempo pero es algo con lo que aprenderé a vivir. No te preocupes. –mi madre me sonrió mientras acariciaba una de mis manos. –Pronto será tu Revelación frente a los demás.
–¿Revelación? –preguntó Kaira con curiosidad. El resto nos miraba interesados excepto Ross, quién me sonreía divertido.
–Cuando el antiguo líder se retira, el siguiente al mando según la línea de sucesión suelen ser los hijos. Estos deben presentarse frente al resto de vampiros y demostrar que son dignos de su lealtad. –explicó Ross al resto de forma resumida.
–Así es. –afirmé cruzándome de brazos.
–¿Cuándo será?
–Hoy a media noche. –dijo mi madre al resto.
Estuvimos con mi madre hablando e incluso contó anécdotas de cuando era más joven, haciendo que me sonrojase por algunas y que Kaira prestara mucha atención sobre lo que contaba. Luego, Hope y yo decidimos hacer un combate de práctica entre ambas, siendo Ross el juez para que todo fuera más profesional mientras mi madre y Kaira nos animaban.
La pelea estuvo bastante reñida, Hope era muy buena peleando cuerpo a cuerpo además de que sabía diversas técnicas de lucha que aprendió en sus viajes. Pero por suerte, al final le terminé ganando. Hope me prometió que me enseñaría algunas de sus técnicas para no depender siempre de nuestro poder sobrenatural.
–Creo que has calentado a cierta persona. –me susurró Hope antes de regresar con el resto.
Vi a Kaira mirarme mientras se mordía el labio y no pude evitar reírme al entender a lo que se refería. Observé como Hope cogía la manguera que tenía mi madre para regar el jardín y empapó a Kaira haciendo que chillara mientras se alejaba de ella. Luego miró a Hope con molestia mientras le reclamaba lo que había hecho.
–Es que casi provocas un incendio. Calenturienta. –se burló Hope con una sonrisa inocente.
–No sé de qué me hablas.
–Ya, claro.
Kaira se acercó a mí mascullando palabras que no entendí, ella me abrazó rodeando con sus brazos mi cintura y escondiendo su rostro en mi cuello, sintiendo como sonreía. Spike salió de entre unos arbustos con una rama en su boca, caminó hacia Hope dejando la rama en el suelo y la miró como si pidiera que la lanzara. Algo que mi amiga hizo sin mucho esfuerzo y Spike salió corriendo ocultándose entre los arbustos.
–Alicia y yo tenemos una noticia que daros. –les avisé al acordarme de lo que hablé con ella. Todos me miraron interesados, incluso Kaira separó su cara para mirarme. –Pero será mañana.
–No es justo. Nos emocionas y nos dejas en vilo. –contestó Ross viéndome con una sonrisa.
–¡Eso! Nos has dado un caramelo y sólo era la envoltura. –se quejó Hope señalándome acusadoramente.
–Prefiero que esté ella conmigo para anunciarlo, ya que es algo que nos afecta a ambas.
–¿Es algo malo? –preguntó Kaira con preocupación. La miré sonriendo y le di un beso en la nariz.
–Nada malo. Diría que al contrario.
Kaira sonrió aliviada para volver a esconder su rostro en mi cuello, sintiendo esta vez como me daba pequeños mordiscos haciéndome sonreír. Nos quedamos a comer con mi madre, más bien Kaira y Hope comieron la comida que preparé junto a mi madre para ellas. Mientras ellas comían, mi madre, Ross y yo estuvimos hablando sobre dónde se celebraría la Revelación de esta noche. Acordando al final que se haría en la casa de mi madre, ya que era la casa principal del territorio.
Cuando íbamos a irnos, Kaira enredó sus piernas en mi cintura y rodeó con sus brazos mi cuello apoyando su cabeza en mi hombro haciendo que sonriera. Spike ladró contento mientras Hope le susurraba cosas a Ross, él se rio mientras mi madre nos miraba con cariño. Me despedí de mis amigos y comencé a caminar con Kaira encima de mí.
–¿No preferirías andar?
–No. Quiero estar así contigo.
–Esta bien. –acepté resignándome al ver que no haría que cambiase de opinión. –Vamos Spìke.
Spike ladró comenzando a seguirme cuando corrí hacia nuestra casa, me sorprendió que pudiera casi seguirme el ritmo pero debía recordar que era un animal sobrenatural, por lo que tendría habilidades al igual que nosotros. Tuve cuidado a la hora de tomar atajos para evitar que Kaira se hiciera algún tipo de daño o estuviera incómoda, aunque durante todo el camino no dijo nada, simplemente se dedicó a darme pequeños besos en el cuello.
Ahora la que iba a provocar un incendio podría ser yo.
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