Capítulo 10

"Hay escasez de sangre y mis compañeros vampiros cada vez enloquecen más, otros intentan resistirse pero la mayoría perece ante la falta de sangre. Hoy Pam nos ha dejado tras una gran resistencia al no tomar nada de sangre. Sólo tenía 40 años, aún era una pequeña niña llena de vida y de ilusión por la vida.

La lucha con los licántropos sigue creciendo aún más, nos están acorralando pero por suerte aún somos bastantes vampiros para luchar contra ellos. Debemos vivir para proteger a nuestras familiar, y un puñado de perros no van a conseguir su objetivo.

A parte de los licántropos también tenemos nuestra lucha con los humanos, los cuáles parecen estar aprendiendo a construir herramientas capaz de matarnos, por lo que debemos tener cuidado cuando salgamos a por sangre.

No sé lo que me deparará mañana, pero sé que no voy a rendirme ante nadie. Conseguiré construir un lugar para nosotros."

Terminé de leer la primera entrada en voz alta, miré a Kaira quién parecía pensativa en todo momento desde que comencé a leer la entrada del diario de mi abuelo. Cerré el diario dejándolo en una mesa cercana para luego mirar a Kaira. Al estar concentrada en sus pensamientos me dio una idea haciéndome sonreír.

Comencé a levitar lentamente quedando encima de ella para luego ponerme frente a ella boca abajo, Kaira se sobresaltó para lanzarme un cojín el cuál esquivé hábilmente. No pude evitar reírme por su reacción, ella tomó venganza cogiéndome la cabeza acercándome a ella y dándome un beso en la nariz haciendo que dejara de reírme y la miré seria.

–Eso es trampa.

–Ya claro. Bueno perdedora, hazme la cena. –dijo tocándome la nariz con su dedo índice y levantándose del sofá, haciendo que flotara a su alrededor. –Voy a ducharme mientras.

Exhalé mientras caminaba hacia la cocina esperando que me saliera igual de bueno que cuando Mildred me ayudó. Saqué la pequeña libreta de un cajón donde la guardaba, busqué la receta y una vez la encontré comencé a prepararle la cena a Kaira.

Comencé a pararle lentamente y siguiendo los pasos apuntados, los cuáles releí varias veces para evitar equivocarme. Estaba haciendo la salsa cuando escuché pasos detrás de mí, al girarme vi a Kaira con el pijama puesto y sonriéndome.

–¿Cómo lo llevas, esclava? –me preguntó en broma acercándose a mí para ver lo que hacía.

–¿Qué tal si dejas de llamarme esclava, y en su lugar me ayudas? –le pregunté poniendo la salsa en un lado del plato, vaciando el bowl.

–Tú eres la que ha perdido. –me dijo Kaira con una sonrisa.

–Ya veo. –sonreí manchando mi dedo de salsa y restregándoselo por la cara.

–¡Oye me acabo de duchar! –me reclamó restregándose la cara con la mano para quitarse la salsa.

–Te lo mereces. –reí divertida viendo cómo aún tenía salsa de queso en la mejilla.

–Me las pagarás.

–No seas quejica.

Tuve una idea la cuál me hizo sonreír, algo que hizo que Kaira me mirase fijamente y alzando una ceja a la vez que se cruzaba de brazos. Me acerqué a ella escuchando como su corazón comenzó a latir con más fuerza, le di un beso en la mejilla justo donde se había manchado al mismo tiempo le lamí con mi lengua la salsa, rozando mis colmillos en su mejilla al terminar. Al separarme de ella la vi que me miraba en shock con las mejillas con un leve tono rojizo y sin poder reaccionar, algo que hizo que sonriera orgullosa.

–Ahí tienes tu cena, su alteza. –le dije mientras le señalaba el plato pero Kaira sólo me miraba a mí. –Voy a tumbarme en la cama. Nos vemos.

Me tumbé en la cama mirando el techo y pensando en como mi vida habia cambiado desde hacía tres semanas. Estábamos a final de mes y me hizo pensar en que dentro de poco sería la boda, algo que me hizo pensar y replantearme varias cosas. Sobre todo mi relación actual con Kaira, ¿éramos amigas? ¿Algo más? En el fondo de mi mente quería que fuera ese "algo más", y tan sólo pensarlo hizo que mi corazón latiese más fuerte, confirmando algo que había estado pensando durante hacía algunos días.

Al final no sé cuando pasó pero me dormí profundamente, solamente despertándome cuando escuché un mensaje de mi móvil. Aún con los ojos cerrados lo busqué a tientas hasta que lo encontré, y cuando lo desbloqueé vi que tenía varios mensajes, por lo que comencé a leer y a responder los que eran más importantes.

Kaira:

Fui con Hope a visitar a sus padres. Te dejé algo de comer en la encimera, espero que lo disfrutes :).

Elnora:

Gracias <3.

Luego continué respondiendo a otros mensajes hasta que leí uno donde Ross me comentaba que esta noche irían a la parte antigua de la ciudad que era un polígono abandonado desde hacía años para dar una vuelta por allí. Hacía tiempo que no salía con Ross por lo que acepté a ir.

La mañana fue exactamente igual que el resto de días. Fui a trabajar con Alicia, estuve haciendo tonterías con Ben cuando el encargado no nos veía y luego me encontré con Amelie, quién a Alicia y a mí nos dio dos semanas de vacaciones, y un extra en nuestro sueldo.

Por la noche fui al polígono donde nos habíamos reunido varios vampiros entre ellos Ross para demostrar nuestras habilidades en aquel lugar, haciendo parkour básicamente. La noche era oscura debido a las grandes nubes que habían, dejando el lugar iluminado por algunas farolas que aún funcionaban.

–Hacía tiempo que no te veíamos, Elnora. –me dijo Pablo. Un chico alto, musculoso con pelo castaño claro y ojos miel.

–Sí, siempre estabas con la perra de los Grimmwolf. No sé como la soportas, y más casarte con ella. –se burló Paul. El hermano gemelo de Pablo, aunque él para diferenciarse se teñía el pelo de rubio. –Yo acabaría con todos los licántropos, los vampiros somos la especie que debería gobernar y a los humanos tenerlos como esclavos.

–Eso no saldría factible para ningún bando. Los humanos tienen ahora tecnología muy avanzada, y los licántropos no hay que subestimarlos. –dijo Ross a mi lado.

–El compromiso se realiza para que haya paz entre nuestras especies, creo que hemos vivido mucho para saber que las guerras no traen nada bueno, Paul. –hablé seria y cruzándome de brazos mientras me acercaba a él, haciendo que se pusiera nervioso. –Y como digas algo fuera de lugar sobre Kaira, espero que estés preparado para las consecuencias.

–No me digas que te gusta la perr...

No pudo terminar de hablar ya que le propiné un puñetazo haciendo que saliese despedido hacia los contenedores vacíos que teníamos en frente haciendo que se cayeran al suelo provocando un gran estruendo. Pablo se disculpó por el comportamiento de su hermano y salió en su busca para ver si estaba bien mientras Ross se quedaba conmigo encima del antiguo edificio donde estábamos.

–¿No crees que te has pasado, Elnora?

–No. –dije con sinceridad. –Así aprende cuál es su lugar.

–No sabía que te importara tanto Kaira. –me dijo Ross, diciendo por primera vez el nombre de ella. –¿Ella te gusta?

–Prefiero no responder.

–Vamos, Nora. Nos conocemos desde pequeños y sé cuándo alguien te gusta.

–Me gustaría que esto fuera por mí y no por obligación de casarnos.

–Pero no te están obligando a enamorarte, eso lo estás sintiendo tú.

–Pero creo que está mal. Ella es una licántropa y yo una vampira, somos muy diferentes...

–Os complementáis. –me interrumpió Ross mirándome con una sonrisa. –Lo el día de la feria, y lo veo en ti. Estás más feliz y como si fueras más libre.

Salí volando para ver a los gemelos siendo seguida por Ross, quién comenzó a reírse detrás de mí. Paul se disculpó por su comentario y acepté sus disculpas, creo que Pablo estuvo hablando con él para convencerle de pedirme perdón porque Paul no parecía muy dispuesto a disculparse.

Seguimos por el polígono para divertirnos y así pasamos la mayoría de la noche, cuando fueron las dos de la madrugada decidimos dejarlo e irnos. Caminé un rato por la ciudad mirando las pocas tiendas que habían abiertas, al no ver nada que llamara mi atención decidí regresar a casa.

Estaba todo en silencio por lo que intenté no hacer ruido, al entrar a la habitación vi a Kaira durmiendo en la cama abrazando mi almohada. Me cambié de ropa para ponerme mi pijama y observé como Kaira abrazaba mi almohada con una sonrisa, no quería despertarla por lo que me tumbé en la cama aunque se me hacía raro no tener la almohada.

Cerré los ojos para conciliar el sueño cuando a los minutos escuché un pequeño ruido, antes de poder ver de dónde había provenido noté como Kaira me abrazaba mientras se pegaba a mí aún dormida. En ese momento supe que había tirado la almohada para abrazarme a mí, lo cuál se había hecho habitual así que volví a cerrar los ojos e intentar conciliar el sueño.

No sé qué hora era cuando sentí como Kaira se levantaba y entraba al baño para luego escuchar como caía agua, imagino que se estaría duchando. Me desperté y me quedé mirando el techo mientras oía el agua caer, ahí fue cuando una idea cruzó por mi mente, una que podría salir muy bien o muy mal.

Como la puerta se abría hacia la habitación me coloqué detrás de ella para cuando Kaira abriera yo pudiera darle un pequeño susto. Pasaron los minutos hasta que escuché como el agua paró seguido de unos pasos, sonreí y me preparé para mi pequeña broma.

Tal como pensé la puerta se abrió, justo cuando Kaira iba a cerrarla salté delante de ella haciendo que se echara hacia atrás mientras pegaba un pequeño chillido haciéndome reír. Dejé de hacerlo cuando la miré ya que la toalla que envolvía su cuerpo se le había caído al suelo.

Me quedé como un mueble mirándola y Kaira al verlo que había pasado no dudó en propinarme un puñetazo en la mandíbula haciendo que atravesara la habitación, cayendo al piso inferior. Aturdida y adolorida me quejé tumbada en el suelo mientras me incorporaba poco a poco.

–Si que tiene fuerza. –murmuré sentándome el el suelo, y tocando mi cara. Alcé la mirada al escuchar algunos pasos y vi a Kaira, ya vestida, corriendo hacia mí.

–¿Estás bien? –preguntó agachándose a mi altura a la vez que con sus suaves manos tocaban mi cara en busca de heridas. –Fue un acto reflejo, no era a propósito.

–Estoy bien. Pero tiene unos buenos brazos, hacía años que nadie me mandaba a volar. –dije con una sonrisa pero Kaira seguía mirándome preocupada. –No te preocupes, además fue culpa mía el gastarte esta broma. Siento haberte visto desnuda.

–Sí... –me susurró algo sonrojada y con vergüenza.

Kaira se levantó para tenderme una mano y ayudarme a levantarme, la acepté con una sonrisa mientras ella parecía seguir algo cohibida con lo que le había dicho. Pensé en algo que pudiera hacerle sentir mejor hasta que se me ocurrió algo.

–No tengas vergüenza, Kaira. Estás hermosa con o sin ropa. –le dije alzando un pulgar mientras le sonreía.

–Eres una tonta. –me respondió comenzando a sonrojarse.

Sin soltar mi mano hizo que me tropezara volviéndome a caer de espaldas, Kaira se giró con una pequeña sonrisa mientras caminaba hacia la cocina dejándome allí acostada sin saber si le había sentado otra vez mal lo que le había dicho.

–Que complicada es.

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