Párrafo 1.


El sonido nupcial resonaba en aquella iglesia mientras que sus queridos amigos entraban en ella, como alfombra roja, romántico, elegante, blanco y perfecto. La boda era de la pareja conformada por Fukuzawa Yukichi, un alfa lobo plateado, y su pareja, Mori Ougai, un omega lobo negro. Sus padres habían sido grandes amigos, pero desafortunadamente su aniversario de bodas se atravesó en un viaje de negocios. Su hijo, fue a su representación. El pequeño Atsushi.

Atsushi estaba riendo a carcajadas con su amigo Ranpo, hijo de Yukichi y Ougai, era un joven omega que adoraba el buen olor de un libro cuando abres sus páginas, y los atardeceres, pero adoraba platicar y jugar con sus muy queridos amigos.

Ciertamente la mesa donde ellos estaban era muy animada, había risas sin parar y claramente Ougai se había pasado por allí un par de veces para ver a su hijo, mucha boda, pero su hijo era su hijo. – por cierto, Ranpo ¿y tu hermana mayor?

- Está en un curso de Europa, no se pudo zafar de el

- Vaya, bueno, por lo menos está boda no le falta nada

- En eso tienes toda la razón – dijo Ranpo con total confianza

Por el otro lado del salón, estaba este chico, de cabello negro y ojos grises mirando al pequeño Atsushi. Su amigo puso su mano en el hombro de este chico. – Ryunosuke ¿Por qué tan embobado? ¿te gusto el hijo de los Fukuzawa?

- ¿Quién? ¿el de cabellos blancos?

- No, es el de boina

- ¿Cómo se llama el de cabello blanco?

- Me parece que es Atsushi ¿no? – pregunto a su lado.

- Si, es Atsushi, es amigo de mi pequeño – menciono aquel chico de cabello negro.

- Tachihara, Edgar, no se que es pero debo ir por él. 

- Suerte

- La necesitaras, escuche que ese pequeño omega no se deja fácilmente

Entonces, como en los cuentos, apareció un fino caballero al lado de Atsushi, tocando con delicadeza su hombro – disculpe ¿te invito una copa?

- No tomo, gracias

- ¿No tomas? Bien, te invito un café

Atsushi comenzó a reír, había entendido aquel coro, entonces, por algún motivo no dudo en continuarlo – bueno

- Que quiero recordar la época loca de ayer cuando teníamos dieciséis

Ambos comenzaron a reír, Ranpo pudo notarlo. Era una conexión única. Miro al otro lado de la sala viendo a su novio apoyando al de cabellos negros, decidió no meterse en ello. – me llamo Ryunosuke, ¿y tú?

- Atsushi

- Entonces, Atsushi... ¿café o baile?

- Te aceptaré un baile

Ryunosuke extendió su mano y Atsushi la tomo, volteo a ver a Ranpo emocionado mientras se iba a la pista de baile con aquel chico. Se divirtieron toda la noche, el baile era divertido, circulando, y hablando. – entonces ¿vives aquí?

- Si, acabo de llegar de China, estuve en un internado

- Que lindo, yo llevo trabajando en Yokohama 1 año, soy un chico inteligente

- ¿terminaste la universidad?

- No, bueno si, sigo estudiando pero trabajo en el mismo campo. – le sonrió.

- Que lindo...

Fueron a la barra de bebidas, allí, el mayor sorprendió al menor con poco conocimiento de licores, pero mucho entusiasmo para impresionarlo – Ryunosuke

- ¿sí?

- Si combinas vodka con vino rosa quedaremos perdidos

- ¿no tanto o tú crees?

- Mi papá adora el licor, sobre todo el vino y mi otro padre el sake, así que... digamos que sé lo que te digo

- Lo lamento, quería impresionarte

- Lo lograste, más así

- ¿Cómo?

- Pues, no seguiste de prepotente queriendo forzar tus ideas, odio a los alfas altaneros 

- ¿Qué caso tendría si tú lo sabes no?

- Hay cada loco en esta vida

- Entonces ¿voy ganando?

Atsushi comenzó a reír – podrías conseguir mi número si sigues así

- Continuemos entonces.

Volvieron a la pista de baile después de un pequeño trago de vino rosa, Atsushi no estaba dispuesto a emborracharse con ese chico, pero le parecía lindo. La velada continua, la música era buena, pronto se unieron sus amigos, Ranpo por fin le presento a Atsushi a su novio, Edgar Allan Poe, un estado unidense. – es un placer – dijo Edgar algo tímido

- Es lindo por fin conocer al novelista que tiene a mi pequeño Ranpo tan motivado a resolver misterios

- Atsushi – le llamo Ranpo avergonzado para pedir silencio

- Entonces, ¿sería una molestia si dejo que mi amigo siga coqueteándote? – pregunto Edgar en defensa a Ryunosuke

Atsushi miro desde su hombro viendo al azabache y sonrió – no me molesta lo que hace, puede continuar

- Aay Atsushi, tu de verdad ¿estás pensándolo?

- ¿Por qué no? – le sonrió al chico – me gustan los chicos honestos y de palabra.

Akutagawa trago saliva y sonrió – puedo decir que será así

- Entonces ¡sigamos bailando! – grito Ranpo.

Ambos continuaron disfrutando de la boda, intercambiaron números. La música siguió y siguió hasta las 3:00 de la madrugada, donde Atsushi regresaba a su casa en el auto de su familia – esa si que fue una gran noche, debería contarle a papá – menciono desbloqueando su celular y justamente un mensaje había llegado

"¿llegaste bien a tu casa?"

Atsushi se sonrojo, no había conocido un chico tan atento. Sonrió al celular para responder. Habían pasado el fin de semana chateando, hasta el lunes que Atsushi tuvo que ir a la universidad, y sorprendiéndolo para el almuerzo, llego Ryunosuke por él. - ¿Qué haces aquí?

- Dijiste que querías chazuke, y conozco un lugar

Si, era amor.

Continúo cortejando al chico, sin dudarlo ni un momento, ambos se habían enamorado y no era nada extraño, ambos se complementaban, Atsushi era un chico tranquilo, decidido y tierno. Ryunosuke era un chico amable, serio y honesto. Era normal para Atsushi olvidar cosas y era normal para Ryunosuke recordar lo que el olvido y tenerlo para él.

Era normal para Ryunosuke tener dolores de cabeza, como era normal para Atsushi brindarle un pequeño masaje y té para calmarlo.

Era normal para Atsushi abrazarlo, pero era más normal para Ryunosuke recibirlos sin sentirse presionado o asqueado por el contacto. No estaban negándose ni empujándose. Les gustaba el contacto que tenían. Y eso era mucho por decir de parte de ambos.

Conocían los gustos del otro, lo que les disgustaba y no se negaban a pelear si era necesario, no se faltaban al respeto y llegaban a acuerdo común o si no lo lograban, decidían dejarlo a la suerte con una moneda o con una trivia, el ganador era el que tomaba la decisión, y así fueron avanzando correctamente tomándose de la mano y creyendo en el otro.

Habían pasado tres meses y Ryunosuke invito a Atsushi a cenar, había preparado un picnic perfecto bajo la luz de la luna cerca de un lago, había costeado el lugar sin que nadie más los interrumpiera, las luces en los árboles había sido parte de su plan, y una radio con música de jazz, Atsushi adoraba el jazz.

Llegaron en auto, Ryunosuke conducía, había pasado por el en una estación. Allí, Atsushi y el se reunieron y simplemente llegaron al lago, al verlo todo simplemente se sonrojo, era bello en todo lo que podía ver o pensar. – Ryunosuke, esto es tan lindo

- Y espera a probar la comida

Ambos fueron al centro, cerca del lago, estaba puesto un mantel de cuadros rojos con líneas blancas, Akutagawa comenzó a sacar la comida, Atsushi simplemente lo miro y ayudo a servirla, el azabache no dudo en servirle una copa de vino. – no lo olvidaste

- Jamás olvidaré que nos conocimos bebiendo vino rosa importado

- ¿así? ¿a ver de donde es? – pregunto bromista

- San miguel de allende, México. Tres raíces

- Vaya, esté chico sí que es romántico – menciono tomando un sorbo

- La verdad, no podía olvidar nada de ese día, sigue pasando en mi mente todo el día, en todo momento, desde que te conocí

Atsushi se había vuelto a sonrojar, lo evito tomando otro sorbo – Atsushi – le llamo, tomando su atención. – aquel día. Lucias un lindo pantalón negro acampanado, tu camisa color borgoña que dejaba ver parte de tu pecho, tan elegante y tan sexy, una perdición total ante todos, los rechazaste sin miedo alguno hasta que llegué y me dejaste entrar en tu conversación, ese día lo supe, necesitaba saber más de ti.

Atsushi sonrió conmovido, - entonces, ¿me viste rechazando a todos esos chicos?

- Por supuesto, temía que me rechazaras a mi también, pero, eres tan woow...

- Ryunosuke, si no hubieras hecho ese coro, también te hubiera rechazado, me alegra que lo hicieras

- Atsushi

- ¿sí?

- Aquí, con nuestro vino, el lago, la tierra, la luna y las luces.

- El pastelillo que se ve delicioso

- Si, todo eso y más... Quiero preguntarte

- ¿si dime?

- ¿puedo ser tu novio?

Atsushi sonrió, comió el pastelillo en su mano y le acerco a Ryunosuke el pastelillo. El mayor aun algo en shock lo mordió y Atsushi volvió a sonreír amplio. – ahora, somos novios

Ryunosuke no dejo de reír, Atsushi hacia cosas tiernas. 


...

Ahora si se viene lo chido con un romance perfecto que tiene de por medio un dramón pero del bueno. Leo sus comentarios. 

¡Gracias por leer!

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