Capítulo 32: Algunos secretos a flote
Al otro día, 30 de octubre 1717, Joseon
Tragó saliva inquieto, podían darle muchas explicaciones, tener un sin fin de pretextos pero Kim SeokJin sabía que a Jung Jeongguk algo le había sucedido y no, no estaba relacionado con el beso que se habían dado. Habían convivido en silencio después de ello, un silencio incómodo pero al fin y al cabo había cumplido su rol como guardian. ¿Qué estaba pasando para que le explicara a través de una carta que se alejaría unos días?
Tuvo un mal presentimiento al respecto que lo hizo pararse al instante, caminó hasta la puerta y le preguntó a su amigo Yoongi si había visto al guerrero, este negó con los labios formando una línea recta aunque describió al hombre como alguien que estaba con los ojos perdidos y la voz fuera de tono.
Como príncipe tenía algunas funciones diplomáticas que cumplir aunque en este momento todo pasaba a segundo plano. Caminó velozmente por varias estancias del palacio a las que pudiese acceder sin prohibiciones, y aunque su séquito lo seguía a todas partes, llegó un momento que se enfrentó a Min Yoongi para pedirle explícitamente que quería estar solo, que saldría del palacio y que esperaba nadie osara seguirlo.
—Dios, Jeongguk¿Dónde te has metido?
Para seguirlo sin llamar la atención, Kim SeokJin cambió sus atuendos a unos más simples, no quería que la gente viera el diseño de uno de sus hanbok y aunque amaba servir al pueblo, esta vez no deseaba que lo detuvieran en el camino.
Las horas pasaban y el agotamiento fue consumiendo los músculos de sus piernas ¿Habría ido a la casa de su madre? De ser así sería sospechoso si él como príncipe llegaba a buscarlo, la nobleza no rogaba a nadie pero él estaba dispuesto a hacer lo que fuera con tal de proteger el alma atormentada de ese hombre. ¿Y si agotaba los demás recursos antes de ir donde la familia Jung?
Algunas personas del pueblo no conocían físicamente al príncipe así que aprovechó aquello para preguntarles sobre un Jung Jeongguk, nadie le daba la información que quería. Agotado se apoyó contra un árbol deseando la tecnología del siglo 21 para encontrar a una persona a través del teléfono. Respirando con dificultad alzó sus ojitos brillantes hacia la lejanía y vio allí uno de los montes, los mismos donde había conocido a su guerrero. ¿Tendría la fuerza suficiente para ir hasta allá?
Decidido montó su caballo y cabalgó hasta ese lugar, le tomó un poco más debido a que el animal debía beber agua, pero estando allí lo amarró a un árbol y se adentró al bosque, sabía que era peligroso y una presa fácil para quien quisiera hacerle daño pero el amor que tenía por Jeongguk era más grande que todo.
—Amor mío ¿Dónde estás? —susurró girando sobre sus pies, tal vez, tan solo tal vez tendría que ir a la casa de la señora Jung.
Pero cuando el ánimo iba descendiendo y la angustia tomaba lugar en su corazón, se dio cuenta que el sonido del agua unos metros más abajo era indicio que había algo, o alguien. Con cautela dio algunos pasos, la primera vez que estuvo aquí no había llegado tan lejos, tal vez estaba cometiendo un error o tal vez estaba salvando su propia vida.
Cuando iba descendiendo a mitad de un camino pedregoso, notó la figura semidesnuda de un hombre en medio de las aguas termales. Sus músculos se marcaban y movían con la delicadeza de un felino, no podía verlo de frente pero la pérdida de su aliento y el corazón desesperado eran el indicador perfecto para decirle que había encontrado a Jung Jeongguk.
La visión frente a sus ojos era erótica pero todo el mar de hormonas se detuvo cuando vio una marca grande cubrir parte de la piel de su espalda, la marca de una quemadura con límites irregulares y no, no era reciente.
—¿Cómo... cómo me ha encontrado?
SeokJin alzó los ojos encontrándose con el rostro de Jeongguk inclinado hacia atrás, su cabello oscuro estaba suelto pero descansando hacia un costado. No parecía contento, no, sus ojos estaban rojos, había estado llorando y temblando.
—Simplemente tuve un mal presentimiento, no te ausentaste por lo que... sucedió después de visitar a tu madre ¿Por qué esta vez sí? —se sentó cerca del borde del estanque, Jeongguk parado en medio de las aguas y semidesnudo lo hacían lucir como un Dios— ¿Qué es lo que te sucede?
Su silencio lo estaba atormentando. El sol del atardecer que apenas se filtraba entre los árboles del bosque y llegaba hasta ese secreto valle de aguas termales, iluminaba el torso y espalda desnuda de ese hombre, destacando la gran quemadura en su piel.
—¡¿Qué hace?! —más que una pregunta fue una exclamación nerviosa cuando sintió que el príncipe ingresaba a las aguas vestido pero descalzo—cómo... cómo se...
El príncipe en silencio se acercó hasta él y aunque Jeongguk podía fácilmente empujarlo con una mano y quebrarle los huesos, no lo hizo. Sin pedirle permiso rodeo la figura del guerrero con sus brazos capturandolo desde atrás y acercando su boca para besar la quemadura, un gesto calmo y lleno de amor que produjo un nudo en la garganta del mayor.
Jung vio con los ojos llenos de lágrimas como las manos del muchachito acariciaban su torso hasta quedarse sobre sus pectorales. Esto era enfermo, esto estaba mal ¡Pero lo deseaba más que la mierda!
—¿Podrá decirme que le ha pasado? —susurró cuando el guerrero se volteó, parecía afligido debatiéndose en todo. Incluso escapando era imposible estar lejos del príncipe. Lo peor es que en el fondo sentía alivio de que eso sucediera— por favor, sin cuestionamientos.
Jung Jeongguk tragó saliva trazando con la yema de su pulgar y con cautela la mejilla enrojecida del príncipe. Maldición, lo necesitaba, odiaba esto pero lo necesitaba.
—Yo —murmuró con su exquisita voz ronca— alguna vez hice mención de que desde pequeño ayudaba en casas de los nobles y así fue, empecé allí... todo el día pasábamos en una gran morada y luego volvíamos a nuestra casa, el infierno... y no por lo pequeña, fría o húmeda que puede ser una humilde morada de un campesino sino por el hombre que la sostuvo —apretó los puños e instintivamente SeokJin le sostuvo uno. Jeongguk sabía que esto quebraba como 100 reglas de la sociedad en la que vivían pero ¿Qué más daba?— mi padre, un hombre carente de todo tipo de valor moral hacía mi madre, la golpeaba, abusaba... abusaba de ella —le corrían las lágrimas en la cara— Mi madre todo el tiempo decía que no emitiera un solo ruido, que me escondiera cuando él entraba borracho, que no cuestionara nada.
—Santo cielo —SeokJin frunció el ceño.
—Pero una noche los gritos fueron tan fuertes que creí que la mataría, no pude conciliar el sueño y con todo el valor que puede poseer un niño de 10 años, me paré y fui a su encuentro para defenderla... con sus golpes me rompió las costillas, me azotó contra el suelo, pero logré que no la golpease a ella sino a mí —Descendió la vista al príncipe, sus ojitos lloraban en silencio con su relato— cuando vi que sostuvo un fierro caliente al rojo vivo y que se dirigía a mi madre, me paré con todo el esfuerzo que mi cuerpo me daba, fui a la cocina donde en un brasero calentaban agua... miré el caldero y corrí donde él estaba a punto de dañar a mi madre... —su voz estaba quebrada mirando fijamente a ese hombre— lancé con mis fuerzas el agua caliente sobre su espalda quemándolo por completo... sus gritos de dolor me fueron tan satisfactorios... mi madre al verme corrió por mí pero en ese minuto el dolor de mis costillas rotas fue tan fuerte que terminé de rodillas en el suelo, yo... yo vi que ese canalla infeliz quería intentar hacerle daño a mi madre, otra vez, así que volví a pararme como pude, abracé a mi madre y... él golpeó repetidamente el fierro caliente en mi espalda lo suficiente para dejarme una quemadura que cubre gran parte de ella... esa marca, esa detestable marca me recuerda las veces que mi padre abusó y golpeó a mi madre, esa marca era parte de mis pesadillas siendo niño
Kim SeokJin se dio la vuelta para mirar una vez más su marca en medio de la espalda, repasó sutilmente los dedos sobre la superficie de piel oscura y no pudo contener su deseo, se inclinó levemente hacia abajo y depositó un beso cargado de amor, un contacto que hizo durar un par de segundos antes de desprenderse y susurrar que era un hombre valiente.
Avergonzado de su cuerpo, Jung Jeongguk salió de la terma y cubrió su espalda con sus prendas bajo la vista del príncipe. Era primera vez que una persona lo veía en esa condición, era primera vez que alguien fuera de su familia escuchaba la verdad que podía explicar su personalidad tan introvertida.
Suspiró cuando estuvo listo y miró hacia atrás con la imagen de un inocente príncipe en medio del estanque observándolo con cautela ¡¿Por qué tenía que seguir allí?! Aunque lo quería lejos, aunque necesitaba estar solo... no fue capaz de dejarlo a su suerte. Extendió su mano a la orilla para que Kim SeokJin la sostuviera, cuando así lo hizo el roce y la firmeza del contacto lo aturdió, estaba mal que le gustara tocarlo ¡Estaba mal!
—No debió arrojarse así al agua, su majestad, tiene la mitad del cuerpo mojado.
—Tengo cientos como estas —no quiso soltar sus manos, entrelazó sus dedos con las de su guardián y aunque lo sintió tensarse lo guió hasta el tronco de un árbol caído, podían sentarse allí— Jeongguk ¿Qué es lo que te sucede? —susurró— no debías haberte tapado, no es motivo de vergüenza llevar una marca de guerra ¿Es el ... es el motivo por el que eres un hombre tan reservado?
El mayor observó la manera en la que sus manos estaban acopladas ¿Por qué esto debía sentirse bien cuando suponía algo enfermo? Los ojos brillantes del príncipe lo delataban, también estaba nervioso, parecía agotado ¿Lo había estado buscando? Sus mejillas enrojecieron con la idea pero la emoción no era más fuerte que la angustia que tenía en su pecho.
Asintió, sí, ese era el motivo por el que era un hombre tan reservado aunque aún había mucho más. ¿Se lo contaría?
—Mi madre era una mujer increíble —trataba de mantener la calma en la voz aunque falló— pero tenía un único defecto y es que no era capaz de decirle que no al hombre que me engendró, después del accidente pasaron varios años hasta que supe que... estaba esperando a mis hermanos menores, del mismo hombre que trató de matarla, del... del mismo hombre que traté de defenderla, del mismo hombre que es mi padre —sus ojos estaban perdidos en la nada tratando de encontrar el valor de decirlo todo— cuando lo supe me enfrenté a él... yo tenía 22 años, tenía la fuerza y la resistencia de un hombre.
La briza jugó con las hebras de cabello que enmarcaban su precioso rostro, SeokJin siguió el movimiento de sus finos cabellos antes de soltar su mano con la del guerrero y esconder el cabello tras su oreja. Jeongguk sufría con sus contactos, era incapaz de aceptar lo que era y aunque doliera lo entendía, esto era Joseon, no era Corea del Sur del siglo 21.
El silencio no fue incómodo esta vez, parecía tener compasión de dos hombres que se querían pero era imposible hacer algo más al respecto, serían condenados a muerte. Sin esperarlo, el guerrero volteó lentamente su rostro hacia el lado quedando a unos pocos centímetros de distancia de la boca de su majestad.
—Ese encuentro puso el fin definitivo al sufrimiento de mi madre, ese encuentro me hizo dar cuenta que era capaz de hacer mucho por la gente que amo —susurraba, sus ojos color chocolate miel derramaban lágrimas que surcaban su piel hasta desprenderse en la barbilla— antes de clavar una flecha en el corazón de mi padre que puso fin a su vida, él me gritó... —dejó el aire de sus pulmones y observó fijamente los ojos del príncipe heredero— profirió hacia mi persona con tanta ira que yo era un asqueroso, un puerco, una bestia y debería matarme... y hasta hace unos días comprendí el por qué...
—Jeongguk —susurró— no debí haberlo hecho, lo... lo lamento tanto, no sabía que te estaba haciendo tanto daño —el príncipe se remeció donde estaba sentado.
—No sé qué decir al respecto pero eso no es lo importante ahora —le faltó el aire por un segundo, alzó la vista hacia el cielo y tragó un par de bocanadas antes de volver a mirar al muchachito— ganarme una marca de guerra en mi espalda por defender a mi madre, matar a ese infeliz no sirvió de nada, yo... mierda —sus labios temblaban, su rostro por completo se desfiguraba ante sus emociones— ayer encontré a mi preciosa familia, sus cuerpos convertidos en carbón, quemados, sin vida... yo fui a darles sepultura.
La pena, la compasión, cuando Kim SeokJin comprendió la desgraciada vida que Jung Jeongguk tenía, cuando se daba cuenta que una mujer tan preciosa como su madre había sufrido tanto y que los pequeños niños que desbordaron tanta felicidad por ver a su hermano mayor estaban sin vida, no soportó más y comenzó a llorar contra el hombro del mayor.
Absorbió cada uno de los sentimientos que su guardián tenía ¿Cómo no pudo estar allí para acompañarlo? ¿Quién había sido la persona que había actuado de manera tan sanguinaria y sin compasión? Y aquel niño, aquel niño que le había salvado la vida en el pasado a su madre y que por ello quedó con secuelas físicas y mentales... ese niño convertido en un apuesto guerrero que veía su esfuerzo en vano al enterarse de la muerte de su familia completa.
—Perdóname por ser un insensato —susurró— perdóname por lo que hice —alzó la vista, Jeongguk lloraba en silencio— olvida aquel contacto pero vuelve al palacio por favor, no le mentía a tu madre cuando le decía que eras una persona que necesito en mi vida... —el silencio prolongado y los pequeños espamos del guerrero le dolían mucho, pero su comodidad no era importante— Jeongguk, no me importa si realmente me odias por lo que hice, jamás volveré a...
Gruñendo, su guardián acercó una mano tras la nuca del muchachito acercándose tanto que solo una minúscula proporción de espacio los separaba, sentía su exquisito olor a hierbas silvestres y su respiración ansiosa.
—¿Puede ayudarme? —a pesar de las lágrimas su voz sonaba firme— ¿Puede ayudarme a hacer justicia por mi familia?
—Así como usted ofreció su vida por proteger la mía —secó sus lágrimas con algunos dedos— yo voy a hacer lo mismo con la suya... Jung Jeongguk, tu príncipe heredero hará todo lo que esté en sus manos para vengar la muerte de la gente que amas
Seo suspiró y se rindió al cúmulo de deseo y sentimientos que guardaba en su corazón. Quería, por un segundo, abandonarse de las ideas de cuán enfermo era esto y entregarse a la persona que le tendía un apoyo sincero. Descansó la mano en su nuca una vez más y apoyó sus labios sobre los del príncipe para besarlo con tanto cariño que dolía.
El pequeño gimió y en una danza como si sus cuerpos se conocieran, el guerrero abrió las piernas para que SeokJin cupiera entre ellas, de esa forma podía abrazarlo fuertemente y alzar la cabeza a él para que el beso continuara.
Podía escuchar las palabras de su padre, de alguna manera había intuido que algo estaba mal ¿Qué le gustaban los hombres?. Mierda ¿Y qué importaba ser "enfermo" y que estuviera enamorado de una persona de su mismo género? Las personas que suponían debían ser correctas eran las más hipócritas del mundo. El príncipe Kim SeokJin mostraba su afecto por un hombre y era capaz de perdonar la vida y hacer el bien.
—Va a tener que enseñarme —susurraba contra sus labios y entre besos tímidos— tengo miedo de esto que siento.
—No tengas miedo —regó pequeños besos en cada rincón de su precioso rostro, incluso se dio el tiempo de succionar sus lágrimas— yo también te deseo.
Jeongguk escondió el rostro en el cuello del príncipe, inspiró su agradable aroma a incienso, podía sentir el latido de sus corazones inquietos. En el momento en el que el príncipe le susurró que no iba a soltarlo jamás, el guerrero rompió a llorar como un niño contra su piel, enterrando los dedos contra las capas de ropa que llevaba puesta el muchachito, no tenía familia,no tenía a nadie ¿Podía refugiarse en alguien que se le tenía prohibido? Nada le importaba, solo quería, a pesar de lo que implicara, quería estar entre los brazos de su majestad.
Seúl, Corea del Sur 2019
No supo cómo Kim Jin terminó tomando alcohol y más de la cuenta, no estaba totalmente borracho pero definitivamente no estaba en condiciones para manejar, no le importaba, podía contratar un servicio que lo hiciera por él ¿Cómo había sucedido?
Estaban en medio de la pista de baile, junto a Namjoon y Jimin moviendo sus cuerpos el uno al otro, pero cuando el ondulado empezó a sentirse mareado, lo sostuvo de lado y regresaron al compartimiento VIP que tenían reservado.
Le ofreció un vaso con agua helada pero este negó con una mueca de asco, lo único que hizo fue acomodarse en uno de los sofás blancos y apoyar el rostro en el hombro que Jungkook le acercó.
—Dijiste que no beberías alcohol... ¿Qué pasó?
—Toda... toda la alegría porque tuvieses trabajo.. toda esa alegría se transformó... —se quedó callado— Jungkook, yo no bebo desde mi adolescencia, pero acordarme del pasado ahora me afectó tanto que necesitaba ahogarlo con algo —tembló ante el hipo, no era un "borracho feliz"—tengo miedo de ser un monstruo.
—Monstruo nada, no tienes idea Jin pero eres la persona más... valiente que he conocido, no tienes idea de lo que eres capaz de hacer por amor —"Porque perdiste la vida para que naciéramos de nuevo" pensó angustiado— estoy seguro que tienes capacidades y no las sabes —"Las sabrías si recordaras tu vida pasada, la sabría si yo también recordara ser un guerrero".
—¿Podemos irnos al auto? Estoy con náuseas y el ruido acá... Jimin lo entenderá
Salieron por una puerta trasera donde nadie pudo verlos, agradeció al guardia que buscara el vehículo en el estacionamiento. Por interno Jeon Jungkook marcó a Hoseok rogando que estuviese despierto para venir en su ayuda, él no se iba a arriesgar a manejar si no tenía licencia y podía darle las mismas explicaciones que le dio a Taehyung para que no metiera la pata.
Abrió la puerta trasera para estar más cómodos, abrazados aislando el frío, acariciando él su espalda para darle el apoyo que necesitara.
—No tenías que beber, precioso, el alcohol no es respuesta a los problemas.
—El agua tampoco —masculló contra su cuello, parecía un niño que necesitaba consuelo— ¿Por... por qué crees que tengo capacidades? ¿O que soy valiente si no me conoces del todo?—cerró los ojos por el dolor de cabeza.
—Porque así lo veo en tus ojos —"Porque me respalda la historia, Jin, como príncipe estoy seguro que hiciste tanto por mí siendo un guerrero, porque me amaste en tu viaje... por todo"— a mí eso no me engaña.
—No quiero... quierrr o que esto manche tu celebración —besó sus labios delicadamente— a veces tengo recaídas... en mis an.. ánimo, solo abrázame muy fuerte por favor —se le quebró la voz cuando Jeon lo envolvió completamente contra su cuerpo y besó su frente en un largo rato.
—No voy a poder ayudarte si tú no me dejas —susurró— la gente me juzga por ser famoso y no los culpo, mi historial no ha sido del todo impecable en cuanto a las mujeres y los hombres, sin embargo hace unos meses cambié como no tienes idea... no quiero que me juzgues, quiero que confíes en mí —dejó sus labios contra su frente mientras hablaba— sé que puedo ayudarte.
Jin se separó unos cuantos centímetros de él para mirarlo fijamente, no podía contarle todo como sí lo sabía Park Jimin, sin embargo su alma giraba de alegría cuando estaba a su lado, algo debía tener que podía confiar, el alma era sabia ¿No? Empezó a temblar completamente, si quería tener algo con Jeon Jungkook, si quería que esto pasara más allá de un "beso" tenía que ponerlo a prueba con la verdad.
—Siento como estoy un poco pasado de copas pero... —buscaba las palabras para no trabarse su propia lengua— estoy muy lúcido como para olvidar lo que digo... hablaré, sí... pero... solo puede opinar cuando terminé la última palabra.
Flash Back
Daegu, Corea del Sur, 8 años y 11 meses atrás, sábado 27 de marzo 2010
Jin miraba con las cejas fruncidas los dedos de su mano izquierda mientras trataba de hacer un conteo mental de cuánto tiempo le tomaría ser un hombre profesional. Con solo 11 años estaba preocupándose de su futuro ¿Era normal aquello? Pues para alguien como Lee sí, si lo hacía en la escuela ¿Por qué no acá en la comodidad de su casa? Por el momento lo que llamaba su atención era algo relacionado con el área humanista y lucharía por mantener sus notas tan altas como siempre para quedar en la universidad que deseaba.
Volvió a fruncir el ceño pero esta vez miró el vacío, no sabía si Yebin, su mejor amiga, estaba pensando asistir al mismo lugar para estudiar cuando salieran de la secundaria, en realidad no sabía nada sobre eso. El corazón se le apretó con la idea que ocultase información, información importante pues, cuando se conocieron siendo dos pequeños de 6 años habían jurado asistir juntos a todo lo que fuese posible.
Tal vez era una nimiedad pero el muchacho tenía aún el toque de inocencia en su alma, un toque que le hacía creer que las personas no podían tener malas intenciones o que todo era posible si se propondría con fuerza.
— ¡Mamá! —gritó desde el primer piso— voy a casa de Yebin, vuelvo en un rato más
No esperó respuesta de su madre porque la ansiedad era más grande, cerró con fuerza la puerta y caminó por el césped hacia la casa de al lado donde vivía su amiga. Era increíble no tener una gran distancia que los separara, aquello lo habían usado a su beneficio reiteradas veces desde niños pero ahora... ahora pareciera que la distancia entre ambos era más grande.
Meneó la cabeza y subió la pequeña escalera de 3 peldaños para tocar la puerta, quería creer que estaba pensando mal, que las miradas perdidas de Yebin, su falta de atención en clases o sus emociones planas eran por los exámenes antes de vacaciones de verano. 3 toques con su mano empuñada fueron suficientes para que la puerta se abriera lentamente, tras ella se asomó Byung Hun, el padre de la muchacha.
Trató de sonreír aunque algo le dijese que no estaba bien.
—Disculpe señor Kim ¿Estará Yebin disponible? Necesito conversar algo sobre... la escuela
—Pasa, pasa, puedes acomodarte en el sofá mientras llamó a mi hija.
La sala de estar tenía muy poca luz pero no se atrevió a pedirle que abriera más las cortinas o prendiese una lámpara porque no le gustaba molestar, otra cosa que lo hacía lucir sumiso ante los demás.
Miró hacia los lados, el lugar carecía de alegría y no podía culparlos, hace un año la madre de Yebin había perdido la batalla contra el cáncer de mama ¿Sería entonces ese el motivo de su cambio de conducta? No, meneó la cabeza, "eso no es así". Tras unos minutos apareció el señor Kim con una bandeja, una jarra con jugo de naranja y un vaso lleno de este.
—Puedes beber un poco, dijo que se cambia de ropa y baja enseguida
—Este... muchas gracias —estiró la mano con timidez para sostener el vaso y tomar un poco, no quería ser descortés— y... ¿Cómo ha estado? —no le importaba en lo absoluto, solo no quería ser descortés.
—¿Cómo has estado tú? —entrecerró los ojos con lentitud— ¿Te sigue yendo tan bien como siempre? Yebin me dice que eres todo un rompe corazones con las niñas
—No es algo de lo que me guste presumir pero sigo como siempre, esforzándome día a día en los estudios —miró el jugo y volvió a beber, un escalofrío lo hizo temblar por completo— y amm... ¿Tardará mucho en bajar?
—No seas impaciente pequeño Jin, Yebin tardará mucho en bajar, no se ha sentido últimamente bien —cuando bajó el tono de su voz, el muchachito se mordió el labio asustado, su instinto le gritaba que se fuera de este lugar—no te muerdas el labio... Dios ¿Nunca te dije cuán hermoso te ves haciendo eso?
—Señor Kim —se ahogó con su propia voz, el pánico era enorme. Aquel hombre de un metro y ochenta y ocho de altura, cabello oscuro y mirada opaca, bordeaba los 47 años, era una muralla gigante a su lado ¿Qué podía hacer?— no diga esas cosas yo cre.... Creo...—las extremidades empezaron a quedarse dormidas, apenas tuvo tiempo de mirarlas cuando sintió como el sueño lo estaba embargando— ¿Qué... que hiz... hizo? Yebin... Yeb...
No podía gritar, no estaba perdiendo la consciencia pero su cuerpo estaba con los reflejos demasiado enlentecidos como para moverse con fuerza o gritar. Con una mirada casi diabólica, Kim Byung Hun caminó hacia él, se sentó a su lado y lleno de aquella asquerosa lujuria le susurró al oído.
—Yebin sabe que no debe hablar, que a papi le gustan los adolescentes jovencitos y niños como tú, llenos de temor, débiles... Yebin ha tenido que ser castigada muchas veces por intentar escapar así que tú, pequeño precioso no debes decirle a nadie —besó su mejilla mientras Jin lloraba en silencio sin poder expresarse, miraba hacia los lados, todo se estaba volviendo lento— Yebin no está en condiciones de bajar pero yo puedo recibirte.
—Bassss basta, por favor —susurró a duras penas.
—Te estás convirtiendo de a poco en un hombrecito, Jin —introdujo su mano caliente bajo su camiseta para tocarle la cintura en forma de círculos— eres... realmente eres... —cerró los ojos tragando saliva— eres un pequeño hermoso... dejarás que pueda verte sin ropa —le tomó la barbilla y se la ladeó hacia el costado derecho— ¿Ves ese mueble al fondo? Contiene un arma cargada con balas, si te niegas... puedo caminar hacia tu casa, abrir la puerta de una patada y matar a tu mamá, a tu hermana, a tu padre ¿Quieres eso? —negó llorando sin emitir ruido alguno, su alma se estaba desgarrando por dentro, lo estaba matando y corrompiendo en todas las formas más sucias posibles— entonces deja que te saque la ropa para verte, toca aquí entre mis piernas por mientras, suave, toca, toca
Fin Flash Back
Jin estaba pálido mirando hacia el frente mientras las lágrimas corrían sus mejillas, su cuerpo temblaba, era como si perdiera la vida en unos segundos. Jeon sintió deseos de vomitar pero mucho más de aniquilar de una manera muy cruel al hombre de su relato
¿Cómo podía existir una persona tan podrida de mente? Abundaban, abundaban como pedófilos, traficantes de pornografía infantil, maltratadores.
—Dime dónde está... dime por favor pequeño, tengo que... tengo que
El giró la cabeza mientras temblaba más fuerte, Jungkook no quiso tocarlo para no hacerle daño o hacerlo estallar en una crisis o algo así, nunca se había enfrentado a algo tan burdo.
—No está acá... nunca más Jeon, nunca más me podrá tocar
—Mi amor —susurró antes de secarse con el dorso de la mano algunas lágrimas, el relato había calado muy profundo. Con lentitud sostuvo la punta de sus manos— ¿Él hizo eso más veces?
—Muchas, al menos durante 2 años... cada día más duro, cada día más sádico, utilizó —gimió al quebrarse, recordarlo era muy fuerte— lo que encontraba a su mano y Yebin lo sabía, era cómplice por terror... y si bien nunca llegó a —hizo un gesto con la mano porque gesticular la palabra "penetrar" le era imposible— con su propio, ya sabes... utilizó su mano, una cuchara metálica, algún juguete que le facilitara el trabajo... Jungkook —lo miró como un animal que sabe que su vida tiene un final cruel— mi familia notó mi cambio de conducta, con suerte podía comer un plato al día, mis notas habían bajo de un 10... a .. al mínimo aprobatorio, cuando iba al baño todo era con gotas de sangre.
—No continúes si te hace tanto daño el recuerdo, mi amor, por favor
Jin pestañeó lentamente viendo como aquellos preciosos ojos de Jungkook estaban inundados en lágrimas, Jeon sufría junto a él con solo unos relatos, Jeon lo escuchaba, Jeon estaba para él y no había huido aún solo porque faltaba la peor parte.
—Para poder soportarlo —continuó sin escucharlo— busque de forma sucia drogas que me nublaran la consciencia y aunque la dinámica era la misma, llegar, subir a su habitación, desnudarme en la cama y acostarme boca arriba, no podría acostumbrarme... su abuso sexual era también gráficamente, me obligaba a ver cosas, me obligaba a observarlo tocarse, es... —tembló— Yebin estaba siempre en su cuarto en silencio pero yo sabía muy bien que lloraba desesperada contra la almohada porque no podía hacer algo por mí
—Jin —gimoteó.
—Fue en la última semana de septiembre de ese año que me cansé, ese día él quería hacerlo con su propio miembro —sus manos y piernas tenían espasmos, estaba perdiendo el color de su piel— y antes que pudiera alcanzarme sostuve el arma que tenía guardada y... —agachó la cabeza al apretar la boca y los ojos, recordar la escena, los gritos, la sangre, la policía, era un infierno— Jeon, si tienes miedo de mí puedes correr pero soy... soy un jodido asesino, yo lo maté... te juro que tuve que matarlo ese día sino terminaría por hacerlo conmigo mismo.
Tantas preguntas se formularon en su cabeza pero ninguna fue capaz de decirla. Estaban manteniendo una conversación de esa envergadura en los asientos traseros de su auto, todo ese deseo por matarlo se esfumó como vapor, estaba sentado con la boca abierta y la mirada puesta en el muchachito sin saber qué hacer.
Y de pronto recordó que Kim SeokJin había hecho mención alguna vez del padre abusador que había tenido en el siglo 18. Cerró los ojos de golpe porque esa horrible sensación cruzó por su corazón advirtiéndole de lo obvio sobre Kim Donghae, él había logrado su cometido en esta nueva vida. Respiró profundamente antes de abrir los ojos de nuevo y sostenerle el rostro al amor de su vida, para comunicarle verbal y no verbalmente que todos sus temores podía liberarlos y mandarlos tan lejos como fuera posible.
— No sé qué decir realmente, quiero tanto preguntarte pero... no sé nada, sin... sin embargo —Kim Jin lloraba en silencio mostrando a flor de piel toda la inocencia que le fue arrebatada cuando niño— quiero que sepas que no te tengo miedo sino un ínfimo respeto... y no quiero, por favor Jin guárdalo en tu cabeza, no quiero que pienses que me das asco porque sé que lo pensaste... no me das asco —besó su frente con lentitud— si lo mataste es porque tenías que hacerlo, no había escapatoria alguna, ese infeliz tiene asegurado su pasaje al infierno desde mucho antes —masculló con impotencia, en ninguna ocasión pudo defenderlo, ni en el pasado, ni ahora.
—Abrázame, abrázame antes que termine muriendo de nuevo...
Fue todo lo que dijo antes que lo contuviera cálidamente contra su fornido cuerpo. Cuando su rostro tuvo contacto con el exquisito cuello de Jeon Jungkook, fue cosa de segundos para que se quedara profundamente dormido pensando que nunca se había sentido tan seguro en su vida, que nunca más nadie iba a ponerle el dedo encima o iba a pasar a llevarlo.
La liberación de confesar uno de sus más grandes y fuertes secretos, había sido tan fuerte que robó todo lo que quedaba de energía. Jungkook comenzó a acariciar su espalda con calma tratando de transmitirle toda aquella protección que no fue capaz de brindarle siendo guerrero o siendo un idiota del siglo 21. Sí, un enorme idiota pues cuando Jin era abusado él era un hombre de 20 años disfrutando de los placeres que le podía dar la vida de una familia mundialmente famosa, desperdiciando segundos valiosos en mierdas sin sentido, sin valores ni fines objetivos.
"Perdóname mi vida, por favor perdóname" susurraba mientras lloraba contra su cabello ondulado, imaginarlo indefenso esperando por aquel abusador con todos los macabros detalles que implicaba lo hacía sentir peor. Pero ya no estaba vivo y la ley no podía hacerle sufrir por cuanto delito hubiese cometido.
—Nadie va a hacerte daño mi amor, nadie más, no naciste de nuevo para sufrir más... estoy aquí para ti, siempre... siempre, por favor perdóname —2 años de tortura no iban a volver porque no iba a permitirlo— dile a tu alma que prometo estar con ella siempre, así ha sido desde hace 300 años, yo voy a protegerte.
Antes de poder decirle algo más, unos pequeños golpecitos en la ventana clamaron su atención. Al hacerlo la persona del otro lado pudo entender que algo malo había sucedido.
Jeon Jungkook abrió despacio la puerta del auto y le entregó las llaves, no preguntó cosa alguna ni se dijeron más que un pequeño "hola" porque sabían que el momento era delicado por decirlo menos.
Estando frente al volante y después de encender el vehículo, Hoseok giró un poco para mirar al muchacho en el cuerpo de su mejor amigo, aún viéndolo en persona no creía que esto fuera real.
—Gracias por venir, Hoseok —murmuró primero— puedo explicarte porque...
—No, gracias a ti por pensar en mí para pedir ayuda... —miró con la boca apretada a Kim Jin— después hablaremos amigo, después hablaremos sobre él.
—————
Ahora todo tiene más sentido con lo que dice Namjoon, todo a fin de cuentas vuelve a su punto de partida ¿Comprenderán quién es quién en el siglo 21?
https://tellonym.me/Cherryb09
^pregúntenme cualquier cosa 🥺 respecto a mi o a la fic 🥺❤️
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