Capítulo 24: Él está aquí


25 de diciembre 2018, Seúl, Corea del Sur

De brazos cruzados estaba mirando la pantalla del LED que tenían en la sala de estar, escuchando como su hermana menor se paseaba para preparar el desayuno. El reloj de madera en la pared indicaba que eran las 11:40 de la mañana y quizás hasta se habría despertado más tarde.

—¡Oh Dios! Cámbiala a las noticias, por favor, por favor —chilló la muchacha de 13 años a su lado, tenía un teléfono en la mano con kakaotalk abierto— por favor.

—Está bien —murmuró Jin con una pequeña sonrisa, si no fuera por su familia, si no fuera por Jimin, ya habría intentado quitarse la vida. Con pereza estiró su mano y con el control la cambió al canal de espectáculos que tanto le fascinaba a las teenagers— ¿Qué quieres ver?

—¡Es el hombre más hermoso del mundo por Dios! —se sentó al lado para contemplar la belleza de la persona a la que se refería.

Todo sonido fue pasando a segundo plano, un escalofrío recorrió la columna de Kim Jin por completo. ¿Por qué la boca se le secaba? El hombre en la televisión sonreía de una manera tan exquisita que las mejillas suyas se sonrojaron, siempre le había parecido un arrogante de mierda como decían las malas lenguas, sin embargo no podía negar que era el hombre hermoso que enamoraba a grandes, a chicas y que estaba en las portadas de todas las revistas del mundo.

Tenía el cabello despeinado, una camisa blanca, pantalones y corbata de color negro. Estaba en un estudio donde hablaba sobre lo que sería su próxima película y aunque la entrevista había sido a final de noviembre lo transmitían ahora porque la nota hablaba sobre los estrenos más esperados para el 2019.

La sensación de angustia en su pecho se intensificó más, esa fuerza que comprime los músculos que subía hasta tensarle el cuello y la mejilla derecha. Respiraba de manera lenta y como las corrientes de aire iban y venían no pudo evitar abrazarse a sí mismo y a su delgado cuerpo.

Sintió ganas de llorar tanto así que quería pararse y encerrarse en su habitación ¡¿Qué demonios le estaba pasando?!

—Jin, te has puesto pálido... ¿Estás bien? ¿Tienes deseos de vomitar? —aunque le hablaba era imposible responder, era como si su alma y todo su cuerpo quisiera contemplar la entrevista del famoso modelo y actor Jeon Jungkook. Ni siquiera era fanático de aquel hombre y muchas veces pasó de largo cuando vio una imagen suya pero ¿Por qué tenía que estar así?— Es mejor que bebas un poco de té.

—Estoy bien... estoy bien solo... solo es mi ánimo inestable —susurró después que la entrevista y la nota de las películas terminara. Llevó una mano a su pecho— me quiero ir a acostar... Por favor.

—No, eso no es lo que te pasa... ven para acá

Sin pedirle permiso la muchacha lo abrazó, solo aquel pequeño contacto fue suficiente para que toda la aflicción que día a día se estaba acumulando en su ser saliera a flote.

El muchachito de pelo ondulado y teñido apretó sus ojitos y labios, comenzó a quebrarse en sollozos que terminaron en llantos exagerados, su hermana menor se mordió los labios preocupada. Kim Jin se negaba a asistir a un psicólogo, con suerte iba a terapias para subir de peso y controlar sus ejercicios, pero en cuanto al tema mental estaba muy tenso a recibir consejos.

Park Jimin era la fuente de consejos y un soporte tremendo para Kim, si estuvieron juntos en la terapia para superar el consumo de drogas, estarían juntos en esto también para que no cayera solo.

Jin quería desaparecer, aún no superaba el impacto por verse tan delgado frente a un espejo, aún no superaba el hecho de perder 3 meses de su vida, aun no entendía la pena que estrechaba su corazón día y noche, si no llegaba una salvación pronto terminaría por hundirse en un hoyo negro sin retorno alguno. No era el único que se sentía solo, no era el único que tomaba decisiones equivocadas








Cuando sus rostros se encontraron frente a frente, creyó que las cosas podían ser diferentes. Pensó, por un segundo, que nada ocurriría pero no fue así, la molestia en su pecho al verlo fijamente ocurrió de todas maneras ¿La razón? no, no podía entenderla.

Taehyung esbozó una sonrisa débil y se hizo a un lado para que Jungkook pudiese entrar, bajo su brazo traía un regalo bastante grande, su cuerpo completo temblaba por el manto blanco que cubría la ciudad de Seúl. Juntos caminaron a la sala de estar donde unas tazas de café y unos bocadillos salados los esperaban, se habían reunido 2 veces antes de este encuentro, estaban haciendo el esfuerzo para retomar la amistad que habían dejado de lado.

—Feliz navidad, gigante —murmuró Jungkook estirando sus piernas y espalda ancha en el respaldo— espero te guste.

—No era necesario que trajeras algo —respondió sonrojado desenvolviendo la cinta y abriendo la caja, un traje Armani negro de diseño exquisito estaba allí junto a una pequeña caja que traía un reloj Gucci, estaba seguro que todo eso costaba una fortuna que al modelo podía no significar algo, sin embargo era el gesto de acordarse de su persona— gracias, Jungkook, de verdad.

—Eres mi amigo y sé que aunque ya no estés en el modelaje aún puedes extrañar estas cosas...

Mientras hablaban Jungkook se dio cuenta que habían muchas cosas que podían influir en el hecho de que Kim Taehyung estuviese estresado. Se había adjudicado más horas laborales para no tener que pensar en otras cosas como Kim SeokJin, pero también tenía una gran diferencia con Jungkook y es que su familia seguía en Estados Unidos, no tenía una gran red de contención.

Habían evitado hablar del muchacho, Taehyung suponía el gran dolor que estaba viviendo el modelo y aunque le había advertido que Kim SeokJin se iría apenas recuperara la memoria, tampoco era motivo para estar alegre y decir "te lo dije".

Con tentación miraron desde lejos todo el alcohol que el médico guarda en un mueble ¿Y si bebían? no podía, Jeon manejaba.

—¿Hay algo que me quieras decir Jungkook? Sé... sé que hubo una distancia en nuestra amistad pero a pesar de todo te conozco, te conozco más que Hoseok.

Hoseok era un amigo muy importante para Jungkook, sabía que podía contar con su persona para cuando lo necesitara, pero y a pesar que compartieron incluso la cama, incluso cuando la relación con Taehyung hubiese tenido un problema, no podía alcanzarle, por ahora Taehyung seguía siendo su mejor amigo.

—Me conoces tan bien que me aterra —apretó sus manos y se levantó del sofá para dar una vuelta por la sala de estar y quedar parado frente a la enorme ventana que brindaba una vista de Seúl.

Cada día era difícil salir adelante, cada día cuando el sol le brindaba rayos de sol que se colaban por la ventana se acordaba que el penthouse estaba vacío, que su cama estaba fría y sus brazos inquietos. Kim SeokJin se había ido, Kim SeokJin había muerto de una manera cruel solo porque lo amaba, a él y su vida pasada. Veía entre lágrimas las fotos que había sacado con su teléfono celular, leía las conversaciones que tuvieron por kakao talk, se desviaba de cualquier sitio que tuviese un pastel porque no podía evitar acordarse de sus suaves labios manchados con crema y la manera en la que se entregaba a él para que se la quitara.

Kim SeokJin se había aferrado a su corazón con todo su ser, lo había grabado para siempre, lo amaba. ¿Cómo ser capaz de querer seguir una rutina cuando él simplemente no estaba? Las conversaciones con Park Jimin y Kim Namjoon no ayudaban en mucho, quería con ímpetu observar cara a cara a Kim Jin para meterse en la cabeza que el príncipe había nacido de nuevo, pero tenía miedo... miedo de creer que fuese otra persona, miedo de hacerle daño.

—Estoy pensando en irme de Seúl, Taehyung.

El médico frunció el ceño, se irguió en todo su 1.78 metros de altura y caminó hasta situarse al lado de su amigo, ambos con las manos en los bolsillos.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Terminaré de grabar la película la primera semana de enero y... he recibido ofertas, ofertas incluso del extranjero —cerró los ojos y susurró— iré a hacer un casting a Hollywood.

"Perdóname Kim Jin, pero ni tú ni yo estamos listos para vernos las caras... Será más adelante cuando haya sanado mis heridas"

Taehyung abrió los ojos con sorpresa pero apretó los labios, algo en el discurso de su amigo no le gustaba.

—¿Todo esto está relacionado con el hecho que SeokJin se fue? —bajó la mirada— Jungkook, si te vas a Hollywood probablemente te vaya muy bien, tienes talento, tienes padres muy conocidos, empezarás por una película y luego vendrán más ofertas ¿Qué tal si SeokJin decide volver?

Jungkook contuvo la respiración, trató de no sonreír con sarcasmo. Cosas como viajes en el tiempo y reencarnaciones por supuesto, esas cosas nadie podía saberlas más que los que siempre estuvieron relacionados con el asunto. Jimin sabía que iba a tomar esa decisión pero no dio una opinión al respecto más que un gesto de decepción, él no podía interferir con el destino.

—¿Y estarías feliz de que eso fuese así? yo no estaría, tendrías el camino libre.

Taehyung enderezó los hombros, la espalda, dio 2 pasos y se paró frente a los ojos de Jeon Jungkook, había un desafío, había un "no sé qué", algo extraño en el interior, la misma sensación cada vez que lo veía que le daba temor que estuviese allí en su pecho.

—Me gusta Kim SeokJin, pero si no me interpuse entre ustedes ¿Qué crees que lo haría ahora? creo que tomarás un camino incorrecto, estás buscando una alternativa porque él se ha ido ¿Vas a ser feliz así?

—Tu no tienes idea de lo que es sentir que tu vida debe ser de una manera específica manejada por algo... —"Manejada por lo que el destino quiere que sea" pensó con frustración ¡¿Por qué no podía ver a Kim Jin?!— Taehyung, es una decisión que ya he tomado, así... así será.








Park miró el teléfono antes de cortar. Lo había llamado la hermana menor de Kim Jin para decirle que el muchacho en la mañana había tenido otro ataque de llanto ¿Qué podían hacer? El rubio sabía perfectamente que no estaba relacionado con el cambio de su aspecto, ese dolor en el muchacho era únicamente porque en su alma había quedado grabado todo el dolor que sufrió como príncipe en el pasado y... porque a su alma le faltaba el amor de Jeon Jungkook.

Estaba sentado de rodillas frente a la chimenea, cualquier persona normal se asusta cuando alguien que no vive en la casa se acomoda a tu lado pero el rubio solo sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había dejado la puerta abierta de tal manera que el psicólogo no la tocara.

No entendía el interés repentino de Kim Namjoon por psico analizarlo ¿Tan mal estaba? el coreano se acomodó de la misma manera observándolo en el mismo momento que el rubio lo hizo. Estaban en el pequeño y nuevo departamento de Park Jimin.

—¿No deberías estar con tu familia en este momento? —acotó el psicólogo.

—He querido reflexionar un momento a solas aquí, en mi departamento... —frunció el ceño— ¿No deberías estar pasando el día con tu familia?

Algo en los ojos del coreano le llamó la atención, un pequeño brillo que se borró al instante ¿Acaso había removido algo en su interior?

—Te sorprendería saber la cantidad de personas que actualmente tengo como familia —masculló y se paró para acomodarse en algún sofá.

El pequeño lugar prácticamente estaba a oscuras salvo por la luz de la chimenea que les brindaba el calor que la nieve afuera no podía. El ambiente se tornaba casi íntimo con un toque de irrealidad. Park apretó el puño, movió la cabeza y lo siguió para sentarse a su lado, el miedo en su interior comenzaba a rasgar el interior de su abdomen ¿Miedo?

—Disculpa por esa acotación, no fue necesaria y en realidad... en realidad gracias por querer venir a conversar conmigo, puedo pagarte la sesión cuando quieras.

—El dinero no me interesa —susurró roncamente— Park Jimin, sabes que puedo ver cosas a través de los sueños, sabes que a algunas personas les puedo leer la mente y tú no estás bien, eres una persona que da todo de sí por quienes quieres, estás dando todo tu esfuerzo por sacar adelante a Kim Jin y a Jeon Jungkook pero si no sabes protegerte terminarás arrastrándote al hoyo de donde saliste

Los labios del rubio temblaron asustados, sus ojos se humedecieron antes de desviarlos hacia la chimenea. No, él NO iba a volver a las drogas pero Kim Namjoon tenía razón, él estaba dando todo para ayudar a reunir nuevamente dos almas perdidas ¿Quién iba a protegerlo a él? ¿Quién iba a escucharlo?

—En este momento estás dando todo pero nadie se para un momento a escucharte y preguntarte cómo te sientes —susurró Namjoon—después de todo es tu mejor amigo quien está teniendo crisis, es tu nuevo amigo quién va a tomar una decisión que crees que es errónea, aprendiste a amar a Kim SeokJin como tu amigo y sabes cómo ha acabado su vida, tu cariño está en 3 personas, te preocupas y desvives por ayudar pero, repito, nadie te está ayudando.

—¿Y tú me quieres ayudar? —le frunció el ceño, la distancia de sus cuerpos era poca— ¿Por qué de pronto pareces tener una inclinación positiva hacia mi persona?

—Porque no tienes idea de las desgracias que pueden ocurrir si uno de los pilares fundamentales en esta historia se termina por caer —susurró— y porque soy psicólogo, créeme, necesitas herramientas para protegerte, ambos somos importantes para que esas dos almas perdidas se encuentren de nuevo, tampoco puedo darme el lujo que arruines el trabajo que llevo años... —se quedó callado cuando se dio cuenta que podía estar hablando más de la cuenta.

Jimin estaba tan ensimismado en sus propios pensamientos que no había reparado en otros detalles. Abrazó sus rodillas, colocó la mejilla sobre ella y observó el fuego con la madera crepitar, sus ojos estaban húmedos, su garganta apretada, quería los días de calma otra vez.

—Jungkook se irá de Corea para Estados Unidos, se alejará de Jin, arruinará todo... las cosas no deberían suceder de esta manera.

—Cuando corres en círculos terminas volviendo al mismo punto —susurró— déjalo que tome malas decisiones.

Park no podía entender como Kim Namjoon parecía estar de acuerdo con que Jeon Jungkook se fuera de Corea del Sur ¿Y qué sucedía con el sacrificio de amor que Kim SeokJin había hecho en Joseon? ¡El modelo no estaba respetando nada!

El rubio sintió que el dolor en su pecho crecía más y más, recordó algunas imágenes de cómo se había refugiado en las drogas para calmar la desesperación en su alma, como la cocaina borraba los pensamientos negativos por un par de horas y el alcohol lo nublaban por otro tiempo más. Casi por un segundo, casi deseó tener a mano algo para despejar toda la mierda pero antes de continuar con ese pensamiento, la voz misteriosa de Kim Namjoon inundó su cabeza.

"No pienses en esa mierda, Park Jimin, puedes refugiarte en mí, no necesitas la droga para borrar la pena en la que te estás sumiendo... me tienes a mí."




Abrió los ojos pero antes de poder responderle, lo único que brotó de sus labios fue un gemido lento y caliente reflejando la excitación en la que se estaba bañando. Kim Namjoon había hincado sus dientes en la nuca del muchacho, respirando lentamente contra su piel, introduciendo las manos bajo su ropa para abrazarlo por detrás y acercarlo a su cuerpo que era mucho más alto que el suyo. Continuó besando y succionando su carne mientras el sedoso cabello del rubio jugaba en la punta de su nariz ¡Que delicioso era!

—Lo que te hizo Hoseok no es nada comparado con lo que yo podría darte, pequeño insolente —mordió el borde de su oreja hasta escucharlo gemir— ¿Has escuchado que los callados somos los peores?

—Señor Kim —balbuceó inclinando el cuerpo hacia atrás y acostándose sobre el coreano, se encontró cara a cara con el rostro de él. Era la imagen preciosa de un dominante con su adorable mascota.

—Refúgiate en mí, descarga tus frustraciones a través de mi cuerpo —jadeaba caliente— voy a comer cada parte del tuyo, Park y vas a rogar que no me detenga







20 de septiembre de 1717, Hanseong, Joseon

Kim Donghae esperó que todos los ministros ocuparan su lugar en aquella sala de reuniones, el día estaba soleado, el aire en el ambiente parecía distinto, las cosas parecían tranquilas. Kim Yeon estaba sentado cercano al rey observando cómo manejaba las cosas, si llegaba a ser príncipe heredero entonces tenía que habituarse a las rutinas.

Algunos no estaban contentos con la decisión del rey ¿Acaso no era más fácil manipular al príncipe heredero Kim SeokJin? Kim Yeon, a diferencia del muchacho, tenía poder en su mirada, había crecido con carácter, se imponía frente a los de más bajos rangos.

El rey sostuvo un pergamino para leerlo, los ministros habían propuesto una nueva ley donde el pueblo aumentara la ración de arroz que debían dar al palacio en cada cosecha, además de aumentar el impuesto por otras cosas. Sabía que eso enojaría a la nación pero ¿Cómo debían sobrevivir en los tiempos de crisis?

En aquel momento las puertas del salón se abrieron con violencia cuando un soldado del palacio prácticamente cayó en el suelo. Kim Donghae frunció el ceño con ira, pero la agitación del hombre lo sorprendió de inmediato, algo quería comunicar.

—Su majestad, disculpe por el atrevimiento de interrumpir esta sesión pero... —Kim Yeon frunció el ceño, no entendía nada, los ministros se miraban unos con otros confundidos— pero... su hijo, el... el príncipe Kim SeokJin está en la puerta del palacio.

El pergamino cayó de sus manos al instante, el sonido de sorpresa fue general entre los ministros, perdió un poco el equilibrio al pararse de su trono, esto debía ser una broma de mal gusto ¡Lo iba a hacer pagar!

—¡Te cortaré la cabeza!

—¡Su majestad! —se inclinó en el suelo apoyando la cabeza en la madera— ¡Que mi cabeza ruede por el río si lo que digo es mentira! ¡El príncipe Kim SeokJin está de vuelta! ¡Él está aquí!

Las personas lo rodeaban como si se tratara de una deidad, la mayoría estaba con la cabeza en el suelo clamando por su presencia, algunos otros tantos estaban parados con la boca abierta y la comida tirada en el suelo. Los guardias del palacio decidieron dar el paso de Changdeokgung revelando la imagen que nadie de los corruptos quiso ver.

Cuando las puertas principales del palacio se abrieron, poco a poco el caballo entró de manera majestuosa cargando en su lomo al príncipe Kim SeokJin. El hanbok azul brillaba con la luz del sol, su mirada hacia el frente, su espalda erguida, las personas dentro del palacio perdieron el aliento cuando se dieron cuenta que el muchacho no era el mismo de hace 2 meses atrás.

La mayoría de la comitiva real corrió hacia el pabellón principal, el Rey Kim Donghae apareció en la cima de las escaleras mirando directa y agitadamente la entrada del palacio. Los ojos del príncipe llegaron de inmediato en su dirección provocando que su padre fuera consciente de que su presencia era real, el muchacho había vuelto.

—¿No te gusta lo que ves, viejo de mierda? —susurró sin ser oído ni entendido.

Kim Donghae no era capaz de dar un paso hacia adelante, podía escuchar el grito de la reina clamando y llorando por la presencia de su amado hijo pero él no podía simplemente hacer otra cosa. El caballo seguía moviéndose cadenciosamente y abriendo paso entre los sirvientes, eunucos y las mujeres, los guardias e incluso algunos ministros que bajaron a reverenciar al muchacho.

No, la mirada de Kim SeokJin no podía ser la misma ¡¿Que le habían hecho al docil muchachito que podía tocar a su gusto y paciencia?! el ceño fruncido, los labios apretados, la respiración del príncipe, algo definitivamente había pasado para que su propio hijo fuera capaz de mantener la barbilla en alto y su comisura labial derecha se elevara lo suficiente para esbozar una sonrisa sarcástica.

—¡Su alteza!

—¡Su majestad está vivo!

Clamaban los presentes inclinándose ante su presencia, no había cabeza que se elevara en lo alto excepto la del Kim Donghae y su hijo legítimo, como si se hubieran desafiado, como si el mocoso lo estuviera retando.

Bajó del caballo siendo socorrido de inmediato por algunos guardias, la mano en lo alto de Kim SeokJin les impidió acercarse a medida que este subía los peldaños de la escalera principal. ¿Era posible que madurara en los 2 meses que había desaparecido? ¡¿Qué mierda había hecho en todo este tiempo?

Cuando la distancia entre el rey y el príncipe heredero fue mínima, la sonrisa sarcástica se extendió en los labios del muchacho, él no era el hijo que había conocido.

—Me presento ante usted, su majestad —inclinó la cabeza unos segundos, realmente disfrutaba este momento porque sabía que había arruinado algunos planes— he vuelto, realmente he vuelto.

—¿Qué te sucedió Kim SeokJin? ¡Creíamos que estabas muerto! ¡Te buscamos por todas partes!

—¿Las necesarias para declararme muerto? —tuvo deseo de jugar con la seguridad del rey, incluso ponerlo en aprietos insinuando el daño que le hizo cuando repetidas veces le hizo tocaciones— puede avisarle a toda la nación de Joseon que hablen de mi persona, que se clame en todo el cielo que estoy más vivo que nunca.

La conversación fue interrumpida cuando la reina corrió para abrazar al muchacho. El golpe de su calor, su voz e incluso sus lágrimas lo emocionaron, si había una persona que realmente lo amaba era su madre, una mujer presa por la dominación del Rey.

—¡Su majestad ha vuelto! ¡Mi querido hijo ha vuelto! —la incorporó en un abrazo tan cálido que no deseó que acabara, también la había extrañado— no puedo creerlo.

—Yo menos —masculló Kim Donghae.

Al abandonar su cuerpo la mirada del príncipe Kim SeokJin quedó en la figura de un hombre que estaba mirando el suelo y apretando sus puños. Frunció las cejas y todo su cuerpo pareció quedar estancado donde estaba. Aún nadie elevaba el rostro, nadie había dejado de hacerle una reverencia al príncipe.

—Padre ¿Quién es él?

Uno de los ministros elevó su cuerpo para sonreírle con temor, al parecer el rey Kim Donghae no era el único en darse cuenta que el príncipe Kim SeokJin había cambiado su carácter. El hombre era el primer ministro, Kim Yoon Seo.

—Su majestad, no han tenido el placer de verse los rostros pero la persona que usted indica es mi hijo, Kim Yeon, prometido de la princesa Kim Su Bin.

—Kim Yeon, exijo que eleves tu rostro a mi persona cuando te estoy hablando.

Disimuladamente el aludido apretó el puño antes de dejar toda la ira que contenía su cuerpo, no podía ser verdad ¡No podía el hijo de puta haber arruinado su plan! Al alzar el rostro hacia el príncipe, se sorprendió de ver como este se desfiguraba con lentitud, de seguro ya se habría enterado que el rey Kim Donghae lo iba a coronar como el nuevo príncipe en su ausencia ¿Pero sería ese el motivo por el que los labios de Kim SeokJin estuviesen temblando?

Por su parte, el muchacho sintió que todo empezaba a borrarse, todo parecía pasar a segundo plano cuando lo único que estaba haciendo era mirar los ojos de Kim Yeon, ojos que ya conocía. Mordió su mejilla derecha por dentro para evitar que las lágrimas aparecieran en sus ojos, no podía por nada del mundo demostrar que esto le afectaba más de lo que hubiese deseado. Maldito destino ¡Maldito destino!

"¿Usted? Se... señor Kim... ¿Kim Taehyung? "

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